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lunes, 11 de agosto de 2014

Valores en el bienvivir: la brújula en el camino ante lo desconocido.

En el viejo paradigma, la atención está puesta en incrementar el estándar de vida y en la provisión de coches, ordenadores y otras mercancías de consumo. En el nuevo paradigma, lo que importa es la calidad de vida y no la cantidad de posesiones. Lo que es importante es la salud, la creatividad, la cultura, la artesanía, la comida, la familia, la amistad, la mutualidad y el tiempo para ser, más que la continua lucha por tener.


(Satish Kumar en Soil, Soul, Society)

En el primer artículo de la triada explorador-mapa-brújula describía qué era un paradigma, por qué deberíamos cambiar de paradigma y quién o quiénes eran los que  podían cambiarlo. Estos últimos son los exploradores, cada uno de nosotros con nuestra propia herencia genética y nuestro aprendizaje ambiental y cultural. En el segundo artículo exponía cuándo surgió, principalmente, ese nuevo paradigma, al que todavía le falta una masa crítica de exploradores, y dónde mirar para empezar ese viaje entre los distintos paradigmas. El mapa del viejo paradigma ya no nos sirve, necesita una actualización, pero a cada nueva actualización que surge del mapa, éste queda desactualizado en el instante siguiente. El mapa, como en el cuento de Borges es del mismo tamaño que la realidad. El explorador ya no es un observador del mapa sino que interacciona con él y con otros observadores. Los observadores son lo observado, el mapa, y este está vivo y cambia con cada interacción sin poder predecir lo que ocurrirá después. Finalmente, en este artículo que cierra esta triada, introduciré el tercer elemento, la brújula, herramienta que nos indicará cómo los exploradores pueden desplazarse en esos complejos mapas sin que se pierdan ni den vueltas en círculo.

Christian Felber de la Economía del Bien Común nos dice que cerca del 90% de la población quiere un nuevo orden económico. Cuando pregunta en sus charlas cuales son los valores que hacen florecer las relaciones humanas surgen respuestas como colaboración, confianza, solidaridad, respeto, transparencia, diversidad, honestidad, responsabilidad, participación, igualdad, etc. Sin embargo cuando pregunta por los valores y comportamientos que surgen, refuerzan y recompensan en el actual sistema económico basado en el afán de lucro y la competencia la gente responde que se fomenta el egoísmo, la ambición, el enfrentamiento, el abuso, el individualismo, el dinero, la corrupción, la destrucción de ecosistemas, la sumisión, la intolerancia, los privilegios, etc. Como se puede apreciar la brújula personal de cada uno de nosotros ya indica cuales son los caminos, sin embargo, la dirección que tomamos por la propia dinámica de la sociedad no siempre se asemeja a esa brújula interna. Lo importante, lo que más valoramos muchas veces es suplantado por lo urgente, por lo fácil, por los hábitos culturales o dicho de un modo más complejo y con menos sentimiento de culpabilidad, por nuestras propias condiciones de vida personales.

Para explicar esa diferencia entre valores y comportamientos, en la construcción de las bases de un modelo normativo para la sostenibilidad, proponía la teoría de la espiral dinámica como un modelo explicativo que trascendía los diferentes paradigmas. Como cualquier modelo, el mapa no es el territorio y la descripción de la espiral en ocho niveles o paradigmas puede ser simplista e incluso puede tener cierta perspectiva occidental. Como ya había comentado en el anterior artículo sobre la ciencia,  los modelos o mapas que realizamos son aproximaciones para acercarnos al máximo rigor pero nunca llegaremos a ello. Esos ocho paradigmas no son compartimentos estancos sino que sus fronteras son abiertas con diferentes transiciones. Además cada nivel incluye al anterior como un subsistema. Primeramente, elaboraré una breve explicación de cómo surgió ese modelo que parece explicar con cierta precisión esas “condiciones de vida” que ocurren en esta sociedad global.

Parece ser que, estando el profesor y psicólogo Clare W. Graves con sus alumnos, éstos cansados de estudiar cada una de las teorías psicológicas le preguntaron cual era la buena. Este, preguntó a sus alumnos qué era para ellos una persona madura y de esta manera empezó a clasificar y analizar la recopilación de los miles de testimonios recogidos durante  casis 25 años. Con ese material, elaboró una teoría que se conoce ahora como teoría de la Espiral dinámica. Según Beck y Cowan, dos profesores que colaboraron con él y que escribieron el libro “Spyral Dynamics: Mastering values, leadership and change” que dio más conocimiento a esta teoría, Clares dijo: “Propongo que la psicología del ser humano maduro sea un proceso emergente y oscilante que se despliega en forma de espiral y que se caracteriza, a medida que van cambiando los problemas existenciales del ser humano, por la subordinación progresiva de comportamiento antiguos a sistemas nuevos y más complejos”

Hasta ahora se han descrito ocho niveles que Graves nombró por medio de dos letras. Con la primera indicaba las condiciones de vida y con la segunda señalaba las capacidades mentales. La metáfora  utilizada es la de una doble hélice con los dos factores anteriores interactuando. Los sistemas emergen o decaen cuando cambian las condiciones de vida (tiempo histórico, lugar geográfico, problemas existenciales y circunstancias de la sociedad). A partir de esos cambios en las condiciones de vida es cuando, o bien nuevas capacidades mentales emergen, adaptando nuevas visiones, creencias, pensamientos etc, o bien desciende a niveles de pensamiento más antiguos para tratar de solventar la alteración de las circunstancias de la vida.

Fueron Beck y Cowan los que por facilidades educativas le pusieron un código de colores que es cómo se lo conoce actualmente.

















Fuente: Elaboración a partir de Chabreuil, Beck y Cowan

Para comprender bien la espiral dinámica es necesario una amplia explicación que va más allá de este artículo, así que dejo este enlace con una excelente presentación en Power Point de Andres Schuschny que nos puede  ilustrar sobre qué es la espiral dinámica, su funcionamiento y los atractores o valores que están detrás de cada nivel. Así mismo para aquellos que quieran profundizar un poco en esta teoría, en mi proyecto (pág. 21-28) he intentado aclarar parte de los principales conceptos implicados.

Otro interesante modelo explicativo sobre valores es el elaborado en el “Common Cause Handbook”,  en el que se construye un mapa de valores donde quedan reflejadas las investigaciones de cientos de estudios transculturales. Así en ese mapa son situados una serie de valores o conceptos que unas 60.000 personas entrevistadas de 68 países afirman valorar en su vida. Lo más llamativo del análisis de esa investigación es que ciertos valores están fuertemente relacionados unos con otros. Es decir, la probabilidad de que en una misma persona se den a la vez dos valores concretos es alta y al contrario si se eligen dos valores distintos, estos tienen una probabilidad más baja de darse. Con todo ese análisis de datos de aquellas investigaciones PIRC en su manual propuso un mapa como el  siguiente.























Fuente: PIRC

Las conclusiones a las que se llegó es que cuanto más cerca esté un valor uno de otro hay más probabilidades de que estos tengan la misma importancia para la misma persona. Y al contrario, si están más alejados las probabilidades son menores. Al clasificar todas esas respuestas sobre valores atendiendo al objetivo central dentro de su motivación, el psicólogo social Shalom H. Schwartz encontró diferentes áreas con rasgos comunes que clasificó  en 10 categorías,

1)  Universalismo (Universalism): Entendimiento, apreciación, tolerancia y protección del bienestar de la gente y  de la naturaleza.

2)     Benevolencia (Benevolence): Proteger y aumentar el bienestar de aquellos con los que uno está frecuentemente en contacto.

3)     Tradición (Tradition): Respeto, compromiso, y aceptación de las costumbres e ideas de la cultura tradicional o religión propia.

4)  Conformidad (Conformity): Restricción en las acciones, inclinaciones e impulsos que probablemente perturben, dañen a otros o van en contra de alguna norma o expectación social.

5)      Seguridad (Security): Seguridad, armonía y estabilidad en la sociedad, en las relaciones y en uno mismo.

6)     Poder (Power): Estatus social y prestigio, control y dominio sobre la gente y sobre  los recursos.

7)    Logro (Achievement): Éxito personal demostrando competencia de acuerdo con las normas sociales.

8)  Hedonismo (Hedonism): Placer y gratificaciones placenteras para uno mismo.

9)      Estimulación (Stimulation): Emoción, novedad y desafíos en la vida.

10)  Orientación propia (Self-direction): Acción y pensamiento independiente; elegir, crear, explorar.


En la siguiente figura que Tom Crompton en su excelente informe “Common Cause. The case for working with cultural values” adapta de Schwartz, se pueden ver las 10 categorías localizadas en una circunferencia (circumplex) atendiendo a dos grandes ejes.


Fuente: Tom Crompton a partir de Schwartz

1.  Auto-mejora (self-enhancement) (en busca de éxito y estatus personal) opuesto  a Auto-trascendencia (self-trascendence) (generalmente relacionado con el bienestar de otros).

2.    Apertura al cambio (openness to change) (centrado en la independencia y la disponibilidad al cambio) opuesto a valores conservadores (conservation) (auto-restringido, conservar el pasado y resistencia al cambio)

                                                                
El análisis y estudio de este modelo nos proporciona una serie de características que tienen mucha importancia en nuestro comportamiento ante las diferentes “condiciones de vida” personales que nos encontramos. De este modo se podría poner dirección en nuestra propia brújula interior de valores que anhelamos para toda la sociedad, dando lugar a un cambio en nuestras “capacidades mentales”, es decir un cambio en nuestro paradigma mental con el que vemos la realidad. En el manual de “Common Cause” se resumen de esta manera (traducción propia):

Los valores son universales. El modelo “circumplex” no es una carta astrológica y los valores no son tipologías. Cada uno de nosotros se motiva con cada uno de los valores pero en diferentes grados.

Atrayendo los valores. Los valores puedes ser temporalmente “atraídos” cuando llegan a nuestra mente ciertas comunicaciones o experiencias. Por ejemplo, cuando nos recuerdan o recordamos valores de benevolencia, tenemos más probabilidades de responder positivamente a peticiones de ayuda o de donación. Nuestros valores no sólo cambian en diferentes etapas de nuestra vida sino también día a día.

Efecto “Derrama”. Valores que aparecen próximos en la circunferencia tienen más posibilidades de ser priorizados de alguna forma por una persona concreta. Es más, cuando un valor es temporalmente atraído, este tiende a “derramarse” y fortalecer valores vecinos y comportamientos asociados. Estas relaciones pueden producir resultados sorprendentes. Así por ejemplo, a personas que se les recuerdan valores de generosidad, orientación propia y familia, son más proclives a apoyar políticas pro-medioambientales que aquellos a los que se les recuerda valores de éxito financiero y estatus, sin que haya habido mención explícita al medioambiente.

Efecto “Balancín”. Del mismo modo que valores vecinos son compatibles, los valores opuestos a los anteriores en la circunferencia o en el mapa, raramente se dan en una determinada persona. Así cuando un valor es temporalmente “atraído”, los valores opuestos (y comportamientos asociados a ellos) tienden a ser suprimidos. Como en un balancín, cuando un valor se eleva, el otro tiende a caer. Esto se puede ilustrar en experimentos; por ejemplo, a personas que se les pide clasificar palabras relacionadas con valores de logro (tales como “ambición” y “éxito”) de otras palabras, fueron menos proclives a prestar voluntariamente su tiempo para ayudar al investigador (comportamiento más asociado con valores de benevolencia).

Los valores no son características. Es importante distinguir entre los términos descritos en los valores que a menudo se usan en las conversaciones diarias para describir bien características o  bien resultados. Puede haber cierta correlación entre algunas motivaciones y aparentemente resultados relacionados. Así, actividades placenteras no son necesariamente motivadas por hedonismo (uno puede experimentar placer mientras persigue cualquiera de sus valores). Por otra parte, un poderoso movimiento social puede estar motivado por la justicia social y la igualdad (valores universales) en lugar de por el poder en sí mismo. Hay algunas evidencias de que artistas motivados por su trabajo,  más que por la fama, premios o por un deseo de “probarse a ellos mismos”, tienden a tener más éxito. En este caso y similares, el logro como motivación puede esconder el logro como resultado. Es importante tener claro estas definiciones que son menudo muy específicas (el nombre no es la cosa). Por ejemplo, desear “logro” en un sentido de “éxito personal demostrando competencia según los estándares sociales” es diferente de un deseo de “lograr” avances de igualdad, paz mundial o protección medioambiental (todos valores universales).

Finalmente, para acabar de describir este modelo, existe relación entre nuestros valores y nuestros objetivos. Los objetivos también pueden ser agrupados de manera parecida en el mapa o la circunferencia atendiendo a la forma dispuesta con los valores. De esta manera, los efectos “derrama” y “balancín” que se daban en los valores pueden dar origen a objetivos compatibles y conflictivos. Ejemplo que el refranero popular ya indicaba  con aquello de que “No se puede estar en misa y repicando”.

Una forma de clasificar los objetivos, de las distintas formas de agrupación que se han encontrado en muchas culturas, es el de objetivos intrínsecos o extrínsecos. Aunque nos son totalmente intercambiables, bien se podrían asemejar a los valores del eje “auto-trascendencia” / “auto-mejora” respectivamente. De una forma simplificadora y combinando ambos conceptos se obtendría “valores intrínsecos” (actividades intrínsecamente gratificantes) y “valores extrínsecos” (centrados en la aprobación o la recompensa).

Así como ejemplo, de valores “extrínsecos” podríamos encontrar algunos tales como el prestigio, el poder social, la autoridad, el éxito material, la riqueza, la preocupación por la imagen y el estatus social, etc.

Por otra parte de valores “intrínsecos” encontraríamos a la creatividad, la justicia social, la auto-aceptación, la afiliación con la familia y los amigos, la conexión con la naturaleza, etc.

¿Qué tienen en común o de diferente estos modelos de valores (mapas)? Y ¿cómo las brújulas interiores de cada explorador, con valores universales que hacen florecer las relaciones humanas, podrían dirigirse hacia una sociedad del bienvivir?

Estas son las preguntas del millón y desde mi punto de vista yo soy un explorador más que no tiene todas las respuestas y que navega con otros exploradores en este mapa de la realidad. Sin embargo, en estos tres artículos he querido plasmar una perspectiva constructivista que cree posibilidades hacia esa visión del bienvivir que deseo. En este último artículo he hablado de la brújula, los valores que nos guían o por los que nos guiamos (se da una relación de retroalimentación). De este modo, el mapa de la teoría de la espiral dinámica nos enseña una “perspectiva macro” de la sociedad. La globalización occidental ha expandido una serie de valores bajo el atractor  “naranja de éxito” para asegurar la satisfacción de unas necesidades materiales pero que por su dinámica han sido sobrepasadas. Ese materialismo se ha vuelto enfermizo y adictivo  alterando las condiciones de vida sobre el planeta y afectando a otros subsistemas del sistema global. Sin ir más lejos, pueblos indígenas cuyas “condiciones de vida” han estado más o menos equilibradas durante cientos de años han sufrido las externalidades de ese proceso occidental, llegando a casos que se puede etiquetar como genocidas tal como recoge este artículo publicado en el día Internacional de los Pueblos Indígenas. Desde esta perspectiva macro, lo ideal, en las sociedades occidentales sería adaptar nuestras capacidades mentales a otro paradigma que esté situado como mínimo en niveles verde de la espiral dinámica para asegurar la satisfacción de unas necesidades emocionales que en el nivel naranja enfermizo se asegura por medio de un materialismo destructivo. Sin embargo, la perspectiva o visión de bienvivir la ubico en niveles del segundo bucle (amarillo y turquesa) donde se trata de reconstruir el ser humano y el mundo.

Desde un punto de “perspectiva micro”, individual, el modelo circumplex y el mapa de valores de “Common Cause” nos guían sobre nuestro propios comportamientos y como somos “atraídos” por medio de la publicidad, de los medios de comunicación, de las comparaciones con nuestros vecinos (individuos y naciones), de la propia educación formal e informal hacia una serie de valores y objetivos “extrínsecos” centrados en la aprobación y la recompensa. Los valores y objetivos “intrínsecos” aquellos que son gratificantes, con los cuales experimentamos una especie de “bienvivir” necesitan activamente de esa brújula que nos guíe en el mapa.

Desde una “perspectiva intermedia”, empresas y municipios, la Economía del bien común ha puesto en marcha su particular brújula por medio de una matriz que les guía es los cinco valores humanos que considera fundamentales: dignidad humana, justicia social, solidaridad, sostenibilidad ecológica y finalmente participación democrática y transparencia. De este modo, midiendo determinados indicadores en cada uno de esos valores, se conoce el progreso o la recesión en ese camino para el bienvivir.

Finalmente, dos iniciativas educativas o de auto-conocimiento para aquellos que quieren ir más lejos en su brújula interna hacia el bienvivir. La primera es otro mapa o modelo de valores propuesto por Richard Barrett. La propuesta de Barrett, con su iniciativa de valores en individuos, organizaciones y naciones, tiene de destacado la posibilidad de medirlos. Parece ser que en agosto de 2008 cuando estaban analizando los valores de los islandeses encontraron que su “entropía cultural”,  concepto e indicador con el que medían su estabilidad mostraba valores excepcionalmente altos y concretamente un mes más tarde la economía islandesa se colapsaba. Analizando los valores de “entropía cultural” de Letonia en 2007 y de Argentina en 2001 también registraron valores muy altos y en los meses posteriores en Letonia hubo disturbios y el gobierno se disolvió y en Argentina se declaró la bancarrota. Richard Barrett en su página web (inglés) nos propone un test gratuito personal donde analiza nuestros valores personales individuales y nos muestra su modelo para entenderlo.

La segunda y última propuesta es una propuesta amena que puede resumir lo que es un cambio de paradigma. En 1996 Coline Serrau dirigió y protagonizó la película “El planeta libre” (La belle verte) que según se comenta en los foros de internet fue prohibida por la CE. En ella podemos apreciar como un paradigma, en este caso el de nuestra sociedad industrial y consumista, no nos deja ver la conexión con otros tipos de  paradigma porque al estar totalmente envueltos por esa cosmovisión, los problemas que se plantean, dadas unas condiciones de vida, nos parecen normales. Gracias a una nueva consciencia, a unas nuevas condiciones mentales que en este caso son aportadas por un viajero extra-planetario, la realidad toma otra forma.


3 comentarios:

  1. Me ha parecido muy interesante. Erich Fromm proponía la siguiente expresión como forma de autoanálisis: “Dime qué te despierta y te diré quién eres”. La respuesta puede revelar el grado de madurez o también el grado de adaptación a las necesidades del momento.

    Después de siglos de conquistas y reconquistas, exploración y explotación, hemos “triunfado” con tanta saña que llegamos a convertir en perdedor al propio medio que nos sostiene. Sin duda la sociedad actual debe girar hacia la priorización de la “benevolencia” y los cuidados, el equilibrio, la sostenibilidad, la resiliencia. El sentido de que algunas personas sean más fuertes que otras no es maximizar lo posible en una competencia excluyente entre ellas sino, como en las tribus ancestrales, cumplir una función específica en la construcción social distinta a la de los demás, porque sólo es una supervivencia válida la lograda como colectivo: no hay plenitud vital sin vida en sociedad, y esta se compone del conjunto, no de la selección de los más fuertes. Lo máximo no es lo mejor.

    Saludos

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  2. Muchas gracias Ecora. Ahora con los últimos tres artículos publicados ya queda un poco más definido conceptualmente el viaje del "bienvivir". Como dices al final, es cada explorador con sus potencialidades, que pueden ser diferentes a las de otros, los que ayudan a que la sociedad del bienvivir se vaya construyendo. Evidentemente me refiero a unas potencialidades en un contexto de valores universalistas.

    Saludos

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