En el viejo paradigma, la atención está puesta en
incrementar el estándar de vida y en la provisión de coches, ordenadores y
otras mercancías de consumo. En el nuevo paradigma, lo que importa es la
calidad de vida y no la cantidad de posesiones. Lo que es importante es la
salud, la creatividad, la cultura, la artesanía, la comida, la familia, la
amistad, la mutualidad y el tiempo para ser, más que la continua lucha por
tener.
(Satish Kumar en Soil, Soul, Society)
En
el primer artículo de la triada explorador-mapa-brújula
describía qué era un paradigma, por qué deberíamos cambiar de paradigma
y quién o quiénes eran los que podían cambiarlo. Estos últimos son los
exploradores, cada uno de nosotros con nuestra propia herencia genética y
nuestro aprendizaje ambiental y cultural. En el segundo artículo exponía cuándo surgió, principalmente, ese
nuevo paradigma, al que todavía le falta una masa crítica de exploradores, y dónde mirar para empezar ese viaje
entre los distintos paradigmas. El mapa del viejo paradigma ya no nos sirve,
necesita una actualización, pero a cada nueva actualización que surge del mapa,
éste queda desactualizado en el instante siguiente. El mapa, como en el cuento
de Borges es del mismo tamaño que la realidad. El explorador ya no es un
observador del mapa sino que interacciona con él y con otros observadores. Los
observadores son lo observado, el mapa, y este está vivo y cambia con cada
interacción sin poder predecir lo que ocurrirá después. Finalmente, en este
artículo que cierra esta triada, introduciré el tercer elemento, la brújula, herramienta que nos indicará cómo los exploradores pueden
desplazarse en esos complejos mapas sin que se pierdan ni den vueltas en
círculo.
Christian
Felber de la Economía
del Bien Común nos dice que cerca del 90% de la población quiere un nuevo
orden económico. Cuando pregunta en sus charlas cuales son los valores que hacen florecer las relaciones
humanas surgen respuestas como colaboración, confianza, solidaridad,
respeto, transparencia, diversidad, honestidad, responsabilidad, participación,
igualdad, etc. Sin embargo cuando pregunta por los valores y comportamientos que
surgen, refuerzan y recompensan en el actual sistema económico basado en el
afán de lucro y la competencia la gente responde que se fomenta el egoísmo, la
ambición, el enfrentamiento, el abuso, el individualismo, el dinero, la corrupción,
la destrucción de ecosistemas, la sumisión, la intolerancia, los privilegios,
etc. Como se puede apreciar la brújula personal de cada uno de nosotros ya
indica cuales son los caminos, sin embargo, la dirección que tomamos por la propia
dinámica de la sociedad no siempre se asemeja a esa brújula interna. Lo
importante, lo que más valoramos muchas veces es suplantado por lo urgente, por
lo fácil, por los hábitos culturales o dicho de un modo más complejo y con
menos sentimiento de culpabilidad, por nuestras propias condiciones de vida personales.
Para
explicar esa diferencia entre valores y comportamientos, en la construcción
de las bases de un modelo normativo para la sostenibilidad, proponía la
teoría de la espiral dinámica como un modelo explicativo que trascendía los
diferentes paradigmas. Como cualquier modelo, el mapa no es el territorio y la
descripción de la espiral en ocho niveles o paradigmas puede ser simplista e
incluso puede tener cierta perspectiva occidental. Como ya había comentado en
el anterior artículo sobre la ciencia, los modelos o mapas que realizamos son
aproximaciones para acercarnos al máximo rigor pero nunca llegaremos a ello.
Esos ocho paradigmas no son compartimentos estancos sino que sus fronteras son
abiertas con diferentes transiciones. Además cada nivel incluye al anterior
como un subsistema. Primeramente, elaboraré una breve explicación de cómo
surgió ese modelo que parece explicar con cierta precisión esas “condiciones de vida” que ocurren en
esta sociedad global.
Parece
ser que, estando el profesor y psicólogo Clare W. Graves con sus alumnos, éstos
cansados de estudiar cada una de las teorías psicológicas le preguntaron cual
era la buena. Este, preguntó a sus alumnos qué era para ellos una persona
madura y de esta manera empezó a clasificar y analizar la recopilación de los
miles de testimonios recogidos durante casis 25 años. Con ese material, elaboró una
teoría que se conoce ahora como teoría de la Espiral dinámica. Según Beck y Cowan,
dos profesores que colaboraron con él y que escribieron el libro “Spyral
Dynamics: Mastering values, leadership and change” que dio más conocimiento a
esta teoría, Clares dijo: “Propongo que
la psicología del ser humano maduro sea un proceso emergente y oscilante que se
despliega en forma de espiral y que se caracteriza, a medida que van cambiando
los problemas existenciales del ser humano, por la subordinación progresiva de
comportamiento antiguos a sistemas nuevos y más complejos”
Hasta
ahora se han descrito ocho niveles que Graves nombró por medio de dos letras. Con
la primera indicaba las condiciones de
vida y con la segunda señalaba las capacidades
mentales. La metáfora utilizada es
la de una doble hélice con los dos factores anteriores interactuando. Los
sistemas emergen o decaen cuando cambian las condiciones de vida (tiempo histórico,
lugar geográfico, problemas existenciales y circunstancias de la sociedad). A
partir de esos cambios en las condiciones de vida es cuando, o bien nuevas
capacidades mentales emergen, adaptando nuevas visiones, creencias,
pensamientos etc, o bien desciende a niveles de pensamiento más antiguos para
tratar de solventar la alteración de las circunstancias de la vida.
Fueron
Beck y Cowan los que por facilidades educativas le pusieron un código de
colores que es cómo se lo conoce actualmente.
Fuente: Elaboración a partir de Chabreuil, Beck y Cowan
Para
comprender bien la espiral dinámica es necesario
una amplia explicación que va más allá de este artículo, así que dejo este
enlace con una excelente presentación en Power Point de Andres Schuschny que
nos puede ilustrar sobre qué es la
espiral dinámica, su funcionamiento y los atractores o valores que están detrás
de cada nivel. Así mismo para aquellos que quieran profundizar un poco en esta
teoría, en mi proyecto
(pág. 21-28) he intentado aclarar parte de los principales conceptos implicados.
Otro
interesante modelo explicativo sobre valores es el elaborado en el “Common
Cause Handbook”, en el que se construye
un mapa de valores donde quedan reflejadas las investigaciones de cientos de
estudios transculturales. Así en ese mapa son situados una serie de valores o
conceptos que unas 60.000 personas entrevistadas de 68 países afirman valorar en
su vida. Lo más llamativo del análisis de esa investigación es que ciertos
valores están fuertemente relacionados unos con otros. Es decir, la
probabilidad de que en una misma persona se den a la vez dos valores concretos
es alta y al contrario si se eligen dos valores distintos, estos tienen una
probabilidad más baja de darse. Con todo ese análisis de datos de aquellas
investigaciones PIRC en su manual propuso un mapa como el siguiente.
Fuente: PIRC
Las conclusiones a las que se llegó es que cuanto
más cerca esté un valor uno de otro hay más probabilidades de que estos tengan
la misma importancia para la misma persona. Y al contrario, si están más
alejados las probabilidades son menores. Al clasificar todas esas respuestas
sobre valores atendiendo al objetivo central dentro de su motivación, el
psicólogo social Shalom H. Schwartz encontró diferentes áreas con rasgos
comunes que clasificó en 10 categorías,
1) Universalismo (Universalism):
Entendimiento, apreciación, tolerancia y protección del bienestar de la gente
y de la naturaleza.
2) Benevolencia (Benevolence):
Proteger y aumentar el bienestar de aquellos con los que uno está
frecuentemente en contacto.
3) Tradición (Tradition):
Respeto, compromiso, y aceptación de las costumbres e ideas de la cultura
tradicional o religión propia.
4) Conformidad (Conformity):
Restricción en las acciones, inclinaciones e impulsos que probablemente
perturben, dañen a otros o van en contra de alguna norma o expectación social.
5)
Seguridad (Security):
Seguridad, armonía y estabilidad en la sociedad, en las relaciones y en uno
mismo.
6) Poder (Power): Estatus
social y prestigio, control y dominio sobre la gente y sobre los recursos.
7) Logro (Achievement): Éxito personal demostrando competencia de acuerdo con las normas sociales.
8) Hedonismo (Hedonism): Placer y gratificaciones placenteras para uno mismo.
9)
Estimulación (Stimulation):
Emoción, novedad y desafíos en la vida.
10) Orientación propia (Self-direction): Acción y pensamiento independiente; elegir, crear,
explorar.
En la siguiente figura que Tom Crompton en su excelente
informe “Common
Cause. The case for working with cultural values” adapta de Schwartz, se
pueden ver las 10 categorías localizadas en una circunferencia (circumplex)
atendiendo a dos grandes ejes.
Fuente: Tom Crompton a partir de Schwartz
1. Auto-mejora (self-enhancement) (en busca de éxito y estatus personal) opuesto a Auto-trascendencia (self-trascendence) (generalmente relacionado con el bienestar de otros).
2. Apertura al cambio (openness to change) (centrado en la independencia y la disponibilidad al
cambio) opuesto a valores conservadores (conservation) (auto-restringido, conservar el pasado y resistencia al
cambio)
El análisis y estudio de este modelo nos proporciona
una serie de características que tienen mucha importancia en nuestro
comportamiento ante las diferentes “condiciones
de vida” personales que nos encontramos. De este modo se podría poner
dirección en nuestra propia brújula interior de valores que anhelamos para toda
la sociedad, dando lugar a un cambio en nuestras “capacidades mentales”, es decir un cambio en nuestro paradigma
mental con el que vemos la realidad. En el manual de “Common Cause” se resumen
de esta manera (traducción propia):
Los valores son universales. El modelo “circumplex” no es una
carta astrológica y los valores no son tipologías. Cada uno de nosotros se
motiva con cada uno de los valores pero en diferentes grados.
Atrayendo
los valores. Los valores puedes ser temporalmente “atraídos”
cuando llegan a nuestra mente ciertas comunicaciones o experiencias. Por
ejemplo, cuando nos recuerdan o recordamos valores de benevolencia, tenemos más
probabilidades de responder positivamente a peticiones de ayuda o de donación.
Nuestros valores no sólo cambian en diferentes etapas de nuestra vida sino
también día a día.
Efecto
“Derrama”. Valores que aparecen próximos en la circunferencia
tienen más posibilidades de ser priorizados de alguna forma por una persona
concreta. Es más, cuando un valor es temporalmente atraído, este tiende a “derramarse”
y fortalecer valores vecinos y comportamientos asociados. Estas relaciones
pueden producir resultados sorprendentes. Así por ejemplo, a personas que se les
recuerdan valores de generosidad, orientación propia y familia, son más
proclives a apoyar políticas pro-medioambientales que aquellos a los que se les
recuerda valores de éxito financiero y estatus, sin que haya habido mención
explícita al medioambiente.
Efecto
“Balancín”. Del mismo modo que valores vecinos son compatibles,
los valores opuestos a los anteriores en la circunferencia o en el mapa,
raramente se dan en una determinada persona. Así cuando un valor es
temporalmente “atraído”, los valores opuestos (y comportamientos asociados a
ellos) tienden a ser suprimidos. Como en un balancín, cuando un valor se eleva,
el otro tiende a caer. Esto se puede ilustrar en experimentos; por ejemplo, a
personas que se les pide clasificar palabras relacionadas con valores de logro
(tales como “ambición” y “éxito”) de otras palabras, fueron menos proclives a
prestar voluntariamente su tiempo para ayudar al investigador (comportamiento
más asociado con valores de benevolencia).
Los
valores no son características. Es importante distinguir entre los términos
descritos en los valores que a menudo se usan en las conversaciones diarias
para describir bien características o bien resultados. Puede haber cierta
correlación entre algunas motivaciones y aparentemente resultados relacionados.
Así, actividades placenteras no son
necesariamente motivadas por hedonismo
(uno puede experimentar placer mientras persigue cualquiera de sus valores). Por
otra parte, un poderoso movimiento
social puede estar motivado por la justicia social y la igualdad (valores
universales) en lugar de por el poder en
sí mismo. Hay algunas evidencias de que artistas motivados por su trabajo, más que por la fama, premios o por un deseo de
“probarse a ellos mismos”, tienden a tener más éxito. En este caso y similares,
el logro como motivación puede esconder el logro como resultado. Es importante
tener claro estas definiciones que son menudo muy específicas (el nombre no es la cosa). Por ejemplo, desear
“logro” en un sentido de “éxito personal demostrando competencia según los estándares
sociales” es diferente de un deseo de “lograr” avances de igualdad, paz mundial
o protección medioambiental (todos valores universales).
Finalmente, para acabar de
describir este modelo, existe relación entre nuestros valores y nuestros
objetivos. Los objetivos también pueden ser agrupados de manera parecida en el
mapa o la circunferencia atendiendo a la forma dispuesta con los valores. De
esta manera, los efectos “derrama” y “balancín” que se daban en los valores
pueden dar origen a objetivos compatibles y conflictivos. Ejemplo que el refranero
popular ya indicaba con aquello de
que “No se puede estar en misa y repicando”.
Una forma de clasificar los
objetivos, de las distintas formas de agrupación que se han encontrado en
muchas culturas, es el de objetivos intrínsecos o extrínsecos. Aunque nos son
totalmente intercambiables, bien se podrían asemejar a los valores del eje “auto-trascendencia”
/ “auto-mejora” respectivamente. De una forma simplificadora y combinando ambos
conceptos se obtendría “valores
intrínsecos” (actividades intrínsecamente gratificantes) y “valores extrínsecos” (centrados en la
aprobación o la recompensa).
Así como ejemplo, de valores
“extrínsecos” podríamos encontrar algunos tales como el prestigio, el poder
social, la autoridad, el éxito material, la riqueza, la preocupación por la
imagen y el estatus social, etc.
Por otra parte de valores “intrínsecos”
encontraríamos a la creatividad, la justicia social, la auto-aceptación, la
afiliación con la familia y los amigos, la conexión con la naturaleza, etc.
¿Qué tienen en común o de diferente estos modelos de
valores (mapas)? Y ¿cómo las brújulas interiores de cada explorador, con
valores universales que hacen florecer las relaciones humanas, podrían
dirigirse hacia una sociedad del bienvivir?
Estas son las preguntas del millón y desde mi punto
de vista yo soy un explorador más que no tiene todas las respuestas y que
navega con otros exploradores en este mapa de la realidad. Sin embargo, en
estos tres artículos he querido plasmar una perspectiva constructivista que
cree posibilidades hacia esa visión del bienvivir que deseo. En este último
artículo he hablado de la brújula, los valores que nos guían o por los que nos guiamos
(se da una relación de retroalimentación). De este modo, el mapa de la teoría
de la espiral dinámica nos enseña una “perspectiva
macro” de la sociedad. La globalización occidental ha expandido una serie
de valores bajo el atractor “naranja de éxito”
para asegurar la satisfacción de unas necesidades materiales pero que por su
dinámica han sido sobrepasadas. Ese materialismo se ha vuelto enfermizo y
adictivo alterando las condiciones de
vida sobre el planeta y afectando a otros subsistemas del sistema global. Sin
ir más lejos, pueblos indígenas cuyas “condiciones de vida” han estado más o
menos equilibradas durante cientos de años han sufrido las externalidades de
ese proceso occidental, llegando a casos que se puede etiquetar como genocidas
tal como recoge este artículo
publicado en el día Internacional de los Pueblos Indígenas. Desde esta
perspectiva macro, lo ideal, en las sociedades occidentales sería adaptar
nuestras capacidades mentales a otro paradigma que esté situado como mínimo en
niveles verde de la espiral dinámica para asegurar la satisfacción de unas
necesidades emocionales que en el nivel naranja enfermizo se asegura por medio
de un materialismo destructivo. Sin embargo, la perspectiva o visión de bienvivir la ubico en niveles del segundo bucle (amarillo y turquesa) donde se
trata de reconstruir el ser humano y el mundo.
Desde un punto de “perspectiva micro”, individual, el modelo circumplex y el mapa de
valores de “Common Cause” nos guían sobre nuestro propios comportamientos y
como somos “atraídos” por medio de la publicidad, de los medios de
comunicación, de las comparaciones con nuestros vecinos (individuos y naciones),
de la propia educación formal e informal hacia una serie de valores y objetivos
“extrínsecos” centrados en la aprobación y la recompensa. Los valores y
objetivos “intrínsecos” aquellos que son gratificantes, con los cuales
experimentamos una especie de “bienvivir” necesitan activamente de esa brújula
que nos guíe en el mapa.
Desde una “perspectiva
intermedia”, empresas y municipios, la Economía del bien común ha puesto en marcha su particular brújula por medio
de una matriz
que les guía es los cinco valores humanos que considera fundamentales: dignidad humana, justicia social,
solidaridad, sostenibilidad ecológica y finalmente participación democrática y
transparencia. De este modo, midiendo determinados indicadores en cada uno
de esos valores, se conoce el progreso o la recesión en ese camino para el
bienvivir.
Finalmente, dos iniciativas educativas o de
auto-conocimiento para aquellos que quieren ir más lejos en su brújula interna
hacia el bienvivir. La primera es otro mapa
o modelo de valores propuesto por Richard Barrett. La propuesta de Barrett, con su iniciativa de valores en individuos, organizaciones y naciones, tiene de destacado la
posibilidad de medirlos. Parece ser que en agosto de 2008 cuando estaban
analizando los valores de los islandeses encontraron que su “entropía cultural”,
concepto e indicador con el que medían
su estabilidad mostraba valores excepcionalmente altos y concretamente un mes
más tarde la economía islandesa se colapsaba. Analizando los valores de “entropía
cultural” de Letonia en 2007 y de Argentina en 2001 también registraron valores
muy altos y en los meses posteriores en Letonia hubo disturbios y el gobierno
se disolvió y en Argentina se declaró la bancarrota. Richard Barrett en su página
web (inglés) nos propone un test
gratuito personal donde analiza nuestros valores personales individuales y
nos muestra su modelo para entenderlo.
La segunda y última propuesta es una propuesta amena
que puede resumir lo que es un cambio de paradigma. En 1996 Coline Serrau
dirigió y protagonizó la película “El planeta libre” (La belle verte) que según se comenta en los foros de
internet fue prohibida por la CE. En ella podemos apreciar como un paradigma,
en este caso el de nuestra sociedad industrial y consumista, no nos deja ver la
conexión con otros tipos de paradigma porque
al estar totalmente envueltos por esa cosmovisión, los problemas que se
plantean, dadas unas condiciones de vida,
nos parecen normales. Gracias a una nueva consciencia, a unas nuevas condiciones mentales que en este caso
son aportadas por un viajero extra-planetario, la realidad toma otra forma.
Me ha parecido muy interesante. Erich Fromm proponía la siguiente expresión como forma de autoanálisis: “Dime qué te despierta y te diré quién eres”. La respuesta puede revelar el grado de madurez o también el grado de adaptación a las necesidades del momento.
ResponderEliminarDespués de siglos de conquistas y reconquistas, exploración y explotación, hemos “triunfado” con tanta saña que llegamos a convertir en perdedor al propio medio que nos sostiene. Sin duda la sociedad actual debe girar hacia la priorización de la “benevolencia” y los cuidados, el equilibrio, la sostenibilidad, la resiliencia. El sentido de que algunas personas sean más fuertes que otras no es maximizar lo posible en una competencia excluyente entre ellas sino, como en las tribus ancestrales, cumplir una función específica en la construcción social distinta a la de los demás, porque sólo es una supervivencia válida la lograda como colectivo: no hay plenitud vital sin vida en sociedad, y esta se compone del conjunto, no de la selección de los más fuertes. Lo máximo no es lo mejor.
Saludos
Muchas gracias Ecora. Ahora con los últimos tres artículos publicados ya queda un poco más definido conceptualmente el viaje del "bienvivir". Como dices al final, es cada explorador con sus potencialidades, que pueden ser diferentes a las de otros, los que ayudan a que la sociedad del bienvivir se vaya construyendo. Evidentemente me refiero a unas potencialidades en un contexto de valores universalistas.
ResponderEliminarSaludos
Hola,
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