En marzo de 2012 un suceso extraordinario a ojos de los humanos ocurrió en Sudáfrica. Según relatan varios medios, un grupo de elefantes recorrió una gran distancia a través de la sabana para, posiblemente, honrar la muerte de Lawrence Anthony que había muerto recientemente. Estuvieron de vigilia durante dos días alrededor de la casa de Lawrence para luego partir hacia la sabana. Pero, ¿quién era Lawrence para recibir tal honor? Lawrence era un conservacionista y medioambientalista sudafricano que había dedicado parte de su vida a proteger a los elefantes y a otros animales de Sudáfrica. Aunque en un primer momento de su carrera se enfocó entorno a los negocios de seguros y vivienda, su vida dio un giro de 180 grados cuando trabajaba con la tribu de los zulú, momento en el que se despertó su pasión por el medioambiente y cambió de profesión. El apodo de encantador de elefantes le viene impuesto por salvar a nueve elefantes que iban a ser disparados ya que se habían escapado de su recinto y estaban creando estragos en KwaZulu-Natal. Para ello intentó comunicarse con la elefante matriarca del grupo usando su tono de voz y su lenguaje corporal lo que parece que fue un éxito ya que los elefantes fueron reconducidos. Aparte de escribir varios libros y fundar una organización conservacionista también se le conoció a Lawrence por su propuesta de salvar a los animales del zoo de Bagdad durante la invasión estadounidense en Irak.
Además de la lección de gratitud de los elefantes hacia Lawrence, hay más lecciones que los humanos podemos aprender de ellos para que puedan inspirarnos para un bienvivir. Sin embargo, no me voy a centrar en que nos fijemos en el comportamiento de los elefantes sino en su simbología o metáfora. Jablonka y Lamb en su libro “Evolución en cuatro dimensiones: variación genética, epigenética, de comportamiento y simbólica en la historia de la vida” ya nos anticipaban la importancia de la dimensión simbólica en la evolución humana. En estos tiempos del Antropoceno tan acuciados por grandes y complejos problemas sociales y medioambientales es necesario acelerar los cambios de comportamiento de los humanos hacia un nuevo estilo de vida que aquí intentamos describir como bienvivir. Este enfoque principalmente en la dimensión simbólica, ya fue tratado en el artículo sobre el efecto perspectiva que los astronautas experimentaban al contemplar a la Tierra desde el espacio y en el artículo sobre cambiar la narrativa con la que los humanos vivimos. En este último resaltaba el trabajo de Lakoff sobre los marcos y las metáforas, los cuales nos condicionan ampliamente en nuestra historia de vida. Será a través de tres metáforas cuyos protagonistas son los elefantes como exploraré diversos sesgos y falacias cognitivas que nos afectan para de algún modo trascenderlas. Quizás vivamos en un Matrix o en la caverna de Platón y desconozcamos por qué nos comportamos de esta u otra manera, así que el intento de este artículo es hacer didáctica de ciertos marcos y metáforas que nos condicionan y así poder elevarnos para trepar la escalera de la consciencia.
Los Ciegos y el Elefante
“Los ciegos y el elefante es una parábola con origen en la India, desde donde alcanzó una difusión notable. Ha sido utilizada para ilustrar la incapacidad del hombre para conocer la totalidad de la realidad. En distintos momentos se ha usado para expresar la relatividad, la opacidad o la naturaleza inexpresable de la verdad, el comportamiento de los expertos en campos donde hay un déficit o falta de acceso a la información, la necesidad de comunicación, y el respeto por perspectivas diferentes.”
“En las distintas versiones de la historia, un grupo de hombres ciegos (u hombres en la oscuridad) tocan el cuerpo de un elefante para comprender como es. Cada uno de ellos toca una parte distinta, pero solo una parte, tal como su lateral o su trompa. Luego ellos comparan sus observaciones y se dan cuenta que no coinciden en nada. Los relatos se diferencian básicamente en cómo se describen las partes del cuerpo del elefante, cuán violento se vuelve el conflicto y cómo es que (si se logra) se resuelve el conflicto entre los hombres y sus perspectivas.”
Esta es la metáfora principal que empleé para entender el “elefante” de la sostenibilidad y los diez nodos del bienvivir. Se ha llegado a tal nivel de fragmentación en las diferentes ciencias, en la filosofía, en la espiritualidad que es difícil llegar a acuerdos cuando las diferentes partes o marcos compiten por tener la razón o la mayor influencia.
Así, desde el marco de la sociedad, Clinton nos dijo: “es la economía, estúpidos”; los marxistas: es la estructura, la política y también el trabajo; las feministas: es el patriarcado… Desde el punto de vista medioambiental, la cuestión está en la energía, en los recursos, en los alimentos… Desde el punto de vista individual unos dan más importancia a la salud, otros a la condición humana, su avaricia, su ego, otros y otras al género. Problemas y soluciones se suelen ver desde el mismo marco. Como decía Peter Senge tomando el adagio “El ojo no puede verse a sí mismo”: “Es necesario aprender a ver cosas nuevas de una manera nueva dentro de una comunidad de aprendizaje que ayude a sus miembros a ganar nuevas perspectivas.” En ese planteamiento reivindico el concepto de “sinergia”, vocablo del griego que significa cooperación. Sinergia es salirse uno de su propio marco y encontrar el otro. Desde el punto de vista de la sostenibilidad y el bienvivir, la sinergia sería el Yang, el principio activo y creativo para buscar nuevas soluciones, y la resiliencia el Yin, principio pasivo y flexible ante las adversidades.
Es ese cuarto cuadrante o marco invisible y colectivo el que diría “es la cultura, estúpidos”, o la moral, o la justicia, o los valores…donde el yin, la resiliencia, la flexibilidad son representada por un enfoque en la educación y en la ética. Finalmente, los conceptos interdependientes de bienvivir y la sostenibilidad desde un punto de vista humano consistirían en tener la sabiduría para ser conscientes (yin) y dinámicos (yang) entre nuestra propia felicidad, la de los demás y la del Planeta Tierra.
No pienses en un elefante
El contexto de esta frase viene determinado por el libro que escribió el lingüísta cognitivo estadounidense George Lakoff. “No pienses en un elefante” que en inglés tenía el subtítulo de “Conoce tus valores y enmarca el debate”. Si yo te digo: ¡No pienses en un elefante!, es una instrucción que no puedes llevar acabo. Para que puedas hacer lo que te he dicho tienes que pensar sí o sí en un elefante. Esa negación evoca una imagen o un marco en tu mente. Estudiando el lenguaje que utilizaban los republicanos en los debates y discursos y el éxito que tenían con respecto a los demócratas, escribió este libro como antídoto. Si por una parte Frank Luntz era el lingüista de los republicanos, Lakoff se convirtió en el lingüista de los demócratas o progresistas. La tesis de su libro era que si se quiere ganar el debate contra los repúblicanos hay que evitar por todo los medios meterse en sus marcos. Si así se hacía, las posibilidades de perder el debate aumentaban muy considerablemente porque el juego dialéctico se jugaba en el campo contrario.
El contexto de la metáfora “No pienses en un elefante” es un submarco de la metáfora “Los ciegos y el elefante” con las consecuente implicaciones. Es decir, en el contexto de la arena política (metáfora utilizada en antropología política y que sugiere el marco de una batalla entre, por ejemplo, dos gladiadores si lo contextualizamos en el circo romano), el resultado mayormente es que uno de los dos vence, el que mejores herramientas, técnica y destreza emplea. Esto nos llevaría siempre a que los “ciegos” no ceden a sus ideas y el conflicto no se resuelve. La otra posibilidad más difícil de que ocurriese, y es el que propone Peter Senge, es la de abrirse a ganar nuevas perspectivas e intentar ver el elefante completo. Esto sería salirnos del marco de la “arena política”. En el contexto metafórico de los gladiadores, se me ocurre que podría ser que se escapasen, si pudiesen, de ese marco, la arena del circo y llegar a la calle donde el nuevo marco implica un nuevo comportamiento. Otras soluciones creativas que puedo imaginarme es que cesen de luchar entre ellos, pero el público que influye en el que tiene el poder en ese marco, que es el César, está también determinado por el marco. Ellos han ido a ver sangre, a ver lucha. Si de algún modo, por ejemplo, los gladiadores consiguieran con un discurso al público, cambiarles el marco, esto es, hacerles ver que están de acuerdo de que ellos han venido a ver un espectáculo, pero además que ellos por otras circunstancias también podrían estar ahí abajo en la arena. Ese nuevo marco poniendo al espectador como actor puede hacer recapacitar las perspectivas de un gran número de espectadores lo que podría finalmente llegar a reconvertir un circo romano basado en la lucha en un moderno circo del Sol centrado en el espectáculo.
Todo este embrollo metafórico es desde mi punto de vista el nudo gordiano, el haiku del zen japonés, el tao de los paradigmas y de los conflictos de la vida que los grandes maestros y filósofos han intentado resolver. Podría decir, “Es la lingüística, estúpido”. Por su gran importancia y su extensión este será uno de los temas que intentaré elaborar más detalladamente en próximos artículos.
Finalmente, para todos aquellos que quieran profundizar en este tema de los marcos desde la perspectiva de “No pienses en un elefante” existe un curso MOOC muy interesante “Framing: How politicians debate” que les enseñará las diferentes perspectivas sobre el elefante de los “marcos” y así podrán entender un poco más sobre los grandes debates políticos actuales que vivimos estos días, el Brexit, Donald Trump, el neologismo “Post-Verdad”.
Un elefante en la habitación
“Es una expresión metafórica que hace referencia a una verdad evidente que es ignorada o pasa inadvertida. También se aplica a un problema o riesgo obvio que nadie quiere discutir.
Se basa en la idea de que sería imposible pasar por alto la presencia de un elefante en una habitación; entonces, las personas en la habitación que fingen que el elefante no está ahí han elegido evitar lidiar con el enorme problema que implica.”
También puede considerarse un subgrupo de la metáfora "Los ciegos y el elefante", es decir, si no podemos ver el elefante en la habitación puede ser por ignorancia lo cual implica que alguien nos lo tiene que mostrar desde otro marco. Por el contrario, si vemos el elefante es que podemos ver el otro marco pero por intereses, mala fe o cualquier otro motivo, hacemos como si no lo viésemos y así podemos estar cómodos en nuestro propio marco.
Desde un punto de vista de los países, el elefante en la habitación podría ser este gráfico que muestra los límites planetarios y que no está teniendo la atención que merece semejante “elefante” delante nuestra sociedad planetaria.
Desde un punto de vista más individual, este video con este experimento social refleja cuando alguien nos enseña que si hay un “elefante” delante nuestro, el cual anteriormente realmente desconocíamos o bien lo sabíamos, pero lo evitábamos.
Dos libros para pensar
En un enfoque educativo, así como había hecho una selección de libros para el bienvivir en el 2015, me encontraba estos días seleccionando los libros publicados en castellano en el 2016 que había leído y que tenían cierta relación con el bienvivir. Estos los expondré el próximo mes en un artículo, pero me he encontrado con dos de ellos que han sido de una lectura muy amena y divertida y que pueden ser muy útiles para poner en contexto estos “elefantes metafóricos”.
El primero de ellos se titula ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? escrito por la periodista sueca Katrine Marçal y que para mí es posiblemente uno de los mejores libros de economía del año 2016.
Primeramente, recomiendo este libro tanto para expertos y expertas economistas (que quizás estén mirando a un marco concreto de la economía) como a neófitos y neófitas que con conocimientos económicos aprendidos en la calle podrán aquí tener una gran perspectiva del elefante de la “economía”. En segundo lugar, el título salta perfectamente el marco cognitivo “No pienses en un elefante”. En lugar de enfocarse y criticar el marco económico actual, nos dibuja un marco “económico” enfocado desde la perspectiva femenina. La reseña de Philip Roscoe:
“Este libro informado, airado y muy entretenido hará que muchos economistas huyan en busca de protección.”
muestra claramente que crear un nuevo marco en lugar de debatir en el marco de tus oponentes es una estrategia clara de desmarcar sus argumentos y proponer un nuevo marco de discusión. Finalmente, nos muestra claramente el elefante en la habitación que es que la mujer está oculta en el marco económico actual. ¿Dónde están reflejados económicamente los cuidados, la limpieza, la crianza, etc. en la economía?
El segundo libro es “Homo Deus. Breve historia del mañana” del historiador Yuval Nohah Harari conocido por su superventas internacional “De animales a Dioses (Sapiens). Una breve historia de la humanidad” (todavía pendiente en mi lista de lecturas).
Desde el punto de vista cognitivo y de intentar ver todo el elefante estoy totalmente de acuerdo con la reseña que le ha escrito Daniel Kahneman:
"Homo Deus te sorprenderá, te entretendrá, sobre todo, te hará pensar de maneras que no habías pensado antes".
Me ha hecho pensar y me ha descrito muchas partes del elefante del “mañana” aunque en algunos puntos pueda discrepar de la perspectiva de Harari. En segundo lugar, es muy común o estamos muy acostumbrados a que sean los expertos en STEM, acrónimo de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, los que nos hablen del futuro desde sus respectivos marcos, pero en su lugar Harari reivindica el marco de la historia dentro de las humanidades que están tan vilipendiadas en el sistema educativo actual. Para Harari, la mejor razón para aprender historia no es para predecir el futuro, sino para que podamos desprendernos del pasado e imaginemos posibles alternativas. Las predicciones que expone en el libro son para intentar analizar los dilemas actuales, expandir los marcos o perspectivas y así poder cambiar el futuro. Finalmente, el elefante en la habitación de Harari que nos quiere mostrar es el de la desigualdad. Los proyectos de inmortalidad, felicidad y divinidad están promovidos por las élites que son las que se beneficiarían de esa nueva religión de los datos, el Dataismo, y para la restante parte de la humanidad pronostica que serían tratados del mismo modo que los humanos tratan actualmente a los animales.
Conclusión en clave educativa
Como mencionaba antes el nudo gordiano está en el lenguaje, las metáforas, los marcos. Si esto lo llevamos al tema educativo, nos podemos encontrar con una dialógica que de una manera simplista confronta la educación de toda la vida con la nueva educación cualquiera que definamos en uno u otro lado. Intento ver los pros y los contras de cada una de ellas y es realmente desafiante hacer un collage con lo mejor de cada una de ellas. Sin embargo, ya traté en un artículo sobre la educación, las habilidades educativas que Tiffany Shlain proponía para el siglo XXI en este video que adjunto nuevamente.
Reflexionando sobre la problemática o el desafío (dos marcos que miran al mismo elefante) de la educación en el siglo XXI, esas cinco habilidades: Curiosidad, creatividad, iniciativa, pensamiento multidisciplinar y empatía pueden ser un excelente marco para la educación.
Sin curiosidad, no podemos salirnos de nuestro marco educativo y abrazar otras perspectivas. Sin creatividad va a ser muy difícil resolver o avanzar en los numerosos pares dialógicos que se enfrentan. Sin iniciativa todo lo que pensemos no nos sirve de utilidad. Sin pensamiento multidisciplinar no podremos ver el elefante completo, la cooperación y la sinergia son elementos imprescindibles si somos muy especialistas en una temática concreta. Finalmente, sin empatía para percibir lo que sienten y piensan los otros no podremos relacionarnos con los demás.
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