"La primeras 40 horas fueron las más complicadas. De aquí a pocos minutes volveré a tener móvil y todo volverá allí donde estaba [...]. Creo que el mono dura 48 horas. La palabra que utilizaría es vacío. Me fui apuntando las veces en que tenía necesidad del móvil. El domingo, en 5 o 6 horas, tuve el impulso de usar el móvil más de 20 veces y el día siguiente 40. Cuando hablo de impulso de móvil me refiero a ponerme la mano en el bolsillo, notar la vibración incluso cuando no existía y sintiéndome pensando que ahora haría esto o lo otro con el móvil. La gran mayoría de veces que quería utilizar el móvil no entendía bien el por qué".
Xavi Bundo, director del programa Via Lliure de la radio catalana Rac 1 después de dejar su móvil una semana en una caja cerrada con un temporizador.
Figura 1. Pikachu muestra a la muchedumbre el camino hacia el colapso que nos garantiza la Tecnosfera, en el videoclip reciente de Moby, These Systems Are Failing (Estos sistemas están fallando)
1. Introducción
Numerosas son las historias de sirenas y sirenitas,
desde la
guerrera de Varsovia hasta el cuento de Hans Christian Andersen llevado al
público de masas por Walt Disney, pero ninguna es tan conocida como aquella en
la que los cantos de la Sirena más perfecta que la imaginación puede dar seduce
a un puñado de marineros con una voz angelical e hipnótica para acabar
devorándolos en lo más profundo del mar.
Hoy en día determinadas tecnologías nos bombardean con
cánticos de sirena de todos los colores, olores y sonidos imaginables,
especialmente desde la revolución digital de las tecnologías de la información por
medio de la electrónica. Casualmente, esta semana el canto de sirena mundial se
concentra en Barcelona en el Mobile World
Congress (MWC para los hípsters). En él se ponen encima de la mesa las
últimas novedades del mercado del teléfono inteligente y de nuevas tecnologías
asociadas a éste.
El mismo periodista Xavi Bundó, director del programa
Rac 1, acabó ayer un experimento que consistía en encerrar su Smartphone en una caja con un
temporizador durante una semana. Justo al abrirse la caja comentaba “Ahora es
el momento en el que el móvil me querrá matar”. Los oyentes imaginaban que tendría
más de 1000 mensajes whatsup. “Vamos
ya por las 500, 600… Iremos un momento a publicidad porque el móvil está
entrando en pánico. “Vamos ya por las 767. ¿No puedo leer todo esto verdad?
Dadle al móvil 2 minutos porque está agobiado.” Pasados los dos minutos se
reveló la cifra final. 1308 mensajes whatsup.
“Ya tengo la cifra: 1308 whatsup. ¿Cuánto
tiempo me pasaría leyendo todos estos mensajes?
Fue una escena realmente divertida pero que al mismo
tiempo es muy sintomática de nuestros tiempos y de cómo una parte importante de
la población ha integrado las tecnologías de la información de forma importante
a sus vidas. Al final del suspense sobre el número de mensajes recibidos uno de
los contertulios explica que de hecho existe ya el antimóvil que, actuando como
sustituto, el Nophone.
Los autores comentaban lo siguiente en un reality show donde distintos
“tiburones millonarios y multimillonarios” deciden en que propuestas invertir:
“te permite siempre tener un rectángulo de plástico frío y suave que agarrar
sin privarte de tus actividades en tu entorno. No experimentes nunca más el
inquietante sentimiento de la piel con la piel cuando cierres tu mano”.
Hemos
llegado al extremo en el que, en un sistema civilizatorio que está
estructuralmente programado para el crecimiento en forma de expansión del valor de cambio y
por tanto de su metabolismo (uso de energía y materiales), necesitamos más tecnología para minimizar
nuestra adicción a la tecnología, creando nuevos mercados más allá de los
límites del mercado mismo. Es una situación realmente cómica y esperpéntica
al mismo tiempo. Es como la persona que sabe que es alérgica a los frutos
secos, pero no puede resistirse a comérselos cada noche junto a su plato
favorito y que prefiere ir cada día a urgencias o tomarse una pastilla, sabiendo
que su estómago a la larga acabará destrozado.
Creo que es importante matizar que la cuestión de la tecnologización
creciente de la sociedad no debe focalizarse exclusivamente sobre el consumo final (generalmente
en debates ecologistas se suele reducir a ésta cuestión) sino que tiene que ver también con la producción y por tanto con el
empleo y los bienes intermedios. Es decir, no solo tenemos dependencia en
nuestras satisfacciones finales en forma de bienes y servicios de la
tecnología, sino que es impensable pensar hoy en día en un sector laboral en el
que no haya llegado un nivel de sofisticación tecnológica inmenso que el
sistema suele auto justificar de forma sencilla: es necesario pues aumenta la productividad,
el crecimiento y aporta empleos de calidad con salarios crematísticos más
elevados (cosa que es cierta) y esta es la única manera de salir de la crisis.
No hay alternativa. No es aceptable que alguien diga que está dispuesto a ganar
menos dinero si a cambio se puede preservar la tierra en la que vivimos para
que futuras generaciones puedan seguir habitándola en coexistencia con otras
especies.
En los dos artículos anteriores sobre esta serie de
tecnología introducimos la importancia de tener una perspectiva
biofísica desde el metabolismo social por un lado y una de su evolución
histórica por otro y en este tercer artículo quisiera intentar esbozar
brevemente en la espinosa cuestión de nuestra relación emocional, psicológica y espiritual con la Tecnosfera, esa
propiedad emergente de nuestra civilización que está ocupada canibalizando a la
biosfera a pasos agigantados. ¿Cuáles son las "estrategias" que usa pues la Tecnosfera para lograr acelerar nuestra dependencia a sus cantos y tentáculos biodepredadores?
2. Microdinámicas que nos llevan a la Macroruina: una teoría multi escala del némesis tecnológico
El punto de partida de este artículo es una teoría
ampliada a partir de los trabajos de Dmitry Orlov, Bodhi Paul Chefurka, Carolyn
Baker, Theodore Kaczinsky, Carlos de Castro, Sofía, Evgeny Morozov, Mario
Giampietro y algunos apuntes psicoanalíticos de psicologia de masas y que
sirven como apoyo a mi tesis de máster sobre metabolismo social y posibilismos
tecnológicos a distintas escala y niveles dentro de éstas.
La hipótesis principal de este artículo,
siguiendo la reciente propuesta de Dmitry Orlov en combinación con algunas
enseñanzas de neurología, psicología y de las ideas de metabolismo social
multi-escala de Mario Giampietro (ver apartado último para saber más) y
otras tantas de neuropsicología y psicoanálisis, es que la tecnosfera tiene
una propiedad emergente que es innata y estructural también en la modernidad y
su idea de progreso (materializada en capitalismos liberales,
socialdemocracias, comunismos, fascismos y híbridos entre todos estos). Dicha
idea se fundamenta en la idea de expandirse explotando a los diversos
agentes a diversos niveles dentro de las escalas tanto temporales como
espaciales para lograr su objetivo: el dominio y control total sobre la
biosfera. El hecho de que opere a distintas escalas (temporal, geográfica,
política) y distintos niveles dentro de ésta (micro, meso, macro o corto, medio
y largo plazo) hace inoperativa e imposible una definición de sostenibilidad
impredicativa (fuera de un determinado contexto) y ese es uno de los motivos
por los que es una palabra tan semánticamente abierta y apropiable por
cualquier actor e ideología. Además complica para los propios agentes la comprensión del sistema en su conjunto y por tanto emergen organizaciones e ideas búnker o silo en los cuales no se ven los problemas y limitaciones de las soluciones propuestas en toda su complejidad.
La tecnosfera consigue su objetivo fundamentalmente explotando los deseos y
necesidades (algunos perjudiciales para la propia persona y
otros útiles) de una persona o colectivo apelando generalmente a cuestiones
emocionales que operan de forma muy subconsciente, dado que la memoria
emocional pare ser el primer nivel de codificación de la información que
tenemos los seres humanos a la hora de interpretar información y generar
recuerdos (más sobre este en apartados posteriores). La tecnosfera lo va
conquistando todo a partir de mil y una estrategias prácticamente personalizadas,
haciéndonos más y más dependiente mientras nos camufla las repercusiones
negativas que tiene sobre el todo, tanto a nivel espacial en el corto plazo
como a nivel temporal en el futuro.
Figura 2. La memoria emocional opera de manera que al
recibir un estímulo se procesa en el cerebro en menos de 0,1 segundos. En este
caso la imagen del perro pianista llega en forma de boceto a la amígdala
(centro emocional del cerebro) a partir del tálamo que comprueba si dicho
estímulo genera emociones y si es así entra en una especie de “base de datos
emocional” incluso antes de que seamos conscientes. Posteriormente la memoria
sensorial entra en juego, a posterior lo hace la memoria a corto plazo a través
de la asociación a partir de imágenes anteriores y a continuación le sigue la asociación
semántica. A continuación la memoria episódica retiene el recurso siempre y
cuando se establezcan conexiones neuronales a través del hipocampo y finalmente
se pueden acabar consolidando en nuestro lóbulo frontal a través del lóbulo
temporal y frontal izquierdo
En este sentido pues no veo como culpable de
nuestra grotesca y dolorosa situación mundial a nadie, a ninguna
corporación ni a ningún individuo o incluso grupo particular pues cada uno
juega su papel dentro de las dinámicas posibles dentro del sistema. Dada la
tendencia de los sistemas vivos y no vivos complejos como huracanes, erupciones
volcánicas… a intentar aumentar su eficiencia en la disipación de energía y a
expandirse, la tecnología no es más que una manera muy eficiente de aumentar la capacidad de disipar energía y así
aumentar la complejidad social (entendida por ejemplo como un aumento de la
especialización en el trabajo y capacidad de consumo de bienes y servicios),
aunque en nuestro caso lo hace a costa de la depredación de la vida, mientras
que un bosque amazónico no (¿Quizás vamos demasiado rápido de forma inconsciente?).
Estas dinámicas pueden tener su origen en una
interpretación termodinámica de nuestra civilización como apuntaba hace ya unos
años Bodhi Paul Chefurka de manera que nuestra civilización (cualquier
civilización expansiva) actuaría como un
motor de combustión, como
una estructura disipativa que de forma inconsciente y “programada” a un nivel
incluso más profundo que el genético determinaría de forma probabilística cuasi
determinista cada decisión que hacemos, todo en el marco de la segunda ley de la termodinámica y bajo el Principio de Potencia Máxima de
Lotka-Odum.
“If we are all to some extent being shaped by 2LoT, then there is little
value in blaming others for the predicament we are in. Whether one is a
peasant or a president, we are each simply filling one of the available roles
in the thermodynamic system of civilization, each according to our opportunity
and to the best of our ability. As a consequnece, CEOs are on average
probably no more or less deluded, evil or misanthropic than any of the wage
slaves working for them. In my opinion, of course. This leads to my
conclusion about what I personally think is appropriate action. To put it
plainly, I feel that no one course of action is intrinsically better than any
other.”
Hace unos meses Bodhi y un servidor tuvimos una
discusión en Facebook en la que le argumentaba que, aunque la termodinámica
pone límites hay otros muchos factores que ponen límites y que no por eso
desaparece la agencia individual o colectiva y debemos entrar en un
determinismo pesimista-colapsista. De hecho, es el reconocimiento de que hay
límites en una escala espaciotemporal concreta la que nos otorga libertad,
entendiendo que la vida como tal busca también trascender los límites y
expandirse pero que no lo puedo hacer a cualquier precio y de cualquier manera
como lo hace nuestra civilización global. Si no somos capaces de aceptar esto
es mejor que nos extingamos como especie y que dejemos a las amebas, seres más
simples tomar el mando (hasta que aparezcan de nuevo formas más complejas de
vida), como lo hacía Georgescu Roegen de forma irónica en su imprescindible
artículo Energía y Mitos Económicos.
3. Plano colectivo y plano individual. Dos ejemplos de explotación emocional a distintos niveles
Un par de ejemplos pueden ayudar a entender mejor esta
cuestión de cómo la tecnosfera “juega” a distintos niveles (de lo macro a lo
micro) a través de la escalas espaciotemporales imponiendo su voluntad a través de esa
explotación a través de los discursos que apelan muy a menudo a lo emocional y
lo establecido socialmente aprovechándose de unos supuestos beneficies locales
(nivel micro dentro de la escala política-geográfica) pero con repercusiones
globales negativas (nivel macro dentro de la escala político-geográfica).
El primer caso es del de la reciente controversia
sobre la explotación de uranio en Narsaq, Groenlandia. Esta pequeña población
de la isla norteña acusa una pérdida de población del 10% en una década y el
mayor desempleo de toda la isla. Antes era un lugar donde prosperar gracias a
la pesca de gambas con una incipiente industria que cerró hace 6 años y que
ahora es un matadero de corderos. Solamente la apertura de una escuela primaria
y de un hotel parecen mantener en vida a Narsaq. Sin embargo las prospectivas
de una nueva mina de uranio pueden hacer cambiar esta situación y The Guardian
narra magistralmente las implicaciones que puede tener su desarrollo:
"Lo que el resto del
mundo ve como una ruina, es visto como oportunidad para los políticos locales.
El derretimiento del hielo hará algunos minerales más accesibles y revelará
otros que todavía son desconocidos. La atención que el cambio climático ha
suscitado en Groenlandia también ha hecho al país más codiciado para las
destinaciones turísticas. En la última década, ha habido un gran incremento en
el número de cruceros que se detienen en la costa, y hay planes para construir
nuevos aeropuertos".
Es decir, el cambio
climático y la creciente demanda de minerales raros y uranio hacen que una
población local decida intentar explotar eso y así conseguir la ansiada “independencia
como país”, eufemismo para no tener que depender de los grandes subsidios
procedentes de Dinamarca. De materializarse el proyecto la tecnoesfera
aumentaría su complejidad, colonizando tierras que jamás han sido contaminadas
e incluso podrían llegar a atraer más investigadores y turistas en avión y
cruceros a la vez que se genera contaminación local y más emisiones asociadas
que bingo, empeoran el cambio climático y cierran el ciclo de retroalimentación
positiva. La buena voluntad local para atraer inversiones en una población
diezmada por las dinámicas de demanda globales y el colapso de los ecosistemas
locales se materializa a través de eslóganes que siguen alimentando las
dinámicas crecentistas destructivas de nuestro planeta. Ib Larsen, el manager
de operaciones de la empresa minera que debe explotar la concesión afirmó:
“You cannot
live in a museum – you have the right to sustain your people. Is it OK for
Europe to cut down forests, but object to one project in Greenland? It’s not a
banana republic. This country is huge – one or two mines will not destroy its
purity”.
Una o dos minas no pero
una o dos minas aquí y una o dos allí quizás sí, amigo Larsen. Un político local, Qujaukitsoq dice:
“It’s a
question of mentality, and whether you decide to be part of a progression or a
passivity. Are we hesitant? No. We have no reservations about creating
jobs.”
Así pues, el argumento se
apoya en las ideas de progreso y de trabajo, dos palabras que van al corazón de
cualquier persona. El progreso y el trabajo no son negociables bajo la actual
estructura socioeconómica. La realidad es que, desgraciadamente, muchos de los
cambios climáticos unidos a los procesos de colonización de la isla que tanto
daño han hecho a los inuit como suele explicar la activista
inuit Sheila Watt-Cloutier.
El segundo caso es un ejemplo de tipo personal.
Reconozco que soy un melómano, hasta puntos que han llegado a ser patológicos. Mi
amor por la música viene de muy lejos y es probablemente una combinación de una
pasión que ha estado presente en mi familia desde muy pequeño, pasando por una
especial sensibilidad que tengo hacia esta, el haber estado apuntado a clases
de música de niño y el haberme acompañado siempre en momentos complicados,
especialmente en la adolescencia.
Así pues mi gusto por la música, como el gusto de otra
persona por otra actividad es una emergencia compleja de factores ambientales,
culturales y probablemente innatos. De muy pequeño no tenía más remedio que ir
a centros comerciales y pasarme horas escuchando fragmentos de canciones de
algunos de mis artistas favoritos, pero con la aparición de spotify pude acceder a lo que siempre
fue mi sueño, un conjunto ecléctico de artistas que me permite escuchar
múltiples géneros musicales a una velocidad cuasi instantánea. Dado que siempre
he sido muy ecléctico, ha cubierto un deseo-necesidad que ha sido (y sigue
siendo) muy importante para mi estabilidad emocional y psicológica (y por tanto
física).
Sin embargo uno no puede quedarse ciego ante las
grandes repercusiones biofísicas y ambientales que tienen el hecho de que pueda
acceder a spotify, que solo es posible como software
gracias a un hardware monstruoso de ordenadores, servidores, grandes
infraestructuras eléctricas, dispositivos electrónicos donde usar la aplicación
y la proliferación de artistas en una era en que cualquiera con un ordenador y
un mínimo conocimiento de cómo funciona una suite de composición como Logic Audio,
FL, Pro Tools y un teclado vía USB tiene la capacidad de generar un contenido
inimaginable hace apenas unos años.
Este no es una cuestión trivial pues dado que
prácticamente la totalidad de las horas activas de nuestra vida nos las pasamos
conectados (sea en el trabajo o fuera de éste) cuando uno se empieza a plantear
los impactos negativos de todas estas “maravillosas” tecnologías las contradicciones
empiezan a aflorar y uno se siente en un profundo estado de disonancia cognitiva
muy perturbador.
4. Sedúceme mientras me ahogas tecnosirena: control total y explotación emocional
1.
…Evoluciona
históricamente: desde el homo habilis
se puede considerar que los hombres hemos co-evolucionado con la tecnología. En
sus inicios la tecnología era una herramienta para mediar nuestras relaciones
con el entorno natural, pero a partir del paso a las civilizaciones agrícolas
dominadoras la tecnosfera va tomando forma…
2.
…Desacralizando
de manera deshumanizante y con incrementos en la complejidad: mientras
que en el pasado muchas culturas mantenía una relación sagrada con su entorno y
su tecnología (como por ejemplo los pueblos inuit del norte Canadá y
Groenlandia) actualmente la vemos como un mero instrumento para satisfacer
nuestras necesidades egoístas y desvinculadas del marco medioambiental en un
contexto urbanita de alta enajenación del mundo natural...
3.
…Sobrepasando
sus propios límites y conquistando a la naturaleza y al propio hombre de manera
que…
4.
…Si
te identifica como amenaza te neutraliza como nos muestra el caso de Ted Kaczinsky, en prisión de por vida y con
sus escritos embargados hasta 2049 después de dedicarse a amenazar medios de
comunicación y personas con sus ideas anti-industrialización (cabe decir que a
menudo violentas).
5.
… Y
busca cualquier resquicio para expandirse, explotando tus deseos/carencias emocionales y físicas, muy a menudo en el plano
subconsciente o mostrándote los beneficios a corto plazo y generalmente en el
plano individual...
6.
…Aborrece
y odia la convivialidad comunitaria. Intenta siempre desarticular
tribus indígenas, grupos y familias. La proliferación de la familia nuclear, el
homus smartphonus y sus derivados
individualistas son perfectos para que se siga expandiendo. Donde hay grupos
fuertes, libres y autónomos dispuestos a morir uno por el otro no prospera…
7.
…Trata a la
vida como una máquina hobbesiana y lo camufla de forma astuta. Pensemos en
como a menudo la industrialización animal se camufla en el marketing o en alta cocina, en largas cadenas de suministro, en las
mejoras optimizadoras de bienestar animal (que suelen depender de más
tecnología) … En algunas ocasiones parece que perece como en la numeración de
los huevos de una gallina ha estado superesclavizada, semiesclavizada o
subesclavizada (ENLACE VANGUARDIA) pero siempre como maquillaje para…
8.
…Aparentar
que tiene un rostro humano y que siempre sirve nuestras necesidades…
9.
… A menudo
disfrazándose en palabras tangibles que alimentan el progreso… Conceptos como
impresión 3D, robotización, ciudades smart, automatización, realidad virtual y
aumentada, big data, autocuantifiación,
gamificación, IA, algoritmos, digitalización etc, todo ellos ligados a...
10. … Metaconceptos intangibles que
sirven como mito y que llegan a distintas ideologías y tendencias políticas:
internet de las cosas, economía colaborativa, economía del conocimiento, cuarta
revolución industrial, sociedad del coste marginal cero…
11. ...Teniendo en su centro el reduccionismo
ontológico y epistemológico generalmente a un número medido en dinero. Difícilmente
observaréis análisis multicriterio más profundos, las cuantificaciones en
materiales o energía y los límites que imponen jamás son mencionados e incluso
menos aspectos cualitativos de tipo ético o psicológico…
12. …Y así nunca te enseña sus raíces
más profundas.
No oirás en tertulias una crítica voraz a la minería o la agricultura o la
pesca (que son las
que generan el excedente energético necesario tanto a nivel endosomático como
exosomático de nuestro metabolismo social: si hay críticas serán puntuales
e irán dirigidas a la optimización o la cuestión social, no biofísica)…
13. …Cuando se cuestiona la tecnología
desde las tecnologías el discurso siempre se centrará en tecnologías que usamos
en el día día en nuestro consumo (ordenador,
teléfono…) y tenderá a ofrecer soluciones tecnológicas a sus problemas que pueden
generar más problemas como muestra el ejemplo anterior de Northword (que
consume más recursos plásticos para empezar)…
14. …Si en un lugar no puede
prosperar se larga a otro o se cambia de vestido y aunque en el primero se pueda
entender como victoria, en su conjunto se sigue expandiendo. Esto
se conoce como displaced impacts (impactes desplazados) y lo cuenta el ecólogo
Charles A.S Hall en su libro Energy and
the Wealth of Nations (energía y la riqueza de las naciones) cuando afirma
que después de que políticos locales aceptaran que los sistemas de
refrigeración de una central nuclear cerca del río Hudson usaban tanta agua que
trituraban peces decidieron provisionarse a partir de una central
hidroeléctrica en Quebec que acabó inundando miles de hectáreas de tierra en el
Norte de Quebec contribuyendo a la destrucción de las tierras de caza y
recolecta de las que tribus indias Cree dependían y envenenándoles con mercurio
interceptado por rocas inundadas finalmente alcanzando la cadena alimentaria…
15. … Y cuando el discurso no funciona pasa a la
acción violenta, especialmente en los países que no tienen la suerte de ser “democráticos”.
La policía, el complejo industrial-militar-corporativo… son instrumentales
para el acaparamiento de tierras por ejemplo que está teniendo lugar en muchos
lugares de África gracias a los crecientes caprichos y necesidades de una
sociedad China que no para de crecer y por si no fuera poco…
16. …Se fundamenta en el patriarcado, en una
imposición de valores naturalmente masculinos propios de nuestra civilización
basados en la expansión, la movilidad, el individualismo exacerbado y que
adquieren su simbología en tecnología como las armas o dispositivos con formas
fálicas y de expresión hacia afuera en contraposición con aquellas que tienen
valores más redondos y relacionados con la conversación y a la naturaleza como
una vasija o un útero…
17. …De
manera que lo que busca es el control
total y la tecnologización creciente de todos los sectores y estamentos
sociales mediante la manipulación de los propios seres humanos que pasan a ser
peones al servicio de la tecnoesfera (dada que esta no es autopoiética, no
se puede reproducir por ella misma por ahora) y que por tanto muere matando la biosfera
inconscientemente.
5. Complejificación y desacralización en la era de la megamáquina asesina
Este
seguido de ideas se materializan de forma empírica en nuestros distintos
sectores económicos. Nos fascinan las máquinas más y más grandes que son
capaces de extraer más y mejores recursos mineros, el discurso del progreso en
la agricultura nos lleva a reducir los problemas agrícolas a tecnologías más Smart
que optimicen el riego con sensores inteligente, desarrollen organismos
modificados genéticamente y apliquen drones para optimizar los sistemas de
monocultivo que ya de por si son anti-naturales (¿vemos monocultivos en un
bosque amazónico?) todo para seguir aumentando la productividad por hectárea y
seguir dándole una patada en el culo a los campesinos en la tierra, que deben
ser sustituidos por la Tecnoesfera. También se materializa en el negocio de la
salud donde se prefiere buscar soluciones específicas en forma de pastilla en
vez de indagar en raíces de tipo más holístico en enfermedades como la
obesidad, la diabetes o los trastornos psicológicos. Y así podríamos seguir ad
infinitum en un mundo que parece que tiene que pasar con la inevitable
proliferación de la Megamáquina, esa tecnofilia que quizás existe porque somos organofóbicos,
porque hemos heredado una concepción de la natural como enemigo y de los
valores humanos (amor, intuición, solidaridad) que nos han hecho prosperar como
especie hasta hace bien poco como algo a desconfiar y minimizar.
De
esta manera hemos llegado al punto de que: 1) no entendemos las tecnologías que
usamos, 2) los que crean nuestras tecnologías no entienden mayoría de
tecnologías necesarias para su tecnología gracias a la hiperespecialización, 3)
no tenemos control sobre éstas, sino que nos controlan a nosotros y finalmente
4) han cambiado nuestra relación histórica con la tecnología pasando a explotar
nuestras necesidades y deseos compulsivos socavando nuestra autonomía, libertad
y autosuficiencia colectiva.
No he visto todavía a
nadie acariciando o teniendo en alta estima a un pedazo de plástico frío con
agujeros aunque no podemos decir lo mismo del martillo que ha pasado de
generación de herrero a generación de herrero o de aquella vasija cerámica
decorada y de gran valor artístico para nuestra abuela.
6. Realidad aumentada y cruda realidad. Psicología de masas en la época digital
Un reciente artículo de José Ramón Ubieto
analizaba algunas de las claves de la psicología de masas en nuestra era
digital recientemente. A partir de ideas psicoanálitcas de Freu o el heterodoxo
Jaxques Lacan el autor apuntaba a que la subjetividad del homo globalizatus debía buscarse en sujetos desorientados en busca de una referencia
identitaria y que a falta de encontrarla en viejas glorias políticas o
religiosas (como el catolicismo, el comunismo como alternativa, culturas
pre-modernas que ya han sido prácticamente exterminadas en su totalidad…) se
cimientan en el hedonismo radical, en el placer que se materializa en las
múltiples caras (añado) de la Tecnosfera. El éxito de ideas como la de cazar
Pokemon por las calles de una ciudad sirven para generar una comunidad virtual
que copera pero en la que se reproducen valores fundamentales del sistema
(tienes que ser el mejor cazador y el que más arriesga saltándote todo límites
pues el límites te lo pones tu). Comunidades virtuales dan respuesta a la no
aceptación de ciertas realidades a partir de un doble mecanismo de
indignación-identificación del culpable como teorizaba Eric Laurant. El odio se
instrumentaliza com respuesta a menudo al odio a la propia realidad o a uno
mismo como nos muestra día tras día el caso del Estado Islámico que recluta
jóvenes que muy a menudo provienen de familias donde el padre no es un
referente (y este se busca de forma más horizontal por ejemplo en los hermanos
que pueden ser captados por células terroristas).
Las múltiples identidades que muchos reclamaban
en los 60 y 70 en ese movimiento contracultural han sido finalmente manipulados
por la creciente Tecnosfera ofreciendo microcosmos culturales disfrazados de
diversidad (los ismos: veganismos, fetichismos, hipsterismos…) que son muy útiles
para ofrecer salidas individualizadoras a un problema de pérdida de identidad y
dolor emocional-psicológico.
La Tecnosfera pues parece que nos reduce a meros
números con todo un seguido de estrategias de los más sutiles a partir de
dinámicas micro que emergen en un todo destructor de lo ecológico y lo social.
En el próximo artículo hablaré de posibles estrategias en el plano emocional
tanto colectivas como individuales que autores como Claudio Naranjo, Dmitry
Orlov, Carolyn Baker o la red de transición España proponen para poder volver a
tener una concepción de límites en la tecnología que permita resacralizarla,
que noquee a la Tecnosfera (o incluso la elimine) y que por tanto nos permita
esbozar las primeras líneas sobre que podemos empezar a hacer ya para ganar en
autonomía, libertad y autosuficiencia.