Tras la crisis de 2008 la
economía parece recobrar cierto brío, aun cuando la marea no eleva
todos los barcos y los beneficios no se dejan sentir en los bolsillos
de los más necesitados. Las casándras que auguraban un cataclismo
inminente, incluyendo especialmente un servidor, de momento yerran, y
ello nos condena a la noche más oscura.
Hace ya más de cinco
años que nuestro compañero en Ampliando el Debate, David,
del blog Historia – Economía – Filosofía, nos hablara de la
burbuja que se había incubado en
un mar de cemento llamado China. Por mi parte,
siempre pensé que la fragilidad financiera que crea la libertad de
movimiento de capital volvería a manifestarse más pronto que tarde,
y en más de una ocasión ya
avisé que el lobo estaba a la puerta (debo reconocer, para ser
justo conmigo mismo, que siempre añadí un par de matices que me
hacían dudar de mis predicciones).
Lo cierto es que la
humildad y la prudencia que sería adecuado mantener ante cualquier
debate debe hacernos considerar la idea, sin duda extraña pero no
impensable, de que quizás un país que mueve 260 millones de
personas del campo a la ciudad en treinta años puede permitirse
ciudades fantasma que podría llenar en unas semanas con unas decenas
de miles de personas. Por mi parte debo reconocer que la protección
frente a los parones súbitos en los flujos de capital de la que se
han dotado los países emergentes, gracias a la ingente cantidad de
reservas acumuladas
y la lentitud en la
normalización de los tipos de interés, especialmente en el dólar,
son ingredientes nuevos en la sopa de la globalización, que no hacen
fácil anticipar su sabor.
Lo mismo nos ha pasado
con las predicciones sobre la producción de petróleo. En 1998, con
los precios el petróleo por los suelos Colin J. Campbell y Jean H.
Laherrère anticiparon el fin del petróleo barato en un memorable
artículo en Scientific American. En 2008 su predicción
parecía cumplida y parecía posible que el concepto de peak oil
llegase al conjunto de la población y al debate público. Entonces
la producción en EEUU comenzó a recuperarse, dejando obsoleta la
hasta ese momento bastante certera predicción de Marion King Hubbert
de 1956
Fuente: Wikipedia |
Posteriores intentos de
repetir con “todos los líquidos” de petróleo el éxito en la
predicción del cénit de petróleo crudo han sido infructuosos. Así
por ejemplo, en mayo de 2013 Laherrère pronosticaba que ese cénit
ya se había alcanzado, y que la producción se mantendría en una
meseta hasta el año 2020, con una producción cercana a los 90
millones de barriles por día
Fuente: The Oil Drum |
Sin embargo a día de hoy
la producción alcanza ya 98 millones de barriles día, y seguirá en
ascenso durante un tiempo.
El modelo de Hubbert es
incapaz de captar toda la complejidad de la actividad humana
extractiva, y es que en asuntos humanos predecir el futuro es casi
imposible, sino que se lo digan a los economistas, que incluso son
incapaces de articular explicaciones coherentes sobre el pasado, como
demostré aquí
y aquí.
Quienes defienden la
inminencia de una grave crisis provocada por los problemas de
suministro de energía dejaron de mirar a los datos de producción de
combustibles líquidos para fijarse en la TRE, una magnitud que
compara la energía neta obtenida en un proceso de
extracción/acumulación de energía frente a la invertida en él.
Dicha magnitud ofrece una referencia física, en los términos de las
ciencias naturales, frente a otra magnitud como es el precio, que
refleja un valor monetario y social, de interpretación mucho más
ambigua y
que sin duda presenta numerosos problemas a la hora de servir de guía
para el futuro.
Respecto al precio, si
bien es cierto que el coste de perforar nuevos pozos de extracción
de tight oil, un petróleo no
convencional obtenido por fractura hidraúlica que está detrás de
la recuperación de la producción en EEUU, depende del número de
pozos perforados, mostrando la actividad extractiva rendimientos
decrecientes, no es menos cierto que se observa una tendencia del
precio a disminuir con el tiempo. Así, como se observa en la
siguiente gráfica, los costes de perforación antes de 2008, eran
mayores a los actuales, con un número de pozos perforados muy
inferior.
Uno
de los problemas de la TRE, entre muchos otros, tal y como ha
señalado mi compañero Roger Carles aquí, es que no es dinámica.
Lo
dramático es que estos hechos que sucintamente he resumido en este
breve artículo nos conducen al peor de los escenarios posibles
aquel
en el que la escala de la actividad humana sobre la biosfera continua
incrementándose, transformando esta cada vez más y por tanto
alejándonos en mayor medida de las condiciones estables del Holoceno
que han permitido a la civilización humano florecer, gracias a los
servicios medioambientales que ahora pueden desaparecer por culpa del
impacto ambiental de nuestra actividad.
Es curioso que en la gráfica no se refleje el óptimo climático medieval, época en la que hizo más calor que en el presente y que estuvo comprendida entre el año 1000 ni el 1300.
ResponderEliminarPor otro lado , en el trabajo en cuestión se sacan de la manga que la espectacular subida de temperatura que ellos dicen se ha producido en los últimos tiempos es debida al CO2 antropogénico. ¿En qué se basan para realizar semejante afirmación?.
Por otro lado , en vista de la falta de solvencia del batiburrillo de datos presentados en el artículo donde está esa gráfica, resultaría de ayuda que los cientificos que han aportado tales datos y que presentan sus creencias sobre el calentamiento global como verdades científicas , el problema la superpoblación, etc. Muestren un mínimo de coherencia , abandonen sus trabajos y se vayan a llevar una vida de subsistencia a cualquier lugar de la campiña estadounidense, donde podrán tener una mayor perspectiva que les permita comprender en qué consiste el efecto Isla de Calor.
Aunque,dada su preocupación por la superpoblación, también resultaría coherente que decidiesen poner fin a su vida cuanto antes.
Hola Anselmo,
EliminarEn la gráfica se refleja que la temperatura en esa época era medio grado, tres cuartos de grado superior a la que había a finales del siglo pasado. El problema es que en los últimos se ha producido un incremento vertiginoso de la temperatura, en forma del típico "palo de hockey". Una respuesta típica en sistemas complejos.
En ningún lugar de mi artículo se dice que la subida sea debida al CO2 antropogénico, dicha afirmación no me parece cierta. Creo que existe cierto consenso en que la causa principal son los llamados gases de efecto invernadero, principalmente el CO2 pero también el metano. Además de otras afecciones (por ejemplo los aerosoles podrían tener un efecto de enfriamiento, pero la reducción de los glaciares una de incremento, etc...).
Es cierto que es difícil ser plenamente coherente, de ello hemos hablado en otras entradas del blog, por ejemplo la que habla del sentido de la vida ante el colapso.
Por último, el cambio climático es sólo uno de los problemas con los sumideros de basura, tenemos bastantes más en los que basar lo que quiero transmitir con este artículo: al no tener límites a corto plazo a nuestra actividad nos complica la vida a medio plazo.
saludos,
Querido Anselmo. Creo que Ud puede hacerlo muxho mejor. No es necesario sugerirle a nadie el suicidio para dar fuereza a sus argumentos. Animo ya vera como si se lo propone y practica sera capaz de intercambiar argumentos de forma amable.
ResponderEliminarQuerido Anselmo. Creo que Ud puede hacerlo mucho mejor. No es necesario sugerirle a nadie el suicidio para dar fuerza a sus argumentos. Animo ya vera como si se lo propone y practica sera capaz de intercambiar argumentos de forma amable.
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