Con medio camino hecho de la serie "La teoría económica como caballo de Troya", (al último artículo hasta la fecha, donde se encuentran enlazados también los demás, se llega pinchando en el nombre de la serie), y dada la intervención en varios podcast[1] sobre Europa, conviene detenerse en la situación europea con especial atención a España, una situación que puede servir de ejemplo a cómo la teoría económica puede ser utilizada a modo de caballo de Troya, como se viene sugiriendo en la serie.
La tradición histórica del apego a la doctrina del libre comercio es tan fuerte en Inglaterra que incluso ahora, en desventaja, la idea de proteccionismo se considera impactante.
Joan Robinson.
Conforme a la teoría económica
Convergencia en términos de PIB per cápita en PPA.
Con esta imagen empezó Enrique Fuentes Quintana su conferencia “Convergencia de la economía Española con la CE: Problemas principales" en 1993. En ella, se compara el PIB per cápita de España en relación a los 12 países de la Comunidad Económica Europea de ese momento, Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Luxemburgo, Italia, Irlanda, Países Bajos, Portugal y Reino Unido.
Contrario a la teoría convencional, España mantuvo una convergencia durante sus años de mayor aislamiento e intervención estatal, con una política económica de ISI (industrialización por sustitución de importaciones), perdiéndose la convergencia a raíz de la crisis de los 70.
Cabe por tanto averiguar, si la divergencia sucede pese a abrirse al exterior, o por abrirse precisamente al mismo, provocando lo que yo he llamado trampa del crecimiento (algo que, pese a sus diferencias, mantiene una enorme deuda con el pensamiento del economista Nicholas Kaldor).
La trampa del crecimiento, se puede definir del siguiente modo:
Cuando un país abierto al mercado exterior y que dispone de una producción que no puede competir con la externa converge, su crecimiento será superior al promedio y sus importaciones crecerán más que sus exportaciones, de modo que pese a mantener una producción con mayor crecimiento, su cuota de mercado se verá perjudicada. Es decir, el gasto en bienes y servicios externos crecerá más que las ventas externas de los mismos. Esto hace que sus beneficios empresariales se vuelvan insostenibles en el tiempo, de modo que, la trampa consiste en lo siguiente:
En que, cuanto mayor sea el crecimiento económico respecto al resto de países, dejando así visar una situación de convergencia optimista, mayor será también el crecimiento de sus importaciones en relación a sus exportaciones, haciendo el proceso perecedero en el tiempo. Esto hace del crecimiento una trampa, dado que éste será más insostenible cuanto mayor sea respecto a los países con los cuales comercia, haciendo a su vez más trágica su caída. No se trata, por supuesto, de una ley, ni mantiene relaciones estables, pero sí hablamos de un hecho recurrente en la historia.
En definitiva, se puede resumir en el hecho de que un país debe mantener un crecimiento de las exportaciones parejo a las importaciones, de modo que pese a no existir equilibrio exacto, el margen sea pequeño[2].
Importaciones y exportaciones anuales de los 35 países de la OCDE desde 1950 hasta 2017
(la mayoría de países presentan sus datos posterior a 1950*).
Esto hace que en promedio a lo largo del tiempo, importaciones y exportaciones mantengan una evolución pareja[3].
Promedio en el tiempo con los datos disponibles desde 1950 a 2017.
Volviendo al tema principal y a Fuentes Quintana, de realizar éste su conferencia hoy, su gráfica luciría así:
Hoy España se encuentra en una posición relativa propia de la década de los 60.
En los demás países del sur de Europa, la evolución no ha sido muy distinta:
Convergencia en los mismos términos, izquierda. Evolución de la convergencia desde el euro, derecha.
En relación a Alemania, el país que explica la situación, la evolución es la siguiente:
Convergencia en los mismos términos, izquierda. Evolución de la convergencia desde el euro, derecha.
Expuestos los hechos, una divergencia de los países europeos del sur respecto a la medía de los países miembros de la Comunidad Económica Europea de 1992, y también respecto a Alemania, queda presentar por último una breve exposición de los mecanismos por los que actúa la trampa del crecimiento, trampa que, como veremos a continuación, no permite escapatoria en un futuro para los países del euro.
Siguiendo la definición anterior, podemos narrar la situación de forma breve, si bien un tanto grosera, en dos etapas. La primera, de gran crecimiento y convergencia, la cual, dada la apertura con el exterior y la incapacidad de competir, se muestra insostenible en el tiempo. La segunda, dada la insostenibilidad, consiste en una recesión económica en el país, provocando una divergencia y llevándolo a perder parte del camino recorrido, pudiendo acabar en una situación relativa inferior, siempre que la divergencia sea mayor a la convergencia.
Además, dado que se enfoca en la relación comercial, la trampa del crecimiento debería ser más clara cuanto mayor sea la integración, ante lo cual debería observarse un contexto de trampa más agudo a partir de la integración del euro, periodo que examinaremos a continuación.
Trampa del crecimiento en el euro:
Inversión y convergencia: Niveles elevados de inversión provocarán, sobre todo cuando éstos sean superiores a los del exterior, un periodo de convergencia y un crecimiento de las importaciones superior al crecimiento de las exportaciones, deteriorando por tanto la balanza comercial.
Niveles de inversión (izquierda). Balanza comercial. (1995-2017).
Desempleo: Dado que el desempleo depende en gran medida de la inversión, pues ambos, contratación e inversión, se realizan en vistas de aumentar la producción (Keynes), niveles de bajo desempleo corresponderán a niveles altos de inversión, y si el contexto se asemeja al que precisa la trampa del crecimiento, déficits altos con el exterior. Esto significa que, en un contexto de trampa del crecimiento, un periodo de bajo desempleo sólo será puntual.
Cuenta corriente (izq). Evolución de la tasa de desempleo. (1995-2013).
Relaciones comerciales: El pez grande se come al chico, dice el refrán. Dada una relación comercial de países cuyas características son asimétricas, la relación comercial mostrará también asimetrías.
Alemania, cuyos niveles de crecimiento e inversión fueron inferiores a los niveles de los países del sur, aumentará su cuota de exportaciones, fagocitando el mercado de éstos y dañando sus sectores manufactureros, los cuales no tienen posibilidad de competir, por lo que el crecimiento y la convergencia se vuelve temporal. El sector manufacturero, de vital importancia, terminará en una situación competitiva peor que a su comienzo, pese a que crezca y se acabe encontrando con un volumen de producción mayor que al principio. Es decir, si bien pueda mantener una producción mayor, su cuota se verá reducida.
Manufacturas en relación a la producción del país (1995-2016).
Evolución de la cuota de manufacturas producidas en relación a la producción total de los países representados, izquierda. Ganancias y pérdidas en la cuota, derecha.
Saldo exterior y cuota de mercado, su impacto en los beneficios empresariales:
Beneficios empresariales después de dividendos y C. Corriente (1995-2016)[4].
Trampa del crecimiento más allá el euro: El caso español.
Si hasta ahora hemos presentado un caso general para los países del sur que se remonta sólo hasta los años previos a la entrada del euro, dado el gran paso de integración que esto supuso, nos centraremos, si bien de manera breve, en el caso de España para un periodo más extenso, gracias a la delimitación a un solo país.
De ser una explicación correcta, la dificultad de la economía española de competir con los bienes exteriores, haciendo que durante un periodo de crecimiento se deteriore la balanza comercial, supone como hemos expresado a lo largo del artículo un ancla a la convergencia, pues cuanto mayor sea el crecimiento en un contexto de "trampa", más insostenible será el mismo, produciéndose periodos de convergencia con una posterior caída y divergencia. Además, con la integración en el euro, si la teoría de trampa del crecimiento es correcta, el problema debería agudizarse.
Cuenta corriente (1960/2017).
Mientras que en los periodos anteriores al euro los déficits con el exterior se habían resuelto en gran parte mediante una devaluación de la moneda y se presentaban por debajo del 4% de la producción, con la entrada en el euro la devaluación queda imposibilitada y la eliminación de incertidumbre respecto al tipo de cambio permite contratos y relaciones comerciales más seguras en un incierto futuro. Esto ocasiona, si el contexto no sufre grandes cambios, que la balanza comercial evolucione a un mayor déficit (se puede agregar a ello también otros factores que dieron lugar durante el periodo, aumento de la población, bajo tipo de interés, subida del precio de la vivienda, etc.).
Además, sería esperable ver relaciones similares a las que hemos visto para los países durante el periodo 1995-2017 para un periodo más extenso, siempre que el contexto sea el propio de una trampa de crecimiento. Si esta situación se ha dado, deberíamos ver una convergencia durante momentos de expansión, con niveles altos de inversión y empleo junto a un saldo con el exterior negativo creciente y bajos beneficios, haciendo el crecimiento insostenible en el tiempo y provocando de manera recurrente la oscilación contraria, divergencia, baja inversión, desempleo, caída del saldo exterior negativo y aumento de beneficios.
Balanza comercial (invertida, izq) e inversión en porcentaje del PIB (1960-2016).
Saldo de la balanza comercial (izq) y tasa de desempleo (1981-2016)[5].
Saldo exterior (izq) y beneficios de las sociedades no financieras después de dividendos (1985-2015)[6].
Por último, véase el proceso de "convergencia" bajo los mismos términos expuestos por Fuentes Quintana junto a la relación que ha mantenido España con el exterior.
Convergencia España (izq). C. Corriente, derecha. (1970-2016)
Parece ser, pues, que España ha sido víctima de la trampa del crecimiento de forma recurrente, viéndose expuesta a periodos de auge y convergencia seguidos de recesión y divergencia. Para la teoría económica ortodoxa o convencional, el problema podrá ser falta de apertura, salarios rígidos, demasiado gasto público, etc. En cambio, para lo expuesto, que aquí he denominado trampa del crecimiento, el problema se encuentra en la teoría económica basura[7], siendo esta situación la esperable si no se imponen aranceles o algún tipo de restricción al crecimiento de las importaciones por encima de las exportaciones.
Son estas las razones por las que el euro, no sólo no supone una institución de convergencia y consolidación a nivel europeo (momento anterior a la crisis), sino que paradójicamente tampoco supone lo contrario (momento actual, desde el comienzo de la crisis), teniendo, según lo expuesto por la trampa del crecimiento, un carácter oscilante.
Al menos una cosa sí está clara, la divergencia entre países se ha manifestado más fuerte, dejando los momentos de "gloria" su huella en la actualidad.
Posición de inversión internacional (2017). Porcentaje del PIB, izquierda.
En millones de euros y con la posición negativa agregada e invertida, derecha.
Por todo esto, la convergencia y satisfacción con el euro sólo será momentánea para algunos, provocando en ocasiones una verdadera tragedia griega.
Grecia, si bien ha equilibrado su balance comercial, mantiene el mismo
volumen de exportaciones que en el momento de la crisis[8].
[1] La Europa a remolque y La Europa
[2] Si bien la exposición es escueta y hasta cierto punto gratuita, se debe a que una exposición más profunda de la misma sería demasiado extensa y haría necesario entrar en temas de calado técnico, sobre todo contable, alejados de la intención principal del artículo.
[3] Esto significa que, cuando las importaciones crecen más que el PIB, éste ha de contenerse al crecimiento de sus exportaciones, de modo que éstas crezcan también más que el PIB y hagan de contrapeso a las importaciones.
Así por ejemplo Luxemburgo, país cuyas importaciones crecen mucho más que el PIB, debe contener su crecimiento por debajo del de sus exportaciones, es decir, mantener sus exportaciones también por encima del crecimiento del PIB, dado que deben contrarrestar el crecimiento de sus importaciones. Por el contrario, si su producción crece igual o más a sus exportaciones, dado que las importaciones crecen más que su producción, su balanza comercial empeoraría haciéndose insostenible en el tiempo. Esto hace, en esencia, que el crecimiento se encuentre limitado por las relaciones comerciales exteriores.
[4] Grecia, pese a ser el país con el peor saldo con el exterior, presenta unos beneficios estables y elevados, siendo el impacto del sector exterior absorbido por los hogares, los cuales mantuvieron durante la etapa 2000-2008 un gasto muy superior al ingreso.
[5] Durante el periodo anterior (como a partir de 2013) la relación del desempleo con la balanza comercial o la cuenta corriente se muestra inestable y, si bien un mayor desempleo hace aumentar las importaciones, esto se puede ver contrapuesto cuando el desempleo en el exterior es más bajo, la inversión más alta, la industria doméstica superior, etc. Por lo que las relaciones pese a seguir existiendo no son estables, como advertimos desde el comienzo.
[6] Los datos sobre los beneficios no alcanzan un periodo más extenso, por lo que, si bien la relación se ha mantenido a lo largo del tiempo, no podemos saber si de manera estable.
[7] La situación es tan ridícula que gran parte de economistas han logrado acabar por sí mismos con la credibilidad de su gremio. De hecho, han sido tan torpes que al excederse en sus recomendaciones y dado el rechazo social que éstas suponen, han promovido que se les haga una fácil oposición y colaborado en aumentar el poder de sus detractores, haciendo que en los países del sur de Europa los partidos políticos que mantenían la hegemonía pierdan peso, hecho que critican pese a ser producto de la aplicación de sus recomendaciones, a veces, incluso aplicadas por ellos mismos.
[8] Grecia mantenía unas importaciones muy por encima de las exportaciones, por lo que para equilibrar la balanza comercial en una institución como el euro debía de reducir el gasto, repercutiendo ello en la producción interna y empleo. Esto, junto a la reducción de los salarios, implica una caída de la inversión, principal elemento para la mejora técnica en la producción a gran escala. De modo que las políticas de contención del gasto con el fin de mejorar el saldo exterior, si bien consiguen equilibrar o volver positiva esa brecha, lo hacen a costa de desincentivar la inversión, perjudicando la productividad y dejando a los sectores que producen a escala, principalmente manufactureros, en una posición competitiva aún peor.
Se puede concluir por tanto, que las medidas de contención de gasto por las cuales se busca equilibrar el comercio exterior terminan perjudicando la competencia, dejando una economía nacional en una situación aún más proclive a sufrir una trampa del crecimiento ante un periodo futuro de elevada expansión, de modo que no resuelve, sino amplia, los problemas de convergencia.
* Los datos de Luxemburgo, dado que mantiene niveles de exportaciones e importaciones muy superiores a los demás, son un cociente bajo divisor 2. La proporción exportaciones/importaciones no cambia, pero ambos sobre el PIB están infravalorados a la mitad.
Interesante.
ResponderEliminarMe recuerda las ideas de Varoufakis, sobre territorios netamente exportadores (por superior productividad) y territorios importadores, que ejercen lo que el llama "reciclaje de excedentes".
Es necesaria una síntesis que trascienda la visión clásica, y su crítica. Quizá podemos ver aquí, en definitiva, lo que sucede a menor escala dentro de los países. Yo lo veo como el papel de la deuda en incremento como forma de sostener el equilibrio, y los niveles de crecimiento, tanto para el rico como para el pobre; el primero no consume, el segundo no produce (por tanto, no tiene nivel adquisitivo). Te presto -la función que haría el déficit por cuenta corriente- para poder seguir vendiendo (creciendo).. hasta que llega la gran liquidación. Y vuelta a empezar.
Respecto a la trampa del crecimiento, y de la apertura de mercados, simplificándolo al máximo, yo lo veo así:
Es en definitiva la dictadura del más productivo. El que llega primero, y produce más, condiciona al resto.
Pensemos en los países pobres, respecto a los desarrollados. En la medida en que tiene menos ahorro (inversión), peores infraestructuras, educación, cultura científica, organización etc. su factor de incremento de productividad (podríamos llamarlo, factor tecnológico Ft) es recurrentemente inferior -sobretodo en la industria-.
Si asimilamos ese Ft, con los beneficios esperados del agregado de las empresas de una economía (y on su crecimiento potencial); el Ft de los países desarrollados, será superior al Ft' de los no desarrollados (por lo expuesto arriba, y pese a la mayor capacidad de capitalización).
Las inversiones, en consecuencia, -en la medida en que circulan libremente- buscarán la producción en los países de Ft (y beneficios) superior. Los países desarrollados producen para ellos, y para exportar, sobretodo en los sectores de alto valor añadido, al que los no desarrollados no pueden acceder.
A no ser que la industria produzca con costos menores, es decir, pagando salarios maquileros, y en aquellos sectores en que los no desarrollados tienen ventajas comparativas: materias primas y recursos. Sectores de baja utilización de mano de obra.
Consecuentemente, la única forma de producir industrialmente en los menos desarrollados, es con sueldos por debajo del poder adquisitivo alcanzado por el país, lo que condena a la población a una pobreza persistente (o bien reduciendo empleo constantemente, para mantener el nivel de beneficios). es lo que vemos en los países más pobres, y vamos subiendo en una escala, proporcionalmente, hacia los más desarrollados.
Los productos industriales de alto valor añadido, por lo demás, sólo podrán adquirirlos en tos países los sectores que poseen los ahorros e inversiones, y que toman el retorno de inversiones que, como decía antes, se han llevado afuera. Es decir, son productos de lujos.
Los desarrollados, intentarán estimular la demanda externa, con préstamos o medidas en las divisas. Lo vimos con las crisis de deuda recurrentes en los 80, 90 (países en desarrollo), y finalmente la europea del 2008.
Los países líderes en productividad, con escasas exepciones, son los que se capitalizaron con posterioridad a la IIGM, de la mano de EEUU: Japón, Alemania, Corea, Italia, Francia, Inglaterra, Holanda, Australia, Canadá...
La respuesta de los pobres, es la industrializaciónpor sustitución de importaciones. es la única forma de replicar el crecimiento, con industria, que en su día tuvieron los países desarrollados, y lo es precisamente por las razones expuestas arriba (no estar sometidos a los efectos de la superior productividad en otras regiones, y el escape de inversiones que implica).
Aquí se complemente lo expuesto:
https://www.youtube.com/watch?v=aqidVPixo-Q
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EliminarBuenas, no he podido contestar antes.
EliminarEn general estoy de acuerdo, si bien no soy amigo de los modelos, pues son pura ficción alejada de la realidad, puesto que no puedes hacer una función "Y = F(Xn)", siendo n el número de variables, no puedes modelizar ni medir el impacto de una variable en otra (derivada), como sí sucede en física "E = m*c^2" o geometría "Área triángulo eq = L*L*0.5"). Por supuesto uno puede no tener una medición exacta, pero sí un margen, como por ejemplo pi está entre 3 y 4.
En cuanto a lo de países exportadores e importadores, la realidad es bastante compleja, si bien el factor tecnológico influye, tampoco es lo único, y vas a encontrar países con similar desarrollo industrial siendo exportadores e importadores en distintos periodos de la historia. Los niveles de inversión, desempleo, etc. también influyen, dado que cuando un país importa implica que, por alguna razón, gasta más de lo que ingresa. Es también ese exceso de gasto el que ocasiona los ahorros, es decir, gasta originando un aumento del ingreso neto que crea ahorro, si bien la interpretación es la contraria, que son los ahorros del exportador, en este caso Alemania o China, los que financian las compras.
Existe el problema que comentas. En un país en desarrollo la industria extranjera daña su inversión, dado que las empresas domésticas tienen reducida su cuota, pues la comparten con las empresas que producen en el extranjero. Si por el contrario exportan, significa que producen para una cuota mayor que la doméstica, de manera que la inversión será deberá ser superior, trayendo ésta consigo el desarrollo tecnológico.
En este programa se habla bastante sobre el tema: https://www.ivoox.com/divergencia-economica-espanola-ampliando-debate-audios-mp3_rf_26958521_1.html
Un saludo, Manuel Campos.