Los
límites del crecimiento fue
un informe encargado al Instituto Tecnológico de Massachusetts por
el Club de Roma y publicado en 1972, año en el que los problemas
causados por el DDT, el plomo añadido a las gasolinas y la
contaminación de los ríos llevaron a la celebración de la primera
conferencia internacional sobre el medioambiente, la Conferencia de
Estocolmo, que de forma un tanto retorcida se denominó oficialmente
“Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio
Humano”. Las conclusiones
del informe y libro son sencillas, no es posible el crecimiento
infinito de los flujos de materiales, energía y residuos que produce
la economía humana en un planeta finito. Y por ello tampoco lo es el
crecimiento económico. Algo
muy parecido han dicho recientemente 15.364 científicos de 184
países.
El
informe, desarrollado por un equipo multidisciplinar y liderado por
una biofísica y científica ambiental especializada en dinámica de
sistemas recibió duras críticas por parte de los economistas, y si
bien no cayó en el olvido, quedó desprestigiado para las élites
políticas, económicas y culturales. Tal y como cuenta Hugo Bardi en
“Los límites del crecimiento
retomados”, el debate no fue
muy limpio, se publicaron críticas en revistas académicas que
malinterpretaban el informe, sin permitir posteriormente la réplica
en la misma publicación. Resulta preocupante que uno de los
economistas implicados en el debate fuese William Nordhaus, que
posteriormente alcanzó puestos de gran responsabilidad dentro del
Panel Intergubernamental del Cambio Climático, estimando de forma
banal las repercusiones monetarias del calentamiento global.
El
debate permanecería medio dormido más de 25 años, hasta que, en
1998, Colin Campbell y Jean Laherrère, dos geólogos especializados
en el campo del petróleo publicaban
en Scientific American un artículo titulado El
fin del petróleo barato.
La afirmación expresada en el título era tremendamente osada en un
momento en el que el petróleo cotizaba a 14 dólares el barril, pero
acertó de pleno y el petróleo multiplicó por diez su precio en tan
solo 10 años, alcanzando los 150 dólares barril en el año 2008.
¿Cómo
lo hicieron? Se basaron en el modelo creado por Marion King Hubbert,
que establecía que la producción de un determinado campo de
petróleo seguía una curva en forma de campana, con una fase de
ascenso rápido hasta alcanzar un máximo o pico
de producción, y posterior descenso.
Fuente: wikipedia |
Esta
curva tiene la característica de que la suma de varias (o muchas)
curvas parecidas es también una curva con la misma forma, en
consecuencia, la suma de la producción de muchos campos de petróleo
también tendrá un pico.
Campbell y Laherrère estimaron con acierto el cénit global de
petróleo crudo, pero a partir de 2008 comenzó a incrementarse de
forma notable la producción de petróleo no convencional. Este
incremento ha dejado en mal lugar la muy acertada, hasta ese
momento, predicción de producción de petróleo en EEUU realizada
por Marion King Hubbert en 1956.
Fuente: wikipedia |
En
la curva vemos como la divergencia se acentúa de forma notable a
partir de mediados de la primera década de este siglo.
Las
posteriores predicciones de Campbell y Laherrère para el cénit de
“todos los líquidos” de petróleo, que incluye petróleo crudo,
no convencional, y otros líquidos, se han quedado bastante cortas.
Por poner un ejemplo, en mayo de 2013 Laherrère estimó que el pico
se alcanzaría en algún momento entre esa fecha y 2018 con una
producción algo inferior a 90 millones de barriles día, pero en
la actualidad alcanza los 98,64 millones de barriles día.
El
modelo de Hubbert no capta toda la complejidad de la actividad humana
de extracción y producción de petróleo, y el debate sobre el pico
no ha llegado a la gran mayoría de la opinión pública, aunque
es evidentemente relevante para nuestro futuro.
Sin
embargo, que las estimaciones de extracción de recursos hayan
fallado a corto plazo, no cierra el debate sobre Los
límites del crecimiento. Recordémoslo,
el informe afirma que no es posible el crecimiento infinito de los
desechos de la economía, y parece que es ahí, en los sumideros de
desechos, donde existe un consenso claro de que tenemos un problema a
corto plazo, que incluso de forma muy sesgada, está llegando a la
opinión pública.
Fuente: elaboración propia |
¿Por
qué digo que de forma muy sesgada? Porque el problema que se está
transmitiendo a la opinión pública es que el planeta se está
calentando, sin profundizar demasiado en las consecuencias. Pero el
calentamiento global antropogénico es solo un aspecto de un problema
mucho más general de alteración de la biosfera, que está llevando
a la misma a un estado distinto, fuera del estado estable en el que
el ser humano ha podido medrar: el Holoceno.
Un
concepto importante a tener en cuenta es que la biosfera es un
sistema complejo autorregulado, es la propia vida la que crea las
condiciones necesarias para sustentarse a sí misma. Esta red de vida
genera el oxígeno que respiramos, regula el clima, abona el suelo y
ayuda a la reproducción de las plantas, entre otras cosas.
Se
sabe que estos sistemas complejos evolucionan de forma brusca, no
lineal, y a veces irreversible hacia nuevos estados una vez que se
traspasan ciertos umbrales en determinadas variables críticas del
sistema. Cuando digo que la evolución puede ser no lineal me refiero
a que el efecto no es proporcional al aumento o la disminución de la
causa. Tomemos el ejemplo del cambio climático, si, por ejemplo,
pasar de 300 a 400 ppm de concentración de CO2
en la atmósfera, ha supuesto un incremento promedio de 1 ºC, llegar
a 500 ppm puede suponer el incremento de 3ºC, o de 0,5ºC. El
registro fósil de nuestro planeta muestra evidencias claras de estos
cambios de estado bruscos, como puede ser la denominada “explosión
cámbrica” o los cinco episodios anteriores de extinción masiva
(ahora
estamos en el sexto).
El
problema para el ser humano es que este nuevo estado estable que
tiende a alcanzar la biosfera, puede no ser amigable para el ser
humano. Así, por ejemplo, sabemos
que la atmósfera evoluciona hacia anoxia, es decir,
concentraciones de oxigeno incompatibles con la vida humana, aunque
en teoría a medio plazo. Evidentemente, mucho antes el sistema
agroindustrial de producción de alimentos habrá colapsado por la
pérdida de servicios medioambientales claves como la estabilidad
climática, agua dulce, suelos fértiles y polinización por insectos
y aves.
Un
grupo de científicos ha recopilado el mejor conocimiento disponible
para establecer umbrales de seguridad en ciertos parámetros críticos
que permitirían a la humanidad mantener la biosfera dentro del
Holoceno, son los llamados Planetary
Boundaries (Límites
Planetarios), representados en esta figura.
En
la figura se aprecia claramente que el problema no es sólo el cambio
climático, sin embargo, los medios de comunicación transmiten la
falsa idea de que el cambio climático es el motor de cambio que está
detrás del resto de problemas. Así, sería el cambio climático el
que propiciaría la pérdida de biodiversidad o la acidificación del
océano. Esto no es así, en realidad todos estos factores de
relacionan de forma compleja, y por ejemplo podríamos pensar que la
causalidad es invertida, y que la extinción de especies (provocada
por el incremento de zonas muertas oceánicas, que a su vez se debe a
la alteración humana de los ciclos planetarios de fósforo y
nitrógeno para la agricultura, o por usar el mar como un vertedero
de plástico, o por la sobreexplotación de capturas pesqueras con
artes poco respetuosas) pueden dificultar la captura de carbono por
lo océanos y su migración al fondo de los mismos.
Fuente: Seguridad y Medio Ambiente |
Los
medios transmiten el mensaje de que tenemos un problema “técnico”,
solucionable reduciendo las emisiones de gases de efecto de
invernadero, siempre que ello no resulte demasiado costoso, en cuyo
caso quizás convenga aceptar los costes del cambio climático.
Frente a eso, la realidad es que se trata de un conjunto de problemas
interrelacionados, de muy difícil solución técnica. Pensemos por
ejemplo en la energía fotovoltaica, quizás pueda ser una solución
para reducir emisiones, pero puede aumentar el uso humano del
territorio, traspasando el umbral seguro para la “transformación
de la superficie terrestre”, uno de los límites planetarios más
amenazantes, y que estamos a punto de cruzar (antes que el del cambio
climático).
¿Por
qué se dan toda esta serie de problemas de forma simultanea? Lo
explica, en un artículo publicado en el nuevo medio digital
canadiense The Tyee: “Los
seres humanos ciegos al inminente colapso”,
el doctor en ecología de las poblaciones y experto en economía
ecológica y humana William E. Rees.
En un planeta limitado, donde millones de especies comparten el mismo espacio y dependen de los mismos productos finitos de la fotosíntesis, la expansión continua de una especie conduce necesariamente a la contracción y extinción de otras. (Políticos, tomen nota: siempre hay un conflicto entre población humana / expansión económica y la "protección del medio ambiente").
¿Por qué es importante esto, incluso para aquellos a quienes realmente no les importa la naturaleza en sí? Además de la infamia moral asociada con la extinción de miles de otras formas de vida, existen razones puramente egoístas para preocuparse. Por ejemplo, dependiendo de la zona climática, entre el 78% y el 94% de las plantas con flores, incluidas muchas especies de alimentos para humanos, son polinizadas por insectos, pájaros e incluso murciélagos. (Los murciélagos, también en apuros en muchos lugares, son los polinizadores principales o exclusivos de 500 especies en al menos 67 familias de plantas). Hasta un 35% de la producción mundial de cultivos depende más o menos de la polinización animal, lo que garantiza o aumenta la producción de 87 cultivos alimentarios líderes en todo el mundo.
Pero hay una razón más profunda para temer el agotamiento y la despoblación de la naturaleza. En ausencia de vida, el planeta Tierra es sólo una roca húmeda intrascendente con una atmósfera venenosa que gira inútilmente alrededor de una estrella ordinaria en las orillas extremas de una galaxia irrelevante. Es la vida misma, comenzando con innumerables especies de microbios, la que gradualmente generó el "ambiente" adecuado para la vida en la Tierra tal como la conocemos. Los procesos biológicos son responsables del equilibrio químico favorable a la vida de los océanos; las bacterias fotosintéticas y las plantas verdes han almacenado y mantienen la atmósfera de la Tierra con el oxígeno necesario para la evolución de los animales; la misma fotosíntesis extrajo gradualmente miles de millones de toneladas de carbono de la atmósfera, almacenándolas en cretas, piedra caliza y depósitos de combustibles fósiles, de modo que la temperatura promedio de la Tierra (actualmente alrededor de 15º C) ha permanecido para edades geológicas en la estrecha franja que hace posible la vida basada en agua, incluso cuando el sol se ha estado calentando (es decir, que el clima estable es parcialmente un fenómeno biológico); innumerables especies de bacterias, hongos y una verdadera colección de micro-fauna regeneran continuamente los suelos que cultivan nuestros alimentos. (Desdichadamente, el agotamiento por la agricultura es incluso más rápido. Según algunas versiones, nos queda, tan sólo, poco más de medio siglo de tierra cultivable).
Es
un problema de escala de la actividad. La escala de la actividad
humana sobre el planeta, en términos de uso del territorio, agua
dulce, uso de materiales, energía y producción de desechos, no
puede seguir aumentando salvo que queramos correr el riesgo de que
nuestro planeta se convierta antes de tiempo en una “roca húmeda
intranscendente con una atmósfera venenosa que gira inútilmente
alrededor de una estrella ordinaria”. Antes de que eso ocurra
estaremos pasando mucha hambre, calor y sufriendo mayor número de
catástrofes naturales.
Si
aceptamos que en esencia el problema es la escala de la actividad
humana, nos encontramos que no se trata de resolver una cuestión
“técnica”, sino de organización económica y social. Claro que
la técnica puede aportar su parte, por ejemplo con una movilidad más
limpia, aunque
el coche eléctrico a duras penas supera al convencional a lo largo
de su ciclo de vida. Pero si se consigue una movilidad más
limpia, y se continúa aumentando la movilidad, continuará la
fragmentación del territorio y el uso de cada vez más materiales,
el camino contrario al que se debe transitar. Limitar la escala
supone un cambio de paradigma difícil de aceptar, especialmente
cuando dada la desigualdad existente los incrementos de actividad han
servido para proporcionar ingresos a los menos favorecidos por la
distribución de la renta.
Sin
embargo, el cambio paradigma, pese a la enorme dificultad inherente,
parece inevitable, ya
sea de una forma más racional y controlada o de otra más
catastrófica. Pero, si preguntamos en la calle, seguramente
muchas personas son capaces de identificar que de existir problemas
en el suministro de petróleo podemos encontrarnos con enormes costes
sociales y económicos. Pero si afirmamos que la biosfera es un
sistema complejo que se autorregula y que proporciona servicios
medioambientales esenciales para la vida y la economía humanas que
están siendo destruidos dado el incremento de nuestra actividad
sobre el planeta y la consiguiente reducción de los espacios
silvestres que generan esos servicios, seguramente la mayoría de
ellos se sentirían confusos. En esa afirmación incluimos tres
conceptos, cada uno de los cuales es ajeno al debate público actual,
incluso el generado por el cambio climático. Nuestra primera labor
es, a mi juicio, realizar una difusión mucho más amplia de esta
problemática y los conceptos asociados a ella, de forma que sea
posible un debate público sobre el problema más importante que
afrontamos colectivamente.
Este artículo, fue originalmente publicado en El Salto
Gracias por el artículo Jesús. Voy a hacer hincapié en cuatro cuestiones fundamentales que tocaz en el artículo: uno es el fundamental concepto de escala, otro es el tema de ver a la biosfera como un sistema autorregulado, el tercero es el tema de el debate sobre "lo técnico vs. lo social" y finalmente sobre el mismo concepto de colapso.
ResponderEliminarHay quien, basándose en el modelo de los Límites Planetarios habla de la apropiación de producción primaria neta y es sintomático que el único modelo integrado a nivel de Sistema Planetario se centre en los sumideros. Creo que sería muy positivo un modelo parecido a nivel de agotamiento (source). Lo digo porque sino nos quedamos en indicadores tipo TRE (solo hay que ver el último artículo de Antonio Turiel y como este se empeña en usar este indicador como "verdad termodinámica incuestionable). Para entender la escala del problema uno debe hacer, como decía Einstein, "reducir la complejidad del problema lo máximo pero no más". El hecho de que se esté desarrollando una versión visual (con sistemas de información geográficos que dan una dimensión espacial de uso de la tierra y a diferentes escalas) y multi-escala pero que todavía no haya sido integrada en ningún sistema de contabilidad nacional (ni tan siquiera a escala urbana o de barrio) evidentemente lleva a que no podamos hacer escenarios adecuados. Esto lleva a la segunda cuestión. Los hermanos Odum publicaron (en los 70!) el libro Fundamentos de la Ecología con el concepto de escala en el centro (sistemas anidados que van deade la población, comunidad... Hasta los biomas y la biosfera entera). Hablaban también de la biosfera como una especie de máquina con equilibrios punzantes. Las analogías con la cibernética son claras. En un co texto post segunda guerra mundial de optimismo y desarrollo infustrial-tecnológico se toman metáforas de la ingeniera. Esyo es sin embargo erróneo e insuficiente... Y entonces vino Lovelovk y su hipótesis de Gaia y Margulis y su prueba de que las eucariotas evolucioaron por simbiosis y seguramente de forma abrupta. Esto fue demasiado para los darwinistas. La explosión del Cambrio como u dices se carga la idea darwinista de la evolución gradual por prueba y error. El colapso de los dinosaurios hace unos 65 millones de años por actividad de un meteorito y/o por actividad geológica permitió que los mamíferos pasaran a expandirse por el globo. En ese contexto aparece un incremento de la complejidad cerebral y eventualmente el ser humano pasa a ser la única especie con capacidad de una consciencia fuerte de si mismo y del propio planeta. Se complejiza el comportamiento emocional, la capacidad de transformación exosomática y aparece la espiritualidad. Todo esto se desarrolla en un periodo relativamente breve geológicamente... Y ahora somos capaces de admitir que la biosfera o Gaia es un superganismo de otros organismos anidados y que lo es en evolución. Podemos cuantificar o estimar tasas de reciclado de Gaia, estudiar como la disipación de energía y materiales ha evolucionado... Pero estos temas no interesan, ergo no se estudian y no hay una visión metabólica y organísmica.
Curiosamente eso nos lleva al tema de los social vs lo tecnológico. El retiro que he hecho hace 1 semans y pico me sirvió para trascender ese problema. Hacen falta nuevas tecnologías, un sistema monetario nuevo, una forma de organizarse mejor donde individuos y colectivos convivan (y se reduzca el individualismo narcisista y psicopáico actual) pero especialmente hace falta un cambio cultural profundo que a mi ver solo puede llegar vía cambio psicoespiritual de un grupo reducido de pioneros a escalas más pequeñas. Esto ya está ocurriendo y a una escala geológicamente ínfima en medio de la catástrofe socioecológica en la que estamos. El trabajo siempre debe ser a todos los niveles: técnico, económico, social-institucional sin olvidar que en el fondo hay que llegar al tema simbólico y metafórico, al sistema de creencias axiomático. Por eso veo poco útil intentos como el proyecto MEDEAS de partir de la idea de que hay que mirar que es lo sostemible o no a nivel material/energético paraluego adaptarnos socialmente. Es mucho más interesante examinar el sistema de creencias e ir escalando las cosas de abajo arriba probando cosas... Claro para ello vuelvo al punto uno. Debe haber mucha mayor coordinación insitucional y un sistema de monitoraje que permita una mayor reflexividad típica de los sistemas complejos autoreferenciales y basados en dar un sentido a la existencia (visión postmoderna). Es en este sentido y solo en este donde se puede empezar a discutir lo que debe colapsar y lo que debe cambiar en una visión dinámica, regenerativa y evolutiva. Los decrecentistas y colapsistas han fracasado estrepitosamente porque hablan en términos muy abstractos como Taibo: "descomplejizar", "despatriarcalizar", "autogestión a escala humana" o como Pietro "volver a", "reducir el consumo un 80%"... Tdo esto no yiene en cuenta la escala ni los lock-ins (vivimos en una sociedad adicta, ¿Qué sentido tiene culpar a un sistema de creenciazls estruturalmemte en lock-in si no se hace incapie en un cambio profundo de consciencia?
EliminarComo me dijo Dirch Loorbach cuando vino a Barcelona (el trabaja con el modelo de Transition Management que recomiendo leer) para que pueda emerger algo tiene que colapsar lo viejo pero claro sin una discusión no reduccionista del tema (ahora ni el propio establishment científico ha llegado a un nivel de comprensión integradora) no es posible.
Es más necesario que nunca que las ciencias de tipo integrador y los activistas (pioneros) entiendad que deben trabajar codo a codo. Mi propuesta personal está en generar instituciones que permitan un debate y coordinación explícita a escala de ciudad-barrio incidienso en cambios culturales (son mucho más probables en ciudades que pueblos) y de cambios incrememtales en el sistema metabólico que puedan ser escaladosa medida que ciertas crisis vayan apareciendo, en las que debemos estar preparados pues es entonces donde las ventanas de oportunidad se abren.
Saludos,
Roger
Hola Rugi, perdón por la tardanza en contestar,
EliminarEn realidad tengo poco que aportar a lo que comentas. Dices “Por eso veo poco útil intentos como el proyecto MEDEAS de partir de la idea de que hay que mirar que es lo sostemible o no a nivel material/energético para luego adaptarnos socialmente. “ No conozco en profundidad el proyecto Medeas, pero decir lo que es sostenible o no a nivel material/energético me parece tremendamente complejo, hay muchos modelos que tratan de establecer eso, quizás el debate es que modelo es más o menos para eso, y posteriormente ver que relevancia puede tener esa información desde un punto de vista social. A día de hoy lo más útil que tenemos es el modelo de límites planetarios que como bien dices toca sólo el tema de los sumideros.
Luego comentas “Es mucho más interesante examinar el sistema de creencias e ir escalando las cosas de abajo arriba probando cosas “. Ahora mismo es nuestra única opción, más adelante, veremos.
En general estoy de acuerdo en todo lo que dices. Lo de las crisis ya sabes que lo dijo Milton Friedman, y si lo citas te linchan, porque no mola la inteligencia “impura”.
Un abrazo y gracias por reflejar