Páginas

miércoles, 22 de mayo de 2019

La agotada izquierda

Reflexiones sobre el ruido mediático en México y el cambio que prometió AMLO.


Hay quienes dicen que el psicoanálisis está superado, esas personas son las mismas que dicen que el socialismo o el comunismo han fracasado y que son insostenibles o que el libre mercado genera riqueza para todos. Freud plantea que cuando el niño nace ve en el padre un enemigo, alguien que naturalmente se interpone entre él y su madre, por lo que anhela de algún modo deshacerse de su padre, la muerte del padre es un deseo que el niño debe reprimir. 

 

Eventualmente, de un modo o de otro el individuo acaba perdiendo (matando simbólicamente al padre) ya sea por muerte natural, por accidente o cualquier otro motivo, el eterno problema es que el niño proyecta sobre el padre ciertos comportamientos dañinos que no necesariamente son ciertos, acusémoslo de maltratar a la madre, de ser infiel, de gastarse el dinero en cerveza, vino y tabaco, acúsemsolo de ser el peor tirano de todos… el mayor problema es que según Freud la psique conduce al niño a que muerto el padre, el niño quiere (y reemplaza) su lugar, pero en vez de convertirse en un regente justo, por algún motivo u otro, tiende a ser un tirano igual o peor que el padre.

Recientemente terminó Juego de Tronos, una de las series más épicas de la historia, con muchos sin sabores, uno de ellos la imposibilidad de cambiar el mundo. ¿Qué esperábamos? Una rendición de la ciudad y un juicio justo a Cersei, suena bien, pero esas cosas no pasan, ni siquiera en la ficción. Hoy vamos a abordar un poco esos problemas.

El sueño de la democracia es un asunto clásico, se genera en el mundo griego y romano y frecuentemente es confrontado por distintos tipos de poderes, siendo la violencia un poder notable, en Roma ningún político era inmortal, bastaba una espada para terminar con la democracia. Hoy en día los golpes de estado siguen amenazando democracias, al igual que el crimen organizado y otras formas de violencia, la democracia cuenta que muchos enemigos, habría que pensar si la fortaleza institucional es suficiente para garantizar una vida democrática en el estado. Desde mi perspectiva el problema es el débil tejido social que cubre a las naciones hoy en día, la modernidad sigue minando la cohesión entre ciudadanos, ya no hay ciudadanos, ahora hay solo votantes.

Por otro lado tenemos el eterno sueño de la izquierda, que se empieza a construir principalmente en la ilustración, esa bella idea de que el mundo sea un lugar de igualdad en el que todos seamos felices, en el que la riqueza se distribuya de manera justa o equitativa y en donde la ciencia pudiese producir el estado de bienestar para todos.

México es fundamentalmente un país conservador y curiosamente cuando Brasil voltea a la derecha, cuando gobierna Macri en Argentina y cuando irrumpe Vox en España, México decide por primera vez en su historia confiarle su futuro a la izquierda.

En el pasado la revolución mexicana nos dejó sabores muy amargos a los mexicanos, los cuales desde luego no son plenamente recordados, podemos ver por ejemplo como el presidente Madero fue un tipo bastante ingenuo que no pudo desmantelar la dictadura de Porfirio Díaz, confío de alguna manera en poder instaurar un orden legal que mantuviera cohesionado el país y garantizara un estado de derecho, Madero fue asesinado cobardemente, previo golpe de estado.

Discúlpenme si doy mucho saltos, me es imposible hacerlo de otra forma. Como mencionaba, la democracia es muy frágil, confiar en que las cosas salgan bien al orden institucional es complicado cuando el poder puede residir en otros lugares (dinero, armas, influencia, etc.), el poder de las ideas es grande, pero de poco sirve cuando no hay cohesión ciudadana, hay que pensar en ello…

Del mismo modo, el presidente Madero fue ingenuo al pensar que se podía cambiar el país sin cambiar a la élite de México, -Eduardo, ¿Qué estás diciendo?, ¿Estás diciendo que el mundo tiene que arder?-. De ninguna manera, creo firmemente en que todo (o casi todo) es posible. Quienes al parecer creen que es necesario ver o a hacer el mundo arder son los guionistas de Juego de Tronos, que nos presentan una serie de realidades… Desembarco del rey ardiendo por acción de Daenerys y su dragón es un asunto interesante, Cersei muere aferrada al poder, prefirió morir como Reina que escapar lejos con el hombre que ama (que además es su hermano) y ver crecer a su hijo, esa es la modernidad, un ente que no cambia jamás, ¿Aplica también para el poder?.

Daenerys por fin tiene ante si el tan deseado y disputado Trono de Hierro, al final todo se reduce a un objeto, para Marx es natural que el humano tenga tal deseo y capricho hacia un fetiche como dicho objeto… Y en vez de sentarse y cambiar el mundo decide continuar la lucha, ¿Contra qué o contra quien?. Aquí una realidad es que los humanos no estamos diseñados para lo que yo llamo “administrar el éxito”, para saber vivir con aquello que queríamos vivir. Regresando a Freud, el niño por algún motivo encuentra a su padre muerto y curiosamente lo primero que se le ocurre es hacerle una tumba y rendirle homenaje, deseo siempre su muerte y cuando por fin muere, en vez de sepultarlo lo intenta hacer eterno.

AMLO se encuentra ante los mismos problema, ya es presidente, ¿Qué va a cambiar?, la cosas cambian, al menos de nombre pero los cambios verdaderos y profundos que necesita el país no se ven, Josep Sanmartín apunta bien y dice “AMLO salió más conservador que los conservadores” y es cierto, el niño no corta con el legado de su padre, lo hace más grande, ¿Hay cambio ahí?, ¿Podemos cambiar lo seres humanos?.

En España cuando la izquierda gobierna tampoco se aprecian cambios suficientes como para extender el reinado de la izquierda o consolidar un cambio real y duradero, por el contrario, la izquierda acaba siendo la derecha, ¿Es que no se puede cambiar el mundo?.

A pesar de ello los tambores suenan, una de las grandes mentiras de la modernidad es que cualquiera puede ser presidente de una democracia, sin embargo un ciudadano común necesita exposición en los medios, necesita ser conocido, criticado, expuesto, no puede llegar a una plaza y empezar a hablar y a proponer, necesita una plataforma, el mundo real necesita los instrumentos, es el mundo instrumental.

Y el mundo instrumental reacciona fuertemente contra AMLO, dice mi profesor de economía que es un idiota en cuanto a economía, y puede ser. Los mercados también reaccionan, sin duda AMLO no es una persona nacida en la élite, no es un burgués, no es uno de ellos. Y se pone en marcha el aparato mediático, ese que solo repite consignas:

  • Dar apoyos económicos a los pobres sin producción genera déficit.
  • La inversión privada salvará a la nación, hay que promoverla y consentirla.
  • El populismo y la demagogia son perjudiciales.
  • Las organizaciones privadas son más eficientes que las públicas.
El discurso ya lo conocemos hasta el cansancio y podemos criticarlo hasta el día del juicio final, lo interesante es ver como reacciona el poder institucionalizado, los bancos, las empresas que cotizan en la bolsa de valores, los medios de comunicación. Y encontramos una polarización ficticia, que no corresponde a la realidad de la calle, a lo que piensan de verdad los ciudadanos, quienes apoyan a un presidente que es diferente pero que no puede consolidar una forma distinta de país.

Críticas a AMLO hay muchísimas, sin embargo los invito a pensar como podría ser y hacerse el cambio. ¿Qué otro camino hay?. El presidente Obrador no ha pedido el apoyo de los ciudadanos que le dieron el voto para hacer algo, ¿Está guardando esa parte?, lo que si hizo fue llamarlo a las urnas, dijo creer en la democracia participativa en lugar de la democracia representativa, algo que desde luego causa cierto miedo… ¿Cómo van a elegir los ciudadanos en un referéndum lo que quieren?. En juego de tronos la idea de la democracia causa risas, en Reino Unido hay una situación “curiosa” por hacer referendums y en España hay constitucionalistas y separatistas. ¿Vale la pena tratar de hacer democracia por esta vía? Yo creo que si, pero todas las formas de poder lo van a evitar a toda costa, porque es mucho más difícil doblegar un referendum de los ciudadanos a sus intereses que doblegar a las instituciones o a los “representantes populares”.

¿Será AMLO otro presidente más que no pudo cambiar el país? Es curioso como Trump en su campaña criticó el Status Quo, el “establishment”, e insinuó que él sería el único que podría romper la rueda que Danerys volvió a poner en marcha… Desde mi óptica jamás creí a Trump, como decía una de mis profesoras “el cambio jamás vendrá desde arriba”. AMLO por el contrario parece que algo si va a cambiar, la pregunta es si será suficiente, la izquierda tiene una oportunidad inédita, ¿la aprovechara?.

Considero que es tiempo de volver a plantearnos seriamente estos temas de política, poder, democracia, estado y demás… Hoy en día vemos una ciudadanía en México muy informada, pero aún ignorante (con disculpas de mis paisanos) que sin embargo escogieron la única opción que no representa la modernidad y sus caminos productivos-capitalistas, ¿Esta ciudadanía será la que pueda hacer el cambio?.

En 2012 Peña Nieto ganó las elecciones en México, por entonces el diario británico “The guardian” mencionaba que la televisión (medios masivos de comunicación) podían determinar el resultado de una elección. En 2018 ni el dinero, ni la tele, ni el lobby capitalista neoliberal pudieron frenar al primer presidente de izquierdas, más que el presidente AMLO, quienes deben de pensar si otro mundo es posible son sus ciudadanos.

La tarea de AMLO es simple: ser un buen administrador, un buen negociador, procurar mejores condiciones para el grueso de la población, podría incluso ser un mal presidente pero conservando lo necesario para volver a ganar las elecciones (con otro candidato, en México no puede reelegirse), porque en política quizá no interesa cambiar el mundo, simplemente ganar elección tras elección.

Por el lado político de gobernar, AMLO tiene muchas opiniones de donde escuchar, asesores que le dicen que hacer, algunos buenos, otros malos, la decisión final la tiene él, el pueblo se le encomendó a él, como humano tendrá aciertos y errores, lo importante es que los aciertos sobrepasen sus errores (obviamente). Y aquí es cuando nuevamente hacemos la pregunta imposible ¿Vamos a esperar a que el cambio venga de arriba?. El ciudadano (como un niño) va a matar al padre (ganar la elección), y cuando este ciudadano sea presidente, ¿Hará un verdadero cambio o será lo mismo?… Yo propongo salir del juego perverso, abandonar al padre, propugnar por otro tipo de civilidad, otro tipo de ciudadanía. Por ejemplo AMLO prometió hacer una refinería, sin importar si eso es bueno o malo, habría que exigir su cumplimiento, crear los mecanismos necesarios para que eso se haga, que la ciudadanía tenga mecanismos para que los políticos cumplan sus palabras, o la justicia los alcance de algún modo.

La izquierda tiene que hacerse serias preguntas, porque su modelo está agotado y a veces la izquierda se niega a reflexionar, en España la izquierda incluso ha pedido perdón humildemente, pero la ciudadanía se niega a acompañarla, ¿Qué sucede ahí?. ¿Será la ciudadanía la que está en crisis? ¿Me convierto yo en la nueva Cayetana Álvarez de Toledo pretendiendo decirle a los ciudadanos como deben ser?, ¿Al final el poder si corrompe todo y a todos?.

Otro camino que se me ocurre para que AMLO logre cambiar México es el soñado cambio institucional y legal, crear mecanismos para que las leyes e instituciones produzcan una sociedad justa a punta de la ley, lo cual tampoco creo posible, pero esta por verse. En algunos contextos esto funciona, claro que con ciertos límites, lo más triste seria tener que renunciar a nuestra libertad y nuestros derechos como ciudadanos, AMLO en ocasiones da pista de poder convertirse en ese padre autoritario, que castigue con justicia y severidad, ¿Es lo correcto?, ¿Necesitamos eso?. El problema es que esos dilemas perpetúan la historia, el próximo niño que mate a su padre, es decir, el próximo candidato que gane las elecciones podría ser el tirano que AMLO no es, el dictador que AMLO no es, por eso pugno más por una ciudadanía que fuese distinta… a un estado que "vigile el cumplimiento de la ley y castigue su violación" (en referencia a Vigilar a Castigar de Focault).

En la modernidad toda moralidad falla, por lo que construir otra ciudadanía también es complejo, por tanto creo que si México triunfa en esta presidencia, el resultado será solo una parte de lo que necesita el mundo para cambiar para bien y la izquierda tendrá que volver a tomar nota de lo bueno y reinventar todo lo demás.

Lamento no haber dicho mucho, espero se abra el debate.

PD: Un tema que he querido abrir y no he podido, pero que es muy vigente y fue sugerido por uno de mis lectores/escuchas, es la relación España con los países hispanohablantes… AMLO (intencionalmente creo yo) provocó el debate y exigió disculpas por los eventos ocurridos durante la conquista. Y aunque el asunto tiene más de 500 años, considero que es pertinente el tema. Imaginar otro mundo es complicado, pero el día en que España reconozca este y otros temas podremos hablar de una potencia o fuerza hispanohablante en el mundo capaz de marcar agenda a nivel internacional. Mientras tanto las fuerzas dominantes del planeta seguirán hablando inglés (o chino).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

NO SE ADMITEN COMENTARIOS ANÓNIMOS