Reflexiones sobre el ruido mediático en México y el cambio que prometió AMLO.
Hay
quienes dicen que el psicoanálisis está
superado, esas personas son las mismas que
dicen que el socialismo o el comunismo han fracasado y que son
insostenibles o que el libre mercado genera riqueza para todos. Freud
plantea que cuando el niño nace ve en el padre un enemigo, alguien
que naturalmente se interpone entre él y su madre, por lo que anhela
de algún modo deshacerse de su padre, la muerte del padre es un
deseo que el niño debe reprimir.
Eventualmente,
de un modo o de otro el individuo acaba perdiendo (matando
simbólicamente al padre) ya sea por muerte natural, por accidente o
cualquier otro motivo, el eterno problema es que el niño proyecta
sobre el padre ciertos comportamientos dañinos que no necesariamente
son ciertos, acusémoslo de maltratar a la madre, de ser infiel, de
gastarse el dinero en cerveza, vino y tabaco, acúsemsolo de ser el
peor tirano de todos… el mayor problema es que según Freud la
psique conduce al niño a que muerto el padre, el niño quiere (y
reemplaza) su lugar, pero en vez de convertirse en un regente justo,
por algún motivo u otro, tiende a ser un tirano igual o peor que el
padre.
Recientemente
terminó Juego de Tronos, una de las series más épicas de la
historia, con muchos sin sabores, uno de ellos la imposibilidad de
cambiar el mundo. ¿Qué esperábamos? Una
rendición de la ciudad y un juicio justo a Cersei, suena bien, pero
esas cosas no pasan, ni siquiera en la ficción. Hoy vamos a abordar
un poco esos problemas.
El
sueño de la democracia es un asunto clásico, se genera en el mundo
griego y romano y frecuentemente es confrontado por distintos tipos
de poderes, siendo la violencia un poder notable, en Roma ningún
político era inmortal, bastaba una espada para terminar con la
democracia. Hoy en día los golpes de estado siguen amenazando
democracias, al igual que el crimen organizado y otras formas de
violencia, la democracia cuenta que muchos enemigos, habría que
pensar si la fortaleza institucional es suficiente para garantizar
una vida democrática en el estado. Desde mi perspectiva el problema
es el débil tejido social que cubre a las naciones hoy en día, la
modernidad sigue minando la cohesión entre ciudadanos, ya no hay
ciudadanos, ahora hay solo votantes.
Por
otro lado tenemos el eterno sueño de la izquierda, que se empieza a
construir principalmente en la ilustración,
esa bella idea de que el mundo sea un lugar de igualdad en el que
todos seamos felices, en el que la riqueza se distribuya de manera
justa o equitativa y en donde la ciencia pudiese producir el estado
de bienestar para todos.
México
es fundamentalmente un país conservador y curiosamente cuando Brasil
voltea a la
derecha, cuando
gobierna Macri en
Argentina y cuando irrumpe Vox en España, México decide por primera
vez en su historia confiarle su futuro a la izquierda.
En
el pasado la revolución mexicana nos dejó sabores muy amargos a los
mexicanos, los cuales desde luego no son plenamente recordados,
podemos ver por ejemplo como el presidente
Madero
fue un tipo bastante
ingenuo que no pudo desmantelar la dictadura de Porfirio Díaz,
confío de alguna manera en poder instaurar un orden legal que
mantuviera cohesionado el país y garantizara un estado de derecho,
Madero fue asesinado cobardemente, previo golpe de estado.
Discúlpenme
si doy mucho saltos, me es imposible hacerlo de otra forma. Como
mencionaba, la democracia es muy frágil, confiar en que las cosas
salgan bien al orden institucional es complicado cuando el poder
puede residir en otros lugares (dinero, armas, influencia, etc.), el
poder de las ideas es grande, pero de poco sirve cuando no hay
cohesión ciudadana, hay que pensar en ello…
Del
mismo modo, el presidente Madero fue ingenuo al pensar que se podía
cambiar el país sin cambiar a la élite de México, -Eduardo, ¿Qué
estás diciendo?, ¿Estás diciendo que el mundo tiene que arder?-.
De ninguna manera, creo firmemente en que todo (o casi todo) es
posible. Quienes al parecer creen que es
necesario ver o a hacer el mundo arder son los guionistas de Juego de
Tronos, que nos presentan una serie de realidades… Desembarco del
rey ardiendo por acción de Daenerys y su dragón es un asunto
interesante, Cersei muere aferrada al poder, prefirió morir como
Reina que escapar lejos con el hombre que ama (que además es su
hermano) y ver crecer a su hijo, esa es la modernidad, un ente que no
cambia jamás, ¿Aplica también para el poder?.
Daenerys
por fin tiene ante si el tan deseado y disputado Trono de Hierro, al
final todo se reduce a un objeto, para Marx es natural que el humano
tenga tal deseo y capricho hacia un fetiche como dicho objeto… Y en
vez de sentarse y cambiar el mundo decide continuar la lucha, ¿Contra
qué o contra quien?. Aquí una realidad es que los humanos no
estamos diseñados para lo que yo llamo “administrar el éxito”,
para saber vivir con aquello que queríamos vivir. Regresando a
Freud, el niño por algún motivo encuentra a su padre muerto y
curiosamente lo primero que se le ocurre es hacerle una tumba y
rendirle homenaje, deseo siempre su muerte y cuando por fin muere, en
vez de sepultarlo lo intenta hacer eterno.
AMLO
se encuentra ante los mismos problema, ya es presidente, ¿Qué va a
cambiar?, la cosas cambian, al menos de nombre pero los cambios
verdaderos y profundos que necesita el país no se ven, Josep
Sanmartín apunta bien y dice “AMLO salió más conservador que los
conservadores” y es cierto, el niño no corta con el legado de su
padre, lo hace más grande, ¿Hay cambio ahí?, ¿Podemos cambiar lo
seres humanos?.
En
España cuando la izquierda gobierna tampoco se aprecian cambios
suficientes como para extender el reinado de la izquierda o
consolidar un cambio real y duradero, por el contrario, la izquierda
acaba siendo la derecha, ¿Es que no se puede cambiar el mundo?.
A
pesar de ello los tambores suenan, una de las grandes mentiras de la
modernidad es que cualquiera puede ser presidente de una democracia,
sin embargo un ciudadano común necesita exposición en los medios,
necesita ser conocido, criticado, expuesto, no puede llegar a una
plaza y empezar a hablar y a proponer, necesita una plataforma, el
mundo real necesita los instrumentos, es el mundo instrumental.
Y
el mundo instrumental reacciona fuertemente contra AMLO, dice mi
profesor de economía que es un idiota en cuanto a economía, y puede
ser. Los mercados también reaccionan, sin duda AMLO no es una persona
nacida en la élite, no es un burgués, no es uno de ellos. Y se pone
en marcha el aparato mediático, ese que solo repite consignas:
- Dar apoyos económicos a los pobres sin producción genera déficit.
- La inversión privada salvará a la nación, hay que promoverla y consentirla.
- El populismo y la demagogia son perjudiciales.
- Las organizaciones privadas son más eficientes que las públicas.
El
discurso ya lo conocemos hasta el cansancio y podemos criticarlo
hasta el día del juicio final, lo interesante es ver como reacciona
el poder institucionalizado, los bancos, las empresas que cotizan en
la bolsa de valores, los medios de comunicación. Y encontramos una
polarización ficticia, que no corresponde a la realidad de la calle,
a lo que piensan de verdad los ciudadanos, quienes apoyan a un
presidente que es diferente pero que no puede consolidar una forma
distinta de país.
Críticas
a AMLO hay muchísimas, sin embargo los invito a pensar como podría
ser y hacerse el cambio. ¿Qué otro camino hay?. El presidente
Obrador no ha pedido el apoyo de los ciudadanos que le dieron el voto
para hacer algo, ¿Está guardando esa parte?, lo que si hizo fue
llamarlo a las urnas, dijo creer en la democracia participativa en
lugar de la democracia representativa, algo que desde luego causa
cierto miedo… ¿Cómo van a elegir los ciudadanos en un referéndum
lo que quieren?. En juego de tronos la idea de la democracia causa
risas, en Reino Unido hay una situación “curiosa” por hacer
referendums y en España hay constitucionalistas y separatistas.
¿Vale la pena tratar de hacer democracia por esta vía? Yo creo que
si, pero todas las formas de poder lo van a evitar a toda costa,
porque es mucho más difícil doblegar un referendum de los
ciudadanos a sus intereses que doblegar a las instituciones o a los
“representantes populares”.
¿Será
AMLO otro presidente más que no pudo cambiar el país? Es curioso
como Trump en su campaña criticó el Status Quo, el “establishment”,
e insinuó que él sería el único que podría romper la rueda que
Danerys volvió a poner en marcha… Desde mi óptica jamás
creí a Trump, como decía una de mis
profesoras “el cambio jamás vendrá desde arriba”. AMLO por el
contrario parece que algo si va a cambiar, la pregunta es si será
suficiente, la izquierda tiene una oportunidad inédita, ¿la
aprovechara?.
Considero
que es tiempo de volver a plantearnos seriamente estos temas de
política, poder, democracia, estado y demás… Hoy en día vemos
una ciudadanía en México muy informada, pero aún ignorante (con
disculpas de mis paisanos) que sin embargo escogieron la única
opción que no representa la modernidad y sus caminos
productivos-capitalistas, ¿Esta ciudadanía será la que pueda hacer
el cambio?.
En
2012 Peña Nieto ganó las elecciones en México, por entonces el
diario británico “The guardian” mencionaba que la televisión
(medios masivos de comunicación) podían determinar el resultado de
una elección. En 2018 ni el dinero, ni la tele, ni el lobby
capitalista neoliberal pudieron frenar al primer presidente de
izquierdas, más que el presidente AMLO, quienes deben de pensar si
otro mundo es posible son sus ciudadanos.
La
tarea de AMLO es simple: ser un buen administrador, un buen
negociador, procurar mejores condiciones para el grueso de la
población, podría incluso ser un mal presidente pero conservando lo
necesario para volver a ganar las elecciones (con otro candidato, en
México no puede reelegirse), porque en política quizá no interesa
cambiar el mundo, simplemente ganar elección tras elección.
Por
el lado político de gobernar, AMLO tiene
muchas opiniones de donde escuchar, asesores que le dicen que hacer,
algunos buenos, otros malos, la decisión final la tiene él, el
pueblo se le encomendó a él, como humano tendrá aciertos y
errores, lo importante es que los aciertos sobrepasen sus errores
(obviamente). Y aquí es cuando nuevamente hacemos la pregunta
imposible ¿Vamos a esperar a que el cambio venga de arriba?. El
ciudadano (como un niño) va a matar al padre (ganar la elección), y
cuando este ciudadano sea presidente, ¿Hará un verdadero cambio o
será lo mismo?… Yo propongo salir del juego perverso, abandonar al
padre, propugnar por otro tipo de civilidad, otro tipo de ciudadanía.
Por ejemplo AMLO prometió hacer una refinería, sin importar si eso
es bueno o malo, habría que exigir su cumplimiento, crear los
mecanismos necesarios para que eso se haga, que la ciudadanía tenga
mecanismos para que los políticos cumplan sus palabras, o la
justicia los alcance de algún modo.
La
izquierda tiene que hacerse serias preguntas, porque su modelo está
agotado y a veces la izquierda se niega a reflexionar, en España la
izquierda incluso ha pedido perdón humildemente, pero la ciudadanía
se niega a acompañarla, ¿Qué sucede ahí?. ¿Será la ciudadanía
la que está en crisis? ¿Me convierto yo en la nueva Cayetana
Álvarez de Toledo pretendiendo decirle a los ciudadanos como deben
ser?, ¿Al final el poder si corrompe todo y a todos?.
Otro
camino que se me ocurre para que AMLO logre cambiar México es el
soñado cambio institucional y legal, crear mecanismos para que las
leyes e instituciones produzcan una sociedad justa a punta de la ley,
lo cual tampoco creo posible, pero esta por verse. En algunos
contextos esto funciona, claro que con ciertos límites, lo más
triste seria tener que renunciar a nuestra libertad y nuestros
derechos como ciudadanos, AMLO en ocasiones da pista de poder
convertirse en ese padre autoritario, que castigue con justicia y
severidad, ¿Es lo correcto?, ¿Necesitamos eso?. El problema es que
esos dilemas perpetúan la historia, el próximo niño que mate a su
padre, es decir, el próximo candidato que gane las elecciones podría ser el tirano que AMLO no es, el dictador que AMLO no es, por eso
pugno más por una ciudadanía que fuese distinta… a un estado que "vigile el cumplimiento de la ley y castigue su violación" (en referencia a Vigilar a Castigar de Focault).
En
la modernidad toda moralidad falla, por lo que construir otra
ciudadanía también es complejo, por tanto creo que si México
triunfa en esta presidencia, el resultado será solo una parte de lo
que necesita el mundo para cambiar para bien y la izquierda tendrá
que volver a tomar nota de lo bueno y reinventar todo lo demás.
Lamento
no haber dicho mucho, espero se abra el debate.
PD:
Un tema que he querido abrir y no he podido, pero que es muy vigente
y fue sugerido por uno de mis lectores/escuchas, es la relación
España con los países hispanohablantes… AMLO (intencionalmente
creo yo) provocó el debate y exigió disculpas por los eventos
ocurridos durante la conquista. Y aunque el asunto tiene más de 500
años, considero que es pertinente el tema. Imaginar otro mundo es
complicado, pero el día en que España reconozca este y otros temas
podremos hablar de una potencia o fuerza hispanohablante en el mundo
capaz de marcar agenda a nivel internacional. Mientras tanto las
fuerzas dominantes del planeta seguirán hablando inglés (o chino).
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