El adjetivo financieras es importante, porque es habitual oír la palabra burbuja asociada al activo cuyo precio sube como la espuma lo que nos puede llevar a error sobre su causa efectiva. El activo es accesorio, ya sean acciones de empresas punto com, inmuebles, fracking o deuda soberana, lo decisivo es la creación de dinero, ya sea por los bancos privados, ya sea por los bancos centrales, destinado a alimentarlas.
Recientemente, el BCE alertó sobre el riesgo de burbuja de deuda soberana. Escribí un artículo, ¿Quo vadis Mario Draghi, a raíz de la bajada de tipos en noviembre de 2013, donde señalaba que la sucesión de burbujas para ganar tiempo en busca de un milagro es una estrategia destinada al fracaso.
Ahora Mario Draghi, en el papel de bombero incendiario, grita ¡fuego! ¡fuego!. No parece que nadie haya prestado especial atención al aviso en los mercados. Las primas de riesgo de los países del sur de Europa con elevados ratios de deuda en relación al PIB y, elevados ritmos de aumento de la deuda pública, continúan batiendo récords en la colocación de emisiones con tipos cada vez más bajos. ¿Qué está pasando?.
Los mercados, vamos a llamarlos así, se atienen a la promesa que hizo Draghi, desde entonces más conocido como Súper Mario en algunos ambientes, en el momento culminante de la crisis de deuda de los países periféricos que haría todo lo necesario para evitar la ruptura del euro, añadiendo, "créanme será suficiente". Lo anterior traducido al román paladino significa, no se preocupen crearé el dinero que sea necesario para comprar esa deuda, no puede haber "default".
Las burbujas buscan un huésped propicio, pero crecen y se alimentan de las expansiones de dinero/deuda. Exhausto el sistema bancario comercial, especialmente en Europa, el relevo para alimentar las burbujas le corresponde al BCE.
Hay dos cuestiones importantes, la primera ¿sirve para algo las sucesión de burbujas? y la segunda ¿es el papel del Banco Central alimentarlas?.
La respuesta a la primera pregunta, es que no sirve para la sociedad en su conjunto, pero es extraordinariamente útil para una minoría que acumula poder a través del capital financiero, mejor dicho del capital a secas pues no existe de otra clase. No se trata del dinero, en si mismo, aquellos que continúan acumulando tienen suficiente dinero para adquirir cosas, del mundo material, suficiente para varias vidas de derroche continuado. Aquí el dinero y, la deuda que lo genera, es una representación de las relaciones de poder, quien manda y quien obedece. No se cambia una constitución o una normativa en 24h cuando hay dos o tres millones de personas que lo piden, pero si se hace cuando quien manda lo exige.
La segunda pregunta depende del marco que nosotros pensemos adecuado. Con nuestro sistema actual, el Banco Central está al servicio de ese poder, no para controlarlo sino para ser su servidor.
Para cambiar lo anterior es necesaria una reforma monetaria como instrumento esencial para recuperar una democracia auténtica. Devolver el poder de señoreaje, es decir el control del dinero, al Estado es una pieza básica para devolver el poder a los ciudadanos. Mientras los bancos puedan crear y destruir dinero, por sus intereses o su incompetencia y, los bancos centrales estén a su servicios y no al de los ciudadanos, nuestro destino es ir de burbuja en burbuja, con efectos más paupérrimos cada vez en el crecimiento de la economía medida en términos de PIB. El problema adicional, en mi opinión, es que el crecimiento en términos de PIB ya no es tal, se trata de un crecimiento antieconómico, en el que se confunden costes con beneficios bajo el término genérico de actividad económica.