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sábado, 31 de mayo de 2014

Burbujas, burbujas y más burbujas

No es mi intención hablar de una famosa marca de cava, ni de un conocido lavavajillas que con unas gotas limpia ingentes cantidades de cacerolas grasientas, sino de las burbujas financieras.



El adjetivo financieras es importante, porque es habitual oír la palabra burbuja asociada al activo cuyo precio sube como la espuma lo que nos puede llevar a error sobre su causa efectiva. El activo es accesorio, ya sean acciones de empresas punto com, inmuebles, fracking o deuda soberana, lo decisivo es la creación de dinero, ya sea por los bancos privados, ya sea por los bancos centrales, destinado a alimentarlas.

Recientemente, el BCE alertó sobre el riesgo de burbuja de deuda soberana. Escribí un artículo, ¿Quo vadis Mario Draghi, a raíz de la bajada de tipos en noviembre de 2013, donde señalaba que la sucesión de burbujas para ganar tiempo en busca de un milagro es una estrategia destinada al fracaso.

Ahora Mario Draghi, en el papel de bombero incendiario, grita ¡fuego! ¡fuego!. No parece que nadie haya prestado especial atención al aviso en los mercados. Las primas de riesgo de los países del sur de Europa con elevados ratios de deuda en relación al PIB y, elevados ritmos de aumento de la deuda pública, continúan batiendo récords en la colocación de emisiones con tipos cada vez más bajos. ¿Qué está pasando?.

Los mercados, vamos a llamarlos así, se atienen a la promesa que hizo Draghi, desde entonces más conocido como Súper Mario en algunos ambientes, en el momento culminante de la crisis de deuda de los países periféricos que haría todo lo necesario para evitar la ruptura del euro, añadiendo, "créanme será suficiente". Lo anterior traducido al román paladino significa, no se preocupen crearé el dinero que sea necesario para comprar esa deuda, no puede haber "default".



Las burbujas buscan un huésped propicio, pero crecen y se alimentan de las expansiones de dinero/deuda. Exhausto el sistema bancario comercial, especialmente en Europa, el relevo para alimentar las burbujas le corresponde al BCE.

Hay dos cuestiones importantes, la primera ¿sirve para algo las sucesión de burbujas? y la segunda ¿es el papel del Banco Central alimentarlas?.

La respuesta a la primera pregunta, es que no sirve para la sociedad en su conjunto, pero es extraordinariamente útil para una minoría que acumula poder a través del capital financiero, mejor dicho del capital a secas pues no existe de otra clase. No se trata del dinero, en si mismo, aquellos que continúan acumulando tienen suficiente dinero para adquirir cosas, del mundo material, suficiente para varias vidas de derroche continuado. Aquí el dinero y, la deuda que lo genera, es una representación de las relaciones de poder, quien manda y quien obedece. No se cambia una constitución o una normativa en 24h cuando hay dos o tres millones de personas que lo piden, pero si se hace cuando quien manda lo exige.

La segunda pregunta depende del marco que nosotros pensemos adecuado. Con nuestro sistema actual, el Banco Central está al servicio de ese poder, no para controlarlo sino para ser su servidor.

Para cambiar lo anterior es necesaria una reforma monetaria como instrumento esencial para recuperar una democracia auténtica. Devolver el poder de señoreaje, es decir el control del dinero, al Estado es una pieza básica para devolver el poder a los ciudadanos. Mientras los bancos puedan crear y destruir dinero, por sus intereses o su incompetencia y, los bancos centrales estén a su servicios y no al de los ciudadanos, nuestro destino es ir de burbuja en burbuja, con efectos más paupérrimos cada vez en el crecimiento de la economía medida en términos de PIB. El problema adicional, en mi opinión, es que el crecimiento en términos de PIB ya no es tal, se trata de un crecimiento antieconómico, en el que se confunden costes con beneficios bajo el término genérico de actividad económica.

lunes, 26 de mayo de 2014

Contextualizando el futuro Tratado UE- USA. Corporaciones versus Ciudadanos


Poco a poco, muchos estamos intentando intentar comprender lo que sucede en el mundo, lo que nos acontece. Para ello necesitamos de los demás; de los que, como nosotros, se hacen las mismas preguntas. En ello estamos, y es uno de los sentidos de Autonomía y Bienvivir, lugar desde el que unos pequeños saltamontes intentamos abrir una ventana a los problemas que nos agobian, y sus posibles soluciones.

Decía Gramsci algo así como que: 


"existe una crisis de la hegemonía cuando, aun manteniendo el propio dominio, las clases sociales políticamente dominantes dejan de ser dirigentes de todas las clases sociales, es decir no logran resolver los problemas de toda la colectividad e imponer a toda la sociedad la propia compleja concepción del mundo”.

Lo vemos por todos sitios, ¿verdad?. Existe un problema de legitimidad de las élites; vemos que cada paso que dan, no es en el sentido de resolver los problemas de la colectividad, sino que responden a sus propios intereses. Lo percibimos como un retroceso de los derechos sociales y democráticos, un retroceso de nuestra autonomía y de nuestra calidad de vida, no ya medida en términos materiales, que también, sino en términos de miedo, ansiedad, angustia, incertidumbre. Decía M. Croziet al respecto:


"Dominan las personas que consiguen mantener sus actos en libertad, sin regulación y, por lo tanto, impredecibles, mientras regulan normativamente (rutinizan, es decir, vuelven monótonos, repetitivos y predecibles) los actos de otras personas. Las personas que tienen las manos libres dominan a las personas que tienen las manos atadas, la libertad de las primeras es la causa principal de la falta de libertad de las segundas, y la falta de libertad de las segundas es el sentido último de la libertad de las primeras".

El cómo hemos llegado hasta aquí nos ocuparía mucho espacio. El presente ha estado marcado por el salvamento de ese modo de dominación financiero. El acuerdo de las élites norteamericanas y europeas para hacer recaer sobre los ciudadanos, Estados mediante, el coste del rescate del modo de dominación financiero. De eso se ha tratado ya, y se han propuesto soluciones tanto en el blog como en la web, apostando por otro tipo de sistema monetario.

Pero, como vemos día a día, ese modo de dominación necesita más, necesita que sigamos perdiendo autonomía y calidad de vida. Allí entra el tratado que, de espaldas a los ciudadanos, se está negociando entre Bruselas y USA. Las corporaciones multinacionales de ambos lados del Atlántico precisan de más libertad, de menos normas para ampliar sus mercados, de concentrar capital, de mejorar sus sinergias, eliminar trabas legales, y borrar del mapa cualquier tipo de soberanía. Los Estados-Nación, una vez realizado el rescate financiero, les sobran. No significa que defendamos los Estados, ni una versión estatalizante de la vida económica y social, pero sí que veamos los Estados como el sitio donde aún podemos manifestar nuestra opinión, nuestra soberanía. A veces, decir que tenemos derechos como personas, como ciudadanos, parece algo anacrónico. A ese punto hemos llegado, después de que nos hayan aplicado el significado alemán del término Ciudadano. Ciudadano en alemán es aquél que avala al Estado, y el Estado avala la banca (diríamos nosotros). Reivindicamos pues el derecho a la política, propugnamos que nuestras derrotas no son la claudicación ante aquello que se llegó a denominar El Fin de la Historia.

El tratado de libre comercio, ¡qué bonitas palabras!, nos acarreará con toda seguridad graves problemas. No los voy a detallar porque serían largos de enumerar. Pueden leerse con más detenimiento aquí, e incluso hay vídeos en los que activistas nos los relatan de forma amena y clara. Se trata, pues, de colaborar a difundir los nuevos riesgos a los que seremos sometidos en un futuro próximo. Ellos utilizan el lenguaje para engañar, no para transmitir información, nosotros debemos hacer lo contrario. Y lo hacemos, y lo haremos, porque nos creemos lo que dice Graeber:


"Para empezar a ser libres lo primero que debemos hacer es vernos a nosotros mismos nuevamente como actores históricos, como personas que pueden marcar una diferencia en el curso de los acontecimientos mundiales. Esto es lo que la militarización de la historia está intentando evitar"

Para profundizar en los riesgos sanitarios del tratado, existe un video muy recomendable sobre la industria de la alimentación americana sometida al principio del máximo beneficio sobre cualquier otro considerando.

lunes, 19 de mayo de 2014

El eterno rescate a la banca española


Publicaba hace unos días El País que una serie de avales concedidos por el estado a Catalunya Banc, serían, según previsiones del propio banco, ejecutados en un futuro, y por tanto sería el contribuyente español, a través de sus impuestos, quien compensaría las pérdidas ocasionadas por el deterioro del valor de estos activos.

¿Será ésta, por fin, la última ocasión en que saldremos con nuestro bolsillo al rescate de nuestra insolvente banca? Podríamos estar tentados a afirmar que no lo sabemos, que seguimos avalando activos por valor de cientos de miles de millones, y que continúa en activo un banco malo, que de tener pérdidas, tendrán que ser sufragadas de nuestro bolsillo. Sin embargo, ésta respuesta inocente es falsa, la respuesta correcta es que sabemos que no, que pagaremos más, porque el rescate lo pagamos día a día, todos los días, o al menos con cada emisión de deuda pública.

Imagine que tiene usted un hijo díscolo y algo derrochador, abrumado por las deudas y en situación desesperada, a punto de ser embargado ¿Qué hacer? Su hijo le promete que va a cambiar, que ha aprendido la lección, el problema, además, se puede resolver “sin coste”, mediante un aval, que le permitirá a su hijo refinanciar la deuda a más largo plazo y a menor tipo de interés. En esas circunstancias, muchos de nosotros terminaríamos avalando a nuestro hijo.

Pero imagine ahora que usted tampoco goza de una solvencia intachable, está endeudado y suele acudir a refinanciaciones. Afronta ahora precisamente el vencimiento de una deuda y no dispone de efectivo, aunque no supone mayor problema, dispone de un patrimonio muy importante y varias fuentes de ingresos regulares, así que no habrá problema para refinanciar. Pero cuando acude al banco, este verifica rutinariamente su riesgo crediticio, ve el aval que ha dado a su hijo y decide que su riesgo ha crecido. El banco todavía está dispuesto a prestarle, pero en compensación por ese mayor riesgo, exige mayor beneficio, y le sube dos puntos el tipo de interés.

Éste ha sido en realidad el caso de España, que llegó a tener avalados más de 200.000 millones de activos de la banca, además de ser responsable del pago, en caso de incumplimiento, de los créditos del Banco Central Europeo a las entidades de nuestro país. Todo ello ha supuesto el pago de incontables intereses de deuda pública que nadie ha contabilizado, y que no están dispuestos a contabilizar. Por ello, valoran que el contribuyente sólo ha tenido que poner, de momento, 36.000 millones de euros, cantidad muy importante, pero que posiblemente es menos de la mitad del importe real.

¿Y por qué hemos rescatado, de forma tan costosa, a nuestros bancos? ¿Para salvar a los depositantes, los ahorros de los españoles? Si así fuese, el gobierno de los Estados Unidos de América no habrían forzado al gobierno español a solucionar la crisis de Bankia. Los bancos y cajas españoles habían acudido al mercado internacional de capitales, y ahora los irresponsables prestamistas exigían su libra de carne ¿Qué hay que reducir el salario a los funcionarios, paralizar la inversión pública? “No me cuentes penas, una deuda es una deuda, si somos capaces de deforestar la Amazonia para cobrarla, no nos va a detener el salario de un profesor de Cuenca”.

Pero hay una razón todavía más turbadora que nos obliga a rescatar a nuestra banca, a pesar del inmenso coste económico y social. Para pagar deudas necesitamos dinero, y precisamente el papel central en nuestro sistema monetario lo ocupa la banca comercial, ya que de hecho crean depósitos, es decir, dinero, al realizar préstamos. La consecuencia de ello es evidente, un mal funcionamiento del sistema financiero frenaría la creación de dinero y particulares y empresas serían incapaces de encontrar el suficiente para pagar sus deudas, cayendo en bancarrota. Por esta razón los bancos son tan poderosos, por ello se los ha ayudado en todos los países, casi sin excepción.

Otra consecuencia de este sistema monetario es que necesitaría un crecimiento constante de la economía para ser estable. Las deudas siguen las leyes matemáticas del interés simple y compuesto, mientras que la riqueza real se degrada y se destruye con el uso.

¿Hay solución? Sí, no necesitamos a los bancos para tener dinero, hace más de noventa años Frederick Soddy, un científico, premio Nobel de Química, desarrolló de forma teórica un sistema monetario alternativo, que posteriormente fue refinado por diversos economistas, como Irving Fisher, y apoyado por otros como el también premio Nobel Maurice Allais. Este sistema podría ser utilizado para la moneda nacional, utilizada en pagos internacionales y para las relaciones económicas impersonales, mientras que para las relaciones basadas en la confianza, de cercanía, se podrían usar monedas complementarias, de índole local.

¿Podrán los españoles ser dueños de su destino o continuaremos bajo la tiranía de los banqueros? De nosotros depende, en marzo de este mismo año, pueblos cultos y democráticos como los islandeses han comenzado a caminar en esa dirección, tal y como nos cuenta en este vídeo el divulgador del problema monetario Bill Still.


lunes, 12 de mayo de 2014

Autonomía y Bienvivir ante el conflicto en Ucrania


Desde nuestra Asociación, Autonomía y Bienvivir, queremos manifestar nuestra preocupación por la situación de conflicto en Ucrania y el peligro de que estalle una guerra civil, ya en ciernes, y el riesgo de Guerra Mundial, ante la intervención de las distintas potencias.

Queremos hacer público nuestro rechazo, por un lado, a la intromisión de Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea en asuntos de política interior de otro país, intentando derribar un gobierno contrario a sus intereses. Pero, por otro lado, también criticamos la intervención rusa ocupando Crimea e intentando romper Ucrania en dos.

En nuestra opinión, Ucrania está siendo víctima del juego de intereses estratégicos, políticos y económicos, de la nueva Guerra Fría, con la existencia de dos bloques cada vez más delimitados y enfrentados: el que une a Estados Unidos, Europa y otros aliados, y el que une, esencialmente, a Rusia y China.

Desde nuestro punto de vista, dicha división se está acrecentando por dos factores que reflejan las insostenibles e injustas bases de nuestra civilización. Por un lado la deuda, auténtico fluido vital de un mercado mundial de capital que funciona gracias a instituciones pro-acreedoras como el FMI o el Banco Mundial. Estas instituciones han creado un clima de impunidad, en el que los grandes bancos y gestores de fondos tienen garantizada la retribución de sus préstamos irresponsables, cuyo pago recae sobre los hombros de unas poblaciones cada vez más empobrecidas. Así está pasando en Ucrania, donde la pauperizada población del país, comprueba como el FMI impone duros recortes, que la población prorrusa no quiere soportar.

En segundo lugar, la geopolítica de los recursos. En una sociedad del derroche y el despilfarro, tarde o temprano todo tiene que empezar a escasear, y así está pasando con los preciosos combustibles fósiles. Ucrania es la puerta de entrada del gas ruso a Europa, y en virtud de ello exige tener una parte del pastel del negocio del gas. Pero Rusia cada vez tiene menos que vender, por el propio agotamiento de sus pozos y porque desea aumentar su consumo interno. En esas condiciones,  los rusos esperan obtener el máximo provecho de sus exportaciones de gas y no quieren compartir beneficios con Ucrania, especialmente cuando el gigante chino está llamando a la puerta, deseando hacerse con ese gas, que necesita para proseguir su crecimiento económico.

Autonomía y Bienvivir se opone a la división mundial en bloques imperialistas y autoritarios, defendiendo el desarrollo de una tercera vía a nivel internacional basada en los principios de libertad como no dominación o autonomía, equidad, igualdad y sostenibilidad ambiental.


Principios que suponen un impulso a la paz y cooperación entre las naciones, frente al ansia de codicia y dominación como valores de las potencias enfrentadas y sus aliados.

jueves, 8 de mayo de 2014

Nuestra obsoleta mentalidad de mercado


Cuenta Ferrán P. Villar, ingeniero y periodista divulgador del conocimiento científico, y especializado en el problema del cambio climático, que es conocido y está documentado que los distintos lobbys, y think tanks que se dedican a sembrar la duda entre la ciudadanía acerca de la realidad del calentamiento global antropogénico, reciben 900 millones de dólares (que el piensa que pueden llegar a 9.000 millones, si contamos todos las aportaciones que no han podido ser documentadas) a través de 14 fundaciones radicadas en EEUU, vinculadas a diversas corporaciones. Usted quizás se pregunte, ¿por qué, alguien tendría interés en participar en el debate científico de una forma tan sesgada?

Mientras tanto, las preocupaciones cotidianas, en el día a día del ciudadano de a pie, varían ampliamente desde la desesperación de la búsqueda de empleo de las 700.000 familias que en España carecen de ingresos, a la competición por el estatus y la búsqueda de identidad de quien se siente frustrado por el imponente coche de alta gama de su vecino. Si alguna información tangencial acerca del cambio climático llegará a perturbar la sólida sustancia de sus preocupaciones, acaso no se preguntarían ¿y cómo vamos a pagar esto? En un momento en el que la crisis, el paro y la miseria asolan a muchos ¿podemos dedicar recursos a actividades no productivas como mitigar el cambio climático?

Es así como caemos en una lógica perversa, haciendo las preguntas equivocadas, enmarcando el debate dentro de un paradigma en el cual no hay soluciones a los problemas reales como el cambio climático, porque primero antepone problemas ficticios, como el pleno empleo. Pero, ¿acaso no se produce lo suficiente, no hay bienes y servicios en abundancia para cubrir las necesidades materiales de la ciudadanía? ¿Por qué queremos satisfacer necesidades inmateriales, como la identidad, con bienes materiales? ¿Acaso no se podría, mediante una serie de reformas sencillas del sistema monetario, la fiscalidad, o una renta básica de ciudadanía ir estableciendo poco a poco otra forma de distribuir la producción, justa, eficiente y que permita afrontar nuestros problemas reales?

Asignar la mayor parte de la producción mediante el mercado de trabajo, dice además muy poco acerca de nuestro amor por la libertad, pues su funcionamiento está basado en dejar a las personas en un estado de necesidad, en el que el acceso a los medios mínimos para su subsistencia quedan condicionados a la racionalidad económica del mercado. Sin el derecho inalienable a una renta mínima, o el acceso al trabajo de un bien comunal para ganarla, no es posible hablar de libertad.

Bajo esta luz queda claro por qué las élites dedican tantos recursos a negar la evidencia científica sobre el calentamiento global, que ni siquiera es el problema medioambiental más grave al que nos enfrentamos, puesto que nuestro sistema socioeconómico y sus desigualdades han estado durante siglos fundados en las externalidades. No todos hemos contaminado de la misma forma nuestro entorno. No emite el mismo CO2 un ciudadano de Angola, un norteamericano medio o una gran empresa siderúrgica. Si hay que internalizar ese coste de depuración ¿cómo se repartirá la factura? Por eso se dice que el sistema es justo, porque hay hielo para todos, para los ricos en verano, y para los pobres en invierno. Difícilmente cambiará, mientras no abandonemos, nuestra obsoleta mentalidad de mercado.

domingo, 4 de mayo de 2014

Autonomía y Bienvivir contra el desalojo del Centro Social Rey Heredia


Desde nuestra asociación, Autonomía y Bienvivir, queremos manifestar nuestro apoyo a los vecinos y colectivos de Acampada Dignidad Córdoba/Rey Heredia ante la amenaza de desalojo por parte de las autoridades.

El Centro Social Rey Heredia es un antiguo colegio abandonado, que, en octubre del pasado año, tras una manifestación de protesta contra el decreto de las pensiones, fue ocupado por una serie de personas, que, al poco tiempo, y con el apoyo de los vecinos adecentaron el edificio y crearon toda una seria de actividades sociales y solidarias autogestionadas: comedor popular, clases de apoyo, huerto urbano, biblioteca, creación de una emisora de radio, información gratuita sobre problemas del paro y desahucios, charlas informativas, debates, asambleas…


Sin que ninguna sigla política o social lo capitalice, la Acampada Dignidad Córdoba/Rey Heredia nos muestra un ejemplo a seguir en la construcción de una sociedad alternativa construida desde abajo, por las mismas personas, conscientes de su poder y del valor de la dignidad y la solidaridad, sin luchas partidistas, en consonancia con las ideas y valores propugnados por nuestra Asociación.