En nuestras sociedades vivimos dentro de lo que se llama
democracia representativa, es decir un sistema en el cual el pueblo elige en
unas elecciones a una serie de personas, vinculadas a diferentes partidos
políticos, como representantes de la ciudadanía durante cuatro o cinco años.
Este es el concepto dominante de democracia, pero hay otro,
más acorde con el sentido etimológico de la palabra democracia, o sea gobierno
del pueblo. Según este concepto la verdadera democracia sería el autogobierno
popular, o sea un sistema deliberativo donde se reflexiona y decide colectivamente sobre lo que se va a hacer: las leyes son debatidas y aprobadas
por los ciudadanos mismos.
Esta forma de democracia directa y deliberativa, que desde Autonomía y Bienvivir defendemos como ideal a alcanzar, supone apostar por una sociedad
autónoma, por usar un concepto de Castoriadis, frente a la sociedad dirigida o heterónoma.
No obstante, como el camino es largo y tal sociedad autónoma
requiere de tiempo y, siendo realistas, estamos donde estamos, quizá sería
preferible imaginar un mecanismo más sencillo de democracia deliberativa como
paso previo a la creciente profundización en materia de derechos, responsabilidades y libertades. Por ejemplo, ante la necesidad de reformar la Constitución
por la creciente apatía y descontento de los ciudadanos, un partido en el poder
que quiera desarrollar la democracia deliberativa y dar más peso a la opinión
de la ciudadanía podría realizar una Convención o Asamblea de políticos y
ciudadanos, estos últimos elegidos al azar pero representativos de la sociedad
por edad, género y nivel socioeconómico-estudiantes, parados, trabajadores en
activo, amas de casa y jubilados- de todas las zonas geográficas del país, y
los primeros en función de la fuerza de cada partido, con un Presidente de
Asamblea independiente.
La Convención, que se realizaría durante quince fines de
semana seguidos, o el tiempo que se determine, dedicaría el sábado a escuchar
la voz de diferentes expertos y los domingos a deliberar y votar, sobre, por
ejemplo, la reforma de la Ley Electoral para hacerla más representativa y la
forma de Estado, continuar con la Monarquía o cambiar a una República, y,
dentro de la República, su clase: presidencialista, semipresidencialista o
parlamentaria. La deliberación y el voto
se harían respetando los principios de ecuanimidad e igualdad. Los
debates y votaciones se grabarían y podrían ser visualizados por la población
en diferentes medios, desde televisiones a internet.
Las propuestas aceptadas requerirían de refrendos para que
finalmente el conjunto de la ciudadanía se pronunciase.
El mismo sistema podría aplicarse para, por ejemplo, crear
una ley educativa, con la participación en la Asamblea de Asociaciones de
padres, profesores y estudiantes u otras leyes, lo que implicaría una mayor
calidad democrática al ampliar la participación por un lado y por otra
favorecer la reflexión al oír diferentes voces en igualdad de condiciones.
Fuente: Democracia deliberativa: un buen ejemplo irlandés . Eldiario.es Zona crítica
Buenas,
ResponderEliminarEstá bien mostrar que hay otros tipos de democracia, más profundos, y que no son tan utópicos como podría pensarse, dado que incluso se practican aquí al lado, en Irlanda.
Habría que ver cómo se integra este tipo de democracia de forma permanente, no sólo para reforma de una constitución, en un sistema político. Porque creo que su integración de forma permanente, y no simplemente episódica, aunque sea un episodio tan importante como una nueva constitución, es de vital importancia.
Para ello creo que es de vital importancia, de cara al ciudadano de a pie, no sólo mostrar sus virtudes en cuanto a la participación directa, defensa de los propios intereses y por tanto sentido más pleno de la libertad, sino respecto a algunos aspectos cruciales
a) Virtudes educativas. Civismo. Fomento de la reflexión respecto al sentido de comunidad política, mayor implicación en ella, mayor respeto hacia ella.
b) Virtudes empáticas. Siguiendo a Jeremy Rifkin, que habló de "la sociedad empática", habría que ver cómo los vínculos establecidos mediante la deliberación fomentan la empatía y las relaciones cordiales y respetuosas entre los deliberantes. Lo cual nos lleva a una mayor sensibilidad del individuo al bien común.
c) Mayor control y rendición de cuentas de los representantes, que desearían una buena valoración de las asambleas para ser reelegidos. Se establece por tanto, un contrapoder, más efectivo que el que ahora existe.
d) Quizás lo más importante. Sus virtudes como sistema de gestión, a nivel local (de bienes comunes que se puedan crear) y a nivel territorial más amplio, mostrando como se articulan las distintas asambleas en un nivel superior.
saludos,
Irlanda, gran país, buen café el café irlandés, buen asiento el puf irlandés, grandes actores, Alfredoir Landa, Landa Niva, buen 4x4...
ResponderEliminaraún no conozco esa idea, que me parece interesante. Pero a los españoles, me parece que eso es pedirles demasiado. Como algunos dicen a veces, nosotros la toma de la Bastilla la habríamos tomado desde un café: El compromiso queda para otros. Cuando en Europa había Ilustración, aquí votoreábamos a Fernando VII "vivan las cadenas"
ResponderEliminaraún no conozco esa idea, que me parece interesante. Pero a los españoles, me parece que eso es pedirles demasiado. Como algunos dicen a veces, nosotros la toma de la Bastilla la habríamos tomado desde un café: El compromiso queda para otros. Cuando en Europa había Ilustración, aquí votoreábamos a Fernando VII "vivan las cadenas"
ResponderEliminarSin duda no. No veo que los españoles seamos especialmente alérgicos al compromiso, más bien al contrario. Nuestra cultura postmoderna del consumismo invita poco a mantener lazos comunales y comprometerse con ellos, pero no es española sino anglosajona.
EliminarRespecto a Fernando VI, lo veo más como un tema de soberanía, que muchas se confunde con el régimen político. Por ejemplo, los Castro no eran comunistas, sino nacionalistas, y tuvieron que convertirse en comunistas a la fuerza, por encontrar algún apoyo.
Respecto a la deliberación, y en concreto el sondeo deliberativo, es una herramienta sencilla, y que puede dar frutos interesantes desde el minuto cero.
un saludo,