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domingo, 10 de septiembre de 2017

¿Economía colaborativa? Sí, pero desde el cooperativismo (Homo Cooperans 2.0)

"Las mejores colaboraciones crean algo más grande que la suma de lo que cada persona puede crear por su cuenta." – Anónimo

"Para cambiar un paradigma existente, no luches por intentar cambiar el modelo problemático. Crea un nuevo modelo y así haces obsoleto al antiguo. Esto es en esencia, el servicio más elevado al que todos hemos sido llamados" – Buckminster Fuller

           1)  Introducción
        2)  El retorno del Homo Cooperans (Pasado-Presente) 
        3)  Un sistema que se queda sin aliento (Presente-Presente)
        3.1) Factor 1: Exceso de consumo
        3.2) Factor 2: Exceso de publicidad
        3.3) Factor 3: Exceso de individualismo
        3.4) Factor 4: Exceso de crecimiento económico
        4) La batalla por los bienes comunes (Presente-Futuro)
        5) Conclusión personal y posibles caminos de cambio
        6) Epílogo
  Apéndice: Listado de diferentes iniciativas para explorar e inspirarse

       1) Introducción

Ya encaminados hacia el final de este año 2017 para hacer una recopilación de ciertos libros para ir entendiendo y co-creando el posible paradigma del bienvivir, tal como hice en el 2015 y 2016, me he encontrado con un libro sobre economía que merece una reseña especial. Se trata de “Homo Cooperans 2.0. Por una economía colaborativa desde el cooperativismo” de Matthieu Lietaert.  (Se pueden leer las primeras 20 páginas aquí)







La economía colaborativa está de moda para bien o para mal, principalmente por los debates sobre dos de las grandes empresas que resuenan en todos los medios, Uber y Airbnb. El libro no quiere poner sólo el foco o el marco en esa polémica y sus consecuencias, sino que además proporciona una perspectiva tanto de tiempo, de toda la historia humana, como de espacio, lugares no tan trillados en los principales medios de comunicación. Esa perspectiva, más sistémica, puenteando la triada de los grandes medios de comunicación, el establecimiento de la agenda, el encuadre (framing) y el primado (priming), permite aumentar nuestro pensamiento crítico ante cualquier debate, serio o de cuñados, sobre economía colaborativa. Es más, a mi parecer, el libro integra implícitamente otra triada, la del corazón, cabeza y manos. El propósito de corazón de Matthieu para escribir ese libro es:

 “la urgencia de crear un mundo mejor para las generaciones futuras y para aquellos que hoy ya están excluidos de los beneficios de la globalización de la economía de mercado.”

Para ello, se vale de toda su experiencia, tanto académica como de investigación que en el pasado dio fruto a los documentales “Los negocios de Bruselas”, sobre los lobbies de las empresas multinacionales o a “Nos chers paradis” (en francés) sobre el cambio climático. Finalmente, se ha puesto manos a la obra co-creando “La fábrica de la transición”, proyecto real y en marcha donde teoría y práctica se encuentran, donde se crean soluciones a los problemas y dónde estos pueden ser replicados en otros lugares. Este y otros proyectos, ya funcionando, serán expuestos en un apéndice que he realizado al final de este artículo para que nuevos pioneros se inspiren y den rienda a su corazón, intentando ser los mejores para el mundo, y no tanto los mejores del mundo.

El libro cuenta con un prefacio de Michael Bauwens, iniciador de la fundación para las Alternativas Peer-to-peer, y un epílogo con una entrevista a Jordi Estivill, sociólogo, cooperativista y miembro de XES.  Básicamente, esta obra se divide en tres partes con dinámicos y sugestivos títulos que enmarcaré y comentaré personalmente en una línea temporal, pasado, presente y futuro y con un encuadre visual sobre la sombra, la luz y lo invisible.

    2) El retorno del Homo Cooperans (Pasado-Presente)

Un foco en un espacio concreto de la línea del tiempo, por ejemplo, los últimos 300 años, es como el chiste del borracho que busca unas llaves que ha perdido al pie de una farola porque allí hay mucha luz. Quizás por azar las encontremos, pero lo normal es que no estén allí, hay zonas oscuras más extensas por donde hemos estado que deberíamos inspeccionar, por ejemplo, con una linterna. Matthieu, con una especie de linterna del tiempo, busca la esencia humana remontando la historia de la humanidad (homo rudolfensis, homo ergaster, homo erectus, homo nearderthaliensis, homo sapiens) y no sólo en este periodo moderno. Su conclusión es simple:
“Estoy totalmente convencido de que esas grandes familias del género Homo, todas forman parte del meta género Homo cooperans. Sin ninguna excepción. Nuestra sociedad y nuestros libros de historia nos enseñaron a poner el acento, como lo he hecho antes, en las proezas de nuestros diferentes antepasados, el tallado de la piedra, el dominio del fuego, el del lenguaje, el caminar, en incluso las capacidades cognitivas. No obstante, a fuerza de mostrar las diferencias, nos hemos olvidado los rasgos comunes: el género Homo siempre cooperó con sus semejantes, desde hace millones de años.”
Siguiendo con la metáfora de la luz de la farola, buscar en este periodo moderno de los últimos 300 años es, mayormente, encontrarnos con las ideas de la gran revolución Darwiniana amplificadas en nuestros días con ese afán por la competición, la lucha y el individualismo en una jungla urbana. Al contrario y como muestra con datos en el libro, el ser humano ha vivido en comunidades, más bien pequeñas, la mayor parte de su historia. Sólo con la explosión urbana de los siglos XX y XXI vivimos en comunidades (ciudades) más grandes, aunque aún en Europa el 50% de la población vive en el campo y en pequeños pueblos. Sin embargo, la paradoja es que cuanto más grande son las ciudades, tanto más viven sus ciudadanos aislados. En Europa el 35% de los habitantes adultos viven solos.

A grandes males, grandes remedios. Como si fuese un mecanismo que contrarrestase la inercia incomunicativa anterior ha surgido también una explosión en los medios de comunicación (del telégrafo a internet). Quizás nuestra naturaleza innata comunitaria, de contacto, de comunicarnos, de informarnos que se atrofia con la individualidad se intenta satisfacer buena o malamente a través de lo que disponemos en cada época, en este caso, gracias a la tecnología, tenemos internet. Se ha pasado en poco más de 20 años de una utilización del 0,4% a más de la mitad de la población con cifras mayores en el continente europeo. Esta revolución de la información tiene un carácter diferente con respecto a otras revoluciones como la industrial que se basa en las materias primas entre ellas el carbón y el petróleo. El conocimiento no se pierde al utilizarlo, al contrario, se puede compartir y mejorar. Aunque desde un punto de vista sistémico más abierto, es verdad que sí tiene un cierto costo de materiales y de energía. De todos modos, visto desde ese punto sistémico, también es verdad como comenta Matthieu que esta revolución de internet está erosionando dos sistemas que desde una mirada corta en el tiempo parecen realidades eternas: la propiedad privada y el sistema de separación territorial entre naciones. Estos dos conceptos son realidades momentáneas, que se han construido y del mismo modo que se han construido se pueden de-construir. Como decía Harari en su libro “Homo Deus”:

 ”La mejor razón para aprender historia no es para predecir el futuro, sino para que podamos desprendernos del pasado e imaginemos posibles alternativas.”

Así mismo, como sugería en el artículo del “efecto perspectiva” de los astronautas, retirar ese foco fijo de luz sobre los pequeños territorios donde vivimos, nos amplía la mirada sobre todo el planeta Tierra donde todo está interconectado y no se ven barreras. Irónicamente, esta última afirmación sobre las barreras, no tendrá valor si cuando leas este artículo ya se ha construido el muro EEUU-México.

3) Un sistema que se queda sin aliento (Presente-Presente)

Paradójicamente, hay un efecto curioso al buscar sólo en la luz, ésta podría cegarnos si la miramos fijamente. Con ironía humorística el autor afirma que es muy difícil publicar en la mayoría de las grandes publicaciones sobre ciencias sociales, principalmente anglosajonas, si no se utilizan fórmulas o ecuaciones matemáticas. Voilà, Mattieu crea esta fórmula para resumir esta parte.

Crecimiento ilimitado = (consumismo x híper-individualismo) publicidad

Afirma que este es el capítulo sombrío, el deprimo-constructivista donde busca las causas profundas del malestar de nuestra sociedad. Contrariamente y desde el punto de vista metafórico que utilicé anteriormente, para mí, este es el capítulo luminoso que nos ciega y en el que cree vivir nuestra sociedad actual, aquella que sólo busca las llaves al pie de la farola y que posiblemente no encontrará. Más allá de estos juegos lingüísticos, el capítulo se centra principalmente en los últimos 300 años, una nimiedad con respecto a toda nuestra historia humana, por ello digo que sigue siendo el presente. De modo sistémico, esta línea de tiempo mucho más corto es abarcada en su totalidad histórica por el autor y no se enfoca solamente en algún hecho histórico concreto de cada uno de los cuatro factores. Dentro de este micro-escenario temporal también es necesario abarcarlo todo para encontrar las causas y ese malestar de nuestra sociedad. Como ya hemos comentado en este blog, estas se manifiestan en una triple crisis sistémica, ambiental, social e individual.

3.1) Factor 1: Exceso de consumo

La dependencia del sistema económico actual es tan alta que como afirma Matthieu no sólo una huelga de trabajadores podría tambalearlo sino también una huelga de consumidores. Con interesantes relatos y curiosidades, el texto nos lleva a través de una línea del tiempo para entender el consumo desde el homo habilis hasta nuestros días. Ya en estos últimos 300 años destaco los siguientes tres párrafos o citas reflejados en el libro para reflexionar sobre varios factores implícitos que nos ha llevado a evolucionar hacia un homo consumens:

“De una manera general, con el siglo XVII llega un cambio en nuestra historia al abrirse la era del consumo de masas. De todas maneras, es un hecho que, sin colonias, sin trata de esclavos sin explotación obrera, habría sido imposible para las familias europeas acceder al “gozo del consumo de masas”.

“Puede ser que antes de la crisis (1929), la gente era demasiado extravagante; pero está claro que ahora se comportan en el extremo opuesto y se volvieron terriblemente avaros. Desobedecen a la ley de la obsolescencia al utilizar su coche, sus neumáticos, sus radios y su ropa mucho más tiempo del que los ingenieros habían previsto. (…) Mi propuesta, para poner de nuevo el país en la vía de la recuperación económica, es planificar la obsolescencia del capital y de los bienes de consumo desde el momento de su producción.”

“Entre 1947 y 1951, los miles de millones de dólares del Plan Marshall no solo tienen por objetivo la recuperación económica. Sobre los 95.000 millones de euros (en valor actual), 5000 millones fueron destinados a la producción masiva de películas, de emisiones de radio, de carteles e incluso de espectáculos de marionetas. Como lo explica Victoria de Grazia, profesora de la Universidad, cada uno de esas producciones formaba parte de una propaganda cuyo fin era eliminar los obstáculos culturales presentes en Europa. Según esa investigadora, desde 1945, se desató una verdadera guerra cultural para que el consumo europeo y sus frugales hábitos de consumo se convirtieran al American way of life…”

3.2) Factor 2: Exceso de publicidad

De modo parecido, el autor nos da un paseo con historias, anécdotas y datos sobre la historia de la publicidad. Acertadamente, creo que es necesario ver el todo para entender sus partes. Como ejemplo para reflexionar:

“Algunos pueden pensar que el porcentaje de PNB invertido en publicidad (1% en UE) es claramente inferior al 5% invertido en educación (pública). Pero es un error. Si se toma toda la vida de un ciudadano, se constata que la publicidad afecta a todas las personas desde la cuna hasta el féretro (cerca de 75 años), mientras que la educación pública no dura de media más de 15 años. El impacto es grande y, según los últimos estudios, un individuo de los países desarrollados consume, atentamente, contenido publicitario 37 minutos por día… Resumiendo. ¡todo van bien!”

3.3 Factor 3: Exceso de individualismo

Otra vez se recorre la historia de estos últimos 300 años para entender cómo se ha llegado desde la proclama por la libertad y la individualidad de John Stuart Mill en un contexto social monárquico y de una autoridad asfixiante por parte de los Estados al extremo opuesto. En este nos encontramos con un individualismo extremo o demasiados individualismos, invirtiendo la anterior pirámide, y planteando otra vez, como hace 300 años, un problema de tipo de sociedad y supervivencia. El autor no está en contra del individualismo per se, sino

“por el exceso de individualismo que crea una cultura narcisista, sin otro fin que la contemplación de uno mismo y la superficialidad de las relaciones.”

3.4 Factor 4: Exceso de crecimiento económico

Finalmente, el último factor, el crecimiento económico, resultado de las operaciones de los otros tres según la ecuación del exceso, trae a colación el PIB (Producto Interior Bruto) tal como se mide la salud económica de un país. Desgraciadamente y tomando la metáfora de Maslow,



esta herramienta se ha convertido en prácticamente la única para medir el bienestar de nuestras sociedades. Sin embargo, como buscar sólo bajo la farola porque es donde hay luz, utilizar sólo esa herramienta es un grave error de apreciación. Me remito al discurso magistral de Robert Kennedy sobre el PIB que no deberíamos olvidar cuando debatimos sobre economía-política. Esta cita es también resaltada en el libro y además de su sapiencia tiene en mí un cierto componente emocional porque fue aquella con la que encabecé mi primer artículo escrito en internet hace unos pocos años.

“Nuestro PIB tiene en cuenta, en sus cálculos, la contaminación atmosférica, la publicidad del tabaco y las ambulancias que van a recoger los heridos en nuestras autopistas. Registra los costes de los sistemas de seguridad que instalamos para proteger nuestros hogares y las cárceles en las que encerramos a los que logran irrumpir en ellos. Conlleva la destrucción de nuestros bosques de secuoyas y su sustitución por urbanizaciones caóticas y descontroladas. Incluye la producción de napalm, armas nucleares y vehículos blindados que utiliza nuestra policía antidisturbios para reprimir los estallidos de descontento urbano. Recoge (…) los programas de televisión que ensalzan la violencia con el fin de vender juguetes a los niños. En cambio, el PIB no refleja la salud de nuestros hijos, la calidad de nuestra educación, ni el grado de diversión de nuestros juegos. No mide la belleza de nuestra poesía, ni la solidez de nuestros matrimonios. No se preocupa de evaluar la calidad de nuestros debates políticos, ni la integridad de nuestros representantes. No toma en consideración nuestro valor, sabiduría o cultura. Nada dice de nuestra compasión ni de la dedicación a nuestro país. En una palabra: el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida”
Como decía el autor, esta es la parte deprimo-constructivista y no sirve de nada ser ingenuo sobre el potencial de la economía colaborativa sino se atacan las raíces del problema que están ocultadas tras la luz que nos ciega a través de esos cuatro factores:

Crecimiento ilimitado = (consumismo x híper-individualismo) publicidad

En plan irónico-humorístico para dar fe de la validez de su fórmula, le remito a su parecido con los cuatro jinetes del apocalipsis que se pueden intercambiar con los elementos de la fórmula anterior, quedando de esta forma:

Muerte = (Victoria x Guerra) Hambre

Como decía el gran economista y pensador sistémico Kenneth Boulding; “Aquel que crea que un crecimiento exponencial puede continuar hasta el infinito en un mundo finito es un loco, o bien un economista”, así que el exceso de crecimiento nos lleva en dirección a la muerte. Todo esto lo estamos viendo con la victoria del homo consumens, del homo economicus, sobre el homo socialis y el homo cooperans en una guerra individualizada, darwiniana, en el que cada palo aguanta su vela. Finalmente, la guinda la pone el exceso de comunicación publicitaria, que enmarca nuestros deseos en una cultura insaciable, con un hambre exponencial de querer más y más.



    4) La batalla por los bienes comunes (Presente-Futuro)

Si anteriormente se ha visto el juego y contra-juego de luces y sombras con las que he enmarcado el pasado y el presente moderno de la humanidad, ahora toca encontrarnos con el futuro, lo que se ignora y es invisible a nuestros ojos. Evidentemente no es una ignorancia totalmente ciega, el pasado tiene una inercia por la que existe una cierta dependencia a lo andado y el presente es muy sensible a los distintos contextos locales del gran ecosistema Tierra. Matthieu nos trae a colación diferentes batallas con sus impredecibles resultados. Primeramente, nos trae la batalla de dos de las empresas de la economía colaborativa más mediáticas Uber y Airbnb contra cierto status quo económico actual. Este es un tema muy complejo, por un lado, su llegada parece traer ciertos beneficios globales como por ejemplo una mayor eficiencia de los recursos, posibles soluciones a algunos elementos de la ecuación del exceso o quizás menos intermediarios. Por el lado contrario, al ser un elemento nuevo en el sistema, la regularización no se ha estabilizado creando problemas en el tema de impuestos, paraísos fiscales, relaciones contractuales y numerosos problemas que se resaltan en los medios, taxis, alquileres de pisos…etc. Roma no se construyó en un día y la economía colaborativa lleva cierta novedad por lo que se necesita cierto tiempo para ver cómo y hacia donde evoluciona. La respuesta del autor es que no todo es blanco o negro. No se puede ir a los extremos, permitir todo o prohibir todo. Comenta que volviendo al pasado la historia está lleno de estos conflictos. La llegada del algodón indio en el s. XVII contra la lana y el lino europeos. La llegada del automóvil contra los cocheros de caballos, o la industria contra el artesanado. La cuestión ahora es:

“hay que reflexionar sobre la mejor reglamentación para la sociedad en su conjunto, teniendo en cuenta su ecosistema a largo plazo.”


Como se indicaba anteriormente, esta nueva revolución está basada en la información, una materia prima inmaterial, abundante y a la que una multitud puede acceder simultáneamente. Además, aumenta y mejora cuanto más es utilizada e intercambiada por los diferentes partícipes. En este punto Matthieu analiza dos visiones, la de Jeromy Rifkin muy personalizada en su libro “La sociedad de coste marginal cero” y la de Michel Bauwens con su obra en francés “Sauver le monde: vers une economie post-capitaliste avec le peer-to-peer” (Salvar al mundo: hacia una economía post-capitalista con el peer-to-peer). Para él la aproximación de Bauwens es más real, ya que ofrece una mirada más participativa, más constructivista mientras que la de Rifkin, el cambio de paradigma parece ser más automático. Sin embargo, para saltar de un paradigma a otro se necesita energía y no es simplemente un proceso automático que ocurrirá finalmente. Esta energía en términos económico/políticos humanos viene dado por el poder. De ahí la intuición en el título de esta tercera parte del libro, la batalla por los bienes comunes. Esta es una batalla que nos podemos prever como acabará, existen diferentes fuerzas y poderes, el horizonte es invisible y no es algo que se desarrollará automáticamente.

Aquí, hago un inciso para resaltar pedagógica y visualmente, uno de los diagramas sistémicos más importantes que puede ayudar para entender el tema del poder (energía) y el tema del cambio en nuestra sociedad. Está compuesto por la suma de dos tipos de realimentación. Uno positivo y otro negativo. 





Si sólo existiera el de realimentación positiva (parte izquierda), su funcionamiento sería aquel que por cada ciclo recorrido en el elemento de referencia (p.ej. dinero, poder, población, consumo, inteligencia..) se incrementa hasta un nivel de saturación o de colapso. Sin embargo, si le añadimos un sistema de retroalimentación negativa (parte derecha), este invierte la dirección del elemento referenciado pudiendo llegar a un cierto equilibrio. Pongamos por caso un tema de biología en el crecimiento de población, por ejemplo, de conejos, en un cierto territorio o ecosistema. Este no puede ser infinito, sólo de realimentación positiva, a más conejos, más reproducción por lo tanto nacen más conejos y estos vuelven a reproducirse incrementando la población y así incrementándose en cada ciclo. En un periodo de tiempo este sistema o bien colapsa por falta de comida o bien una retroalimentación negativa aparece a través de un incremento de depredadores. Un sistema de calefacción también funciona parecido. En una habitación a 18º, poner el termostato a 20º hace que se ponga en funcionamiento y este no pare hasta los 20º más un pequeño margen. Si la temperatura vuelve a bajar de cierto umbral, la calefacción se vuelve a poner en marcha. Sin embargo, si pudiésemos poner el termostato por ejemplo a 90º (algo que no es posible en los termostatos convencionales), el sistema con las consiguientes pérdidas debido a que nuestra habitación no está totalmente aislada, no pararía. Es decir, estaríamos calentando la calle y esta nunca llegaría a los 90º por lo que el sistema seguiría funcionando hasta su colapso (avería). En la segunda parte del libro que se comenta, con la ecuación del exceso, se puede ver la realimentación positiva que da el consumo, el individualismo y la publicidad. No hay que ser muy ingenuo, loco o economista como decía Boulding para prever que de algún modo eso puede llevarse al infinito. En algún momento el sistema se saturará. De un modo simplista y con sus matices, más o menos, siempre he barajado tres grandes escenarios futuros. Primeramente, un colapso matizable pero que, en su vertiente más extrema, dadas las armas nucleares, pueda llevar a la extinción de la especie humana en su totalidad. Segundo, un escenario típico orwelliano 1984 (que ya estamos experimentando). Finalmente, un cambio de paradigma que nos lleve hacia un cierto nuevo equilibrio, al que aquí hemos llamado bienvivir.

En este punto, imagino en este dibujo el diagrama sistémico con las fuerzas que se enfrentarán en esta batalla según el autor.




Matthieu aboga por desarrollar una estructura cohesionada y autónoma con la colaboración de todos los grupos que componen la alta heterogeneidad de movimientos alternativos que se resisten a esas fuerzas de retroalimentación positiva.

Como decía Korzybski, “el mapa no es el territorio”, y ese gráfico es una simplificación ya que la realidad es más compleja. No existe, por ejemplo, en términos lingüísticos de guerra de las galaxias, una fuerza oscura pura contra una fuerza rebelde pura. Dentro de cada subsistema, existen diferentes alter-egos. Nosotros mismos no estamos en uno u otro lado de ese sistema, sino que consciente o inconscientemente pertenecemos a los dos. Quizás, a mi parecer, este gráfico sistémico del taoísmo, enmarca mejor las ambigüedades del gráfico de arriba donde los sistemas no están aisladamente enfrentados, sino que internamente cada uno de ellos contiene la semilla más pequeña o grande de su propio cambio o evolución.






En este momento clímax del libro, sobre la pregunta de cómo cambiar de paradigma o cómo transformar la sociedad global, Mattieu recurre a Gramsci para analizar la teoría del poder y del contrapoder, de la hegemonía y la contrahegemonía que a mi parecer se asemeja al símbolo anterior:

“cualquier sociedad es dominada, en un momento de la historia, por una determinada ideología. Eso se llama hegemonía dominante. Eso, nos recuerda Gramsci, no es el fruto de una ineluctable normalidad caída del cielo, sino que se fundamenta, por el contrario, en una base material muy concreta en la que los actores y sus motivaciones pueden ser identificados. Gramsci no se interesa solamente en la hegemonía sino, sobre todo, en la contrahegemonía, como cuando un sistema político, económico y social es reemplazado por otro:”

Los matices de negro y blanco no están totalmente separados, al contrario, como en el ying y el yang en cada lado existe facciones opuestas. Matthieu nos ilustra con ejemplos de diferentes facciones dentro de una hegemonía, por ejemplo, en la iglesia católica con un Ratzinger que criticó mucho la teología de la liberación y al contrario Francisco (Bergoglio) mucho más abierto tanto en ese tema como en temas de ecología y economía. También da ejemplos de disidencias en el Banco Mundial y el FMI como las de Stiglitz (anti-austeridad) o Simon Johnson del FMI, ahora uno de los más fervientes opositores del secuestro del mundo político por los lobbies de finanzas internacionales.

La cuestión es, cómo hemos hablado en este blog, mover la ventana de Overton hacia esas nuevas ideas, en el caso de nuestra asociación hacia la autonomía y el bienvivir. Todo ello en el menor tiempo posible dando los efectos colaterales presentes que se vienen produciendo tanto a nivel personal, social como medioambiental. Sin embargo, esto a veces toma tiempo y ni siquiera sabemos sí sólo nos falta un sólo paso para cruzar el umbral. Esto se puede ilustrar con la cantidad de años que las ideas de Hayek estuvieron a la sombra de las de Keynes. Es decir, desde la constitución del Mont Pelerin hasta el desembarco efectivo con las políticas de Thatcher y Reagan pasaron más de 40 años para que esas ideas entraran en acción. La teoría de Gramsci como cualquier herramienta sobre el papel es neutra. La cuestión está en los valores o desde qué puntos de vista de aplican. Quizás el concepto e ideas de Gramsci están detrás de la cita del economista neoliberal Milton Friedman, que en un artículo anterior de este blog “El difícil camino hacia una sociedad alternativa”, han creado cierto debate:

Desde una perspectiva taoísta, Uber y Airbnb forman parte de ambos sistemas, por una parte, están ayudando al desarrollo de la economía colaborativa, por otra parte, tienen también su pertenencia al sistema capitalista de la ecuación del exceso. En un momento de este presente-futuro hay que preguntarse por los valores, conceptos abstractos que suelen mantenerse en una capa invisible de la economía colaborativa y de esos gigantes concretamente. Es aquí donde Matthieu da finalmente respuesta a la pregunta de este artículo ¿Economía colaborativa? Sí, pero desde el cooperativismo.

Otra vez un recorrido histórico en el tiempo, desde sus orígenes hasta hoy, con sus luces y sus sombras nos muestra en perspectiva, los valores subyacentes de las cooperativas sobre justicia, solidaridad, bienes comunes, con las personas en el centro del proceso… etc. Como apunta Matthieu, las cooperativas podrían ser esa institución híbrida entre el Estado y el mercado para gestionar la sociedad ya que como antes había comentado en el libro, parece evidente que el Estado y el Mercado no desaparecerán.  

“Todas las cooperativas están basadas desde esa época sobre siete principios fundamentales:

       1) Adhesión voluntaria y abierta a todos.
       2) Cada miembro tiene un voto.
       3) Participación económica de sus miembros.
       4) Autonomía y dependencia.
       5) Educación, formación e información.
       6) Cooperación entre cooperativas.
       7) Compromiso con respecto a la comunidad.”

Evidentemente sobre el papel hay muchas luces, pero el desarrollo de las cooperativas también tiene sus sombras y aquí menciona la locura de grandeza de algunas como la cooperativa de consumo Migros o gigante naranja de Suiza que tiene 2 millones de miembros y que controla el 40% de la alimentación suiza. El proyecto original surgido antes de la segunda guerra mundial en un cierto contexto y con unos ciertos valores se ha transformado principalmente en la búsqueda de ganar más como objetivo. Otro caso de grandeza es de Fagor y el grupo Mondragón en España, con unos valores originales que han ido cambiando según el contexto. Quizás debamos volver a la cita y obra de E. F Schumacher, “Lo pequeño es hermoso”.  De hecho, en Europa según se indica en el libro, existen más de 160.000 cooperativas que emplean 5,5 millones de personas y que están sostenidas por 123 millones de cooperativistas. Esos casos de grandeza, que llaman la atención es quizás un efecto paradójico de lo fácil que es ver lo que se tiene delante, lo más grande que además se suele recoger en los grandes medios, pero la realidad, las sombras y lo que no se ve es mucho más extensa y diversa.

En el último apartado, en el de la conclusión del libro, el autor va contestando diversas críticas sobre la economía colaborativa donde su objetivo no es mostrar el mejor lado de esta nueva economía a cualquier precio sino remarcar el potencial y analizar los distintos medios por el cual esta economía tenga sentido. Una de esas críticas va al tema ético. Como nuestro foco va dirigido a lo que conocemos, a lo que vemos, el debate de las grandes start-up de la economía colaborativa se encuentra enmarcado en Uber, Blablacar, Airbnb… y se dirige a su ética, al dinero que amasan, el tema de los impuestos etc.  Como indica un estudio de Valérie Peugeot mencionado en el libro, estos empresarios apenas tienen acercamiento a la economía social y solidaria.  De sesenta empresas del sector de iguales (peer-to-peer) apenas había alguna que había elegido un estatuto de cooperativa o de asociación. De hecho, las pocas que lo habían hecho ya lo cambiaron hacia un estatuto de empresa. Por ese lado parece que no innovaron en absoluto. Mattieu aboga por la creación de alternativas, una especie de CoopBnB, BlaBla-Coop… algo que si es posible ya que la tecnología, que ya está disponible, permite crear este nuevo tipo de plataformas. Además, estas deben pertenecer a aquellos que las utilizan y no a los inversores.

Finalmente, Mathieu concluye:

“sería ingenuo creer que la economía colaborativa tomará de forma automática la dirección hacia una sociedad más ética, en sintonía con su medio ambiente y teniendo como objetivo la preservación de los bienes comunes. La historia nos enseña que no hay otro “happy end” que aquel por el que lucharon nuestros antepasados y hemos luchado nosotros. Si hubiera una conclusión a la que llegar de mi trabajo de investigador universitario sobre el lobbying europeo, sería que el mundo de las empresas multinacionales invierte un tiempo enorme en la creación de alianzas ideológicas con el fin de transformar sus ideas en políticas concretas. Al operar de manera transversal, en diferentes niveles y utilizando diferentes tácticas, estas empresas han desarrollado una estrategia extremadamente eficaz en nombre de la maximización de sus beneficios y del productivismo. 
Estos últimos años, sin embargo, el viento ha comenzado a virar y sus sistema nos muestra sus límites todos los días. La cuestión que necesitamos plantearnos es la de saber cómo podríamos organizarnos para vehiculas otras ideas, y para que, también, nosotros podamos transformarlas en políticas concretas.”

La exhortación de Michel Bauwens “¡Iguales de todos los países, uníos!” es un excelente comienzo para que un movimiento el “Cooperativismo de Plataforma” empiece a dar sus frutos hacia un bienvivir.


    5) Conclusión personal y posibles caminos de cambio

“Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.” El principito, Antoine de Saint Exupèry

Aunque he ido comentando el libro “Cooperans 2.0” a lo largo del texto, quisiera cerrarlo con una conclusión personal compuesta por la triada de marcos o metáforas que empleé para su análisis. Primeramente, la línea del tiempo pasado-presente-futuro, que desde la perspectiva que he empleado tiene forma de línea recta y es muy adecuado para trazar una cierta narrativa. Aunque si pudiéramos alejarnos lo suficiente en la distancia, quizás esa parte de la línea geométrica pertenece, más bien, a un círculo o una espiral donde pasado-presente-futuro se entremezclan (véase temas de antropología del tiempo, física cuántica y el tiempo o novelas, ensayos y películas con esa paradójica idea). Por otra parte, también he examinado el libro desde el punto de vista, nunca mejor dicho, de una triada visual con sus luces, sombras y partes invisibles. Todo ello ha confluido es esa batalla por los bienes comunes que se está dando en este presente-futuro y cuyo resultado es impredecible o más bien invisible a nuestros ojos. Una de las ideas más claras que ha servido de unión en el libro entre sus tres partes viene dada por la fórmula del exceso.

Crecimiento ilimitado = (consumismo x híper-individualismo) publicidad

Y sobre ese exceso ha puesto el foco su mirada Richard Heinberg, colaborador del Post-Carbon Institute, en un artículo o manifiesto que realmente merece la pena ser leído (de momento sólo en inglés). En él nos ilustra, doblemente, sobre los marcos comunicacionales con sus luces y sus sombras. Primeramente, por el titular del artículo ya que el original se publicó en Ecowatch y a los pocos días lo hizo en el blog del Post Carbon Institute con idéntico contenido pero distinto marco. En el primer caso el título “Systemic change driven by moral awakening is our only hope” (El cambio sistémico impulsado por el despertar moral es nuestra única esperanza). En el segundo caso, el titular que ya ha sido replicado por otros medios lleva el título “Why climate change isn’t our biggest environmental problem, and why technology won’t save us” (¿Por qué el cambio climático no es nuestro mayor problema ambiental, y por qué la tecnología no nos salvará?) En un juego de luces y sombras, Heinberg, muestra la luz que nos puede cegar, ese foco en el cambio climático y las sombras donde hay que buscar las soluciones, pensamiento sistémico y despertar ético. Para aquellos que quieran saber por qué el cambio climático no es nuestro principal problema, Heinberg manifesta que el cambio climático es un síntoma y la fuente o causa es cómo bien afirmaba Matthieu, el exceso (overshoot). Nos hemos excedido en muchos frentes y esto atenta contra la capacidad de carga de nuestro planeta. Este año el día que marca la sobrecapacidad del planeta, aquel en el que los humanos ya hemos consumido lo que la Tierra puede regenerar en un año, ha pasado a ser el 2 de agosto. Si seguimos una línea temporal desde el primer año en el que se estableció que era 1987 nos encontramos que en aquel año el día era el 19 de diciembre. En 1990 era el 7 de diciembre, en el año 2000 el 1 de noviembre, en el año 2010, el 21 de agosto y siguiendo este camino de excesos, en el año 2018 posiblemente sea ya un día de julio.

Respecto al tema tecnológico, aquí ya hemos escrito diferentes artículos como este, del mito de la tecnología o este de la tecnosfera. En el caso del ensayo de Heinberg, este afirma que sólo se dirige a paliar los síntomas y no la enfermedad y nos deja este video de la campaña “No hay App para esto”. En este video, una antropormización de la tecnología, nos cuenta a lo largo del tiempo su vínculo con los humanos, pero dados sus excesos de los últimos años pide que no se le explote más.



La fórmula del exceso con esos cuatro factores, que yo personalmente llamaría la “fórmula del malvivir”, pudiera tener su alter ego en una “fórmula del bienvivir”. Concretamente el modelo que planeaba para la sostenibilidad estaba marcado por cuatro elementos. Si los extrapolo a la ecuación del exceso podría quedar así:

Medio Ambiente = (Bienestar Responsable x Derechos Globales) Ética Global

Transformado en esos valores, que no están a la vista, sino que se palpan en la cultura y que serían el alter ego de esa metáfora del apocalipsis,

Muerte = (Victoria x Guerra) Hambre

se obtendría otra posible perspectiva de la fórmula del bienvivir:

Existencia = (Realización Humana x Convivencia) Consciencia

El lema del bienvivir que hemos adoptado en esta asociación “Seres humanos más felices, en sociedades más equilibradas, y en armonía con su entorno” se ve reflejado en esa fórmula. Nuestra existencia depende del Medio Ambiente (Planeta) y para ello se requiere una convivencia entre todas las culturas y entre todo tipo organizaciones (globales y locales) que en él se dan y que viene marcada por unos derechos Globales. Así como existen derechos, existe su alter-ego las responsabilidades. A nivel individual se deberían conjugar éstas con el desarrollo de las necesidades y capacidades de cada individuo. Finalmente, la principal palanca de apoyo que en pensamiento dinámico viene a ser el lugar donde el mínimo esfuerzo da la mejora más significativa y sostenible para el sistema, sería como dice Heinberg, el despertar moral. Es decir, en la fórmula anterior, la consciencia o la ética Global.

Finalmente, si se quiere profundizar en los detalles de ese despertar ético, el modelo que planteé y en el cual sigo trabajando, tiene también sus cuatro factores éticos. Además, expongo la que creo yo que es la principal palanca de apoyo (exponencial), el diálogo ético. 

Ética Medioambiental = (Ética de las virtudes x Ética de la Solidaridad) Ética dialógica

Planteado ya este problema en el artículo de la metáfora del elefante y los ciegos, el ser humano no puede conocer la totalidad de la realidad. En pensamiento sistémico, quizás, la primera regla, es conocer la gran perspectiva (big picture) del sistema. Pero esto, por definición, por nuestra pequeñez, es un imposible, por ello se requiere de la cooperación, del diálogo de los diferentes responsables para entenderse, reflexionar, ver los puntos ciegos propios que otros si los pueden ver cuando nos enseñan su perspectiva…. en el fondo un diálogo ético del Homo Cooperans. Como decía alguien anónimamente:



     6) Epílogo

Además de que el mapa no es el territorio, Korzybski nos decía que el nombre no es la cosa nombrada. He estado hablando de “economía” pero esta palabra tiene diferentes connotaciones según el contexto o los valores de las personas que la definen. Personalmente su significado para mí está muy relacionado, principalmente, con el contexto del primer y cuarto postulados de Max Neef sobre la economía: “La economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía” y “No hay economía que sea posible en la ausencia de servicios de ecosistema”. Por otra parte, el apellido de economía en este caso “colaborativa” tiene también su contexto según la perspectiva de cada uno. Para algunos, la economía colaborativa de Uber y Airbnb no es la misma economía colaborativa que la de una cooperativa que, por ejemplo, se dedicase a la alimentación ecológica. Tenemos que diferenciarla y como bien dice el dicho, para gustos los colores. En el primer foro de Economía alternativas (NESI) del cual ya hemos hablado aquí se juntaron a dialogar diferentes aproximaciones a la economía. Quizás tenían un apellido diferente, bien común, azul, solidaria… etc. pero en el fondo el nombre se dirigía a ese contexto propuesto por Max-Neef. De hecho, ese grupo de economías con diferentes apellidos colaboraron para la elaboración de la “Carta NESI” cuyo objetivo es servir a las personas y al planeta. Para aquellos que quieran conocer ese arco iris de colores de la nueva economía, Guy Dauncey al final de su ensayo “A new cooperative economy” (Una nueva economía cooperativa) que obtuvo uno de los premios de “The Next System Project” nos ofrece un apéndice con un listado de casi 70 modelos de nueva economía.


Apéndice: Listado de diferentes iniciativas para explorar e inspirarse



Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.


Antonio Machado

Esta es una recopilación que he realizado con las diferentes alternativas, algunas ya conocidas como Wikipedia, Libreoffice, Firefox y Linux, que va describiendo Matthieu Lietaert en su libro Homo Cooperans 2.0 para que si alguien está interesado pueda explorar e inspirarse:

Bajo el asfalto está la huerta (BAH!), colectivo dedicado a la agroecología que propone un modelo alternativo de producción, distribución y consumo agrícola. Este modelo se basa en la autogestión, sustentado en una estructura asamblearia y un funcionamiento horizontal que hace posible la relación directa productor/a - consumidor/a, implicando la participación tanto del colectivo de trabajadores/as como de los diferentes grupos de consumo de distintos barrios, localidades y colectivos…

La colmena que dice sí, compra alimentos de calidad a los productores y elaboradores locales. Participa en la familia de productores y vecinos de tu barrio.

Park Slope Food Coop, (EEUU), buena comida a bajos precios para miembros trabajadores a través de una cooperativa desde 1973. Parecido BEES Coop en Bélgica y La Louve en Francia.

Fab Lab es el proyecto de extensión educativa del CBA (Center for Bits and Atoms) del MIT, una extensión de su investigación sobre fabricación y computación digital. Un Fab Lab es una plataforma de prototipado técnico para la innovación y la invención, que proporciona estímulo para el emprendimiento local. Un Fab Lab es también una plataforma para el aprendizaje y la innovación: un lugar para jugar, para crear, para aprender, para enseñar y para inventar.

Fabcity, es un nuevo modelo urbano para ciudades autosuficientes, localmente productivas y conectadas globalmente.

Cooperativa Integral Catalana, iniciativa de transición desde abajo, mediante la autogestión, la autoorganización y el trabajo en red.

Faircoin,  criptomoneda del ecosistema Faircoop que es una cooperativa abierta de ámbito mundial que se autoorganiza a través de internet fuera de los límites y controles de los estados nación.

Consorcio de cooperativismo de plataforma, es un movimiento en auge que construye un futuro del trabajo más justo. Una serie de autónomos, unos miembros de cooperativas y un amplio abanico de usuarios de Internet han creado una alternativa concreta y a corto plazo a la “economía colaborativa” extractiva. 

Carpling, la red social para ahorrar tiempo y dinero en tus desplazamientos a diario y en algunas cosas más... al tiempo que contribuyes a cuidar el único planeta que tienes.

Drupal es un software de gestión de contenidos. Se utiliza para hacer muchos de los sitios web y las aplicaciones que utilizamos todos los días. El proyecto Drupal es software de código abierto. Cualquiera puede descargar, usar, trabajar y compartirlo con otros. Se basa en principios como la colaboración, el globalismo y la innovación. Se distribuye bajo los términos de la GNU General Public License (GPL). No hay nunca cargos por licencias. Drupal siempre será gratis.

La fábrica de la transición, proyecto que planea ofrecer uno de los lugares de vida y de experimentación más progresistas de Europa. Un centro donde la teoría se encuentra con la práctica, donde se crean soluciones a los problemas y donde éstos pueden ser replicados en otros pueblos y ciudades.

MOOC List, una lista completa de cursos online gratuitos y MOOC’s

Open Source Ecology (OSE). Una economía de código abierto y libre es una economía eficiente que aumenta mediante la colaboración abierta. Para llegar allí, OSE está desarrollando actualmente un conjunto de planos de código abierto, set de construcción de la aldea global (GVCS), un conjunto de las 50 máquinas más importantes que se necesita para que exista la vida moderna - desde un tractor hasta un horno, hasta una máquina de hacer circuitos eléctricos.

FLOK Society, Buen Conocer. Conocimiento abierto, común y compartido en Ecuador.

Ouishare, cuya misión es crear y promover una sociedad colaborativa justa, abierta y de confianza conectando personas, organizaciones e ideas. Es un think and do tank.

Guifi.net, es un proyecto tecnológico, social y económico impulsado desde la ciudadanía que tiene por objetivo la creación de una red de telecomunicaciones abierta, libre y neutral basada en un modelo de procomún. El desarrollo de esta infraestructura mancomunada facilita el acceso a las telecomunicaciones en general y a la conexión a Internet de banda ancha en particular, de calidad, a un precio justo y para todo el mundo. Además, genera un modelo de actividad económica colaborativa, sostenible y de proximidad. Parecido pero en telefonía se encuentra la Phone Liberation Network

Freecycle, es un movimiento popular y sin fines de lucro de personas que están dando (y recibiendo) cosas gratis en sus propios pueblos y barrios. Se trata de reutilizar y mantener las cosas buenas fuera de los vertederos.


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