Queridos lectores, siguiendo con nuestra costumbre de publicar aquí algunos artículos originales de blogueros a los que seguimos y admiramos, traemos hoy a nuestra casa este texto del psicólogo Eduardo Velasquez Díaz, al que pueden seguir en El blog de Lalo, donde nos ofrece sus relatos y poesías y en PsicoLalo, donde nos ofrece sus reflexiones sobre nuestra sociedad desde su particular enfoque psicológico.
No somos dueños de nuestra propia mente, esa fue la propuesta de Sigmund Freud en el siglo XX,
posteriormente un tal Max Planck propuso algo ilógico, las partículas subatómicas podían hacer cosas
extrañas como ocupar dos espacios distintos al mismo tiempo y Einstein trajo también ideas raras como
que la luz es una onda y una partícula al mismo tiempo. Estas y otras ideas cimbraron fuertemente al
mundo, ya que nos mostraron que el universo no es del todo consistente y que de algún modo el caos
gobierna el universo exterior, pero ¿Qué pasa en el universo interior?.
Hablar de la mente es un asunto sumamente complejo, la "ingeniera conductual" que a veces se ostenta
como "psicología conductual/conductista" y que es la psicología que más se apega al método científico
a veces niega tajantemente que exista algo como la mente. Es un debate en el que no pienso meterme
demasiado, solamente vale la pena mencionar que para muchas personas, la mente se reduce a un
subsistema orgánico que no tiene mayor complejidad que la toma de decisiones o que se puede estudiar
simplemente observando sus efectos visibles y cuantificables, es decir, la conducta.
Para otros (como yo), la mente es un asunto muchísimo más complejo, porque como hemos señalado
en otros artículos, pasan cosas raras en el universo cuando un elemento hace referencia así mismo. En
matemáticas, en la teoría de conjuntos se habla por ejemplo que si un conjunto puede contenerse así
mismo y esto genera un gran debate, las paradojas de Kurt_Gödel nos llevan a rutas en donde hay
estados serios de indeterminación, por ejemplo, observemos las dos afirmaciones siguientes:
- La siguiente afirmación es verdadera.
- La afirmación anterior es falsa.
Entonces pensemos, ¿Qué afirmación dice "la verdad"?. Estos sencillos problemas y acertijos nos
ponen a pensar muchas cosas, habrá quien diga que el asunto o el problema no es relevante y que el
universo es muy grande y muy estable como para andar pensando en tonterías, sin embargo la realidad
es que estos "pequeños" problemas, si traen consecuencias graves. Por ejemplo ningún modelo
matemático puede decirnos con precisión que pasa al interior de una singularidad espacio-tiempo o
pozo o agujero negro, porque parece ser que en el universo efectivamente existen las contradicciones,
los espacios de indeterminación y las superposiciones. El ejemplo más claro es el experimento
hipotético del gato de Schrödinger. Lo anterior es solamente para intentar dar cuenta de que el universo
y "la mente" tienen en común estados de indeterminación, de infinitud y son capaces de vivir con serias
contradicciones, por lo que pensar que la mente no existe o que el cerebro se reduce a un órgano que
sólo toma decisiones me parece una ofensa a millones de años de evolución y a la inteligencia humana.
Ahora, regresando un poco a la prehistoria, seguramente que el humano tuvo severas crisis
existenciales cuando su cerebro se desarrollo tanto que pudo hacerse preguntas complejas, como ¿Qué
es la lluvia?, ¿Por qué el fuego "transforma" las cosas?, ¿Por qué se mueve la Tierra?, ¿Por qué hay un
día y una noche?, etc... Además de ello, el ser humano fue capaz de transformar los elementos de su
entorno para la creación de instrumentos, esto le permitió dominar sobre todas las especies del planeta,
pero a la vez, también le debió traer grandes dudas. Yo creo que es en este punto en el que el ser
humano crea diversos Dioses con el propósito de explicarse el por qué de los fenómenos de los que es
ahora consciente. Definamos "consciencia" como la capacidad de pensar sobre sí mismo, el hacer autoreferente
algo.
¿Qué fue primero? ¿El protolenguaje o el uso de herramientas? Esto es algo de lo que seguramente ya
hay distintas teorías, pero sin duda ambos elementos nos llevaron a donde estamos ahora, si existió una
protomodernidad en la historia de los humanos, fue debido al lenguaje y a las herramientas, pero estas
no pueden existir sin una mente que imagine, que planee, que calcule y que cuantifique, desde luego de
un modo muy primitivo. De modo que los homínidos y humanos prehistóricos fueron animales que
dependían muchísimo de varias cosas: de su comportamiento social, del uso de instrumentos y de la
coordinación y uso del lenguaje, todo esto no puede explicarse sin una mente "compleja" que sea capaz
de integrar todo esto y hacer del humano un animal "productivo".
Resulta por ejemplo curioso que los humanos actuales con retraso mental, son animales totalmente
desvalidos que a veces ni siquiera pueden pedir comida, gritando la palabra "comida", porque desde
luego se requiere un "desarrollo mental" y un lenguaje muy básico para ello, en su lugar puede haber
otras formas de comunicación para tal efecto, gritar, berrear, tirar cosas, etc. Pero sin duda un humano
con retraso mental es sumamente incompetente comparado con un animal que huela su comida a
distancia, aceche a su presa, la consuma y regrese a su guarida o con su manada. La mente es
"necesaria".
El resultado de la evolución fue que el ser humano gracias a su mente pudo crear grandes civilizaciones
a través de estructuras administrativas complejas, sin embargo, es algo sesgado decir que lo hizo mejor
que otros animales. En mi opinión las hormigas o las abejas tienen sociedades más "justas" que los
humanos, pero desde luego que las hormigas o las abejas no hacen uso de instrumentos, pero si tienen
protolenguajes o lenguajes. En cualquier caso, a lo que nos referimos puntualmente es que el hombre si
fue capaz de llegar a la Luna gracias a su desarrollo mental.
El problema viene de todas las cosas que dejamos "en el camino" y que obviamos en pro de la
evolución.
La cárcel de la mente
Acuñamos este término para dar cierto impacto al artículo, pero también porque no es para menos, la
mente es un "instrumento" maravilloso, pero a la vez es efectivamente una cárcel, explicaremos poco a
poco por qué.
Como decía Freud, no somos dueños de nuestra propia mente, la mente es aún un órgano biológico del
que no tenemos "control total", no podemos leer 1000 palabras en un día en otro idioma y "ordenarle" a
la mente que las memorice, resulta ser que el aprendizaje es un proceso complejo del que tenemos
pistas, pero no la certeza de como funciona. Tampoco podemos decirle a la mente que nos deje de
gustar una comida en particular (por ejemplo la comida chatarra), sino que el sistema nervioso nos
presenta una serie de sabores y sensaciones independientemente de si nuestra voluntad quiere que
sepan de tal o cual forma. Tampoco podemos controlar los mecanismos de adicción a ciertas sustancias
e incluso sucede que no somos dueños de nuestras emociones, no podemos evitar en ocasiones que tal o
cual personas nos haga enojar, o en ocasiones algo nos conmueve hasta las lágrimas, la mente nos
controla más de lo que nosotros controlamos a la mente.
También sucede que hay individuos que al parecer no tienen ciertos mecanismos mentales, hablamos
de psicópatas y sociópatas, personas que son "inmunes" al dolor y al sufrimiento ajeno y no desarrollan
vínculos afectivos "normales", por lo que pueden cometer todo tipo de conductas inmorales e ilegales
sin levantar sospechas, lo que me lleva a pensar que quizá sus mentes no desarrollaron todas las
funciones "sociales" que se han venido desarrollando a lo largo de miles de años de evolución.
Para continuar con nuestra problematización, quizá valdría la pena separar los conceptos de mente y
consciencia, no pretendo definirlos porque eso es complejo y reduce la posibilidades, pero por ejemplo,
la mente sería todo el aparato que nos permite "entender la realidad exterior", es decir, ver, escuchar,
sentir y demás... mientras que la consciencia sería la capacidad que tenemos para interpretar ese mundo
exterior e incluso el mundo interior, reflexionar sobre nosotros mismos y sobre nuestro propio
comportamiento.
Ahora bien, ¿Por qué decimos que somos esclavos de la mente?. Antes de continuar, hemos de
problematizar un poco que existe un mundo interior y un mundo exterior y aunque parezca obvio, la
realidad es que muchas veces transitamos de uno a otro sin detenernos a pensar que estamos en medio
de ambos. La mente es capaz por ejemplo de imaginar una jugosa y rica manzana, de imaginar su color
y su textura e incluso su sabor, el sonido que provocaría al caer, etc... Esto es de alguna forma "vivir
mentalmente un fenómeno", lo cual no sería estrictamente "real" o físico. Por otra parte podríamos
comer de verdad una rica manzana de esas características y disfrutar su sabor, en ambos casos hay
cierta satisfacción, normalmente es muchísimo mejor comer la manzana, pero no siempre pasa así.
Cualquier persona diría que es mejor comer la manzana, pero curiosamente la modernidad nos ha
llevado a situaciones tan raras, que hay novios que se conocen, se besan y hacen el amor en second life,
viviendo más del lado mental que del lado físico.
El problema de la mente entonces va muy ligado a los subproductos de la protomodernidad, es decir
instrumentos y lenguaje, formando un tejido social que es prácticamente imposible de diluir, pongamos
un ejemplo:
- Una pareja casada vive felizmente, el esposo es un profesor universitario y la esposa es una hermosa
bailarina de ballet, cada noche el esposo le dice a su esposa "eres la mejor bailarina del mundo" y ella
va cada vez mejor en su carrera. Después de dos años de giras por todo el mundo y un éxito rotundo, la
esposa cae en desgracia, una nueva bailarina capta la atención de todos los medios y se convierte en la
nueva sensación a nivel mundial. Ahora ninguna compañía importante contrata a la bailarina "vieja" y
tiene que trabajar en teatros locales cobrando sólo 1/20 de lo ganaba antes y con una proyección
"mediocre" a nivel local. Su esposo tranquilo y sereno le dice "no te preocupes, para mi, sigues siendo
la mejor bailarina del mundo". ¿Qué diría la sociedad de nuestra bailarina?, ¿Sería "malo" lo que le está
sucediendo?, ¿La bailarina tendría que sentirse triste por lo que pasa?, etc...
La historia anterior es un breve ejemplo de como nos afecta diariamente lo que sucede en la sociedad,
pero particularmente como eventos o cosas que no existen, nos afectan debido a la "dimensión mental".
A un mono no le afecta decirle "ya pasaste de moda", pero a nuestra bailarina podría afectarle mucho,
porque el ser humano está muy pendiente de "lo que digan de él" gracias a la mente.
La prisión mental en su nivel social se manifiesta de muchísimas maneras, por ejemplo, en la
modernidad las personas que no hacen un "uso correcto del lenguaje" son señaladas como "ignorantes",
las personas que no estudian "carreras dignas" pueden ser tachadas de "mediocres" y así... ejemplos hay
muchos y ocupan todo el espectro social, es tan enorme el territorio de la prisión mental que
prácticamente hay nada de lo que hacemos que no hagamos para ir acorde a las convenciones sociales.
Pero el problema no es sólo de la mente colectiva o de la mente social, el problema es que la prisión
mental también es individual.
Las personas nos hacemos ideas sobre como deberíamos ser nosotros mismos, nos imaginamos siendo
doctores, abogados, informáticos, astronautas, etc., nos imaginamos cobrando 5000 dólares, 6000
euros, en una casa grande, con un auto deportivo, etc... Y cuando no cumplimos nuestras propias
expectativas, entonces la mente sin pedir permiso nos hace sentir fracasados.
Peor aún es la prisión mental del éxito personal o social, porque entonces nos volvemos esclavos de la
auto-imagen o de lo que diga una revista de nosotros o del valor de las acciones de nuestra compañía, o
cosas por el estilo. La mente no tiene límites, la mente no para, es ambiciosa...
Por último he se esbozar una última dimensión de la prisión mental y es la prisión del conocimiento.
Insisto en que el ser humano probablemente creó a Dios por la terrible incertidumbre de no saber el por
qué la naturaleza eran tan variada y extraña, la mente tan poderosa de los primeros hombres,
seguramente contrastaba con su enorme ignorancia sobre un mundo que estaba descubriendo con sus
recientes "neo-cortex"'s. Entonces el hombre se "apresuró" a crear y descubrir tantas cosas como pudo,
de modo que por ejemplo el lenguaje se convirtió en algo tan grande como para poder nombrar a cada
elemento en el universo, todo animal sobre la tierra tenía que tener un nombre, no se podía vivir bajo la
sombra de la ignorancia. Cada estación del año, cada árbol, hoja, planta y fruto, cada persona y cada
región, TODO lo que se puede observar y vale la pena observar en el universo tenía que tener un
nombre.
El ser humano no aceptó vivir en este universo bajo la sombra de la duda o la incertidumbre, es curioso
por ejemplo que los niños pasan por una etapa en la que preguntan el nombre de todos los objetos o
preguntan la razón de todo: ¿Por qué llueve?, ¿Por qué pasa el camión de la basura?, ¿Por qué maúlla el
gato?.
El asunto es tan complejo y tan "adictivo", tan loco, que en ocasiones un familiar pregunta al médico
"¿Cómo está mi familiar?, ¿Se curará?" y el médico en cuestión dicta un diagnóstico y el familiar en
seguida se calma, el mero hecho de tener un diagnóstico empieza a sugerir que el médico tiene
conocimiento de como tratar esa enfermedad. Pero si el médico no diera una diagnóstico y sugiriera
seguir con más pruebas, entonces el familiar seguiría angustiado. NO importa la situación del enfermo,
lo único que importa a veces es saber qué es lo que tiene, sólo importa el conocimiento, la mente sólo
quiere saber.
Todos somos hijos de la ilustración y todos queremos saber, todos queremos ser inteligentes, pero ya ni
siquiera sabemos para qué, lejos quedaron esos tiempos en donde teníamos que ser más inteligentes que
los elefantes que cazábamos, más astutos que el león que quería comernos, más ingeniosos que la
naturaleza (aunque aún hoy en día la naturaleza nos sigue dando lecciones). Queremos más y más,
aunque ya hemos alcanzado muchas cosas.
Hemos llegado a tal punto que a veces hay dos esposos en un cuarto y el esposo le dice a su mujer
"Quiero saber si me quieres", a él ya no le importa si ella cocina para él, a él ya no le importa si ella se
viste bonito para él, a él no le importa si ella sonríe cuando está con él, para él, lo único importante es
saber si ella le quiere, porque la dimensión mental está muy por encima de la dimensión física…
Una de las sombras más oscuras de la prisión del conocimiento es que en nuestra sociedad
hipercapitalista, el conocimiento se convirtió en un bien más que puede ser comerciado y como los
grandes padres de la economía liberal recomendaron, esos bienes también deben seguir las reglas del
libre mercado, encontrando así situaciones “perversas”, como cuando las grandes farmacéuticas a veces
especulan con los precios de las patentes de medicamentos. Y cómo otras personas han señalado
oportunamente, el mundo del libre mercado nos ha convertido en mercancía, las mentes más brillantes
también se “trafican” como si fueran jugadores de fútbol, un hombre vale solamente por lo que dice su
Curriculum Vitae y no hablamos solamente de valor económico, hablamos también de valor social y
valor emocional. El autógrafo de una persona tiene valor porque nosotros se lo hemos asignado según
un complejo sistema de creencias colectivo en donde “creemos” que esa persona es más valiosa por
tener alguna característica que los demás no tienen. Hablar de esclavitud en este siglo parece algo
exagerado, pero el mundo cada vez se asemeja más a este fenómeno, e insistimos que lo peor, es que
está vez nosotros estamos de acuerdo, nosotros hemos firmado ese contrato que establece que cada
hombre debe vivir según lo que produzca (intelectual, pero sobretodo económicamente), de modo
que quien no tenga los elementos intelectuales para producirse un estilo de vida digno, es que no
merece ese estilo de vida, este es un tema que valdría la pena retomar posteriormente.
Una situación cómica al respecto de cómo la prisión del conocimiento asigna valor es cuando algunos
“bromistas” en ocasiones “cuelan” algún cuadro de un niño de 3 años en una galería de arte moderno, o
un bote de basura y la gente suele aceptar esa convención, dicen que es arte y se le asigna cierto valor.
Insisto en que no buscamos desacreditar el arte o la forma en la que lo social asigna valor a las cosas,
sino el mero hecho de que la mente crea ciertas “realidades” en donde elementos que naturalmente no
provocan ciertos comportamientos acaban imponiendo una realidad determinada, por ejemplo pisar un
papel no tendría que ser algo “malo”, pero pisar un papel con la imagen de determinado Dios,
personaje público o capítulo de un libro podría ser considerado “una ofensa”. El hecho es tan simple
como que alguien pisa un papel con un contenido y en la “realidad” no pasa nada, pero en la dimensión
mental hay una interpretación del hecho, “una falta de respeto”, “alguien intenta pisotear
simbólicamente a un personaje, una creencia, una religión, una idea, etc”… Al final la Mona Lisa, es
solamente un cuadro, algo que solamente la sociedad humana valora, para el resto del universo es un
lienzo pequeño de una mujer, sin la mente, el objeto pierde toda relevancia.
Epílogo
Como mencionaba anteriormente, la mente nos ha acompañado y ayudado desde hace tanto tiempo que
es muy difícil que ahora aceptemos que ha parasitado nuestra libertad, es muy complicado decirle por
ejemplo a alguien que la izquierda y la derecha en realidad no existen, son matices y categorías que
sólo existen en el imaginario social y que a veces tienen una aproximación pobre a los problemas de la
sociedad contemporánea. Pasa lo mismo con el capitalismo y el socialismo, ambas son frutos de la
ilustración y ambos pretendían iluminar el mundo con la luz de la razón, con esto no pretendo hacer un
reduccionismo simple para evadir las grandes diferencias o problemas que intentan resolver ambas
corrientes, sino exponer que los problemas de raíz siempre van a estar ahí a menos que los vayamos
desmenuzando. Actualmente nos agrada mucho tener la razón, la certeza, la información a la mano,
pero estamos llegando a sesgos importantes en nuestro estilo de vida por pretender que el mundo y el
universo son dicotómicos, que sólo hay luz u obscuridad, A ó B, Si ó No, que el partido A es bueno y el
partido B es malo y la mente tiene mucho que ver con este problema.
Por lo tanto, podemos creer o no que somos esclavos de la mente, pero la esclavitud seguirá ahí, en
forma de frustración o de enojo, de duda o incertidumbre, de negación, de ambición y codicia
desmedida, en forma de sufrimiento. Pero cuando uno se pone a dudar de si mismo, de su propia mente
y de las dimensiones sociales, mentales e instrumentales, los medios que nos controlan directa e
indirectamente pierden algo de poder sobre nosotros. Es necesario aprender a vivir en la duda y la
incertidumbre, aceptar que nos falta mucho camino por recorrer, pero que no tenemos que recorrerlo,
hay nada de malo en ser ignorante, en sentarse a un lado del camino y disfrutar una rica taza de café,
mientras todos los demás siguen corriendo y buscando las respuestas, el conocimiento, el
reconocimiento social y demás aspectos que la dictadura de la dimensión mental les impone.
Los que somos diferentes podemos ser un poco más libres y escribir sin buscar tener una razón
absoluta, podemos disfrutar de un rico café, sin esperar que sea el mejor café del mundo, podemos ser
felices sin ser los científicos más reconocidos. Podemos ser esa hermosa bailarina que al llegar a casa
será recibida por un amable esposo que le diga "para mi, tú eres la mejor bailarina del mundo". Pero si
seguimos en la prisión mental, ya sabemos que nos esperan millones de otras personas que siguen en la
loca carrera hacia las estrellas...
Los logros de la ilustración son también haber reconocido que desconocemos más que de lo que conocemos y que esto probablemente siempre será asi. Por este motivo son los que más conocimiento generan también los que más saben disfrutar de un rico café en sus momentos de ignorancia y placer por placer. Aquí puede resultar estresante los efectos secundarios de la ilustración, pero a menudo se confunde con la cara negra de la industrialización y su veloz pretensión de dominar el mundo, pero no es para nada lo mismo. La ilustración para mi es lo que libera la mente de una cárcel de superstición y pensamiento de analogía. El Afán de comprender lo que ocurro tiene el humano sin o con la ilustración. Yo prefiero que este afán tenga una herramienta transparente para todos: El argumento. Y no se base en el intercambio de sensaciones subjetivas cuando tratamos de comprender algo que nos afecta como colectivo. La cárcel de la mente está allí como cualquier otra manera de descubrir, limitada e imperfecta. Libertad no existe. Podemos escoger en sentirnos satisfechos con pasarnos la vida tomando café y soñar de superpoderes o mejorar nuestras facultades mentales con pausas de cafe. Estoy casi seguro que en la ultima opcion el café se disfruta mas. Pero una ocas no de moda ni ilustracion, el humano siempre ha intentado comprender lo que pasa en el mundo, por mucho cafe contemplativo se estaba tomando. La ignorancia es lo que desea el dictador como estado mental por defecto de la gente en imperio. El mejor lavado de cerebro es la abundancia de comida y ocio. No podemos renunciar al pensamiento crítico antes de haberlo aprendido.
ResponderEliminarUna publicación que nos lleva a una reflexión profunda de lo que pensamos y hacia dónde vamos. Sin lugar a dudas un texto que al releerlo nos abre nuevos caminos a temas de análisis.
ResponderEliminarmuchas gracias por el articulo
ResponderEliminarEl pensamiento es una carcel....? puedes salirde él?
ResponderEliminarCuando estas soñando que te persigue un monstruo ?eres capaz de pararte y decirte "alto, todo esto es ilusion"?
Pues eso....