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martes, 19 de marzo de 2019

La narrativa del progreso contra el bienvivir, el caso de Steven Pinker

¡Ojo! Algunas payasadas son peligrosas


En un momento en el que veo a gente argumentando que parte de nuestros problemas sociales se deben a la cada vez mayor escasez de recursos naturales, idea que a mi juicio, y como ya he manifestado en otro artículo, no considero acertada, merece la pena mirar al extremo opuesto, hacia los intelectuales que afirman que estamos en la senda adecuada, y que esta no es sólo buena, sino excelente.

Creo que precisamente son estas las ideas que deberíamos esforzarnos en refutar, en lugar de enzarzarnos en disputas internas que no aportan demasiado. Si queremos que la sociedad cambie, parece de sentido común mostrarles que vamos por mal camino, algo que yo creo sinceramente, pero que la inmensa mayoría de la población no comparte conmigo. Podemos culpar a los medios y a los poderes fácticos, pero en diversos foros de internet en el que se tiene acceso a noticias y opiniones que se salen del marco establecido por los grandes medios (incluyendo noticias sobre el declive de los recursos y de los servicios de la biosfera), la mayoría de las personas no comparte mis opiniones, ni mucho menos cree posible que estemos ya en caída libre, como algunos se empeñan en sostener.

Habitamos un mundo simbólico, en el que distintas narrativas pugnan por ser hegemónicas. Merece la pena echar un vistazo a quién nos está dando una paliza, ver lo que cuenta, y si realmente podemos refutar su visión de forma consistente ante una sociedad plural, compuesta por individuos con muy diversas historias, experiencias y trayectorias vitales.

Uno de los epítomes del panglosianismo es Steven Pinker, el cual acaba de sacar un libro que ha sido la mofa de algunos académicos, y sin embargo ha sido bien recibido por el público. El libro en cuestión es “En defensa de la ilustración”, es interesante leer como se presenta el libro:

Si creías que el mundo estaba llegando a su fin, esto te interesa: vivimos más años y la salud nos acompaña, somos más libres y, en definitiva, más felices; y aunque los problemas a los que nos enfrentamos son extraordinarios, las soluciones residen en el ideal de la Ilustración: el uso de la razón y la ciencia. En esta elegante evaluación de la condición humana en el tercer milenio, el científico cognitivo e intelectual Steven Pinker nos insta a ver con otra perspectiva los titulares alarmistas y las profecías de la perdición que juegan con nuestros prejuicios psicológicos. En cambio, haciendo uso de datos empíricos, muestra que la vida, la salud, la prosperidad, la seguridad, la paz, el conocimiento y la felicidad van en aumento, no solo en Occidente, sino en todo el mundo. Este progreso no es el resultado de alguna fuerza cósmica. Es un regalo de la Ilustración: la convicción de que la razón y la ciencia pueden mejorar el florecimiento humano. Lejos de ser una esperanza ingenua, la Ilustración, ahora lo sabemos, ha funcionado. Pero hoy más que nunca necesita que la defendamos con vigor. Con profundidad intelectual y estilo literario, En defensa de la Ilustración defiende la razón, la ciencia y el humanismo: los ideales que necesitamos para enfrentar nuestros problemas y continuar nuestro progreso.

Es decir, el libro se presenta como una refutación del “colapsismo”.

El principal motivo por el que se han mofado del libro es que se trata de una colección de gráficas, que muestran todas una senda de “progreso” ascendente, lo cual Pinker relaciona con la ilustración, aun cuando evidentemente las causas de esa senda ascendente son presumiblemente muy complejas, como por ejemplo han mostrado historiadores como Carles Sirera o Sven Beckert, de cuyo libro hizo una notable reseña mi compañero Jorge Llanos.

Si es por trazar gráficas cualquiera puede trazar una y pretender relacionarla con cualquier suceso



Así por ejemplo, desde mi nacimiento el PIB se ha multiplicado casi por 20, lo que demuestra mis transcendentales aportaciones a la economía ¿o no?

Pinker tampoco se molesta en citar a Voltaire, Turgot, Condorcet o a cualquier autor de la Ilustración, obviando el hecho de que la ideología moderna, y de forma mucho más clara la filosofía de los autores de la Ilustración que influenciaron de forma notable este pensamiento moderno, es claramente autoritaria. Así, como ya señale anteriormente, el término despotismo ilustrado no fue acuñado por casualidad o negligencia. Los ilustrados no sólo pensaban en un poder central fuerte para laminar a la iglesia y la aristocracia, debía también reprimir a la masa, lo que Voltaire definía como:

masas innobles que sólo respetan la fuerza y nunca piensan

Los ilustrados cultivaron a autócratas despóticos como Federico de Prusia y Catalina de Rusia, que hacían bien, según Voltaire, en

predicar la tolerancia con la bayoneta calada en rifle

Esta cuestión es central, no es sólo que Pinker se haya olvidado por completo del pensamiento real de la Ilustración, y atribuido unos grandes logros a lo que él considera, erróneamente, que fue la Ilustración, sintetizado en tres palabras: razón, ciencia y humanismo. Es que históricamente “la razón” ha sido tradicionalmente una excusa para legitimarse ante otros. Napoleón quiso imponer el derecho francés al resto de Europa, como Pinker propugna una secularización forzada (afirmando hechos que no se pueden probar, como que Dios no existe), al igual que Bolsonaro cree legítimo arrebatar las tierras de las “manos improductivas” de los indígenas.

Para Pinker el humanismo puede definirse como una ética sin base religiosa, el problema es que todos los intentos de fundar una ética universal en la razón, desde Kant hasta Habermas, han fracasado.

Tampoco la ciencia es como la describe Pinker, que considera un peligro el movimiento “anti-científico” que denuncia como esta se inmiscuye en el terreno de los valores. El problema, como ha mostrado la epistemología moderna que comienza con los estudios históricos de Thomas Khun, y como está poniendo de relieve la actual crisis de la ciencia, es que debemos inexorablemente partir de axiomas que son normativos, lo cual evidentemente tiene que ver con los valores de quien establece esos axiomas. No hay por ello que renunciar a las pequeñas verdades que nos puede aportar la ciencia, de inmenso valor, simplemente usar esa herramienta de la forma adecuada, dentro de sus límites, evitando las narrativas sobre “las grandes verdades”, que no son más que trucos para buscar el consentimiento del otro. Narrativas como la que despliega Pinker en este libro.

Pinker pretende demostrar el éxito de la Ilustración mostrando el “progreso” de la humanidad en esperanza de vida, salud, hambre, riqueza, seguridad, calidad de vida, violencia, democracia, igualdad de derechos y conocimiento. No es el propósito de este artículo polemizar acerca de todas esas cuestiones, la mayor parte de las cuales son discutibles (por ejemplo, habría que llegar a un consenso sobre lo que es la riqueza, si incluyes los bienes fondo de la naturaleza la imagen puede cambiar de forma notable). En el futuro escribiré sobre la desigualdad, de la que Pinker dice erróneamente que no es un factor de bienestar y que se está reduciendo, y sobre el hambre o déficit nutricional.

Me centraré en la tesis central del libro, que versa sobre el movimiento ecologista, y yo diría que casi expresamente sobre movimientos como el decrecimiento, lo cual, si nos atenemos a lo que pensaba Gandhi, es una gran noticia



Sí, es cierto que Pinker cita varios “enemigos” de la Ilustración, entre ellos algunos bastante irrelevantes hoy en día como la religión, pero no resulta difícil observar hacia quién dirige la mayoría de sus flechas.

Establece una distinción falsa entre ecologismo humanista (ecomodernismo) y ecologismo a secas (greenism). Según él los ecologistas quieren preservar una entidad transcendente llamada naturaleza por encima del bienestar humano.

Ello evidentemente no es cierto (sí que es cierto que habría que mirar muy bien cuáles son las prioridades dentro del movimiento ecologista, para muchos el ecologismo es un simple vehículo del anti-capitalismo, y no un fin en sí mismo), pero los ecologistas hemos puntualizado algunas cuestiones de suma importancia que Pinker pasa por alto, dado que ensombrecen de forma notable lsu narrativa:

- Todo el bienestar que según Pinker ha conseguido la humanidad desde que se pusieran en práctica las ideas de la Ilustración, está apalancado sobre una base de recursos no renovables y finitos. La humanidad a día de hoy no dispone del conocimiento ni de la técnica para mantener todo ese flujo de energía y materiales que Pinker llama riqueza sobre recursos que sean renovables año a año.

- La humanidad ha creado la riqueza que sustenta el bienestar que describe Pinker gracias a servicios medioambientales que presta la naturaleza (y que no son considerados riqueza) que están amenazados por la alteración de los ciclos de carbono, nutrientes y destrucción de los ecosistemas silvestres. No es el “ecologismo”, sino los científicos los que proponen mantener un porcentaje significativo de ecosistemas silvestres, y lo hacen pensando en el bienestar de la humanidad.

En este punto queda al descubierto el sesgo de Pinker, afirma que la ciencia es el motor del progreso y el florecimiento del bienestar humano, pero en lugar de aceptar el dictamen de la ciencia adopta una postura anti-científica como el ecomodernismo, pero más cercana a sus valores. En resumen, intenta pasar sus creencias particulares como objetivas y libres de valores, cuando no lo son. Por cierto, no es casualidad que Pinker defienda el ecomodernismo, porque es una postura que encaja como un guante en el paradigma cultural moderno cuyos axiomas yo esbocé a cuenta del campo de concentración de Auschwitz.

Una tercera cuestión clave que el movimiento ecologista ha sacado a la luz no debe pasarse por alto:

- Antropólogos e historiadores han puesto de manifiesto que no solo los ecosistemas, también las sociedades humanas pueden colapsar si se sustentan en recursos no renovables, como la sociedad global hace hoy en día. Hay muchos ejemplos de ello, y en Autonomía y Bienvivir hemos visto los ejemplos de sociedades viviendo en condiciones similares, algunas de las cuales han colapsado y otra no.

Ahora que se está llegando por fin a un público cada vez más ámplio tenemos que hacer un esfuerzo por explicarnos, y explicar por qué los argumentos que se enarbolan en nuestra contra son erróneos. Pista: mucha gente lleva un anti-capitalista dentro, porque nuestro sistema socioeconómico no permite a la mayoría de la población la conexión con valores vitales, que es lo que hace feliz al ser humano. A pesar de ello, se trata de hacer ver a la gente que nuestras preocupaciones son legítimas, no una mera excusa.

4 comentarios:

  1. Argumentas cada vez más binario. Pinker no tiene ni idea de qué va la ilustración. Es un ideo-ecléctico que saca de donde sea terminos y conceptos y los junta totalmente arbitrario sin conocerlos de fondo para vender sus conceptos polémicos. Que Jesús Nácher tampoco tiene idea de qué va la Ilustración aquí, como en el artículo de Auschwitz, queda demostrado. Para mi que llevas una batalla rencorosa cultural contra el norte igual como lo hizo la reconquista con el la reformación, y no te da vergüenza incluso usar Pinker de manera falsa-positiva para reforzar tu teoria que la ilustración tiene la culpa de todo lo malo de hoy. Ya te lo he explicado muchas veces que lo que tú entiendes de ilustración es un error de fondo que no te lleva a ningún sitio. Voltaire, Kant, Fichte, Habermas, Hegel y Locke no tienen nada que ver unos entre otros. Ni siquiera son todos de la ilustración. El común axioma racionalista que crees ver entre todos estos no existe. Has caída en la trampa de meras analogías aparentas coincidencias sin relación alguna en muchos casos. A Pinker se critica mejor que si te dedicas a desmontar su mentira y aparente afán a la ilustración que no puede ser cierto ya por una cosa muy evidente. Hable de experiencia personal y pretende inducir conocimiento sobre lo demás a base de ella. Esto justamente no es propio de la versión epistemológica de de la ilustración y comprueba así que Pinker no sabe de que hable. Jesús Nácher pero ignora este detalle y se hace cómplice de Pinker al hacerse el longui y no criticar la incompetencia general sobre el pensamiento filosófico occidental de este autor, no. Nácher saca jugo de Pinkers mentira para reforzar el propio argumento y refuerza así la aparente competencia de Pinker en hablar sobre lo que sea de relevancia para el humano. Pinker, Tolle, Hitler, Musk, Jobs, Torra, Abascal. Para mi todos estos tienen algo en común. No respetan la libertad y la dignidad del otro y pretenden promocionar un derecho natural que llega a un absurdo imposible. La autodestrucción del humano. No son sensatos con los criterios éticos de la misma manera con ellos que con otros y por tanto no se respetan a sí mismo como persona autonomía y libre. Crean lo que tenemos hoy: Un capital,so neoliberal que solo responde a sus propios sensibilidades y deseos que se desvincula de del deber a la comunidad de forma que dice “i pay to be moral”. Los Nazis hicieron algo muy parecido. Hacen servir un argumento subjetivo, el del pueblo y de su identidad histórica y antropológica, para abstraer un derecho que se basaba en mera voluntad. Esto con Ilustración no tiene nada que ver, es más bien todo el contrario. En la ilustración que yo conozco, limitar la libertad del otro con un deseo o una mera voluntad subjetiva no puede ser. Por tanto el comportamiento consumista de hoy, que tanta libertad priva a tanta gente al otro lado de la cadena, es profundamente anti ilustrativo y más la es esta frase de Pinker, de que todo lo malo que te pasa es culpa tuya. Somos entorno, conjunto y red interdependiente no solo objetivos a tratar. Somos sujetos que no se deben tratar como objetos mutuamente. Nos distingue de los animales que tenemos esto que se llama razón. Guste o no pero hay que atenderla porque es una facultad nuestra. Si no la usas y cultivas el consumismo no va parar porque el marketing sigue apuntando a nuestra realidad más inmediata no abstracta. Los emociones que nos generan objetos. De esto se trata de la ilustración. No es la superioridad de la razón, pero del apropiado uso de ella para poder respetarse como sujeto libre y digno. En la epistemología de la ilustración es la percepción sensual del humano lo primero que genera conocimiento. Después viene el examen razonable, pero en segundo lugar. Y esto siempre está sometido los criterios del reconocimiento del otro como sujeto digno, libre en un sentido positivo (lee libertad positiva) y autónomo. El Franco,Auschwitz, Pinker y Nestlé, Monsanto, BASF,jamas hubiesen ocurrido si alguien hubiese hecho caso a la ética de la ilustración.

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    1. Hola Robert,

      Comenta con usuario por favor. Si no te dejo en spam.

      un saludo, espero que estés bien

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  2. Hola, he leido algo en diagonal, pero pareces repetir lo que ya desmintió sobre Pinker NNTALEB y algún colaborador suyo y que sale publicado en el libro "Jugarse la Piel".

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    1. Gracias por el aporte, Taleb sí es un referente para nosotros.

      saludos,

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