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martes, 9 de diciembre de 2014

Cambio climático, peak-oil y mucho más ¿Es disparatada la idea del decrecimiento?


Mientras 11.500 delegados de 195 países deciden en Lima entre evitar un cambio climático peligroso y la exclusión (y parece que está última será nuevamente la elegida, y no precisamente por el éxito de la costosa industria negacionista), la reciente bajada en los precios del petróleo, siembra dudas sobre la viabilidad de la producción de 5 millones de barriles diarios.

Coste de extracción de diversos petróleos. Fuente: La encrucijada sistémica


Pero la producción no es lo importante, sino la energía neta que deja a la sociedad, que depende de la tasa de retorno energético, que muchos estiman está disminuyendo.

Evolución de la energía neta recuperada del petróleo. Fuente: La encrucijada sistémica


Lo que compromete el futuro energético de nuestra sociedad.



Estimación de Gail Tverberg de la energía producida en el futuro. Fuente: La encrucijada sistémica

Pero estos dos problemas, uno, el del cambio climático, minimizado, y el otro, el cénit de producción de petróleo, negado, no son ni mucho menos los únicos grandes retos medioambientales a los que se enfrenta nuestra sociedad en el siglo XXI. Un equipo de veintiocho científicos especializados en el sistema Tierra identifico en 2009 nueve límites, asociados a nueve problemas, que la humanidad debería respetar para que la Tierra permanezca en su estado estable, conocido como Holoceno, que ha permitido al ser humano florecer y desarrollarse durante miles de años.

Límites planetarios. Credit: Azote Images/Stockholm Resilience Centre

De estos nueve límites, uno de ellos el cambio climático, hay tres que en realidad se encuentran estrechamente relacionados y que suponen un problema colosal, que sin embargo goza de nula atención mediática. Se trata del efecto combinado de los cambios en los usos de la tierra, el uso de agua dulce por parte de la humanidad y la pérdida de biodiversidad. Por resumir el problema de forma esquemática, los cambios en los usos del territorio, de bosques a cultivos y a ciudades, así como el incremento en la frecuencia y la intensidad de los incendios, están dejando cada vez menos energía y biomasa para el resto de especies, reduciendo la diversidad biológica, lo que a su pone en peligro los servicios prestados por los ecosistemas. Hay que tener en cuenta que entre esos servicios gratuitos se encuentra la polinización, la producción de biomasa, la purificación de agua y regulación del clima.

Debemos considerar que los cambios en el sistema tierra pueden producirse de forma no lineal, catastrófica, una vez superados ciertos umbrales de alteración en las fuerzas que los gobiernan. Esto implica que pequeñas modificaciones en un parámetro pueden dar lugar a grandes modificaciones en el sistema, incluso irreversibles.


Ejemplos de cambios de este tipo serían las zonas de hipoxia y anoxia en mares y lagos. Pasado cierto umbral de nitratos y fosfatos en el agua, generalmente procedentes de vertidos de la agricultura, se producen un descenso brusco del contenido de oxígeno en el agua y la producción de biomasa cesa incluso por completo.

Uniendo todas estas consideraciones, no es difícil llegar a la conclusión de que una vez superados los límites en el uso de la tierra y el uso del agua, y teniendo en cuenta que el límite de pérdida de biodiversidad ya se ha superado, estamos corriendo un riesgo cada vez mayor de que se desaten cambios que pueden ser muy desagradables ¿Un ejemplo? Sin ánimo de parecer catastrofista, una brusca reducción de la producción de biomasa podría desatar una hambruna antes de lo que pensamos. Con toda seguridad en el marco temporal de nuestra vida, para los que rondamos los cuarenta, y la de nuestros hijos.

Ante tan sombría perspectiva el lector seguramente reclamará soluciones, pero antes de hablar de soluciones tenemos que completar el diagnóstico, y aquí es común hablar de la codicia, del ahorro de costes, de tecnologías contaminantes. Todo esto es cierto, y sin embargo no incide en lo esencial, la escala de nuestra actividad sobre el entorno. Es difícil pensar en una economía de bajas emisiones de CO2 cuando cerca del 90% de la energía que utilizamos proviene de combustibles fósiles ¿no habría que plantearse también el consumir menos energía? De la misma forma, es difícil pensar que nuestra actividad productiva puede desacoplarse de un mayor crecimiento de ciudades y campos de cultivo, y del consumo de recursos hídricos. En un artículo del año 2010 Bradshaw et al mostraban que el mejor indicador del impacto ambiental por habitante de un país era su renta per capita.

Esto no es casualidad, lo que llamamos “producción” es en realidad la extracción y transformación de materias primas, utilizando para ello energía útil, de baja entropía, y generando en el proceso residuos y energía no disponible, de alta entropía.


La tecnología puede ayudar, reduciendo el consumo de materiales, la producción de residuos y el uso de energía, pero no puede eliminarlos por completo. No podemos usar como materias primas nuestros propios residuos (sin gastar más energía útil de la que previamente hemos empleado en el proceso de transformación), las leyes de nuestro universo, y en concreto la segunda ley de la termodinámica nos lo impide.

De esta reflexión surge la idea de una escala óptima de la economía, de mantener nuestra actividad sobre el planeta dentro de un cierto rango, que no tiene que ser estático, sino que puede modificarse con el tiempo, en función de los avances científicos. En una primera etapa, ese impacto debe reducirse, dado que actualmente es mayor de lo que una gestión de riesgos prudente aconseja. Es por ello que se habla de decrecimiento. El decrecimiento es una estrategia o política para mejorar la calidad de vida de las personas. Sí, para mejorarla.

En primer lugar tenemos que considerar que la renta sostenible que es posible obtener anualmente será mayor cuanto mayor sea la calidad y cantidad del capital natural disponible. Si tengo dos pozos de petróleo de gran calidad estoy mejor que si tengo uno (porque he gastado el otro de forma poco responsable, fomentando el transporte privado), y si tengo ecosistemas marinos diversos y productivos estoy mejor que si no los tengo. Frente a la idea del crecimiento, surge la idea de una gestión prudente y científica de los recursos.

En segundo lugar aparece la idea de satisfacer ciertas necesidades humanas, las de la parte superior de la pirámide, de una forma más auténtica.



Estas necesidades en la actualidad están siendo pseudosatisfechas de forma mercantil, por objetos creados por las instituciones dominantes de nuestra sociedad, las empresas. La idea del decrecimiento implica lo que en la jerga económica se denomina un trade-off, una compensación, que en primer lugar permitiría liberar tiempo para la autonomía, y en segundo lugar permitiría enraizar la actividad económica de las personas dentro de un ámbito más cercano, más abarcador, dentro del cual sería más sencillo encontrar sentido.

Por último, simplemente para plantear la posibilidad de decrecer sin que resulte un trauma debemos resolver los problemas que produce en nuestras sociedades industriales la falta de crecimiento. Uno podría pensar que la consecuencia que produce la ausencia de crecimiento es falta de variación, de cambio, en particular en la economía. Ello implicaría que la gente mantiene sus trabajos y sus salarios ¡No hay problema! Sin embargo, sabemos por experiencia que esta idea intuitiva es falsa. Ni siquiera decrecer, tan sólo el estado estacionario, o crecimiento cero, conlleva que las personas pierdan sus empleos o vean reducirse sus salarios. Para solucionar este problema necesitas cambiar como funciona nuestro sistema monetario, y como funciona nuestro mercado de trabajo. Una vez solucionados ambos problemas, podemos decrecer sin miedo a una fractura social.
Lo más negativo del decrecimiento es su nombre, dado que no trasmite nada más allá de un proyecto negativo: en lugar de crecer, decrecer ¿Y para qué? Pues como hemos visto nos ofrece múltiples posibilidades para mejorar la vida de las personas: mayor renta futura como consecuencia de una mejor conservación del capital natural, posibilidades aumentadas de satisfacer de forma coherente las necesidades humanas, y por último, afrontar de forma directa la solución a los problemas sociales, en lugar de hacerlo de forma indirecta, a través del crecimiento. Por todo ello nosotros hablamos de bienvivir, un término que, a pesar de que todavía mantiene cierta indefinición, creemos que captura mejor la esencia de un proyecto que busca mejorar la vida de las personas.

12 comentarios:

  1. Buenas Jesús

    Interesante radiografía del estado actual que todavía no la siguen contando los medios con medias verdades. Si no se ponen todas las cartas sobre la mesa no sabremos a qué atenernos.

    Con respecto a varios artículos que han surgido sobre la negatividad de la palabra decrecimiento, al final la elección del concepto bienvivir con ideas similares pero con un enfoque lingüístico más positivo creo que ha sido un buen acierto. Acabo de leer la semana pasada Focus de Daniel Goleman y entona un mea culpa a una parte de su libro inteligencia ecológica cuando hace referencia a que el conocimiento de nuestra huella negativa nos haría actuar más positivamente pero parece ser que los circuitos neuronales de la atención y de los sentimientos se solapan, compartiendo caminos neuronales o interactuando de formas muy diversas. Esos circuitos por un lado comparten el camino que nos hace comprar compulsivamente, buscar exteriormente algo que nos cambie esos sentimientos negativos por culpa del trabajo, los jefes, lo caótico de la sociedad etc y por otro lado comparten nuestra atención momentánea que en ese caso es la negatividad y el stress de ese momento.

    Copio el texto en el otro comentario.

    Esta es una de esas alternativas que se mencionan, medir nuestra huella positiva http://www.handprinter.org/es/ (fíjate en como “enfoca” su slogan. “Handprinter intenta asegurar que nuestro mundo está mejor con nosotros que sin nosotros”

    Otra de esas alternativas es algo que ya me había dado cuenta. En Estados Unidos existe un programa para enseñar “pensamiento sistémico” en las escuelas. No creo que se dé en todas. Lo interesante del pensamiento sistémico “systems thinking” es que de una manera educacional “previsora” y no “correctora”, cuando ya tenemos el problema, expande nuestro pensamiento para no reaccionar y de verdad ejercerlo como tal. Hace fijarse más en el largo plazo que en el corto plazo. Es cómo el efecto perspectiva de la mirada del astronauta http://laproadelargo.blogspot.co.uk/2014/04/de-la-mirada-del-broker-la-del.html

    Nos amplía nuestra consciencia para no sólo preocuparnos del aquí y ahora sino también del mañana. Ese pensamiento sistémico es una de las ramas de la ciencia holística que deberían enseñarse en las escuelas. http://autonomiaybienvivir.blogspot.com.es/2014/07/ciencia-holistica-para-el-bienvivir-el.html

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  2. Párrafo del libro Focus de “Daniel Goleman”

    Yo estoy tan atrapado en esta situación como todo el mundo. Y debo decir que el hecho de centrar nuestra atención en el impacto que provocamos en nuestro entorno no hace sino estimular los circuitos asociados a las emociones estresantes y generar culpa y depresión. No olvidemos que las emociones dirigen nuestra atención y que solemos apartar la atención de aquello que nos resulta desagradable.

    Yo creía que el conocimiento del impacto negativo de las cosas que compramos y fabricamos (es decir, el conocimiento de nuestra huella ecológica negativa) pondría en marcha, a través del voto que suponen nuestras compras, un movimiento que inclinaría el mercado hacia alternativas más adecuadas. Pero, aunque siga pensando que esa es una buena idea, he acabado dándome cuenta de que soslayé la importante verdad psicológica de que centrarnos en lo negativo desemboca en el desaliento y la falta de compromiso Y es que, en el momento en que se ponen en marcha los centros neuronales que se ocupan del estrés, nuestro centro de interés pasa a ser el estrés mismo y el modo de aliviarlo.

    “La huella negativa es, como su nombre indica, un valor negativo y las emociones negativas son poco motivadoras. Podemos llamar la atención de las mujeres para que se sometan periódicamente a un examen de mama asustándolas con lo que, en caso de que no lo hicieran, podría ocurrirles. Es cierto que esa táctica permite captar la atención, pero como el miedo es una emoción negativa, tiene un valor motivador limitado, ya que las personas solo llevan a cabo las acciones mínimas necesarias para cambiar ese estado de ánimo por otro más positivo y acaban ignorándolo”

    “Para que se produzca un cambio a largo plazo –precisa Weber , necesitamos una acción sostenida, un mensaje positivo que nos diga cuáles son las mejores acciones que hay que emprender. Y con este tipo de medición podemos ver el bien que estamos haciendo y sentirnos, en la medida en que perseveramos en ello, cada vez mejor. Por ello la huella positiva resulta tan interesante”

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  3. Este es el enlace que se me había olvidado poner sobre cómo está funcionando el “pensamiento sistémico” en diversos escuelas en países anglosajones.

    http://www.clexchange.org/

    El Creative Learning Exchange (CLE) tiene como misión desarrollar material para escuelas primarias y secundarias sobre pensamiento sistémico y dinámica de sistemas que ayude a afrontar los desafíos interconectados que nos enfrentan a nivel personal, comunitario y global.

    Me ha venido a la memoria como ejemplo de pensamiento sistémico y la discusión de los términos decrecimiento y bienvivir, la frase de Marshall McLuhan “El medio es el mensaje”. Desde una perspectiva holística también podemos decir que “El mensaje es el medio”.

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    1. Buenas Bienestar,

      Mi enfoque en el bienvivir frente a decrecimiento está basado en Lakoff. Lakoff hablaba de "metáforas conceptuales" incluidas en el lenguaje, por ejemplo de habla de "alteza" para referirse al monarca, y de clases "altas", pero la bajeza no está muy bien vista.

      El decrecimiento es para mi una herramienta temporal, dado que no se puede decrecer constantemente, por eso creo que no sólo es mejor un término positivo, sino un término que indique finalidad, esa olla detrás del arco iris.

      Totalmente de acuerdo en la importancia de la educación. Debemos educarnos para comprender más allá de la eficacia y la eficiencia, de una forma más abarcadora, holística, en efecto. Habrá que recuperar saberes y creencias tradicionales, que estaban basados en una visión del mundo que incluía unos valores, una ética, o más bien al revés, se tenían esos valores porque existía una visión del mundo previa.

      un saludo,

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    2. Buenas Jesús

      Estoy totalmente de acuerdo con Lakoff y sus metáforas y marcos. Una vez que has elegido la metáfora ya has creado la estructura o marco sobre el que seguir. Si a eso le añadimos las investigaciones que sugiere Goleman sobre positividad o negatividad es mejor elegir ese marco positivo. De todos modos en este nuevo libro que tiene buena pinta nos encontramos los dos términos juntos http://euskalherriablog.com/2014/12/04/decrecimiento-y-buen-vivir-un-libro-que-da-que-pensar/

      Saludos

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  4. Hola Jesús y Bienestar

    Sin incluir esa visión holística y sin incluir la noción de límite, el sistema económico se vuelve una “máquina de Von Neumann” que debora el planeta con nuestra connivencia. Si no queremos sucumbir a nuestro propio invento, necesitamos poner un marco razonable a la actividad económica. El ejemplo -minúsculo- de las “cuotas científicas” a las capturas pesqueras puede servir para ilustrar la clase de política que necesitamos.

    Pero la motivación no debe basarse sólo en preservar la rentabilidad futura (como en ese ejemplo) sino que es necesario poner en otra escala de valor superior a los servicios no mesurables que nos aporta el capital natural en su conjunto. Los límites deben ser también cualitativos en lugar de considerar que todo debe pasar por el cedazo del mercado como se pretende últimamente. No todo lo valioso se puede medir, y al intentarlo, se formenta un intercambio que no es tal porque lo intercambiado no permanece en su estado original sino que se destruye.

    Necesitamos establecer ese marco, fundado en criterios éticos y científicos, a través de la política, tal y como se sugiere en el artículo, para que la máquina no acabe atrapándonos allá donde nos hayamos refugiado.

    Saludos.

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    1. Buenas Ecora,

      En efecto, no todo puede estar guiado por el mecanismo o el automatismo. Hay que tomar conciencia de nuestro lugar en el mundo, y actuar según valores. Valores que deben emanar de una visión del mundo, una explicación, un narrativa. Hace falta ese ejercicio de introspección colectivo.

      saludos,

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  5. Hola Jesús

    Ilustrativo post sobre nuestra realidad.

    En el post has puesto la celebre pirámide de necesidades de Maslow que confunde necesidad con la satisfacción de la misma y, las ordena de forma jerarquica.

    Por contra la matriz de necesidades humanas de Max-Neef es mucho más rica, ya que donde las necesidades no están jerarquizadas y se pueden perseguir simultáneamente. Además las necesidades de la matriz de Max-Neef son finitas en contraposición con el postulado de no-saciedad (la necesidad nunca se colma) que es la base axiomática de la economía dominante.

    Por eso la matriz de Max-Neef es un instrumento básico para confeccionar indicadores que sirvan para medir el bienestar en una sociedad que no tenga como axioma básico la no-saciedad.

    Creo que lo mejor es leer directamente explicación de Max-Neef en el capítulo 2 del libro "Desarrollo a escala humana"

    http://www.slideshare.net/dnandop/max-neef-desarrollo-a-escala-humana

    Saludos

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    1. Buenas Jordi,

      No estoy de acuerdo en que Maslow confunda necesidad con satisfactor, de hecho Max-Neef basa gran parte de su trabajo en Maslow, tal y como expone en el libro que citas.

      "Acceder al ser humano a través de las necesidades permite tender el puente entre una antropología filosófica y una opción política y de políticas; tal parecía ser la voluntad que animó los esfuerzos intelectuales tanto de Karl Marx como de Abraham Maslow."

      En cualquier caso es evidente que "Seguridad" no es un satisfactor, sino una necesidad.

      Que la doble taxonomía de Max-Neef sea más útil como herramienta para el desarrollo no lo pongo en duda, el hecho de añadir la pirámide de Maslow se debe simplemente a que es más conocida, y por lo tanto servía mejor a la idea del artículo.

      Respecto a establecer una jerarquía de necesidades, es algo que los economistas ortodoxos suelen despreciar (Max-Neef no es ni mucho menos ortodoxo), dado que la famosa frontera de posibilidades de consumo, para dar lugar a una función continua y derivable, cada producto tiene que ser intercambiable por otro según su precio relativo. Georgescu-Roegen ya indicó una razón por la que esto no es así, al menos tienes que cubrir tus necesidades de alimentación, por tanto esa cantidad mínima de alimentos no se puede cambiar por satisfacer ninguna otra necesidad a un precio distinto.

      un saludo,

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    2. Añado que el número de necesidades de Maslow es también finito, limitado y conocido, por lo que también incluye de forma implicita el postulado de saciedad, o si lo prefieres de vivencia y potencialidad.

      un saludo

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  6. Quisiera que echarais un vistazo a esta recogida de firmas que aboga por el decrecimiento mediante la modificación de algunos articulos de la constitución
    http://www.peticiones24.com/fin_del_derroche_renta_maxima_de_por_vida_y_persona

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    1. Buenas Anónimo,

      Gracias por difundir, le echaremos un vistazo. Eso sí, siempre nos gusta que quién hace comentarios se identifique, aunque sea con un nick.

      un saludo,

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