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lunes, 27 de agosto de 2018

Usura, religión, modernidad y bienvivir



El 25 de abril del año pasado falleció, por desgracia, Stephen Zarlenga. Para la mayoría de nuestros lectores es un completo desconocido, pero creo que por su relevancia merece la pena dedicarle aquí unos breves párrafos.

En la página web del American Monetary Institute podemos leer algunas palabras que le dedican en su honor políticos, académicos y activistas de gran relevancia, entre ellos Steve Keen, uno de los más brillantes críticos actuales de la economía neoclásica. Para el académico australiano Zarlenga es un caso especial de investigador, activista y líder comunitario.



Por su parte Michael Hudson se preocupa por el destino de la obra de Zarlenga, indicando que sería necesario encontrar una difusión más amplia.

domingo, 19 de agosto de 2018

Los límites del crecimiento y de la opinión pública


Los límites del crecimiento fue un informe encargado al Instituto Tecnológico de Massachusetts por el Club de Roma y publicado en 1972, año en el que los problemas causados por el DDT, el plomo añadido a las gasolinas y la contaminación de los ríos llevaron a la celebración de la primera conferencia internacional sobre el medioambiente, la Conferencia de Estocolmo, que de forma un tanto retorcida se denominó oficialmente “Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Humano”. Las conclusiones del informe y libro son sencillas, no es posible el crecimiento infinito de los flujos de materiales, energía y residuos que produce la economía humana en un planeta finito. Y por ello tampoco lo es el crecimiento económico. Algo muy parecido han dicho recientemente 15.364 científicos de 184 países.

El informe, desarrollado por un equipo multidisciplinar y liderado por una biofísica y científica ambiental especializada en dinámica de sistemas recibió duras críticas por parte de los economistas, y si bien no cayó en el olvido, quedó desprestigiado para las élites políticas, económicas y culturales. Tal y como cuenta Hugo Bardi en “Los límites del crecimiento retomados”, el debate no fue muy limpio, se publicaron críticas en revistas académicas que malinterpretaban el informe, sin permitir posteriormente la réplica en la misma publicación. Resulta preocupante que uno de los economistas implicados en el debate fuese William Nordhaus, que posteriormente alcanzó puestos de gran responsabilidad dentro del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, estimando de forma banal las repercusiones monetarias del calentamiento global.

El debate permanecería medio dormido más de 25 años, hasta que, en 1998, Colin Campbell y Jean Laherrère, dos geólogos especializados en el campo del petróleo publicaban en Scientific American un artículo titulado El fin del petróleo barato. La afirmación expresada en el título era tremendamente osada en un momento en el que el petróleo cotizaba a 14 dólares el barril, pero acertó de pleno y el petróleo multiplicó por diez su precio en tan solo 10 años, alcanzando los 150 dólares barril en el año 2008.

¿Cómo lo hicieron? Se basaron en el modelo creado por Marion King Hubbert, que establecía que la producción de un determinado campo de petróleo seguía una curva en forma de campana, con una fase de ascenso rápido hasta alcanzar un máximo o pico de producción, y posterior descenso.

Fuente: wikipedia

Esta curva tiene la característica de que la suma de varias (o muchas) curvas parecidas es también una curva con la misma forma, en consecuencia, la suma de la producción de muchos campos de petróleo también tendrá un pico. Campbell y Laherrère estimaron con acierto el cénit global de petróleo crudo, pero a partir de 2008 comenzó a incrementarse de forma notable la producción de petróleo no convencional. Este incremento ha dejado en mal lugar la muy acertada, hasta ese momento, predicción de producción de petróleo en EEUU realizada por Marion King Hubbert en 1956.

domingo, 12 de agosto de 2018

No pienses en una guerra comercial


Suenan “trumpetas” de guerra en las secciones de economía de los principales medios de comunicación de nuestra querida piel de toro. El anuncio de la administración Trump de la imposición de aranceles a las importaciones de aluminio y acero de Estados Unidos ocasionó un buen puñado de titulares y artículos de opinión encabezados por el grueso sintagma “guerra comercial”. El erizo se hizo bola al sentir una brizna de aire. Luego sabríamos que esto era tan sólo una zanahoria para que Europa renuncie a ser crítica con los aranceles a China, pero parece que en este terreno hacen gala de una sensibilidad notablemente acusada. Nada que ver con la piel gruesa de la que se revisten ante las violaciones de los derechos humanos: torturas, espionajes o intimidaciones para evitar la libertad de expresión. Pero en esta ocasión no son los medios los únicos culpables, tecnócratas europeos como Juncker y Draghi enmarcaron la cuestión de los aranceles de la misma forma que los medios de comunicación.



Fue George Lakoff, lingüista y científico cognitivo quién nos advirtiera en su célebre libro No pienses en un elefante de la importancia de los marcos en la comunicación. Enmarcar es crear una estructura narrativa que activa estructuras mentales inconscientes que condicionan nuestro comportamiento y nuestras decisiones. No pensar en un elefante, era un mensaje para los demócratas, que debían dejar de aceptar los marcos propuestos por los republicanos. Un ejemplo, tomado del propio libro, ilustrará la cuestión:

Hay un fenómeno que probablemente hayas observado. En televisión los conservadores utilizan solamente dos palabras: alivio fiscal, mientras que los progresistas se enfrascan en una larga parrafada para plantear su punto de vista. Los conservadores pueden apelar a un marco establecido: por ejemplo, que los impuestos son una desgracia o una carga, lo cual les permite decir esa frase de dos palabras: alivio fiscal. Pero en el otro lado no hay ningún marco establecido. Se puede hablar de ello, pero supone un cierto esfuerzo porque no hay ningún marco establecido, ninguna idea fijada ya ahí a mano.

domingo, 5 de agosto de 2018

Rumbo de colisión


El pasado 13 de noviembre se publicaba en la revista BioScience un artículo que recogía la actualización de la “Alerta de los científicos del mundo a la humanidad”, un manifiesto firmado hace 25 años por 1700 científicos incluyendo la mayoría de los premios nobel vivos. En esta ocasión la segunda advertencia lleva la firma de 15364 científicos de 184 países.

La advertencia es preocupante, ya que las tendencias que se pusieron de manifiesto hace 25 años no se han detenido, ni siquiera frenado. El agua dulce disponible por habitante se ha reducido un 26,1%. La captura de peces se ha reducido un 6,4% (bastante más desde su máximo posterior a 1992) no por un esfuerzo de conservación, sino porque no hay disponibilidad del recurso. El número de zonas muertas en ecosistemas acuáticos ha aumentado un 75,3%. La superficie forestal ha disminuido un 2,8%. La abundancia de vertebrados ha disminuido un 28,9%. Las emisiones de CO2 han aumentado un 62,1%, y la diferencia de temperatura respecto a 1960 un 167,6%. La población de humanos ha aumentado un 35,5%, y la de ganado un 20,5%.


El mensaje que se deriva de estos datos es simple, hay que cambiar de rumbo para prevenir “un deterioro generalizado de las condiciones de vida humanas”, pronto será demasiado tarde ya que nos quedamos sin tiempo.