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lunes, 12 de diciembre de 2016

El dinero como droga: una reflexión desde el séptimo arte

Los economistas, más preocupados en justificar la realidad que en interpretarla, han pasado por alto los hechos fundamentales en cuanto a la naturaleza del dinero. Uno de ellos se nos recuerda ahora desde el arte y la cultura popular: el dinero es una droga. Este hecho tiene consecuencias significativas desde el punto de vista de las políticas económicas y monetarias.





Los economistas, historiadores y antropólogos, continúan discutiendo sobre el origen y la naturaleza del dinero ¿Qué es para el ser humano el dinero? ¿Qué efectos tiene sobre nosotros? Algunos argumentarán que el ser humano es racional, y que la predisposición de una persona cualquiera a tener dinero dependerá de la utilidad que tenga para ella el gastar ese dinero y consumir una unidad adicional de un bien determinado. Respecto al salario, quizás algunos argumenten que las personas tendemos a trabajar más o menos según la utilidad que le damos al ocio en relación con ganar un poco más de dinero. Ninguno de estos teóricos parece haberse percatado de la historia de Jordan Beltfort, un agente de valores, es decir, un broker, cuya biografía fue llevada al cine por Martin Scorsese en largometraje El lobo de Wall Street. Y es que el Sr. Beltfort, interpretado en la gran pantalla por Leonardo DiCaprio, sabría muy bien qué contestar a la pregunta ¿qué es el dinero? Una droga.

Fijémonos en algunos detalles de la película que ilustran la relación de los personajes con el vil metal, y el efecto que este tiene sobre ellos.

Antes de llegar a triunfar Jordan es un joven ambicioso que encuentra trabajo en Wall Street, todavía sin tener la licencia para ejercer como agente de valores. Allí recibirá su primera lección del principal ejecutivo de la compañía donde trabaja: el trabajo de agente de valores consiste en ganar dinero, para ello hay que hacer transacciones, comprar y vender acciones, con cada transacción el broker gana dinero, da igual que la transacción sea buena o mala, da igual si los clientes ganan o pierden dinero, el cliente no importa, sólo importa ganar dinero. No crean nada, no construyen nada, el dinero simplemente pasa del bolsillo del cliente al suyo.

Así será como Jordan se haga rico, trabajando con lo que llaman acciones de a centavo, compañías inexistentes, lo que hoy en día se llaman start-ups, que buscan financiación en el mercado alternativo de valores para proyectos rocambolescos. Estas compañías ofrecen una suculenta comisión para los brokers, del 50%. A partir de que Jordan descubra este mercado su trabajo consistirá en engañar a pequeños trabajadores con sueños de grandeza que quieren hacerse ricos invirtiendo en bolsa. Su trabajo no es muy distinto al de un timador, que se aprovecha de la avaricia y maldad de la gente, como en el famoso timo de la estampita, para engañarles. No existen reparos morales, no importan los efectos colaterales, engañar a alguien, todo vale para conseguir la siguiente dosis en sus abultadas cuentas corrientes. No hay límite a la cantidad de ceros a la derecha que pueden figurar en una cuenta corriente.

Posteriormente Jordan extenderá el negocio de las acciones de a centavo a los grandes ahorradores, para ello contratará a viejos conocidos, perdedores sin estudios que malviven pasando de un trabajo de mierda (como los definiese el gran David Graeber) a otro. No importa que se trate de gente sin talento, sin inteligencia, se harán ricos gracias a las enseñanzas de su mentor. Jordan les explica como vender, cual es la narrativa que deben emplear para aprovecharse de la avaricia de la gente. En una escena de la película, les da una lección práctica de como conseguir una transacción, mientras habla por teléfono con un cliente tratando de convencerle de que adquiera un cierto número de acciones de una compañía de a centavo. Mientras habla, rodeado por todos sus empleados, hace gestos simulando una relación sexual, como si alguien le realizase una felación, o practicase sexo anal, por supuesto en el lado activo. El dinero pasa de un bolsillo a otro, generalmente al bolsillo del macho alfa, el que domina. El dinero es símbolo de dominación, y Jordan muestra a sus subalternos como él domina a su cliente, entre las risas divertidas de todos ellos.

Conseguir dinero lleva a los agentes de valores a un estado de euforia, pero conseguir una transacción no es fácil, deben tener los cinco sentidos en ello, una tarea agotadora que van realizando con la ayuda de la motivación y de las sustancias estupefacientes. Cuando Jordan era un aprendiz le enseñan una especie de ritual que remite a la imagen (que no la realidad) del ser humano pre-civilizado, unos golpes de pecho mientras se emiten sonidos guturales rítmicos muestran el poder del individuo, dispuesto a la batalla y enseñando a sus rivales su determinación. El hombre es un lobo para el hombre, según la narrativa que se crean los protagonistas de esta película. El macho alfa gana y domina, el dinero va del bolsillo del débil al del fuerte, y en consecuencia el dinero es un símbolo del poder del individuo, no es raro entonces que su adquisición nos lleve a un estado de euforia similar al que se siente tras derrotar a un enemigo o alcanzar un orgasmo.

La vida de Jordan pasa a depender de las drogas, es preciso alcanzar un estado de euforia para poder vender acciones, o para mantener el rendimiento intelectual después de largas jornadas de trabajo, o después de la última juerga que nos hemos pegado tras el subidón que nos dio finalizar con éxito una transacción que nos aporta jugosas comisiones. El coctel de drogas estimulantes diario incluye quaaludes, adderall y cocaína.


Para contrarrestar los efectos de estas drogas y poder dormir usarán marihuana, sanax y morfina. La vida discurre entre estados de euforia y de relajación, subidones y bajones, e inyecciones de penicilina preventivas para evitar el contagio de una enfermedad de transmisión sexual.

El sexo se convierte también en un elemento central de la vida de nuestros brokers. Ya al comienzo de su andadura por Wall Street a Jordan le recomiendan la masturbación al menos dos veces al día. El sexo cumple varias funciones en la vida del agente de valores, en primer lugar la relajación de la excitación alcanzada por las operaciones realizadas con éxito o por las sustancias excitantes del sistema nervioso central que se han ingerido; la relajación se consigue mediante el orgasmo. Por otro lado el sexo representa la culminación de su ideal de dominio y éxito, follán más porque son mejores y son machos alfa, y su éxito social queda constatado por su actividad sexual. A más dinero más relaciones, a más relaciones más éxito, da igual que se trate de prostitutas.

¿Y las mujeres? Hablamos de machos alfa por cuanto la compulsión sexual, la euforia y el afán de dominación son comportamientos asociados a lo masculino, sin embargo las brokers femeninas, claramente minoritarias, siguen el mismo patrón de comportamiento. Cabe recordar en este punto las palabras de Erich Fromm, cuando hablaba de que nuestra sociedad tendía a la identidad de hombres y mujeres y no tanto a la igualdad; lo narrado en esta película parece darle la razón.

Una arenga dirigida a sus empleados, en un momento clave de la película, en el que se encargan de la Oferta Pública de Valores (OPV) de una compañía seria, el fabricante de calzado Steve Madden Ltd, nos muestra la perversa relación que establecen entre el dinero, el éxito y el dominio, incluido el sexual. La justificación del dominio incluye la criminalización del fracasado, culpable de sus desgracias por ser un pusilánime o por tener reparos morales. Esta es la transcripción del monólogo:

Quiero dedicar un momento a explicar porque Steve está... porque parece un puto zumbado. Es porque este hombre, es un genio creativo, su habilidad, el don que tiene Steve va más allá de las tendencias actuales del calzado, el poder de Steve es que él crea tendencia ¿lo entendéis? Los artistas como Steve aparecen una vez cada década y me refiero a Giorgio Armani, Gianni Versace, Coco Chanel, Yves Saint Laurent. Steve ven aquí un momento. No creo que os deis cuenta de que Steve Madden es el hombre que más triunfa en la industria del calzado femenino con gigantescos pedidos en todos los grandes almacenes de norteamérica ahora mismo. Y está aquí en nuestra oficina. Deberíamos dar gracias por tener a este hombre aquí. Deberíamos ponernos de rodillas ahora mismo dispuestos a hacerle una mamada. Eh, así ¿vale?, quiero chupártela Steve. Todos te la chuparán. Es nuestro billete dorado a la puta fábrica de chocolate. Y quiero conocer al puto Willy Wonka ¿vale? Quiero estar con los putos Umpa Lumpas así. Umpa, lumpa, umpaniiiiu. Ahora sal del puto estrado, lárgate. Está bien, quiero que os concentréis un segundo ¿Veis esas cajitas negras? Se llaman teléfonos y voy a contaros un secreto sobre ellos, no se marcarán solos ¿vale? Sin vosotros, son trozos de plástico inútiles, como un M-16 sin un marine entrenado para apretar el gatillo, y en el caso del teléfono, depende de cada uno de vosotros, mis entrenados estratonitas, mis asesinos, mis asesinos que no aceptan un no por respuesta, mis putos guerreros, que no colgarán el teléfono hasta que su cliente compre o mueeeraaaaaa (ovación, gritos de sí, sí, sí, se golpea el micro contra la cabeza, enseña los dientes). Os diré una cosa, no hay nobleza en la pobreza, he sido un hombre rico y he sido un hombre pobre y prefiero ser rico todas las veces (aplausos, gritos, síííií). Porque siendo rico, cuando tengo que enfrentarme a mis problemas voy sentado en una limusina, llevo un traje de 2.000 dólares, y un reloj de 40.000 putos dólares (lo lanza al auditorio) ¡Venga chicos, luchad por él! Y si alguien de aquí cree que eso es “superficial” o “materialista” que busque trabajo en un puto MacDonalds porque ese, joder, es su sitio. Pero antes de abandonar esta sala llena de vencedores, quiero que miréis bien a la persona que tenéis a vuestro lado, porque en un futuro no muy lejano os parareis en un semáforo en vuestro viejo coche desvencijado, y esa persona aparecerá justo a vuestro lado, en su flamante Porsche, sentado junto a una preciosa mujer y sus voluptuosas tetas ¿y a quién tendréis vosotros al lado? A una asquerosa vaca con barba de tres días que lleva un vestido barato apretujada en un coche cargado de productos en oferta del puto super ¡eso es lo que tendréis sentado al lado! Así que escuchadme y escuchadme bien ¿tenéis la tarjeta en números rojos? Bien, descolgad el teléfono y marcad ¿Están a punto de desahuciaros? Bien ¡descolgad el teléfono y marcad! ¿vuestras novias os consideran unos pringaos de mierda? ¡Bien, descolgad el teléfono y marcad! ¡Quiero que solucionéis vuestros problemas, haciéndoos ricos! (gritos, aplausos, sííííí) Lo único que tenéis que hacer es coger el teléfono y repetir las palabras que os he enseñado, y os haré más ricos que el director general más poderoso de los Estados Unidos de América (gritos, síííí, ¡eso es, joder!) Quiero que salgáis ahí fuera, y quiero que les metáis a vuestros clientes las acciones de Steve Madden por la boca, hasta que se atraganten ¡Hasta que se atraganten y compren al menos cien mil acciones! Eso es lo que quiero (gritos, júbilo, sííííí) ¡Sed feroces! ¡Sed despiadados! ¡Sed unos putos terroristas telefónicos! (más gritos) ¡Ahora vamos a batear esta puta bola fuera del campo! ¡Venga! (comienzan a llamar).

En realidad el 85% de las acciones eran ya propiedad de Jordan Beltfort y de su socio Donnie, algo ilegal, y que les reporta ganancias de 22 millones de dólares en tres horas, pero que también provoca que comiencen a ser perseguidos por la justicia.

La vida se convierte en un desfase permanente, lleno de situaciones surrealistas que se nos van contando con gran sentido del humor. El día comienza colocándose, para poder ponerse en marcha, y termina relajándose con una sustancia de efecto contrario. Entre el momento inicial y final será normal arengar, emocionarse, gritar, mantener relaciones sexuales en cualquier lugar, incluso en la oficina, pelearse, desesperarse, etc. La oficina se convierte en un manicomio, un festival de codicia, cocaína, testosterona y fluidos corporales. Esta rutina fractura las relaciones con aquellos que no practican los mismos hábitos, y la vida personal al margen del trabajo se convierte en un desastre. Cada mañana Jordan debe dedicar los primeros momentos del día a intentar hacer las paces con su mujer, generalmente con éxito limitado. Los conflictos, enfados y gritos se convierten en la tónica habitual.

A pesar de ello, el poder adictivo del dinero es más fuerte que las molestias y desórdenes que pueda ocasionar un estilo de vida tan extremo. Ni siquiera cuando a Jordan se le ofrece archivar la investigación policial que se ha abierto contra él a cambio de que cese su actividad en su empresa como agente de valores este cederá. En un principio su asesor legal y su padre logran convencerle para que abandone, ya tiene más dinero del que puede gastar en toda su vida ¿por qué seguir? El argumento racional es irrefutable y Jordan acepta retirarse, pero durante el discurso de despedida ante sus empleados alcanza un estado de euforia que finalmente le hace cambiar de idea, trasladándose la euforia a todo el auditorio. Es curioso que durante esta arenga retoma las consideraciones morales, recordando los problemas que tenían sus empleados, a punto de ser desahuciados siendo responsables de un hijo, y como enderezaron su vida gracias a la oportunidad que él les dio de trabajar en el mercado de valores. Curioso por cuanto ahora esas personas visten de Armani y conducen un Mercedes, pero ese bienestar se ha alcanzado a costa de los ahorros de otras personas, algunas de las cuales pueden estar en ese momento a punto de ser desahuciadas.

El síndrome de abstinencia triunfa sobre la voluntad de nuestro protagonista y contra todo criterio razonable continúa ejerciendo en el mercado de valores, lo que terminará por costarle su segundo matrimonio, la relación con sus hijos y una pena de prisión. A pesar de todo ello, Jordan se lo toma con filosofía: “sigue siendo rico en un mundo en el que todo se puede comprar”, piensa. Curioso pensamiento cuando le ha llevado a prisión un agente del FBI al que él precisamente intento comprar. Quizás habría que coincidir con Jordan Belfort que casi todo se puede comprar, pero lamentablemente para él lo que queda fuera del conjunto de lo comprable son quizás las cosas más importantes: valores y dignidad de otras personas, por ejemplo, que le terminan llevando a la cárcel.

En resumen, el dinero proporciona una sensación de dominio a la que uno se acostumbra de forma inmediata, convirtiéndose rápidamente en adicto. Nunca es suficiente. En palabras del protagonista:

Pero de todas las drogas que existen bajo el cielo azul hay una que es de verdad mi favorita. Si tienes una buena cantidad de esto te vuelves invencible, capaz de conquistar el mundo y de destripar a tus enemigos. Y no me estoy refiriendo a esto (acaba de esnifar cocaína), me refiero a esto (muestra un billete de cien dólares). El dinero no solo te compra una vida mejor, mejor comida, mejores coches, mejores coñitos, también te convierte en mejor persona, puedes donarlo generosamente a la iglesia o al partido político que quieras, incluso hasta puedes salvar al puto búho moteado.

Pero como toda droga puede destrozar tu vida, al convertirse en el vector que guía todas tus decisiones y tu comportamiento, y así ocurre con Jordan Belfort, aunque él mismo no lo reconozca ni siquiera tras pasar una temporada entre rejas y perder el contacto diario con sus hijos.

Si el dinero es una droga, la pregunta inmediata que surge es ¿qué consecuencias tiene esto desde el punto de la teoría económica? Esta pregunta requiere una reflexión tranquila y prolongada que todavía no he realizado por completo, invito a los lectores a que realicen sus aportaciones, por mi parte dejaré una breve pincelada.

Si el dinero es una droga no hay límite a la cantidad que se puede acumular, independientemente de la utilidad que uno pueda obtener de gastarlo en algún bien o servicio. Además, como toda droga, cuanto más consumes más adicto te vuelves, aunque la droga consuma tu vida (en el sentido de alejarte de cualquier otra fin para la misma, y por tanto del bienvivir). Así, aunque parezca paradójico, y totalmente contrario a la teoría económica estandar, una persona que ha acumulado un millón de dólares sentirá una avidez mucho mayor por el siguiente millón que la que siente una que ha acumulado cien mil por los siguientes cien mil. Y si en vez de un millón se trata de diez, cien, mil, diez mil, cien mil millones, la avidez será mayor, cuanto más acumules mayor compulsión por acumular. De ello se deducen conclusiones respecto a la política, e incluso respecto al sistema monetario como las que hemos defendido en estas páginas en numerosas ocasiones: el canal financiero debe ser minorizado como forma de crear y distribuir el dinero frente al canal real. Para ello el estado, y no los bancos, debe crear el dinero e introducirlo en la economía mediante el canal del tesoro público, es decir, gastándolo para financiar actividad económica que produzca bienes y servicios reales, de los que se beneficie la ciudadanía.


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Epílogo: En este artículo he comentado las reflexiones que me produce el largometraje El lobo de Wall Street sin valorarlo desde el punto de vista artístico. Me he percatado de una circunstancia que es digna de atención desde el punto de vista sociológico, la película suele gustar a los hombres y desagradar a las mujeres. Al menos dentro de mi limitada experiencia así ha sido. Puede que el ideal de dominación y lucha que subyace a las actitudes de los personajes desagrade a las mujeres. La compulsión por el sexo o las drogas puede provocar sensaciones desagradables, pero la película permite reflexionar y tomar conciencia sobre realidades que posiblemente todos hemos experimentado, en cierto grado: el egocentrismo absoluto e infantil, el ansia de dominio y la creencia absurda, y de nuevo infantil, en la posibilidad de alcanzar la omnipotencia. El tema es muy interesante, se narra según el estilo claramente reconocible de Martin Scorsese, un narrador que coincide con el protagonista y que muestra sus pensamientos al espectador, y el enfoque cómico de las situaciones. Es el estilo de otras grandes películas como Goodfellas (Uno de los nuestros). Que el narrador, como en las novelas, pero no usualmente en el cine, transmita directamente sus pensamientos al espectador me parece muy adecuado para esta película, sin ese elemento se perdería gran parte de la sustancia y la película sería peor. Otro elemento significativo es la ausencia de un juicio moral sobre las actitudes de los protagonistas, lo cual viene condicionado por la narración en primera persona, el narrador no termina arrepintiéndose de su actitud, muy al contrario, en todo caso se siente triste por el paraíso perdido, actitud que es más clara en Goodfellas, pero que aquí también se encuentra presente. Posiblemente yo habría introducido mi sentido moral de forma más clara en la película, y quizás así habría mutilado su valor artístico. No lo sé. No soy un gran cinéfilo, y por tanto mi juicio no es de gran relevancia, pero debo decir que la película me ha impresionado de forma muy favorable, y la considero la mejor, hasta la fecha, del siglo XXI. Juzguen por ustedes mismos.

12 comentarios:

  1. Muy interesante. Te adjunto los enlaces sobre dos estudios, de 2008 y de 2015, que dicen que las hormonas (en particular, la testosterona y el cortisol) influyen en la bolsa de valores.

    http://www.elmundo.com/portal/resultados/detalles/?idx=81970&anterior=1&paramdsdia=17&paramdsmes=&paramdsanio=&cantidad=25&pag=4175#.WFMR_-bhDIU
    http://www.abc.es/economia/20150706/abci-hormonas-broker-mercados-201507060906.html?utm_source=abc&utm_medium=rss&utm_content=uh-rss&utm_campaign=traffic-rss

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    1. Gracias Alfonso,

      Parece que los cineastas no están lejos de la verdad. Desgraciadamente no influyen tanto en las políticas como los académicos.

      saludos,

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  2. Gracias, Jesús. Atentamente leído, y creo que no será mi primera vez; releer, repensar.


    Prefiero los diagnósticos a los tratamientos -hago mejor aquellos- pero aquí va mi modesta contribución al problema. Una moneda que premia las buenas valoraciones mutuas de entre quienes la usan, cercanas. La atención, recurso escaso hoy. Gracias por leerme.

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    1. Gracias Francisco,

      Voy a ver si tengo tiempo de echar un vistazo a tu proyecto.

      un saludo,

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  3. De verdad me cuesta encontrar palabras para felicitarlo por tan increíble articulo, que análisis tan soberbio y genial. Hagase la idea de que estoy de pie aplaudiendo. Primera vez que entro en su blog y puedo decir que estoy encantado. Que lastima que los grandes medios jamas hablan de estos temas, prefieren estar pendientes de las vanidades de las celebridades que ponerse a hacer las preguntas incomodas. Le deseo éxito y espero que continúe escribiendo, se que lo que le diré es poco pero acaba de ganarse un seguidor a su blog.

    Saludos y Feliz Navidad

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  4. De verdad me cuesta encontrar palabras para felicitarlo por tan increíble articulo, que análisis tan soberbio y genial. Hagase la idea de que estoy de pie aplaudiendo. Primera vez que entro en su blog y puedo decir que estoy encantado. Que lastima que los grandes medios jamas hablan de estos temas, prefieren estar pendientes de las vanidades de las celebridades que ponerse a hacer las preguntas incomodas. Le deseo éxito y espero que continúe escribiendo, se que lo que le diré es poco pero acaba de ganarse un seguidor a su blog.

    Saludos y Feliz Navidad

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    1. Muchísimas gracias Luís,

      Nos encantará tenerte por aquí e intercambiar opiniones.

      Saludos y feliz año nuevo

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  5. Me encantò su articulo, y se los he recomendado a mis amigos y seguro lo conversaremos en unos dias.Felicitaciones...

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    1. Pues me alegro, muchas gracias. Ya me contará el resultado de sus conversaciones.

      Saludos,

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  6. Saludos amigo Jesús desde Guama, Estado Yaracuy, Venezuela
    Después de más de 30 años de investigaciones, reflexiones y vivencias relacionadas con el tema de convertir al Planeta Tierra en un lugar sostenible, hemos llegado a la conclusión de que lograr esa meta antes de que acabemos con la humanidad ya sea por la vía de las guerras o por la destrucción de la biosfera, requiere de la transformación radical de algunas de nuestras costumbres más arraigadas en materia de religión, economía, formas de gobierno y libertades. Nuestra idea inicial consiste en el diseño de una ciudad virtual que reúna las características correspondientes a una sociedad sostenible y sea presentada en forma de maquetas, animaciones o producciones fílmicas, con la finalidad de lograr un cambio de mentalidad que conduzca a las rectificaciones necesarias.
    En vista de que no poseemos habilidad alguna en materia de diseño y producción cinematográfica, apelamos a la participación en esta propuesta de personas sensibles a este tema que posean habilidades gráficas o capacidad logística para lograr dar vida a esa urbe imaginaria.
    Quienes estén interesados en conocer sobre esta iniciativa o participar en ella, pueden visitar nuestros sitios web https://elmundofelizdelfuturo.blogspot.com/ (en el cual se encuentra todo el marco teórico) y http://proyectociudadsostenible.blogspot.com/ (que expone muy resumidamente el contenido del proyecto)
    César Emilio Valdivieso París

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