Beamspot, nos envía una actualización sobre su serie sobre el coche eléctrico. Al final del artículo podéis encontrar los enlaces a la serie completa. Os dejo con él.
Últimamente
se están viendo gran cantidad de noticias informando sobre la ‘muerte’ del
diésel y sobre la brutal subida de ventas de coches eléctricos. De hecho, se
comenta abiertamente que la gran cantidad de cochepilas que se están vendiendo
van a acabar con las petroleras en un breve espacio de tiempo.
La
gran cantidad de ventas de este agosto de 2018 nos muestra buena parte del
sesgo que se está imprimiendo en las noticias y cómo el uso numérico se utiliza
convenientemente para dar forma a la opinión.
Por
ejemplo, se dice que este agosto pasado se ‘confirma la muerte del diésel’
porque sus ventas, en números relativos (en tanto %) son más bajas que el
agosto pasado, en tónica con la tendencia durante el año.
Sin
embargo, aunque dicen sin ambages que las ventas de diésel han caído (cosa
cierta en %), la cifra de vehículos diésel vendidos este agosto ronda los 40666
frente a los 34776 del agosto pasado.
Al
menos se informa que todo esto ‘puede estar relacionado’ con el cambio de
normas impuestas hace poco por el nuevo gobierno. Es decir, relativizan las
nuevas políticas de obsolescencia legal para ensalzarlas, cuando este cambio ha
pillado a contrapié a toda la industria de la automoción y los concesionarios
se han visto obligados a bajar precios para poder dar salida a un stock
bastante grande de vehículos de elevadas emisiones (diésel sobre todo, pero
también gasolina), en base a ofrecer grandes rebajas (que no se aplican a los
vehículos menos contaminantes, para compensar y aprovechar que las nuevas
normativas prácticamente obligan a comprar dichos vehículos).
Este
tipo de cambios imprevistos, además, ha tenido ciertos problemas añadidos
causados a las automovilísticas, empezando por la SEAT, que tiene problemas de
suministro de los nuevos motores gasolina, gas y bi-fuel, hasta el punto que no
se puede cubrir toda la producción, causando paros temporales (y posibles
expedientes de regulación de la ocupación con reducción de los días
trabajados).
Pero no sólo ahí se queda la cosa. El uso de
cifras relativas en lugar de absolutas es sólo la parte más relativa del
asunto. Hay un engaño todavía más exagerado, una mentira más.
Básicamente lo que
explicaba en la entrada correspondiente del punto de vista de los fabricantes:
apostar por híbridos, enchufables o no, y al amparo legal.
Sin embargo, el resultado es, una vez más, un mecanismo de bombeo de capital desde las clases más desfavorecidas a las más pudientes. Pongamos por ejemplo, que pretenden que el pueblo llano les pague las recargas en la electrolinera a escote, cosa que hace que muchos se crean que es gratis.
Es el caso del cobalto y lo que algunos llaman ‘Cobalt Cliff’ o ‘Cobalt Crunch’: dado que es un producto secundario (el Litio ha pasado de ser secundario – subproducto de la sal de mesa – a ser primario gracias a que se ha cuadruplicado su precio), su disponibilidad depende de la minería de otros productos como el cobre o el zinc, y el principal productor mundial, la República Democrática del Congo, es conocida precisamente por sus irregularidades y falta de derechos humanos en sus minas con trabajo infantil, en condiciones insalobres y contaminantes, etc.
Si echamos una ojeada a
lo que yo creo que puede ser el vehículo del futuro, a pilas evidentemente,
resulta que ya está despuntando, ya no es futuro, es presente. Y está dominado
precisamente por una compañía china, Xiaomi, con su patinete eléctrico.
Y, a pesar de ello, las
cosas no van a mejorar, la situación de los fabricantes estará en entredicho, y
eso será el menor de los problemas de la sociedad (pero no para los que
trabajamos en el sector).
Sin trabajo, tampoco habrá necesidad de usar un coche. Al súper se puede ir andando, o en patinete eléctrico, o en bici normal. Mejor gastar el dinero en comida que no en gasolina. Si además nos crujen a impuestos (que es lo que me temo, lo que se está prefigurando con la subida de los impuestos al gasoil, por poner un ejemplo) por el simple hecho de tener un coche, razón de más para quitárselo de encima, aunque no lo podamos vender de segunda mano en un mercado que también colapsará, como ya está claramente colapsando gracias a esas medidas de obsolescencia legal, y que si reduce la contaminación será por acabar con el mercado de los coches, no porque se cambie un coche por otro menos contaminante (pero con una gran contaminación por su fabricación que se hubiese ahorrado, incluso con creces, si se hubiese alargado la vida útil de los coches viejos).
Y
es que cuando hablan de ‘coches eléctricos’, a la mayoría la viene a la mente
Tesla y otros coches que se califican como BEV o Battery Electric Vehicle, es
decir, cochepilas ‘puros’.
Sin
embargo, el ‘coche eléctrico’ más vendido de esas mismas estadísticas que tanto
alaban el progreso en este sentido, es el Mitsubishi Outlander PHEV (Plug-in
Hybrid Electric Vehicle), es decir, un híbrido enchufable, no un BEV, del cual
se vendieron 151 en Octubre de 2018.
En
datos de Julio de 2018:
Dicho
de otra manera: cualquier vehículo que se pueda enchufar, se considera
‘vehículo eléctrico’ aunque no sea capaz de hacer ni 50 Km en ese modo (valor
teórico para el Outlander, que dudo mucho que en realidad llegue ni a 40Km en
urbano – mucho menos en carretera o autopista – si es que sus dueños, que han
pagado 49.900€ nominales, sin contar los beneficios fiscales, ponen nunca a
cargar ese vehículo).
Si
miramos los BEVs que se venden, la cosa baja mucho (contando los PHEV, 1003 en
Julio, frente a los 8516 reclamados), y en la mayoría de casos son flotas,
públicas o privadas, coches de empresa (como los de las oficinas de Endesa,
Iberdrola, etc) o de talleres oficiales (Nissan, BMW), y muy pocos los
privados.
1.003
vendidos en Julio de 2018, frente a 131.886, un 0.76%.
Y
en Octubre han bajado un 11.4%, frente a un 6.6% de bajada de las ventas
totales.
De
hecho, por el tipo de coche que es en general, su uso es típicamente de
distancias cortas, urbanas, el ‘vehículo de a diario’, el de ir al trabajo si
está cerca, o el de llevar los niños al cole. Los únicos BMW i3 que he visto
privados son los que llevan ciertas mamás de clase muy alta para acompañar a
sus hijos al cole privado de alto standing por el que paso todos los días.
La
teoría es que los coches ‘eléctricos’ deberían ser más eficientes,
mejor adaptados a
su uso habitual, vehículos pequeños y livianos, de uso eminentemente urbano. La
práctica, sin embargo, tal y cómo se puede ver en la entrada de Xataca que hay
más abajo, es que lo que más se vende es justo lo contrario, el coche grande ande
o no ande, el ‘coche fuerte’, el de la ley de la selva, el del ‘aparta que te
arrugo’, el sumamente ineficiente, pero más beneficioso para los fabricantes y
más perjudicial para el medioambiente, el SUV. El mamotreto enorme
despilfarraenergías que, dado su elevado consumo, intentan meter en cintura con
la aplicación de la también ineficiente electricidad, convirtiéndolo en híbrido
enchufable. Ahí tenemos el Outlander.
Dado
que los SUV traen más beneficios económicos a los fabricantes, no es de extrañar
que éstos afinen sus departamentos de márqueting para que exploten al máximo
ciertos sesgos sicológicos (que son varios, más de dos) para vender, diciendo
que son más seguros (por ejemplo) a los que son los vehículos más inseguros que
se fabrican, tal y cómo se puede ver en
este enlace donde se muestra la inestabilidad intrínseca de
los mismos. Dado el cariz de dichos sesgos, la peligrosidad de dichos vehículos
se acentúa todavía más, sobre todo para los demás.
Y
resulta de lo más irónico que mientras los defensores de semejantes engendros
se rasgan las vestiduras ante las mentiras del Dieselgate, favorezcan y se
alegren de la subida de ventas de los
vehículos que más mienten con diferencia sobre el tema del consumo y emisiones.
Con
esas condiciones, es obvio que las ventas de ‘coches eléctricos’ se disparan,
sólo que no son ‘coches eléctricos’, son híbridos, coches con tubo de escape,
donde la mayoría (7500 frente a 1000) recargan
las baterías a partir de gasolina, no desde el enchufe.
Tabla
de comparativa de emisiones entre híbridos y diésel equivalentes. Excepto el
irritante pulmonar NOx, en todo el resto los híbridos emiten más, con el CO
(gas venenoso) y las peligrosas y cancerígenas partículas pequeñas (nP) por las
nubes, pero de eso, nada de nada, por no decir de algunos hidrocarbuors (HC)
alifáticos que emiten sobre todo los híbridos pero no los diésel (es decir, no
todos los HC son iguales). Datos
obtenidos de este enlace.
Y
sin embargo, los anuncios no tienen tapujos a la hora de cargarse más de 200
años de historia en una de las ciencias físicas más básicas como es la
termodinámica de un solo plumazo: dicen, sin ambages que las baterías se cargan
solas!!
Sin embargo, el resultado es, una vez más, un mecanismo de bombeo de capital desde las clases más desfavorecidas a las más pudientes. Pongamos por ejemplo, que pretenden que el pueblo llano les pague las recargas en la electrolinera a escote, cosa que hace que muchos se crean que es gratis.
La
necesaria proliferación de cargadores en sitios públicos es un engranaje más de
este mecanismo. Cargadores la mayoría de las veces pagados por el Ayuntamiento,
es decir, a escote entre todos los ciudadanos, para su uso y disfrute libre de
coste por aquellos que se gastan una gran cantidad de dinero que la mayoría de
los estratos más bajos de la población no podemos permitirnos tirar en un coche
‘eléctrico’.
Este
punto, junto con la nueva normativa en desarrollo para ‘crear centros urbanos
sostenibles’, en realidad están inflando una burbuja especulativa en torno a la
gentrificación.
Una política muy
de izquierdas.
Y
es que los coches eléctricos no son baratos, y a pesar de lo que digan, los
precios no bajan, los costes de fabricación suben, y por mucho que dijese Elon
Musk que el Tesla 3 sería ‘asequible’ a 35.000$, de momento no ha fabricado
ninguno que luego vendiese por
menos de 45.000$, de hecho, parece que los 35.000$ que
dijo antes
de subvenciones, ahora se han convertido en 35.000$ después
de subvenciones y presuntos ahorros en gasolina. Habida cuenta que para
2019 empiezan a quitar las subvenciones, igual sólo los que compren ahora se
ahorrarán algo.
Los
Leaf, Zoe y compañía aparentemente son baratos, pero sólo si se financian
mediante leasing y otros métodos que salen bastante más caros (¿o es que
alguien se cree que los fabricantes son ONG’s?) de lo que parece, con la gran
ventaja de los fabricantes que a los 3 años se cambian el coche, es decir, que
la caducidad de las baterías puede pasar más desapercibido. Pero eso en
realidad lo que hace es darle la patada a la pelota hacia adelante.
Aun
así, un Zoe, que es el equivalente a un Clío, está por unos 35.000€, mientras
que el segundo está por debajo de los 10.000€.
El
Leaf, desde 33000€ no deja de ser un Micra algo más largo (de hecho es el Note
que ahora ya no está en catálogo), que sale a partir de 9900€ (aunque el Note
estaba por encima de los 12000€).
En
corto: los cochepilas están al triple de los ‘populares’ de precio, a finales
de Octubre de 2018. Y eso simplemente mirando las páginas web del mismo
fabricante.
Tras
años en el mercado, y con muchas unidades vendidas, no se ve que el Leaf haya
bajado de precio ‘una barbaridad’ y se haya puesto a la altura de su primo
térmico. Y eso que ahora se ven más y los costes de ensamblaje de los packs de
baterías han bajado.
La
situación es que lo que es fabricación de BEV’s está a la mitad de lo previsto
o menos en todos los fabricantes. Algunos han descatalogado completamente
algunos modelos, como el Mercedes Serie B eléctrico, el Fluence (hace ya
tiempo), y otros han reducido las expectativas de crecimiento parando líneas y
atrasando la inversión en aumentos de capacidad respecto de lo planificado.
Incluso los hay que no han ampliado (y/o pospuesto sine die dicha ampliación)
la capacidad de producción.
Otros,
después de mucho hablar y fardar de tecnología, han acabado por fabricar sus
coches a mano en una tienda de campaña improvisada en el parking en lo que es
una clara demostración de fracaso de la ‘Industria 4.0’ y las ‘fábricas sin
luces’. Eso sí, el ‘Alien Dreadnough’ ha quedado de película. Literalmente como
un decorado de cartón piedra, inútil excepto a la hora de fardar y ‘dar el
pego’, auténtica especialidad de la casa.
Aun
así, la mitad de un crecimiento exponencial sigue siendo un crecimiento
exponencial. Sólo que no es de BEV’s que es lo que muchos se creen, que también
crecen muy fuertemente, sino que el gran crecimiento es en
sector de los híbridos, tal y cómo
yo ya predije y como vengo aconsejando desde hace
unos cuantos años, y que es la apuesta de los fabricantes, la única que en
realidad se pueden permitir.
Una
apuesta que los políticos están intentando acelerar muy por encima de lo que se
puede permitir el sector, como
ya viene diciendo Martin Armstrong, y que puede ser, va a
ser, probablemente es lo que buscan: el fin de los grandes fabricantes de
coches.
En
definitiva, que nos quieren hacer creer que vamos
a dejar el diésel por voluntad, propia o del
gobierno. Algo incorrecto.
Pero
le están haciendo un flaco favor, no solo a los fabricantes y la población,
también al cambio climático, al usarlo como excusa para conseguir otros fines.
Que
los grandes fabricantes tengan problemas económicos y de producción no es algo
que favorezca la economía de escala, es decir, es algo que también va en contra
de los cochepilas, ya que para aumentar la escala de los mismos hay que
fabricar muchos de sus componentes para coches que se vendan mucho más. Reducir
la escala de fabricación es lo contrario de las hipótesis de la mayoría de
tecnooptimistas.
Tecnooptimistas
que nunca aceptan los límites de producción de los materiales, y que
sistemáticamente se olvidan de las leyes que juegan en su contra, como la de la
oferta y la demanda.
Hinchar
artificialmente la demanda (mediante la obsolescencia legal) de ciertos
elementos no va a hacer que su coste baje. Más si algunos de estos elementos
son ‘inelásticos’.
Es el caso del cobalto y lo que algunos llaman ‘Cobalt Cliff’ o ‘Cobalt Crunch’: dado que es un producto secundario (el Litio ha pasado de ser secundario – subproducto de la sal de mesa – a ser primario gracias a que se ha cuadruplicado su precio), su disponibilidad depende de la minería de otros productos como el cobre o el zinc, y el principal productor mundial, la República Democrática del Congo, es conocida precisamente por sus irregularidades y falta de derechos humanos en sus minas con trabajo infantil, en condiciones insalobres y contaminantes, etc.
Pero
los principales competidores por el Cobalto se pueden permitir cualquier
precio, pero no los fabricantes de las baterías. Y dado que las baterías no
pueden prescindir con facilidad del cobalto, se hacen maravillas para bajar el
contenido del mismo en las mismas.
Las
NCA (níquel cobalto aluminio) son las más baratas, entre otras cosas, porque
son las de mayor densidad de energía, pero reducir el cobalto para aumentar el
níquel causa problemas serios de inestabilidad química, duración más corta, y
problemas de seguridad.
‘Un
pajarito’ me ha comentado que en China están intentando usar 8:1:1
(Niquel:Cobalto:Aluminio), cuando en el mercado la cosa está más parecida a
7:2:1. Y por lo visto las ‘epidemias’ de incendios y otros problemas derivados
se están disparando.
Al
parecer sólo
Panasonic ha conseguido acercarse a ello, y aun así el cobalto
está en un 15%, y el coste de fabricación apenas compensa la subida del
cobalto.
Otras
químicas como el espinel de manganeso o el LiFePO, son más caros y han subido,
ya que el litio ha subido, y aunque no lleven cobalto, el grafito esferoidal y
sobre todo, el LiPF6:CE:EMC del electrolito, también ha subido y llevan más, lo
cual implica menor densidad de batería y mayor precio.
Así
que el cobalto, a día de hoy, es imprescindible. Y por tanto un problema.
Algo
que BMW
confirma, haciendo pública una tesis que vengo sosteniendo
desde hace tiempo: que el coste de las baterías no bajará de la horquilla 100 a
150$/KWh. (Aunque hay ciertas razones poco agradables que podrían propiciar que
bajasen de esa cifra, como veremos más adelante).
Un
problema que ni VW ni Tesla supieron fijar antes de fabricar, y que ahora
muchos sufren ante las preguntas de los inversores. Un problema que ha
llevado al gobierno nipón a formar un grupo de compra
conjunta para todos los fabricantes del país (Panasonic y automotrices niponas
juntas, al frente).
Y
mientras, muchos políticos siguen diciendo que las renovables bajan el precio y
que las baterías, de las que apenas hablan pero que luego resulta que es ‘el
próximo paso’, que ‘están bajando’, siguen sin darse cuenta que
es inasumible su precio, y eso considerando precios de baterías están lejos de
la realidad. Básicamente, el coste (o el Levelized
Cost Of Electricity, LCOE) por MWh se multiplica por 10 o 20. Imaginaos añadir
un cero a la factura de la luz.
Por
otro lado, China está jugando desde hace años a comprar empresas de minería,
con lo que tiene el monopolio total y explícito de algunas materias primas
(como las tierras raras que se usan en la electrónica, los motores de los
cochepilas y en los aerogeneradores de última generación) o de facto como está
haciendo con el Litio y el Cobalto, precisamente.
Una
nueva burbuja al amparo del cochepilas 3.0 que parece que se está formando
puede ser el mecanismo perfecto para hacerse con el monopolio total de estos
elementos tras el estallido de ésta. Burbuja cuya formación y estallido además
estará en sus propias manos al tener el quasimonopolio tanto de estas materias
primas y su influencia en el mercado, como el hecho que es uno de los
principales consumidores para procesos de manufactura que luego exportan al
extranjero, lo que sería el mercado secundario, que además es el que se están
encargando de destrozar a base de bien como pasa con la fotovoltaica.
De
hecho, tal y cómo ya se publicó, era de esperar que el coste de las baterías
subiese, si más no, el de las celdas primarias, con la duda que si el
empaquetado, que sigue bajando, iba a compensar esa subida debido a las materias
primas, es decir, si le economía de escala podría desbancar la ley de la oferta
y la demanda. Pues bien, la respuesta también la da Tesla,
que ha subido el precio de sus PowerWall dos veces este año,
dejando claro más allá de toda duda que la ley de la oferta y la demanda está
por encima, y que, a más de 490$/KWh, el mito de 100$/KWh de batería es eso, un
mito.
En las grandes ciudades, este 2018, han
aparecido enormes cantidades de ellos, y tras el verano, también están
apareciendo a mansalva en poblaciones más pequeñas. Probablemente el regalo
estrella de estas Navidades.
Para ir a trabajar es muy cómodo y fácil de
complementar con el transporte público, a diferencia de las bicis eléctricas, y
además a un menor precio. Así que, en mi triste opinión, hoy por hoy quien haya
pasado, especialmente en las grandes urbes, pero también en el resto, al
patinete eléctrico sustituyendo al coche, aunque sólo sea en el uso, ya está en
el camino correcto, en ventaja económica, que se incrementa si es capaz de
eliminar el coche (muy probablemente el segundo de casa).
En ese sentido, mi parecer es que el futuro es
de la categoría L?e (L de ligera, e probablemente de eléctrica) donde dichos
patinetes están encuadrados, al igual que las bicicletas y motocicletas, al
estilo estas últimas de las vespinos y Derbi
Variants de hace 20 y 30 años,
con licencia pero sin carnet, limitadas a 50Km/h, (con pedales los de entonces,
a falta de mírame la normativa, ignoro si ahora sería obligatorios) y en peso y
potencia, y también los ‘microcoches’, la gama que creo yo que va a funcionar
en un futuro más lejano (está en estado embrionario) como sustituto de los
coches ‘populares’ actuales, con severas limitaciones en cuanto a peso,
potencia y autonomía con respecto a los actuales.
Que haya una flota de vehículos más grandes
susceptibles de ser alquilados y/o compartidos, junto con el ‘transporte como
servicio’ que seguramente se impondrá incluso entre estos microcoches, es
complementario y parte del futuro que se nos venderá a medio plazo.
En
las grandes ciudades, los coches compartidos, autónomos, tipo Uber, BlaBlaCar,
se van a poner como la solución última, a medio plazo (como propuesta) para su
presunta implementación a largo plazo, sustituyendo al concepto actual de
cambiar nuestro coche térmico por uno de iguales prestaciones y precio pero a
pilas, que es totalmente inviable por mucho que digan, amén de no solucionar ni
la congestión, atascos, problemas de aparcamiento, y demás problemas que tienen
las grandes ciudades por ser grandes ciudades (el problema real es que son
grandes ciudades, no es el tráfico, tienen muchos más problemas).
Para
que se pueda dar este cambio de paradigma tienen que pasar muchas cosas. Y la
mayoría de ellas son contradictorias y van en contra de lo necesario para que
incluso este nuevo paradigma se implemente.
Dado
que en el fondo, todo este concepto deja de ser ‘progreso’, en realidad es
decrecimiento, y que nuestra sociedad nunca ha podido adaptarse ni funcionar
correctamente bajo dichas condiciones, el resultado es una convulsión que nos
hará decrecer de forma rápida, un ‘Acantilado de Séneca’, que, como no puede
ser de otra forma, será financiero. Y
ya está a nuestras puertas.
Aquí
los colaboradores de La Proa del Argo y Autonomía y Bienvivir sabéis mucho más
que yo de economía, pero la situación del mercado de las economías emergentes,
Irán, Argentina, Brasil, lo que está pasando en Venezuela (para mí el paradigma
ejemplarizante del Peak Oil real en acción, o mejor dicho, el Oil Crash), y
sobre todo, en Turquía, amenaza con un invierno caliente y con algo evidente
desde hace años: la deuda privada y pública que tenemos encima no se puede
soportar.
Y
todo ello provocará que la fuga de capitales cada vez mayor hacia los USA,
Triffin en acción, fortalezca el dólar y con ello, los problemas al acceso al
petróleo, empeorando aún la situación, y causando dentro de una década y media o
por ahí, la caída final del imperio USAno.
Europa
caerá antes, cuando la quiebra soberana de Turquía arrase los bancos españoles
y lusos, éstos hagan caer al Deustche Bank y con ello el fracaso de la QE de Draghi,
por no comentar el fracaso del BCE, las tensiones que aparecerán de nuevo entre
el norte y el sur de Europa, los problemas políticos internos causados por la
inmigración que ya está virando el sentimiento político hacia la derecha, etc.
En
esa tesitura, la venta de coches en general espero que baje bastante para
dentro de dos años, aunque los híbridos y eléctricos no bajarán tanto, así que
de forma relativa (en %), la penetración de estos últimos se va a acelerar con
respecto de lo previsto, todo y que creo que en números absolutos es probable
incluso que sus ventas bajen, sobre todo a largo plzao, sobre todo si se
eliminan subvenciones.
Las
ventas de Septiembre
en todo el mundo han caído. Si bien una parte, en Europa,
especialmente España lo que ha hecho es desplazar ventas de a Agosto, habrá que
ver hasta qué punto esta tendencia se suma. Parece que Octubre sigue en la
misma tónica descendiente.
En
cualquier caso, que las ventas en absoluto bajen, dejan claro una cosa: no se
está sustituyendo el coche térmico por cochepilas. Simplemente se está
abandonando el coche.
Una
reducción del mercado que va a acabar con grandes empresas del sector, pongamos
por caso PSA, y que probablemente sean adquiridas ya en su totalidad por
empresas chinas, y a muy bajo precio (actualmente ya tienen una parte
considerable, un 15% directamente si no me falla la memoria, pero
indirectamente mucho más, lo cual se puede deducir fácilmente de las decisiones
de suministro evidentes que están tomando dichas compañías, especialmente PSA).
Con
un 10% de la población asalariada trabajando en el sector del automóvil (o más),
junto a un 20% dedicada a un turismo que también se resentirá (aunque dependerá
mucho de otros factores como guerras e inestabilidades políticas), y un 5% del
transporte, la situación será bastante fea, con recesión, quiebras, recortes a
mansalva (está por ver si recortarán en la parte de renovables, cochepilas,
Smart-lo-que-sea o en otras partidas – pensiones, sanidad, educación, transporte público) y precios a la baja
de todo, petróleo, cobalto, litio, coches, coste de las baterías (esa excepción
que explicaba anteriormente) y sobre todo, ante todo, y más que todo, sueldos.
El
empobrecimiento generalizado, la catarsis sociocultural, es lo que hará que
cambiemos de paradigma de movilidad, pero también que nos vayamos dando cuenta
cada vez más de la guerra de clases que tenemos encima y que estamos perdiendo
desde hace tiempo, una guerra de clases cuyas armas más efectivas están en
manos de gente que se hace pasar por defensores de las clases bajas, lo bo-bos
(burgueses bohemios en francés), y sobre todo, de los ecofascistas que están
montando esas bombas de riqueza que menciono (la fotovoltaica es una parte
importante, no sólo el cochepilas, y hay más) bajo un ideario que cumple los
requerimientos de justificación moral para poder hacer cosas que de otra manera
serían tan inmorales como las que se hicieron en la década de los 30 en toda
Europa.
De
estar en lo cierto en este aspecto, que es una de las bases de mis
suposiciones, la situación también es predecible.
Los
cochepilas son, han sido y serán juguetes de rico, como los Ferari, BMW’s, Audi’s
y Mercedes’ de alta gama.
Estos
se han vendido, se siguen vendiendo, y se venderán en el futuro, al menos a
medio plazo. Puede que Tesla quiebre, así como muchas otras, pero entre ayudas
de los gobiernos, fusiones, reinversiones, etc, alguna sobrevivirá. Y se
fabricarán cochepilas, aunque sea a un precio exorbitado, y eso que las
materias primas, como todo, seguramente bajarán. Sobre todo porque las fuentes
de ingreso principales de los fabricantes, así como la economía de escala, se
irán por el retrete.
Por
eso, bajo ese punto de vista, los microcoches que apenas se ven en nuestras
carreteras no se consideran ‘auténticos vehículos’. Lo más parecido en la
actualidad a la categoría L7e sería en realidad el Renault Twizzy, que tiene un
problema añadido, y es que le restan las puertas. Y como es obvio, tampoco es
el coche más ‘popular’.
Y
es que el concepto actual de progreso es pasar de un Twingo a un Passat, no
pasar de un León a un microcohe (sea a pilas o no). Por eso en China, pasar de
bicicletas a amotillos a pilas es un progreso. Aquí es impensable bajarse de un
coche que no sea para subirse a uno cada vez más grande (véase la proliferación
de esos despilfarros inestables que son los SUV’s, precisamente).
El
resultado, lo que creo que vamos a ver en la próxima década, será como los
cochepilas se venden cada vez más, en el sector de elevado poder adquisitivo,
no en el L7e, y cuando la recesión pegue, así como algunos recortes en ayudas y
subvenciones, puede que bajen, pero dudo que tan rápido como el resto.
Es
decir, que como las ventas en general van a pegar un bajón, las ventas en
particular de los cochepilas bajarán menos, con lo que la ‘penetración’ de
éstos se disparará, incluso por encima de las previsiones optimistas, aunque
cuenten los patinetes eléctricos como ‘vehículos eléctricos’.
Probablemente
el gran ‘boom’ de ventas sean en realidad otro tipo de vehículos ‘eléctricos’
que ahora apenas existen, pero que prometen ser el grueso de las ventas en poco
tiempo: los
Mild Hybrid.
Sin
embargo, cada vez veremos menos coches en circulación.
Sin trabajo, tampoco habrá necesidad de usar un coche. Al súper se puede ir andando, o en patinete eléctrico, o en bici normal. Mejor gastar el dinero en comida que no en gasolina. Si además nos crujen a impuestos (que es lo que me temo, lo que se está prefigurando con la subida de los impuestos al gasoil, por poner un ejemplo) por el simple hecho de tener un coche, razón de más para quitárselo de encima, aunque no lo podamos vender de segunda mano en un mercado que también colapsará, como ya está claramente colapsando gracias a esas medidas de obsolescencia legal, y que si reduce la contaminación será por acabar con el mercado de los coches, no porque se cambie un coche por otro menos contaminante (pero con una gran contaminación por su fabricación que se hubiese ahorrado, incluso con creces, si se hubiese alargado la vida útil de los coches viejos).
Si
añadimos esos
tambores de directamente prohibir los coches de más de 12 años
que se están escuchando, junto a ese rumor otro que dice que los coches viejos
de alta gama están exentos de la normativa previo pago de ciertas tasas, además
de más que posibles leyes que directamente prohíban la circulación de ciertos
vehículos, y la evidencia que muchos de los coches ‘eléctricos’ que se venden
en realidad tienen tubo de escape, la opinión pública va a ir cambiando poco a
poco, para darse cuenta cada vez más que estamos en una guerra de clases,
y que la población general la estamos
perdiendo.
Esa
observación se acelerará si la crisis financiera es profunda (porque rápida
siempre lo es), mientras que el cambio de esquema de gasto puede ser casi
inmediato. Esas observaciones harán que la gente empiece a plantearse muchas
cosas, y ahí es donde el cambio de paradigma de movilidad y el empezar a
comprarse coches
de la categoría L7e puede empezar a ser lo más popular,
siempre y cuando éstos sean económicos de verdad, es decir, se muevan en el
rango de 5000 a 10000€.
Como
nota aparte, nótese que los enlaces que se ponen de ejemplo ya dejan claro que
al batería dura <2000 ciclos, y menos de 6 años, algunos incluso menos de 5.
Algo
que nadie contempla fabricar en Europa (al
menos, a precio económico), donde lo que se hace es añadir
cada vez más más cosas, gadgets, artilugios, servicios, prestaciones, ‘cosas’.
Sin embargo, lo que se demandará será vehículos sencillos, baratos, con el
mínimo de ‘cosas’, espartanos casi. Cosa que ningún
fabricante europeo es capaz ni de concebir.
Lo
que deja expedito el mercado a otras industrias donde esto sí que es factible,
ya que este tipo de vehículo se verá precisamente como un progreso respecto de las
amotillo-pilas que comentaba antes. Industrias
radicadas en países con mano de obra, de momento, más barata que aquí, con gran
concentración de industria, especialmente electrónica, y capacidad de
exportación.
China.
Ante
la crisis, la respuesta europea va a ser la lógica, la que ya se ve venir en el
plano político actual: proteccionismo de la industria local, guerra comercial y
de aranceles, y, sobre todo, ‘obligaciones legales’ del tipo de ‘obligar’ a los
vehículos a tener una serie de ‘cosas’, muy probablemente para que concuerden
con ciertos intereses, como por ejemplo, la adaptación a la nueva ‘moda Smart’.
Como
todas las crisis económicas, sobre todo las fuertes, traerán convulsiones
políticas. Si con la de 2008 la situación se puso complicada, y no parece que
políticamente haya mejorado mucho desde entonces, para la siguiente oleada
podemos esperar cosas más grandes, como quiebras soberanas, caídas enteras de gobiernos,
viraje hace posiciones mucho más autoritarias, golpes de estado de varios tipos
y colores, y hasta revoluciones.
Históricamente
este tipo de situaciones siempre ha tendido a redoblar los esfuerzos en los
errores causantes en última instancia del problema, descartando, hasta
prohibiendo las posibles alternativas (como precisamente se insinúa en el tema
del coche ‘sencillo’), y echando lo que queda de la casa por la ventana tras
los errores más problemáticos.
Entonces
lo que cabe esperar es que se eleve a los altares el Dios de la Electricidad
que es Uno en sus tres manifestaciones: El pack Cochepilas-Baterías, las
Renovables Eléctricas Intermitentes y las
Smart-lo-que-sea-para-la-dumb-borregada.
Por
tanto podremos ir sumando los Smart a los cochepilas (prohibiendo coches que no
lo lleven por ‘motivos de seguridad’), al Índice
de Crédito Social en lo que podríamos llamar un Índice Smart-Social o Índice SS.
O a las nuevas
propuestas demócratas de los USA.
Viendo
cómo va el experimento similar que ya hay en China, y añadiéndole el
poder de la Nube y los Smart-gadgets que lo controlarán
todo, nos podemos imaginar hasta dónde puede llegar el tema.
De
saberlo, ciertos líderes de la década de los treinta tendrían sueños húmedos durante
meses. De ahí el término ‘ecofacismo’ usado con anterioridad.
Durante
un tiempo funcionará, mientras haya quién pague las facturas (seguramente,
contra su voluntad, incluso capacidad), pero tarde o temprano también
colapsará, aunque no será antes de 2030. Dado que la implementación es larga y
empezará pasado el 2020, probablemente incluso pasado 2022, no se habrá
terminado para cuando el propio sistema caiga. Como mucho se habrá conseguido
en las grandes ciudades, pero el flujo migratorio, la concentración hacia estas
en una desruralización desbocada es otro tema para otro momento, más errores
acentuados por una opinión pública que hoy por hoy consideran soluciones.
En
esa tesitura, el hablar de coches, de cualquier tipo, es casi una frivolidad. Y
por eso es más fácil que haya un cambio de paradigma de la movilidad y la gente
empiece a optar por los L7e: la mayoría no tendrá otra opción, si es que tienen
opción alguna.
Como
decía alguien: la movilidad del futuro será eléctrica o no será.
A
largo plazo, tengo claro que no será.
Resumiendo:
- · Los cochepilas son juguetes para ricos como muchos otros, así que cabe esperar que se sigan vendiendo, incluso de forma acelerada.
- · Ante una sociedad donde los de abajo no podremos comprar coches, menos de alta gama, lo que cabe esperar es que en un par de años las ventas en general bajen, especialmente de los que NO son ‘eléctricos’ (en el sentido amplio que les quieran dar, pero que básicamente será de ‘juguetes para ricos’).
- · A medio plazo, las ventas de cochepilas también bajarán, pero menos que las de los otros tipos, así que en ventas relativas se van a subir por encima de lo previsto por los optimistas, pero las ventas, en absoluto van a estar por debajo de los valores absolutos previstos, y probablemente por bastante.
- · En esa tesitura, cabe esperar la quiebra de los grandes fabricantes, empezando por Tesla, aunque un recorte de esta en la inversión y una subida de precios podría salvarla.
- · El acceso a recursos como el cobalto, no se va a volver ningún gran problema, dado que la demanda absoluta estará por debajo de los límites. Probablemente los precios de todo vayan a la baja.
- · Lo mismo pasará con el petróleo: la crisis de 2008 bajó la demanda en España más del 30%. Si lo que viene es más fuerte, la cosa promete ser peor.
- · La demanda de electricidad también caerá. Es probable que haya problemas con el suministro eléctrico si se sigue apostando por cerrar centrales, aunque la bajada de demanda de la misma compensará, pero las renovables poco a poco quedarán en entredicho.
- · Los costes de la energía serán más bajos que ahora, empezando por el petróleo (la electricidad está por ver), pero los sueldos bajarán más y más rápido que los precios.
- · La situación política y social dejará en un segundo (o tercer) plano cualquiera de estas consideraciones.
- · La crisis política y económico-financiera, social, lo perentorio no dejará espacio para lo importante, así que cualquier consideración hacia los problemas de los límites del planeta que no estén refrendadas por el Sanedrín, serán ignoradas (con el petróleo y las materias primas a la baja por destrucción de la demanda, no hay lugar para límites geológicos).
- · En esas condiciones, los problemas reales serán ignorados, así que no se les pondrá soluciones reales.
- · En esta segunda oleada, segundo peldaño de la larga escalera de decrecimiento forzado, se quemarán en la pira los valores (que quedan) de la democracia y las finanzas, globalización, multiculturalismo. Eso hará que mantengamos el fuego una temporadita más, hasta el siguiente peldaño, sólo que en otras condiciones peores.
Se
avecinan tiempos interesantes.
Un
saludo,
Beamspot.
Artículos de la serie sobre el coche eléctrico
no he pensando comprarme para mi pero los coches electricos para niños es algo que compro siempre para mis hijos es muy eficiente y divertido
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