1. Sobre la naturaleza del cambio socioecológico: cuando la razón y el debate son insuficientes
En este blog hemos hablado mucho de la cuestión del cambio de paradigma y de la necesidad de una nueva ética para una nueva civilización. En especial hay dos artículos de especial importancia para este artículo.
En este blog hemos hablado mucho de la cuestión del cambio de paradigma y de la necesidad de una nueva ética para una nueva civilización. En especial hay dos artículos de especial importancia para este artículo.
Nuestro compañero Jesús Martín, hizo un muy necesario e interesante artículo sobre muchas de las paradojas que hoy en día nos ocupan. En él ponía sobre la mesa un gran elenco con relevancia para el debate de la sostenibilidad como por ejemplo la Paradoja de Easterlin (que parece mostrar que la felicidad ha llegado a un pico al mismo tiempo que el PIB ha seguido creciendo) o paradojas en relación a la salud (con una sociedad que, aunque crece, por tercer año consecutivo ha aumentado el hambre en el mundo de forma absoluta). Bien, yo no diría que esto sea una paradoja sino una tensión dialéctica. Las tensiones dialécticas son resolubles, las paradojas no. La paradoja del barbero de Russel, los teoremas de incompletitud de Gödel, los dibujos del artista Escher… Parecen apuntar a la naturaleza insoslayablemente paradójica de la realidad, a una cuestión ontológica. Otros creen que son meras ilusiones sin relevancia. El matemático Martin Gardner publicó en 1981 un libro sobre paradojas en el que distinguía cuatro tipos de paradojas:
1. Afirmaciones que parecen falsas pero que son verdaderas
2. Afirmaciones que parecen verdaderas pero son falsas
3. Un tipo de razonamiento que parece impecable pero que lleva a una contradicción lógica
4. Una afirmación cuya verdad o falsedad no es determinable
Las tres primeras no presentan problemas. Son los ejemplos que presenta Jesús Martín en su artículo y que como he comentado son tensiones no resueltas. Por otro lado las paradojas del zen, ciertas paradojas circulares, el intento de formalizar una disciplina (como la de la sostenibilidad) de forma racional e inequívoca (sin apelar a valores y creencias meta-racionales) o el intento de predecir sistemas complejos y caóticos (no lineales y muy sensibles a cambios muy pequeños en las condiciones del sistema, con múltiples retroalimentaciones a varias escalas...) que tratamos en este blog, nos enfrentan a una cuestión: ¿Es suficiente la ciencia y su "método" para lidiar con estos problemas? ¿Es suficiente plantear un sistema ético de valores inequívocos y universales como planteaba Aristóteles, Kant o como han hecho las religiones abrahámicas a partir de dualismos absolutos de verdad/luz/bien y mentira/oscuridad/mal?
¿Podemos reducir ciertas cuestiones a la verdad o la mentira mediante un esfuerzo analítico? Sin duda. Podemos dudar de que vaya a morir si dejo de comer. Como nos advirtió Hume, la inducción no justifica la causalidad y como dijo Popper que algo siempre haya sido verdad no implica que la siguiente observación vaya a ser verdad. Pruebe a dejar de comer si tiene coraje para intentar falsar la argumentación. Nadie lo va a hacer. En dichas cuestiones es útil pensar en términos de verdad o mentira. En cuestiones específicas. En sistemas muy complejos (como los morales o los de la sostenibilidad) con un gran número de variables en el que a nivel práctico se aproxima al infinito (por haber límites de computación y por tanto de observación) y que acaban refiriéndose a si mismos (como el estudio de la mente que hace la mente o la sostenibilidad de la misma sostenibilidad) llegamos a paradojas como la del mentiroso y sino a paradojas si a dilemas causados por los distintos tipos de incertidumbres que se plantean.
Un hombre afirma que está mintiendo. ¿Dice la verdad?
No importa las torceduras que le demos al asunto. Acabamos en un sistema indecible, es decir cuya verdad o mentira no se puede determinar. Nos hemos encontrado muchos de estos problemas a lo largo del siglo XX y esto ha perturbado mucho a las mentes lógicas y racionalistas. Pero es que hay más... En el momento en que el ser humano ha pasado de meramente preocuparse sobre como hacer una máquina a tratar de entender sistemas complejos, se ha encontrado con sistemas que directamente no pueden predecirse por su propia naturaleza intrínseca. Este fue el descubrimiento de Edward Lorenz cuando observó que un pequeño cambio en uno de los decimales de uno de los parámetros en un sistema de tres ecuaciones dinámicas llevaba a comportamientos caóticos (es decir tenía un comportamiento muy diferente, exponencialmente diferente). Si un sistema de tres ecuaciones puede exhibir este comportamiento tan complejo de predecir y basado en parámetros físicos del clima, ¿de verdad creemos que podemos encontrar la "verdad" en modelos climáticos complejos que tienen más de un millón de variables? Ya expliqué en un pasado artículo que tras una validación de más de cien modelos del IPCC, la gran mayoría no había acertado con su predicción. Los conceptos de verdad y mentira no sirven cuando existen grandes incertidumbres y este es el pan nuestro de cada día para los que tratamos con problemas de sostenibilidad.
Esto ha dado lugar a que se haya propuesto una ciencia postnormal que trata de afrontar problemas donde "las decisiones son urgentes, las incertidumbres altas, hay muchos agentes implicados y diversidad en los valores de estos".
Las matemáticas con los teoremas de Gödel, el problema de Lorenz que dio lugar al nacimiento de la Ciencia de la Complejidad... debería hacernos dudar de la ciencia como conocimiento únicamente válido y universal, capaz de poder lidiar con incertidumbres que no pueden reducirse a leyes y dan lugar a paradojas en sistemas auto-referenciales diversos.
Por eso creo que Jesús, cuando habla de su posición normativa-ética cae en el error de ver la solución ética en la razón comunicativa (el debate, el diálogo) como organizadora de las demás éticas que plantea: una ética medioambiental (relación con lo natural), una de solidaridad (relaciones sociales comunitarias) y una de las virtudes (auto-realización personal).
“la realidad, sería la ética dialógica (dia = a través) la que mediaría entre las tres anteriores. Y en esa ética dialógica radica ese punto de palanca que a mi parecer podría ser más efectivo para el cambio. El diálogo, las conversaciones, los debates, las relaciones, la comunicación e incluso la democracia en sus tres fases (representativa, participativa y sociocracia) forman parte de ese acervo cultural y social humano a través del cual la ética dialógica con sus normas y virtudes puede ser el instrumento de búsqueda consciente del bien. Una ética dialógica que fuera la base de nuestra educación, nuestra cultura y donde ‘Sí’ puede haber diferencias debido a nuestras individualidades y nuestra rica diversidad, pero donde la mentira, la mala fe o la ‘post-verdad’ no tuvieran cabida.”
Esto es precisamente lo que un post-kantiano como Habermas ha propuesto en su crítica ligera de la modernidad. Para Habermas como para Jesús el problema es que no hay suficiente argumentación racional, que lo que falla es que la modernidad ha sido capturada por grupos de interés. Si bien es cierto y esto lo hemos denunciado aquí (toda la narrativa falsa de la economía neoclásica) no es suficiente con apelar al criterio de verdad/mentira.
Una situación análoga que refleja esta cita de nuestro colaborador Jesús Martín se dio en un artículo publicado por el co-fundador de este blog, Jesús Nácher, pero escrito por nuestro compañero mexicano Eduardo Velásquez, en su artículo La prisión de la mente. Eduardo apuntaba también a las paradojas y la debilidad de la razón ilustrada, del concepto de verdad y mentira y de su demostración y de las debilidades del lenguaje y el saber científico para “zanjar” cuestiones, a lo que un compañero nuestro, Rob, decía que era precisamente la “argumentación” la que nos permitía salir de la “ignorancia”.
“Los logros de la ilustración son también haber reconocido que desconocemos más que de lo que conocemos y que esto probablemente siempre será así. Por este motivo son los que más conocimiento generan también los que más saben disfrutar de un rico café en sus momentos de ignorancia y placer por placer. La ilustración para mi es lo que libera la mente de una cárcel de superstición y pensamiento de analogía. El afán de comprender lo que ocurro tiene el humano sin o con la ilustración. Yo prefiero que este afán tenga una herramienta transparente para todos: El argumento. Y no se base en el intercambio de sensaciones subjetivas cuando tratamos de comprender algo que nos afecta como colectivo.”
El problema es no darse cuenta que la propia ciencia, o la filosofía de la ciencia, la propia psicología y otras disciplinas han puesto en duda y se ha cargado el supuesto de que el argumento es una herramienta transparente y efectiva. No es que debamos descartar el argumento, es que este debe reducirse como herramienta de “progreso” y “verdades absolutas” porque no son útiles en problemas complejos. Esto será objeto de otro artículo futuro dada su extremada complejidad. Por ahora el lector habrá de aceptar que hay multitud de ejemplos, empezando por la paradoja del mentiroso, siguiendo con el caso de Lorenz y acabando por las fantásticas obras de Escher donde la paradoja irreconciliable, donde no se puede demostrar la falsedad o verdad de un asunto, parece reinar
Esta reducción del progreso social humano se vio claramente reflejada en un debate en el que por un lado teníamos a dos representantes del postmodernismo que en el siguiente apartado elaboraré, y por otro lado al modernismo ilustrado que reduce las cuestiones a un mero debate analítico de la mente racional. Nuestro seguidor Paco Varela, racionalista convencido mostraba el siguiente esquema:
Todo esto nos hace entrar de lleno en un meta-supuesto civilizatorio que no nos cuestionamos lo suficiente o, si lo hacemos, como algunas han hecho desde por ejemplo el ecofeminismo decrecentista, no profundizamos lo suficiente: el de la noción de dualidad y separación que a mí me gusta presentar metafóricamente como la “triple escisión de la mente patriarcal”, siguiendo el esquema de Robin Robertson y Claudio Naranjo, ambos psicólogos heterodoxos.
Llamo la gran escisión al dualismo a tres niveles que se produce en el ser humano desde el inicio de lo que se han llamado las sociedades dominadoras que surgen en algún momento en la evolución de las civilizaciones agrarias de gran escala. Tal como describe Robertson en Arquetipos junguianos (ver algunas páginas de muestra aquí):
“La hipótesis de que existe una separación entre el observador y lo observado iba a producir no solamente maravillosos nuevos descubrimientos, sino también una profunda y preocupante enfermedad del alma. Esta nueva visión de la realidad evolucionaría hasta llegar a la postura racional-materialista que separaba cuerpo y mente y alejaba a los seres humanos primero del mundo, después unos de otros y finalmente de su propia experiencia interior.”
Esto trajo su parte positiva pero también negativa:
Durante el renacimiento, el mundo se convirtió en un misterio que tenía que ser examinado y explicado, pero la mente que realizaba el examen y la explicación seguía sin ser cuestionada. Había una creencia implícita de que “la mente humana es, en efecto, un espejo que refleja sin distorsión la estructura inherente en el mundo exterior”. Esta nueva visión renacentista consideraba a los seres humanos primordialmente como observadores y al mundo físico como el objeto apropiado de la observación. Esta separación entre observador y lo observado condujo a un nuevo estadio de conciencia en el que finalmente toda la humanidad se dio cuenta de su individualidad. Sin esa separación, hubiera sido imposible que se desarrollaran el arte y la ciencia. Sin ella, no hubiera existido la democracia de masas ni la reforma social o religiosa. No obstante, a pesar de la necesidad que la humanidad tenía de dar ese paso, sigue siendo cierto que está basado en una hipótesis falsa, porque no existe ninguna separación intrínseca entre el observador y lo observado.”
Claudio Naranjo da un paso más atrás para hablar de la mente patriarcal en un sentido que otros psicólogos han también comentado, como Mary-Jane Rust.
"Llamaré mente patriarcal, o, si se quiere, ego patrístico para referirme a ese
complejo de violencia, desmesura, grandeza e insensibilidad que parece haber surgido
entre los hombres ante la crisis de supervivencia que sobrevino hará unos 6000 años,
cuando ciertas poblaciones agrícolas arcaicas indoeuropeas y semitas tuvieron que volver
a hacerse nómadas y terminaron por convertirse en comunidades de guerreros
depredadores."
Y a continuación matiza el concepto y lo amplia más allá de los confines reduccionistas en los que hoy en día el movimiento feminista (en su gran mayoría) presenta al patriarcado y que me parece mas útil para avanzar:
"El dominio del Padre Absoluto en la sociedad, en la cultura y a través de la
historia no se ha expresado sólo a través del machismo***, sino, también, a través de la
tiranía de la razón sobre la emoción y el placer instintivo, y a través de una
sobrevaloración del saber a expensas del amor y de la libertad".
Nombres como el de Naranjo y Robertson han propuesto trabajos mucho más integrales (que incluyen una parte de mente analítica, pero también una de emocional, física y espiritual que no religiosa, dimensiones consideradas inferiores por los modernos ilustrados). Yo me decanto por esa línea y reivindico que solo a partir de una línea de trabajo meta-argumentativa, meta-racional y meta-lingüística vamos a poder salir del impase y por eso este año hablaré mucho más de psicología (heterodoxa) en este blog y especialmente de la necesidad de desarrollar la incipiente disciplina de la ecopsicología. El problema fundacional que tenemos que atajar es que hay que aprender a vivir en la incertidumbre o la paradoja y no negarla o deflactarla si hacemos caso al conocimiento científico. Las derechas conservadoras tienden a deflactar la incertidumbre omitiendo o negando problemas socioambientales. Las izquierdas progresistas tecnocráticas tienden a deflactarlas proponiendo soluciones tecnocráticas de arriba hacia abajo camuflando potenciales riesgos tecnológicos y camuflando incertidumbres fundamentales en los modelos (por ejemplo de predicción climática).Y es que el ser humano es mucho más que un saco con patas y con una cabeza analítica que debe aspirar a controlarlo todo y racionalizarlo todo por medio del concepto de verdad/bien vs. falsedad/mal.
2. Significación > demostración > verdad/mentira: el paradigma postmoderno
La postmodernidad ha sido catalogada por muchos modernos como relativismo y el nombre suele ser utilizado por sectores conservadores para atacar al multiculturalismo, al feminismo y al ecologismo (entre otras tribus que se refuerzan en la revolución contra-cultural de los 60-70 que nace en EEUU y Francia), los cuales han debilitado meta-supuestos culturales que han permitido la modernidad. El problema es cuando ese debilitamiento da lugar a otros supuestos como los que tienen nuestras élites postmodernas tecnocráticas o como proponen corrientes feministas de raíces marxistas (ambos presentando dualismos reduccionistas), que tienden a camuflar proyectos autoritarios subyacentes que no cuestionen de fondo los supuestos modernos (en realidad son falso postmodernismo) y civilizatorios más profundos (aunque se presenten como una alternativa a eso y hablen de una unidad global multicultural diversa) y de hecho acaban cayendo en lo que quieren trascender (o quizás en realidad no quieren ¿verdad?). En realidad estos dos colectivos que he mencionado, a mi juicio, no han profundizado lo suficiente en dos de los supuestos que intenta atajar de raíz la ecopsicología, el del dualismo y el de la noción de separación que ha generado esa triple escisión y mente patriarcal que he descrito brevemente con anterioridad.
Lo más importante que ha hecho el postmodernismo y su vertiente más de acción que tuvo lugar durante la contracultura fue poner en entredicho el concepto dual de verdad y mentira. En la filosofía de la ciencia esto se ve reflejado por los ataques (bien fundamentados desde una postura postmoderna) de los pragmáticos (William James, Pierce, Dewey, Rorty) Kuhn, Feyerbard, Funtzowitz (padre de la ciencia postnormal), y psicólogos heterodoxos como Jung y otros a los positivistas lógicos y a Popper, que establecen un criterio de demarcación entre lo verdadero-científico y lo no verdadero-pseudocientífico, negando u omitiendo el rol de la significación subjetiva y colectiva como modelo social en un contexto creativo de evolución de la psique que debe lidiar con incertidumbres y problemas de gran complejidad epistemológica no reducibles a la racionalidad analítica científica. En la sostenibilidad la postura postmoderna la representa la visión metabólica de la sociedad que ha ido desarrollando Mario Giampietro y su equipo en Barcelona, una visión no autoritaria que llama "Quantitative Storytelling" (o narrativa cuantitativa) en la que se reconoce explícitamente a priori los valores normativos que fundamentan el objetivo que el modelo-guía tiene.
El ejemplo más claro es la propia noción de sostenibilidad. ¿Se puede demostrar racionalmente que debemos ser sostenibles bajo el paraguas del argumento científico de la verdad absoluta? No encuentro ningún motivo. El movimiento voluntario para la extinción humana plantea que el ser humano debe extinguirse porque es una "plaga" para el planeta. No estoy de acuerdo con eso porque no creo que sea el ser humano, sino más bien el ser humano moderno y civilizado también el que ha generado constantemente problemas socioecológicos por como se ha relacionado con la "naturaleza", la cual ve como algo aparte. Pero lo importante es ver aquí como este meta-axioma (debemos ser o no ser sostenibles) no se puede justificar desde dentro del paradigma de la sostenibilidad. Necesitamos un axioma mayor (el hecho de que el ser humano puede dejar de ser una plaga y evolucionar en algo más consciente). Y sobre ese axioma mayor otro mayor... Al final acabamos iterando al infinito (lo cual no es posible) y por tanto debemos escoger entre la completitud de un sistema no-contradictorio reduccionista que no captura toda la realidad, donde los principios del sistema se definen siempre a partir de sus acciones (la geometría euclidiana por ejemplo o la aritmética) o entre la incompletitud de un sistema con contradicciones internas. Este es el trasfondo del super-proyecto de Brown en su obra Axiomas, que ya he mencionado alguna vez, y que por su complejidad todavía no me veo capacitado para abordar en profundidad. Sí que sin embargo se pueden apuntar algunas cuestiones... Y para ello debemos hablar del rol que la psicología puede y debe jugar en todo esto, en dotar de significado a un mundo que a medida que lo hemos ido conociendo más se ha vuelta más extraño y paradójico. El mundo simbólico, es una excelente guía para ayudarnos a avanzar en el impase en el que estamos e ir más allá de todo el marco metafórico moderno y en mayor medida civilizado.
Conclusión: reducir la ética a una cuestión de argumentación racional basada en los criterios de verdad, mentira y demostración encubre un autoritarismo que no se debe tolerar dentro de los movimientos de transición. Hay que ser intolerante con la intolerancia. ¿Por qué? En primer lugar porque en muchos de los problemas más importantes se camuflan las incertidumbres. La derecha tiende a negar u omitir la importancia de los problemas de sostenibilidad globales y locales (deflactando la incertidumbre). La izquierda tiende a aceptarlos pero a promover soluciones tecnocráticas de arriba abajo a través de instituciones como las Naciones Unidades y de científicos mediáticos como Johan Röckstrom, algo que ya comentamos en el último programa de Ampliando el Debate y en mi último artículo sobre la farsa de las conferencias del clima.
Existe un problema ante esto. La ética, como concepto occidental, florece en la Antigua Grecia, ante una cosmovisión con unos axiomas claramente civilizatorios. Es cierto que ya en ese momento existen una colección de éticas: estoicismo, cinismo, epicureísmo, las éticas de Sócrates, Platón y Aristóteles… En general todas parten de una serie de principios que se consideran virtuosos vs. unos principios a evitar. Esto representa una naturaleza dual que enfatiza la parte de “bien” o “positiva” (la luz) mientras que deja a un lado la cuestión del “mal” o “negativa”. Las posteriores éticas más modernas (deontológica de Kant, discursiva de Habermas, los distintos utilitarismos…) siguen tratando de llegar de forma conceptual y racional a una serie de principios axiomáticos y aceptados como verdad/ley universal, objetiva e inmutable para solventar de una vez por todas los dilemas morales. Pero esto ya no es posible presentarlo de forma tan simplificada y quizás en la búsqueda de tanta luz nos hemos vueltos muy muy oscuros….
3. La ecopsicología o la necesidad de cuestionar la psique moderna y civilizada más allá de la razón y el mecanicismo
Pienso que este tipo de aproximación se empieza a romper, o al menos a dejar de ocupar el centro de interés de las ciencias y la filosofía, a finales del siglo XIX e inicios del XX. En ese momento suceden tres cosas:
<> Nace la psicología en sus dos partes casi de forma simultánea: la clínica en Francia y la experimental en Alemania.
<> Nace un grupo de filósofos llamados pragmatistas (Dewey, Pierce,...) que presentan una ética no tan basado en el dualismo verdad-mentira o bien-mal sino en un proceso evolutivo y más relativista que debe estar en diálogo continuo con los avances del conocimiento (y sus retrocesos) y que tiene que revisarse como se revisa la sociedad.
<>Se empieza a llegar a paradojas que desafían el paradigma civilizatorio-racionalista en matemáticas, física, arte… Como ya he presentado en el apartado 1.
En 1982 se refuerza y se amplía, a mi modo de ver, esta visión pragmatista con las visiones postmodernas generadas a posteriori de los cambios contraculturales que tienen su centro fundamental en EEUU y Francia en los 60 y 70. Lyotard llamó al postmodernismo (en lo que creo que es la mejor definición), “incredulidad hacia las metanarrativas”, es decir hacia los meta-axiomas o supuestos fundamentales de una sociedad. Una de las meta-narrativas es la del dualismo verdad/mentira, que los pragmatistas y que el psicólogo William James cuestionaría afirmando:
William James y la verdad pragmática
"The true is the name of whatever proves itself to be good in the way of belief, and good, too, for definite assignable reasons."
La verdad según mi interpretación de esta afirmación se debe medir en relación a un cuerpo de creencias, no de leyes inmutables y con una serie de "razones", que los pragmatistas asociarán a un propósito en acción, a un proyecto, que no tiene porque ser utilitarista o instrumentalista. ¿Cuál es ese propósito? Charles Eisenstein en una reciente charla donde criticaba al cambio climático decía que había preguntas que todavía no nos habíamos hecho como por ejemplo ¿Cuál es el rol del ser humano dentro del proceso evolutivo de la biosfera? Aquí apunta ya a una visión no darwinista donde se deja entrever que el ser humano quizás debe pensar en ser una especie de órgano funcional a una estructura mayor que él, y que quizás lo puede hacer sin necesidad de perder toda su identidad y potencialidad, es decir una manera de hacer más sana la eterna confrontación individuo-colectivo.
Mi compañero Jesús, hizo un primer intento de analizar 6 meta-axiomas modernos fundamentales: mecanicismo, reduccionismo, materialismo, mito del progreso, autoritarismo en el conocimiento y darwinismo. Es necesario ir un paso más allá y tirar del hilo temporal para ver cuáles son los orígenes de estos (y otros) meta-supuestos y aquí entra la semilla que puso Theodore Roszak, padre de la ecopsicología.
En la literatura psiquiátrica prácticamente no hay mención del mundo natural, no-humano (por ejemplo en las aproximaciones existencial-humanista en la que el ser humano está en una condición de enajenación de lo natural), siguiendo las pautas de Freud, que concibe al ser humano como enajenado y parte de una neurosis colectiva… Surge entonces una paradoja (de las resolubles). Si el ser humano moderno forma parte de una neurosis colectiva, es decir, si toda la cultura es en si misma neurótica y parte de unos meta-supuestos problemáticos, ¿Hacia donde mirar? Como dice Theodore Roszak, el primero en desarrollar el término ecopsicología:
“Si la sociedad entera se encuentra en una neurosis colectiva, ¿Dónde debe el terapeuta marcar el punto de referencia para definir la locura y la cordura? Freud hizo la pregunta, pero nunca llegó a una respuesta exitosa. Escuelas posteriores como la radical han cuestionado la definición social existente de locura y cordura. Quizás entonces no quieres ajustar a los individuos a una situación de locura general. Yo sugiero que hay una locura que tiene que ver con la sociedad urbana industrial que tiene que ver con nuestra falta de equilibro e integración con el mundo natural”
Freud nunca llegó a una respuesta convincente, y de ahí que rompiera con visiones más evolutivas y trascendentales-espirituales como las de Jung, en la cual se basa Roszkak para fundamentar su concepto de “inconsciente ecológico” y para hacernos entender que el problema no se soluciona únicamente argumentando sobre los límites de los materiales y la energía y de la pérdida de la biodiversidad y los impactos del cambio climático (como algo ajeno a nosotros, como una guerra que hay que librar contra estos límites que nos marca la naturaleza).
Theodore remarca algo que ya tenía Jung muy claro cuando decía que antes de ponerse a meditar y apropiarse del camino que los orientales seguían en su proceso de progreso espiritual, el cual parte de una concepción más colectivista de las relaciones hombre-hombre y hombre-naturaleza, los occidentales debían pasar por un proceso de autoconocimiento, la etapa de “sombra”, en la que hay que reconocer las partes descartadas en la psique y cultura moderna y pasar por una etapa que es tan dolorosa como liberadora. Esto ha tenido lugar en occidente históricamente. Fueron los alquimistas quienes, como explica Robin Robertson en su magnífico Arquetipos junguianos, llevaron a cabo la tarea de tratar de cerrar la triple escisión del hombre moderno que se separa primero de lo natural, después unos de otros y finalmente de la riqueza que constituye la “naturaleza” del ser humano, de sí mismo, como evidencia el dualismo cartesiano mente-cuerpo.
Theodore Roszak dice lo siguiente:
“Tenemos que recapturar esa sensación de incrustamiento y de reciprocidad de lo natural que encuentras en formas tradicionales de sanación. No piense que podamos sencillamente adoptar sus culturas. Tenemos que trabajar sobre nosotros mismos y que es un trabajo tanto de ecologistas como de los terapeutas. La ecopsicología es el término que he usado para tratar de definir un marco común entre dos disciplinas que hasta ahora no se han hablado demasiado. La ecología y la psicología.”
Esta famosa pérdida de conexión la trató Polanyi en "La gran transformación" pero solo lo hizo con una de las escisiones que la modernidad ha provocado en el ser humano, la que media las relaciones sociales, que pasan en gran medida a ser gobernadas por las leyes de la economía de mercado y del estado de derecho. La neurosis y reducción que la modernidad ha causado en el ser humano, mucho más que lo que planteaban los principios victorianos anglosajones o el moralismo cristiano, ha sido tratada por la psicología desde Freud (otras tradiciones ocultistas o por ejemplo los alquimistas la han tratado desde los inicios del Renacimiento, pero esto se sale del ámbito de este artículo).
Luego pasa a preguntarse si es posible llegar a una sociedad no basada en la “obligación”, la vergüenza, la culpa y el miedo, que Roszak dice que es el camino que muchos ecologistas han tomado, sino basada en la reciprocidad, el amor, a la confianza y el respeto. Aquí invoca el concepto de inconsciente ecológico a partir del trabajo de Jung:
“Sugiero que a un cierto nivel de la mente inconsciente encontramos la sabiduría ecológica y que si no fuera así nuestra especie no podría haber sobrevivido como lo ha hecho. Lo que representa ese inconsciente ecológico está por descubrir, pero sin duda está a un nivel más profundo que las ideas Freudianas de la sexualidad y las ideas Junguianas de los arquetipos del inconsciente colectivo”.
Jung hablaba de una mente en la que había un consciente individual y colectivo y por debajo un inconsciente personal que había que examinar con cuidado, y por debajo, a un nivel mucho más profundo, un inconsciente colectivo donde residían toda una serie de arquetipos o símbolos vivos que reflejaban la historia evolutiva del ser humano, una memoria de la psique no contenida necesariamente en una secuencia de ADN. Luego la discusión se centra sobre el hecho de que parece que evidentemente esta conexión e “incrustación” con lo natural se encuentra en nuestros genes y pasa a defender la noción de que la psique también lo está, y que hay que prestarle atención como desarrollo evolutivo, algo que, Freud no hizo en parte por su visión determinista genética que enfatiza el darwinismo.
“Freud era realmente un socialdarwinista, en la que su visión de los primitivos era la de una plaga de salvajes rapaces. Era la visión victoriana de la gente primitiva en la África más oscura. Hay mucho más de proyección personal en esto que de ciencia”
La analista junguiana Mary-Jayne Rust habló de esta cuestión en una charla en 2011 en el Schumacher Institute, de forma muy elocuente (el documento audiovisual se encuentra disponible en inglés aquí). Mary empieza criticando un artículo en The Guardian que a su vez critica la iniciativa de la ONG WWF de apagar la luz durante el "Día de la tierra" porque según el autor la oscuridad se asocia con tiempos pretéritos y no civilizados y la luz se asocia a la verdad, la luz y el progreso. La psicóloga se encuentra incómoda en esta idea que asocia la luz con el bien y la oscuridad con el mal. Afirma que en su infancia cuando se apagaba la luz se sentaban cerca de una vela y jugaban a contarse historias, salían y contemplaban las estrellas (algo imposible hoy en día por la contaminación lumínica en muchas urbes). Añade que todos somos gestados por nuestras madres en la oscuridad de sus vientres y que la vida en La Tierra nació de un aparente caos y oscuridad. Finaliza diciendo que cada noche nos sumimos en nuestros sueños y que de la "muerte" aparente del invierno es como aparece la primavera
"Las metáforas de la oscuridad no son exclusivamente sobre la muerte y la decadencia, sino también sobre el nacimiento. Cuando la luz y la oscuridad son tan necesarias en nuestra vida ¿Por qué tenemos tanto miedo de la oscuridad?"
Curiosamente el cristianismo y la ética virtuosa han hablado fundamentalmente sobre la luz y mucho menos sobre la oscuridad. Estamos enajenados de la muerte aunque rodeados por una cultura de muerte perpetua contra otros seres vivos. Nos atrevemos a hacer todo tipo de intelectualizaciones pero despreciamos todo aquello que es extraño y no encaja en nuestros patrones como son ciertas experiencias místicas que tienen mucho más que ver con la intuición, las sensaciones o los sentimientos que con la mente analítica.
"La oscuridad es la puerta de entrada a la sombra, la parte de nosotros que preferiríamos no conocer. Y es a menudo en tiempos de crisis cuando llega la confrontación con la sombra y a medida que nuestra crisis social y ecológica se acelera creo que es obvio para todos nosotros ahora mismo que lo que está en nuestra sombra es como tratamos a lo no humano como un puñado de objetos y eso incluye a personas vistas como más cercanas a la naturaleza, así como nuestros cuerpos"
Menciona entonces distintos miedos profundos que se han apoderado de nuestra psique: el miedo a ser destruidos por fuerzas incontrolables de la naturaleza, a asemejarnos a los animales salvajes o a ser comidos por ellos, a parecernos a un vegetal inerte o los miedos a ser animales de sangre fría como consideramos a los reptiles. Dice la autora que son todos miedos relacionados a perder nuestra identidad como seres reflexivos y pensantes, que nos hemos formado recientemente en occidente. Todos estos ejemplos están, en el sentido que plantea Lakoff, ciertamente en el imaginario metafórico colectivo. Apunta al miedo más profundo a "convertirnos en nada, en morir".
"Parece entendible que en nuestro camino que llamamos el mito del progreso trata en principio de protegernos de nuestra vulnerabilidad de las fuerzas naturales elementales ¿Cómo podemos navegar a través de todos estos miedos y traumas en relación con la tierra?"
A partir de aquí plantea un mero modelo (que dice que en ningún caso es la totalidad sino lo que ella ha escogido para la charla) que me parece muy ilustrativo sobre como se ha llegado a esta situación de escisión. Mary plantea que primero vino una situación de abandono o escisión dado que el ser humano se había sentido traicionado por lo natural en algunos momentos históricos concretos:
"El teólogo Thomas Berry, en su obra El Gran Trabajo, describe que después de la devastación por la Peste Negra, la gente se sintió traicionada por la naturaleza y que la tarea de la persona espiritual era separarse de la naturaleza, la cuál se veía como una fuerza de contaminación y de seducción"
Curiosamente hay teorías que suelen apuntar a que grandes catástrofes climáticas y/o ecológicas (en particular condiciones de sequía) han podido jugar un papel importante en el paso de las civilizaciones matriarcales a otras dominadoras de mente patriarcal, como apunta la Hipótesis de Saharasia, aunque esta ha sido también criticada por reduccionista y eurocéntrica Sea como fuere el origen de las sociedades que han adoptado una visión enajenada y de miedo y guerra contra lo natural, la autora sigue con el segundo proceso que sucede al de desconexión, la proyección, para acabar con el tercero, la dominación.
"Queremos deshacernos de las pares de nosotros que no nos gustan y las proyectamos en otros. La Tierra como objecto insensible pero también como salvaje de forma muy emocional. Hemos proyectado a la gente negra, la gente indígena, las mujeres y las clases trabajadoras. Una vez nos hemos separado y proyectado, llega el control y la dominación. No únicamente buscamos controlar lo que está allí a fuera sino que tratamos de controlar nuestra propia naturaleza."
Cuando la proyección no es retirada acabamos generando dualismos con relaciones de un superior dominador (el bien) a un inferior dominado (el mal). La separación y proyección generan los dualismos tan fuertes que nos han llevado a tener que escoger entre dos narrativa mayoritarias en nuestra sociedad. Una que no admite el proceso de separación, proyección y dominación (la derecha tradicionalista que encumbra los logros civilizatorios pero que al mismo tiempo promueve partes destructivas) y una izquierda hipócrita que se presenta como la gran salvadora de los problemas que he generado la derecha, apelando a un grupo de expertos científicos, a unos ingenieros que saben lo que se hacen por el bien colectivo y la manipulación tecnológica a gran escala, camuflando incertidumbres y límites así como el daño que estructuralmente ha causado nuestra cultura, psique y sistema institucional. Unos no ven sombra alguna y los otros la proyectan en los primeros. ¿Cómo se explica sino que la izquierda a día de hoy siga reaccionando contra la emergencia de los Trump, Bolsonaros y Putin de turno y que al mismo tiempo se desintegre, como está ocurriendo en España?
Y aquí aparece una de las consecuencias de seguir anclados en estos meta-axiomas de los que hablaba Jesús Nácher (y otros muchos):
"Cuando un hombre proyecta su vulnerabilidad, intuición y capacidad para sentir a una mujer se desconecta de un mundo incapaz de relacionarse con él. Cuando una mujer proyecta su propio animal interior siente miedo del vello en su cara, del pelo de su cuerpo, de su carne, sus instintos, su cuerpo en sí mismo. Y cuando idealizamos lo salvaje, las proyecciones no son siempre lo malo, negamos nuestra propia divinidad, belleza y mente sosegada y volamos en multitudes a lugares prístinos destruyéndolo todo a nuestro paso"
Esta me parece una visión menos reduccionista que la que presenta el feminismo de raíces marxistas cuando habla de colectivos oprimidos y opresores ¿No somos todos víctimas de una estructura destructiva? Quizás los hombres debemos dar un paso al frente y admitir el dolor que llevamos dentro por el rol que de forma autoritaria se nos ha impuesto, como a las mujeres. Convendría también visibilizar más colectivos que tienen menos voz, niños y niñas, ancianos y ancianas. La crisis de cuidados es transversal. La autora hace un apunte final que servirá para explicar mi ejemplo personal, pues lo dicho por Mary-Jane coincide casi en su totalidad con mi experiencia:
"Resumiendo, de lo que he hablado es la sombra personal y cultural que incluye esos aspectos de nosotros y la comunidad de los que no queremos responsabilizarnos. [...]. La transformación ocurre cuando nos atrevemos a invitar de quello que nos hemos desprendido que puede venir o por elección personal o si continuamos ignorando los avisos a través de crisis."
Finaliza con un alegato a ser compasivos incluso con nuestros enemigos, los cuáles, están tan llenos de dolor como nosotros.
4. En defensa de las crisis
Durante 2016 y 2017 me tuve que enfrentar a la mayor crisis personal jamás vivida. En primer lugar se terminó una relación finalmente después de que esa sombra (y en este caso fue la parte buena) apareciera en un contexto social distinto en el que había habitado. Descubrí una faceta de mí hasta la fecha desconocida, podía narrar historias y generar relaciones humanas distintas a partir de ella. Mi patrón de sueño cambioó durante los pocos días que estuve en este contexto, un programa de volutariado de la UE. Una nueva relación no fructificó y a partir de aquí vino la catástrofe. Acabé fracasando en mis estudios, dejando mi tesis de máster por terminar. Empecé entonces a divagar y a caer progresivamente en una neurotización por el exceso de uso de la capacidad analítica, descuidando el cuerpo, las emociones y la faceta más trascendental del ser humano. Empecé a tener pesadillas y al mismo tiempo a acudir a psicólogos y tomar fármacos. Nada parecía ayudar aunque empecé a devorar libros y teorías psicológicas y me hice más consciente, a un nivel intelectual, de mi persona (que originalmente significa máscara), de mi infancia y adolescencia problemáticas. Empecé a ser mas consciente y conocer ciertos traumas familiares, que no me cabe duda que heredamos a un nivel más profundo que el del mero ADN. Y finalmente... Tras tener claro más o menos mi neurosis a un nivel mental pero no funcionar ni los fármacos ni la terapia decidí hacer un retiro y trabajar con dos sustancias exóticas: una fue con Kambó, una secreción de una rana arborífera amazónica llamada Phyllomedusa Bicolor usada por ciertas tribus amazónicas. Mi cuerpo reaccionó violentamente y experimenté una especie de purga física. De inmediato mi cuerpo rechazaba la comida pesada, el alcohol y otras sustancias de las que había abusado. Finalmente decidí tomar ayahuasca, un brebaje enteógeno que combina el principio activo del DMT con un inhibidor de la monoamino oxidasa (MAOi) que le sumerge a uno en un estado alterado de consciencia. Y allí, tras un arrebato de lo que ya había identificado en mi personalidad como deficiente (especialmente a través del trabajo con el eneagrama de Claudio Naranjo) y cuando pensaba que la sustancia no iba a tener efecto pues empezó lo que sería la peor noche de mi vida. Me convertí en el miedo puro que no sentía así quizás desde unas pesadillas recurrentes que tuve durante la infancia. Fueron tres horas muy difíciles pero que también me ayudarían a comprenderme mejor a mí y a mis miedos. Luego tuve que seguir trabajando para avanzar con estos miedos. Me volví mucho más sensible. Sentía las cosas con más intensidad. La tristeza era más triste y la alegría más alegre. Mejoré mis patrones alimentarios y finalmente me volví más funcional y pude iniciar proyectos que hasta entonces eran imposibles. Pude seguir una rutina estable que no había sido capaz de asumir hasta la fecha. Sentí que efectivamente le tenía un miedo fundamental a una cierta parte del mundo animal (probablemente por experiencias desagradables de infancia y por herencia familiar y cultural).
Y esta es solo mi experiencia personal pero hablando con otras personas que han trabajado sus miedos y su sombra en estados alterados de consciencia pues uno se encuentra con transformaciones radicales, que a veces pueden ocurrir en periodos cortos de tiempo. Unos días después de mi experiencia me encontré con una persona, de carácter muy espiritual, que sin tener formación en temas ecológicos me explicaba que notaba como los humanos modernos estábamos viviendo la etapa del "colapso" o "rompimiento", en sus propias palabras. Uno se encuentra también que a menudo después de experiencias difíciles suelen llegar experiencias con la totalidad o algún tipo de información que le sirve a la persona para algún propósito específico. Diferentes personas con las que he hablado se han sentido más cercanas al mundo natural después del uso de ciertos enteógenos y han cambiado su manera de relacionarse, sus supuestos fundamentales. Al mismo tiempo se han obtenido resultados positivos desde el punto de vista más científico y cuantitativo, como muestran los trabajos farmacológicos del pionero Jordi Riba en el Hospital de Sant Pau en Barcelona
Necesitamos medidas prácticas y nuevas instituciones que cuestionen las actuales como hemos comentado en este blog. Es absolutamente necesario debatir sobre monedas y poner en práctica ciertas propuestas a varias escalas, nacional, local e internacional. La reforma institucional es necesaria. Debemos proponer medidas de regeneración ecosistémica y ver como podemos llevarlas a cabo dando puestos de trabajo a muchísima gente que se encuentra desamparada y generado nuevas culturas y significaciones. Necesitamos movimientos sociales que reivindiquen a los cuidados en una sociedad excesivamente atomizada y superficial... Pero necesitamos también afrontar la gran pregunta de si el ser humano es algo más allá de un mono con cabeza pensante y si realmente tratando de imponer nuestro argumento y debatiendo, será suficiente para cerrar esas tres escisiones si es que queremos avanzar.
Las crisis personales y colectivas son el momento perfecto para cuestionarse cosas porque no hay más remedio, porque otras anteriores ya no funcionan.
5. Conclusión: 9 maneras de ver la naturaleza
Eric Fromm, curiosamente un psicólogo crítico con el malestar moderno, acuño el término biofilia y E.O Wilson lo definió en 1993 como "la afiliación innata que tenemos los seres vivos con otros organismos". Yi-Fu-Tuan ya en 1974 habló de topofilia, la dependencia directa del espacio geográfico (tanto lo vivo como lo no vivo). En su muy recomendable libro Somos Naturaleza - Un viaje a Nuestra Esencia, Katia Hueso nos habla del modelo psicológico de Stephen Kellert, en el que se enumeran 9 maneras de relacionarse con la naturaleza:
1) Valor utilitario: sería el que da valor a la naturaleza como alimento, como refugio... como mera necesidad de supervivencia.
2) Valor naturalístico: sería el ejemplo de Humboltd y otros naturalistas por descubrir, coleccionar y fascinarse por lo natural
3) Valor ecológico-científico: la visión por clasificar y tratar de comprender de forma racional las distintas estructuras, relaciones y funciones como hace la ecología
4) Valor estético: la visión de disfrute, más sensorial y holística, de contemplación de lo natural de la que tanto nos habla el taoísmo.
5) Valor simbólico: el uso de metáforas y otros recursos semióticos para dar un sentido a nuestra existencia
6) Valor humanístico: la relación apelando a la comunidad, al altruismo y emociones íntimas con nuestras mascotas o incluso con algunos animales salvajes.
7) Valor moral: sería uno de carácter trascendental y elevado como el que se puede obtener en ciertas experiencias cumbre integradoras y que se puede ver reflejada en la literatura, la poesía o la música
8) Valor de dominación: si bien ha habido presiones evolutivas es esta visión de ponerse por encima del resto del mundo natural y no natural, de haber dimitido de él, quizás por ciertas presiones evolutivas que nos enajenaron de él.
Un exceso de los puntos 1,2 y 3 nos han alejado de los otros valores y nos han llevado a 8. El péndulo ha oscilado hacia el objetivismo en la sociedad secular científica, pero los obstáculos en forma de incertidumbres y paradojas con los que se ha topado la ciencia hacen que nos debamos replantear si esa visión psicocultural no es la que nos está llevando al desastre. En otro artículo veremos más en profundidad algunas medidas concretas que nos pueden llevar a cerrar las tres heridas, esa triple escisión de la mente patriarcal.
Pirámide jerárquica de los seres vivos de Charles de Bovelles, de 1506.
Me ha gustado mucho el artículo y he aprendido algunas cosas interesantes. Además, cumple con una buena premisa, la de no sólo criticar sino dar opciones de respuesta. Por la parte que me toca dejo algunas puntualizaciones.
ResponderEliminarRespecto al artículo de las paradojas, es verdad que no son todas paradojas, ya especificaba que había contradicciones, dilemas, oximores, aforismos, etc. Paradoja era el término que englobaba un poco a los demás, pero técnicamente según las definiciones que había encontrado no eran todas paradojas. Si me tuviera que quedar con una definición de paradoja, no sería con una definición técnica sino con una “sensación”, la que da Alonso del Río
“No creo que exista un solo vocablo en ninguna lengua que pueda describir lo que es la vida, pero si tuviera que escoger uno, elegiría la palabra “paradoja”. Por donde la miremos la vida es una paradoja.”
A propósito, mira la página de Alonso del Río, creo que va a ser de tu interés http://www.ayahuasca-ayllu.com/es
En cuanto al tema de la ética dialógica, en esa selección subjetiva del supermercado de éticas que nos encontramos, la dialógica encaja muy bien en el cuadrante cultural (colectivo- invisible) ya que como seres humanos y sociales que somos, nacemos dentro de grupos donde se da la comunicación, principalmente a través del lenguaje como tal. ¡Ojalá se pudiera uno comunicar telepáticamente si esto fuera con un 100% de claridad en lugar de las palabras que utilizamos!. Del mismo modo que antes con la palabra paradoja, la dialógica, creo que engloba principalmente esa idea de comunicación bien sea debates, charlas, conversaciones e incluso a través del artículo que tu expones que es tu discurso a través de un blog . Y aquí llegamos a ese axioma que para mí es de los fundamentales. El que está detrás de la historia de los elefantes y los ciegos http://autonomiaybienvivir.blogspot.com/2016/11/como-los-elefantes-pueden-darnos-una.html
No somos dioses y no podemos ver el todo, por lo que cada uno según su cultura, camino ve la realidad de una manera y la expresa a través de un discurso lógico o racional, como lo que más o menos quiere decir dialógico. Según la historia de los ciegos, sólo a través de esa idea de comunicación entre varios se puede resolver el conflicto colectivo. También y tomando como marco la historia del elefante, se podría hacer una comunicación con uno mismo, o la sombra o con ese inconsciente colectivo para resolver esos conflictos interiores. De hecho, coincidimos en parte los dos en que se ha dado demasiada presencia a lo exterior y que deberíamos replantearnos girar el péndulo hacia lo interior. Y aquí, como en el supermercado de las éticas, tenemos donde elegir, por ejemplo, tus experiencias con esas sustancias, el conócete a ti mismo de Sócrates o de Jung o de tantos otros con sus propias metodologías, la meditación, el mindfulness etc