Nota del autor: en esta serie de artículos hablaré del peligro de tratar de forzar ciertos consensos en temas relativos a la sostenibilidad en base a ciertos modelos y metodologías que se presentan a menudo como necesarios y hasta casi suficientes. En este primer artículo hablaré usando como motivación el reciente artículo acerca de la biodiversidad. En el segundo seguiré con una crítica espistemológica en relación al debate Pedro Pietro, Carlos de Castro y Antonio García Olivares en relación a la transición energética. Finalmente en los artículos 3,4,5 (probablemente ya después del verano por su dificultad y tiempo que conlleva) haré una crítica constructiva de las narrativas/paradigmas que han venido dominando el radicalismo socioecológico en nuestro país: colapsismo, decrecentismo y ecofeminismo. El objetivo final, en el artículo 6, será el de, y después de que publique mi tesis de máster acerca de la Ciencia de la Sostenibilidad, presentar una jerarquización de axiomas, siempre revisables, pero necesarios para la acción pragmática y que puedan ir guiando especialmente a los pioneros que emprenden proyectos concretos a distintas escalas, en la linea de lo que William Clarck, cofundador de la disciplina comenta en su reciente charla y que veremos en este primer artículo. Por tanto la idea es que estos axiomas/principios acaben justificando ciertas metodologías y prácticas que ayuden a mejorar la calidad de las narrativas científicas y ciudadanas y que acepten que la ciencia que necesitamos en este siglo XXI va a ser muy distinta de la de los siglos anteriores si queremos dar un salto evolutivo.
En la linea de lo que comentó en un artículo muy recomendable de Nafeez Ahmed la actual crisis civilizatoria tiene su origen en un problema de procesamiento y puesta en práctica de información (y de sus límites) y en una crisis de la cosmovisión civilizatoria y moderna. ¿Qué es sin embargo la esto que llamamos civilización? ¿Hay algún tipo de hilo en común entre distintas filosofías/cosmovisiones o muchas cosmovisiones incomensurables? ¿Y la modernidad? Preguntas difíciles que hay que abordar y que en mi juicio urge hacerlo desde una perspectiva pragmatista porque esta filosofía se centra en las consecuencias prácticas de nuestros actos, pensamientos, emociones e intuiciones así como las repercusiones en lo que constituye una buena vida, idea con la que este blog nace, y
fundamentalmente pues nos jugamos el pellejo como especie (ya no como tribu) en este siglo XXI.
Tenemos una academia científica fragmentada, una sociedad civil polarizada y divididas en subtribus (al menos en occidente) y unas dinámicas que se dan a varias escalas y niveles con sus patrones respectivos e irreducibles. Creo que uno de los problemas fundamentales, y en el que particularmente me gustaría contribuir, es en que no hemos sido por el momento capaces de generar instituciones que sean capaces de ofrecer análisis y narrativas más sistémicas, a la vez que estas tengan una complejidad que refleje el comportamiento del sistema pero que a la vez proponga escenarios y princpios heurísticos y prácticos accionables en un plazo de tiempo corto. Sino corremos el riesgo de que cada uno toque solo una parte del elefante y que no veamos marcos de acción individual y colectiva, ambos necesarios en este "gran trabajo de neustro tiempo", parafraseando a John D. Liu
fundamentalmente pues nos jugamos el pellejo como especie (ya no como tribu) en este siglo XXI.
Tenemos una academia científica fragmentada, una sociedad civil polarizada y divididas en subtribus (al menos en occidente) y unas dinámicas que se dan a varias escalas y niveles con sus patrones respectivos e irreducibles. Creo que uno de los problemas fundamentales, y en el que particularmente me gustaría contribuir, es en que no hemos sido por el momento capaces de generar instituciones que sean capaces de ofrecer análisis y narrativas más sistémicas, a la vez que estas tengan una complejidad que refleje el comportamiento del sistema pero que a la vez proponga escenarios y princpios heurísticos y prácticos accionables en un plazo de tiempo corto. Sino corremos el riesgo de que cada uno toque solo una parte del elefante y que no veamos marcos de acción individual y colectiva, ambos necesarios en este "gran trabajo de neustro tiempo", parafraseando a John D. Liu
1. Introducción: el problema de la biodiversidad y la aproximación científico-activista
Hace pocos meses el IPCC (Panel Intergubernamental por el clima, la mayor institución de consenso científico sobre los problemas del cambio climático) nos advertía de que teníamos 12 años (2018-2030) para evitar los peores escenarios de cambio climático y el pasado 6 de mayo semana el IPBES publicó una versión preliminar del informe global del IPBES, un informe equivalente al IPCC en términos de biodiversidad, el más grande hasta la fecha, de la organización intergubernamental más importante y encargada de realizar análisis sistemáticos sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de forma regular a través de informes científicos con relevancia a nivel de decisiones políticas (ver aquí).
El informe muestra, en la línea de las recientes investigaciones climáticas,
que de seguir la trayectoria actual vamos de cabeza a un colapso ecológico
todavía mayor (ver apartado 2) y que peligrarían muchos de los Objetivos del
Desarrollo Sostenible así como el bienestar humano y eclógico del planeta. En
este artículo no vamos a criticar estos objetivos, para lo que ya hay
literatura y alguna propuesta alternativa preliminar y ciertamente incompleta. ¿Cómo presentar la información científica? ¿Cómo
manejar las incertidumbres? ¿Qué implicaciones tiene a nivel activista, de
acción? Pasamos a dar una breve descripción del informe antes de adentrarnos en
estas cuestiones.
2. El informe
Destacaría lo siguiente del informe que saco de este
resumen de la ONU y del informe en sí, del cual hasta ahora existe una
visión preliminar.
(1)
Este es el análisis más completo jamás realizado y
compilado por más de 145 expertos de más de 50 países. Es el primer informe
intergubernamental que mejora y amplia el Análisis de los Ecosistemas del
Milenio de 2005
(2)
Se reconocen las incertidumbres asociadas al
grado de conocimiento en relación a distintos parámetros considerados
relevantes por la narrativa del Desarrollo Sostenible respeto a la
biodiversidad (ver figura 1).
(3)
Se reconoce
que pese a todas las incertidumbres (ver figura 1) podemos afirmar que más de 1.000.000 de especies están en
peligro de extinción y que una importante parte de las especies están
amenazadas (ver figura 2) con un 75% de los ecosistemas terrestres y un 66% de
los marinos significativamente alterados x
(4)
Las causas principales son 5: cambios
en el uso de la tierra (75%) y del
mar (66%), explotación directa de
organismos (en 2015 33% de los stocks marinos se explotan de forma
insostenible), cambio climático, contaminación
(se ha multiplicado x10 desde 1980) y especies
invasoras (+70% desde 1970).
(5)
La pérdida de
la biodiversidad socava un 80% del progreso hacia los objetivos del desarrollo sostenible y es un problema no solo
ambiental sino de desarrollo, económico, de seguridad, social y moral
(6)
Se reconoce a la población indígena
local y su sabiduría ancestral a la hora de conservar la naturaleza. En
estas areas la biodiversidad declina en menor proporción y se deben tener en
cuenta su conocimiento, inovcaciones y prácticas, valores e instituciones.
(7)
Se puede revertir la situación con
una transformación que será resistida pero posible:
a. Agricultura: se requiere un manejo más integrado, mayor participacion pública
y promover buenas prácticas, incluyendo prácticas agroecológicas. Se destaca la
transparencia, localización y reducción del despilfarro alimenticio.
b. Sistemas marinos: soluciones basadas en los ecosistemas, cuotas, planificación
espacial, reducción de vertidos…
c. Sistemas de agua dulce: planificación integrada, políticias del agua más
inclusivas, promoción de proyectos con criterios de sostenibilidad fuertes.
d. Areas urbanas: promoción de soluciones basadas en la naturaleza, mayor
acceso a areas verdes, produccion y consumo más sostenibles y conectividad ecológica
con especies nativa
e. Valores: se destaca la improtancia de la diversidad de cosmovisiones
f. Los jóvenes paracen estar liderando el cambio
Se proponen además 5 puntos de gobernanza específicos a
nivel más general, llamados intervenciones para una gobernanza multinivel y 8 prácticas concretas de acción:
Intervenciones para una gobernanza multinivel:
(1) incentivos y gestión de la capacidad:
(2) cooperación intersectorial:
(3) acción anticipativa,
(4) políticas de decision bajo resiliencia e incertidumbre
(5)leyes ambientales (regulaciones) e implementaciones
Puntos de actuación
(1) aceptar diversas cosmovisiones de lo que constituye una buena vida
(2) reducir el consumo total y el despilfarro
(3) "desatar" valores y acción
(4) reducir desigualdades
(5) inclusividad en la conservación (mujeres e indígenas principalmente)
(6) internalizar las externalidades y el telecoupling (término inglés para referirse a las relaciones de distancia en sistemas socioecológicos, por ejemplo el rol del comercio internacional en el impacto en biodiversidad)
(7) Asegurar la tecnología, innovación e inversión
(8) promover la generación y el compartir de la información así como la educación
Destaco el émfasis que se pone en el cambio de actitudes y valores, de la necesidad de unos paisajes y ecosistems sanos para el bienestar y de la reducció total del consumo y el despilfarro. Creo que es evidente que se abren ventanas de opotunidad cada vez más amplia para cambios culturales y sociales estructurales, dado el tono del informe. Ante todo esto quedan claras que hay incertidumbres importantes tanto a nivel técnico (como se ve en la figura 2) como a nivel de valores (incertidumbres tanto epistemológicas como metodológicas) cuando el informe plantea que es necesaria una transformación social importante que inevitablemente se topara con los valores del status quo, que hay que trascender. ¿Cómo podemos pues lidiar con estas limitaciones? Paso ahora al plano general de la Ciencia de la Sostenibilidad para discutir este tema.
Intervenciones para una gobernanza multinivel:
(1) incentivos y gestión de la capacidad:
(2) cooperación intersectorial:
(3) acción anticipativa,
(4) políticas de decision bajo resiliencia e incertidumbre
(5)leyes ambientales (regulaciones) e implementaciones
Puntos de actuación
(1) aceptar diversas cosmovisiones de lo que constituye una buena vida
(2) reducir el consumo total y el despilfarro
(3) "desatar" valores y acción
(4) reducir desigualdades
(5) inclusividad en la conservación (mujeres e indígenas principalmente)
(6) internalizar las externalidades y el telecoupling (término inglés para referirse a las relaciones de distancia en sistemas socioecológicos, por ejemplo el rol del comercio internacional en el impacto en biodiversidad)
(7) Asegurar la tecnología, innovación e inversión
(8) promover la generación y el compartir de la información así como la educación
Destaco el émfasis que se pone en el cambio de actitudes y valores, de la necesidad de unos paisajes y ecosistems sanos para el bienestar y de la reducció total del consumo y el despilfarro. Creo que es evidente que se abren ventanas de opotunidad cada vez más amplia para cambios culturales y sociales estructurales, dado el tono del informe. Ante todo esto quedan claras que hay incertidumbres importantes tanto a nivel técnico (como se ve en la figura 2) como a nivel de valores (incertidumbres tanto epistemológicas como metodológicas) cuando el informe plantea que es necesaria una transformación social importante que inevitablemente se topara con los valores del status quo, que hay que trascender. ¿Cómo podemos pues lidiar con estas limitaciones? Paso ahora al plano general de la Ciencia de la Sostenibilidad para discutir este tema.
Figura 1. Cambios necesarios para revetir la actual
trayectoria insostenible
Figura 3. Las principales causas de la actual trayectoria
de insostenibilidad global en relación a la pérdida de la biodiversidad
Figura 2. En
esta figura se ven claramente como existen incertidumbres asociadas a la propia
pérdida de biodiversidad y en las acciones que deben llevarse a cabo (como se
ve en los puntos 1.1 y 1.2 al reconocer que no hay certidumbre, por medio del
color amarillo) y en otros
casos existe ignorancia absoluta (especificado la casilla unknown de por ejemplo la aplicación de la ciencia de la
biodiversidad hasta la fecha o de la restauración de ecosistemas).
Figura 4. Riesgo de extinción global por especio de rojo (situación
más crítica) a verde oscuro (situación de menor preocupación), incluyendo un
tono gris donde los datos no son conclusivos (incertidumbre metodológica).
La Ciencia de la
Sostenibilidad parte de un supuesto normativo (político) y pragmático (orientado a la acción) de sostenibilidad (Kates et al.,
2001) y de ahí que se haya planteado que los valores y su asociado proyecto sociopolítico
son los que determinen el quehacer científico (esto es, debe proponer soluciones
concretas a problemas de sostenibilidad y no únicamente centrarse en investigación
básica) y no al revés, donde la ciencia legitima la política. Fue a través del
reconocimiento político ya desde el año 1972 con la primera conferencia sobre
temas ecológicos en Estocolmo y especialmente a partir de la publicación del
informe Brundtland en 1987 que se acabó formalizando (tarde y con prisas) una
disciplina científica formal centrada en la sostenibilidad que busca:
“Satisfacer las necesidades humanas
fundamentales al tiempo que se preservan los sistemas de soporte vital del
planeta tierra es la esencia del desarrollo sostenible, una idea que surgió a
principios de los años 80 desde perspectivas científicas sobre la relación
entre la naturaleza y la sociedad. Sin embargo, a fines de los años finales
y principios de los noventa, gran parte de la comunidad de ciencia y tecnología
se separó cada vez más de los procesos preponderantemente sociales y políticos
que estaban configurando la agenda del Desarrollo Sostenible".
Encontramos resonancias de esto en el informe sobre la biodiversidad cuando se enfatizan los valores y no meramente un conocimiento técnico, especialmente cuando se habla de diferentes cosmovisiones, de inclusividad y de desigualdad. Hay componentes morales, politicos y metafísicos presentados de forma más o menos explícita y eso debería hacernos reflexionar acerca del rol de la ciencia en este siglo XXI.
Mi trabajo actual consiste en tratar de axiomatizar la disciplina en base a lo publicado hasta ahora y luego criticarlo y proponer soluciones pragmáticas (es un trabajo extremadamente ambicioso y complejo que parte de una hipótesis de que hay demasiadas incoherencias y problemas epistemológicos y metodológicos y de que se está privilegiando un programa de investigación específicos, en términos Lakatonianos), con un trabajo entre camino entre la historigrafía, la filosofía de la ciencia, una revisión sistemática de literatura y un trabajo de entrevistar a expertos, para mostrar algunos de los puntos flacos y fuertes de esta, puesto que hipotetizo que pese a partir de supuestos ciertamente radicales (en el artículo fundacional se referencia a la ciencia postnormal, de la que luego hablaré en este artículo) hay ciertas líneas de investigación y pensamiento sesgadas que se han privilegiado. Sea como fuere la disciplina de la Ciencia de la Sostenibilidad se define de la siguiente manera (cojo la definición más reciente y actualizada de uno de sus cofundadores, William Clark):
Mi trabajo actual consiste en tratar de axiomatizar la disciplina en base a lo publicado hasta ahora y luego criticarlo y proponer soluciones pragmáticas (es un trabajo extremadamente ambicioso y complejo que parte de una hipótesis de que hay demasiadas incoherencias y problemas epistemológicos y metodológicos y de que se está privilegiando un programa de investigación específicos, en términos Lakatonianos), con un trabajo entre camino entre la historigrafía, la filosofía de la ciencia, una revisión sistemática de literatura y un trabajo de entrevistar a expertos, para mostrar algunos de los puntos flacos y fuertes de esta, puesto que hipotetizo que pese a partir de supuestos ciertamente radicales (en el artículo fundacional se referencia a la ciencia postnormal, de la que luego hablaré en este artículo) hay ciertas líneas de investigación y pensamiento sesgadas que se han privilegiado. Sea como fuere la disciplina de la Ciencia de la Sostenibilidad se define de la siguiente manera (cojo la definición más reciente y actualizada de uno de sus cofundadores, William Clark):
“La disciplina actual es un campo
emergente de lo que llamo investigación básica e innovación inspiradas por su
uso como fueron la ciencia agraria o de la salud tal y como emergieron donde muchos
científicos hacían economía agraria, genética de las plantas, ciencia del suelo
[…] y que finalmente se coordinan, cada uno desde su disciplina en un espacio
propio, para proveer consejos prácticos basados en criterios científicos por
ejemplo a agricultores. Así pues, se pueden empezar a compartir insighsts. Así pues,
ese uso se define por los problemas que aborda más allá de sus fundamentos
disciplinarios que para nosotros y por definición es el desarrollo sostenible”.
Aquí pues se pone de manifiesto el componente pragmático de la disciplina
con el que he comenzado el apartado. Se presenta el proyecto sociopolítico de
forma explícita, a diferencia de como se ha conceptualizado la ciencia moderna
en la que los descubrimientos e invenciones “objetivos” supuestamente libres de
sesgos políticos son los que deben ir guiando un progreso imparable y lineal
hacia el fin de la historia. En este contexto se reconoce que:
“Se lleva a cabo en un contexto integrativo
de investigación básica de los sistemas humano-naturaleza desde las ciencias
naturales, sociales, médicas e ingenieriles, las humanidades y que se basa en
un conjunto de teorías y metodologías, modelos diversas que sean útiles para la
definición de los problemas y no como acto de necesidad”
Aquí se pone de manifiesto
un pluralismo científico o multi e interdisciplinariedad siempre sujeto a un principio pragmático y funcional al
desarrollo sostenible que se desarrolla aún más cuando se afirma que la
disciplina:
“Está comprometida a conectar el conocimiento
con la acción a través del diseño, implementación, adaptación de tecnologías,
prácticas y políticas en un ambiente de coproducción en el que no somos nosotros los expertos los que te
decimos lo que tienes que hacer sino que trabajamos con pioneros practicantes
que tienen su propia experiencia y experiencia y conocimiento experto y traemos
un conocimiento desde el lujo de la academia desvinculada de manera que en un
buen día ambos podemos ser dueños de esta coproducción”.
Queda claro el reconocimiento de la importancia de generar sinergias con
activistas y pioneros del cambio tecnológico, institucional, psicocultural y no
estar desvinculados de dichos procesos “sobre el terreno”. De hecho, una de mis
asignaturas durante el máster de Ciencia de la Sostenibilidad en Lund fue el de
llevar a la práctica en un proyecto concreto lo que íbamos aprendiendo a medida
que avanzaba el curso siempre en permanente tensión entre las teorías y métodos
aprendidos y el propio proyecto (tensión ying-yang activismo ciencia). En este
contexto y como dice Clark el objetivo de los científicos debe ser que
“El rol de la Ciencia de la Sostenibilidad debe ser el de un agitador informativo para
la transformación del BAU que se necesitará para el desarrollo sostenible y así
informar a los agitadores y transmitirles tanto como se pueda que no pierdan su
tiempo y esfuerzo valioso en cosas que no hacen ninguna diferencia, como muchos
hicimos cuando defendíamos el establecimiento de porcentajes para los
biocombustibles cuando más de uno deberíamos haber sido capaces de hacer un estudio
en tres tardes. Necesitamos informar a los agitadores en primera línea que cuestionan al BAU, el cual no es equitativo en la producción de bienestar es consistente con
las trayectorias (sostenibles) de la actividad humana en el planeta”.
Finalmente se plantea
como el discurso del desarrollo sostenible es una contraposición al BAU, algo
que yo pongo en duda, sabiendo que en la redacción de los objetivos
participaron actores con mucho poder e intereses privados y se plantea el
arriesgado rol como Científico de la Sostenibilidad:
“El desarrollo sostenible no es meramente técnico,
sino que es fundamentalmente político y distributivo y por eso si eres un
Científico de la Sostenibilidad hoy, casi seguro que vas a ser golpeado por
intereses que no quieren el tipo de conocimiento que aportamos y eso significa llevar
a cabo la investigación de forma radicalmente diferente a otras ciencias donde
tienes que estar preparado para ir a la guerra y mostrarte políticamente
espabilado”.
En todo este contexto,
además, se deben aceptar la pluralidad de perspectivas en relación al
bienestar:
“Tu definición de lo que es una
buena vida es diferente de la mía y la que tenían tus abuelos o van a tener tus
nietos va a ser ciertamente diferente y donde el pluralismo está a la orden del
día”.
Esta definición choca con los intentos de tratar de axiomatizar una serie
de necesidades de lo que constituye una buena vida y se aproxima bastante a la
perspectiva postmoderna de las sociedades liberales con su idea de diversidad
cosmopolita y relativismo. Este es uno de los puntos seguramente
controvertidos. Aceptando un cierto nivel de pluralidad, con el que muchos
estamos de acuerdo, ¿Dónde ponemos el límite? Clark dice que en el momento que
tu desarrollo no permite el desarrollo de otros y no se compatible con una
trayectoria sostenible que no socave la vida del planeta, tu definición de buena
vida ya no es aceptable políticamente. Aquí entramos en un tema delicado porque
no es posible definir inequívocamente cuanto “desarrollo” puede sostener el
planeta o que desarrollo es compatible con los valores más o menos antropocéntricos/biocéntricos
de un individuo o colectivo concreto, ni por tanto que estilos de vida serán
posibles a medio y largo plazo y porque actualmente unos pocos son la miseria
de muchos otros.
Así pues y a modo de resumen, la Ciencia de la Sostenibilidad aspira a una
tensión que es tanto aplicado y definida por sus problemas como por la búsqueda
de una comprensión fundamental de las relaciones naturaleza-ser humano. William
Clark usa la metáfora de Louis Pasteur a este enfoque y lo ilustra con la
siguiente tabla y cita:
“El señor Pasteur vivió en este
cuadrante cuando en su autobiografía dijo que estoy donde estoy hoy pasando las
mañanas en el laboratorio, inventando la teoría
de microbiana de la enfermedad y mis tardes hablando con
veterinarios, pastores y lecheras para tratar de entender que causaba ciertos
patrones de mortandad y enfermada y es está habilidad de ir de un lado al otro
el que le llevó a desarrollar los avances que desarrolló”.
Figura 5. William Clark y la ciencia pragmático-básica de la Sostenibilidad.
De toda esta exposición y
del artículo fundacional de 2001, en el que William Clark participa, se propusieron (en 2003) tres principios
importantes para el control de calidad de la ciencia: prominencia (del
inglés saliency), legitimidad y
credibilidad.
Históricamente los científicos, managers y académicos de la ciencia, la
tecnología y la toma de decisiones se han centrado en la credibilidad – como crear
información autoritativamente, en la que se pueda confiar y creer (D. Cash et al.,
2003, pp. 2) y que apele por tanto a certezas objetivas
asumidas como verdades universales.
Dicha concepción parece ya inconcebible visto el registro de incertidumbres
y de problemas que la misma ciencia ha ocasionado (como la producción de gases
usadas en el holocausto, los coches que fueron concebidos entre otras cosas
para solventar el problema de la contaminación por excrementos de caballos en
las ciudades, las bombas nucleares o los aerosoles que contribuyeron al agujero
de la capa de ozono). Es decir, la propia ciencia, con sus invenciones
tecnológicas pasa a generar incertidumbre y daños potencialmente catastróficos
y se mueve en un ámbito en el que hay un grado importante de ignorancia e incertidumbre
no cuantificable y en el que entran en juego conflictos de valoración y dilemas
morales que a menudo tiene que ver con concepciones del riesgo que se quiere
asumir y de la propia cosmovisión de una sociedad. Este caso tiene especial relevancia
en cuestiones globales como el de las políticas de conservación o el cambio
climático. Como dicen Jerome Ravetz y Silvio Funtowicz:
“El estudio de la ética de pronto ha
recibido un nuevo estímulo. La conexión íntima entre las incertidumbres
cognoscitivas y éticas se ve bien ilustrada por el problema de la extinción de
especies, ya sea en particular o a una escala global. Es imposible producir una
racionalidad simple para atribuirla a los derechos de la gente que se
beneficiaría con algún tipo de desarrollo y de una especie animal o vegetal que
podría ser dañada (Funtowicz & Ravetz, 2000,
pp. 52)”
Lo mismo ocurre en el
caso de las políticas de mitigación para la posible subida del nivel del mar o
de la mayor frecuencia de eventos climáticos extremos. ¿Se deben tener en cuenta
los peores escenarios a la hora de evaluar políticas? ¿Está la sociedad
dispuesta asumir más o menos riesgos y cambios drásticos de comportamiento?
¿Está legitimada la sociedad para decidir cuando los mayores impactos recaen en
seres humanos que no pueden votar? ¿Quién decide que es más valioso preservar o
qué no y en base a qué criterio?
En este contexto hay que
señalar varias cosas:
- El criterio de credibilidad científica basado en la creación de
certezas universales y deterministas se
ve debilitado y podríamos decir que todos los problemas graves de
sostenibilidad tienen altos componentes de incertidumbre y dilemas morales de
valoración ineludibles.
- Entre los problemas de
incertidumbre uno de los más importante es que la ciencia pasa a ser una generadora de riesgos potencialmente catastróficos
(residuos nucleares, objetivos modificados genéticamente, geoingeniería a gran
escala, instalación masiva de renovables sin criterios claros de reciclaje) por
lo que se requiere una operacionalización del principio de precaución pero que
al mismo tiempo entra en conflicto con el principio de acción pragmática, puesto
que se está en una situación de lock-in sistémico que requiere cambios urgentes
y rápidos. Se llega pues a situaciones
donde impera la paradoja y la propia incoherencia.
- Un criterio de demarcación duro apelando a un criterio universal de verificación o falsificación, como pretendía
el proyecto del Positivismo Lógico del círculo de Viena o del mismo Karl Popper
respectivamente, no es defendible
dado que, y como dijo Latour en 1988, el laboratorio ya no invade a la naturaleza,
sino que esta se reapropia del laboratorio.
- No es defendible una
ciencia que no tenga criterios
normativos preanalíticos basados en jerarquías
de valores, como muestra la cita anterior porque existen dilemas (¿satisfacemos más las necesidades humanas o dejamos más espacio a la biosfera?)
- Estos conflictos de
valores y pérdida de credibilidad (o manifestación más explícita) llevan a que cobre
mayor valor la significación subjetiva,
una representatividad no equivalente de múltiples perspectivas (donde la
ciencia no es la única fuente de conocimiento), el marco semiótico-simbólico
dirigido no a una racionalidad basada en criterios lógico-empíricos sino más
bien en criterios evolutivos de útil/no útil (pragmatismo). En este contexto no
se puedan aparcar debates éticos,
estéticos o de tipos de conocimiento alternativos. Es evidente el peligro
aquí de caer en un postmodernismo que ponga al mismo nivel a distintos tipos de
conocimiento por lo que se requieren criterios
de calidad para el conocimiento científico que vayan más allá de los
tradicionales de revisión de pares, método hipotético-deductivo… y otros tipos
de conocimiento, así como sus implicaciones (mas sobre esto en otro
artículo).
- La Ciencia que lidia
con dichos problemas se convierte en un
instrumento de acción y por lo tanto debe asumir una posición filosófica pragmática. En Ciencia de la Sostenibilidad se
habla cada vez más de científicos-activistas y no de agentes imparciales y se
define axiomáticamente como orientada a la resolución de problemas y a la acción”.
- No es posible hablar de hechos duros y se pasa a un terreno de hechos
blandos, donde entonces se justifica la participación de “comunidades de pares extendidas” y aparecen
términos como el de “ciencia ciudadana”, como muestra el caso de la
epidemiología popular que ha ayudado en algunos casos, mediante participación ciudadana,
a identificar problemas de salud que la ciencia en este caso por limitaciones
en su conocimiento, no es capaz de identificar. UN ejemplo es el de “Mal de
Lyme” donde ciudadanos en un ámbito local identificaron un patrón a partir de
un conjunto vago de síntomas que luego se acabó clasificando como una enfermedad
previamente desconocida.
- En algunos casos se empieza a asumir que la propia cosmovisión científica ha impedido o ha negado ciertas líneas
de investigación por ser incompatibles con sus axiomas y programas embedidas en
un proyecto social mayor. Pienso aquí en las aportaciones postmodernas de
algunas filósofas de la ciencia feministas al considerar esta como política
como Geneviere Lloyd cuando defiende que la ciencia ilustrada se puede entender
desde la perspectiva de Francis Bacon como un matrimonio con la naturaleza,
donde esta toma forma de mujer y que por tanto debe ser respetada pero también controlada
o en la demostración de Sarah Blaffer Hardy de como el sesgo masculino en la subdisciplina
de la primatología mostraba a las hembras como pasivas y sin estrategias
evolutivas para seleccionar al mejor macho (Godfrey-Smith,
2003, pp. 140). Pienso también en las recientes investigaciones
de Stefano Mancuso y su equipo en el que se demuestra la gran complejidad
comunicativa e inteligencia en el mundo de las plantas (versus el conocimiento
típicamente reduccionista y fragmentario de la biología y la taxonomía) o en
las potenciales aplicaciones (también en relación a los cambios de actitudes antiecológicos)
de los enteógenos como sabiduría ancestral que siguen siendo hoy en día
perseguidos o mal regulados y que ha acabado en una injustificable guerra
contra las drogas que paradójicamente ha generado más drogadictos. Pienso finalmente
en el privilegio de ciertas líneas de investigación en agricultura que apuestan
por los Organismos modificados genéticamente y la agricultura de alta precisión
(u optimizadora) vs. técnicas que combinen conocimientos agroecológicos con otros
de sabiduría indígena y popular.
Para concluir por tanto y
cerrando el círculo queda debilitada una cosmovisión realista de la ciencia
cuyo objetivo fundamental es el de “describir la estructura real del mundo en
el que vivimos” de manera independiente a nuestros pensamientos o acciones. Un
realista como Peter Gofrey-Smith por ejemplo ha modificado esta máxima de la
postura epistemológica realista a lo que él llama “Realismo del sentido común naturalizado”
en el que afirma que:
Todos habitamos una realidad común,
con una estructura independiente de lo que la gente piensa y dice, excepto en
el caso en que la realidad también está compuesta por pensamientos, teorías y
otros simboles y excepto en el caso en que la realidad es dependiente de
pensamientos, teorías y otros símbolos en maneras en que la ciencia puede descubrir”.
El debate pues acaba en un terreno de optimistas versus pesimistas científicos
pero creo que incluso una elaboración pesimista del realismo como la que
presento arriba, de un realista escéptico como Peter-Godfrey Smith no es justificable
por lo menos en el terreno de la Ciencia de la Sostenibilidad donde hay que ir
más allá de la descripción y la explicación de fenómenos al terreno de la
acción bajo incertidumbre y donde se demuestra como las intervenciones del observador
(la propia ciencia) afectan en gran medida a lo observado y que la racionalidad
pasa por un criterio evolutivo de supervivencia pragmático y cargado de dilemas
técnicos, éticos y estéticos, criterios de inconmensurabilidad de valores vaya.
Parafraseando a John D. Liu “quizás debemos dejar de querer acumular más y mas
información y pasar a la acción para regenerar el daño ecológico que hemos
hecho” y del cual la ciencia, con infamias como la de la revolución verde o la
propia teoría económica neoclásica tecnocrática, ha participado de forma fundamentalmente
hegemónica en la actual crisis sistémica.
Volviendo pues a los tres criterios que he planteado al inicio del apartado
y asumiendo que la ciencia es generadora de incertidumbres con escenarios
potencialmente catastróficos para muchos agentes y con urgencia en la toma de
decisiones se requiere también que haya la prominencia, definida
como la relevancia informativa para
quienes toman decisiones y a quienes les afectan, que pueden ser políticos,
activistas o emprendedores (entre otros) y la legitimidad, que apela a la justicia el proceso de producción de
información y si considera los valores, perspectivas y preocupaciones de los
distintos actores (D. Cash et al.,
2003, pp. 3)
La cosa pues se complica
y se dan situaciones como la que comentan Cash y que se han dado en el contexto
de meta-estudios científicos sobre la bidoversidad y el cambio climático, como
el presentado en este artículo :
"Prestar demasiada poca atención a la
importancia se ejemplifica en el caso de la Evaluación de la biodiversidad
mundial, en la que la audiencia principal (partes del Convenio sobre la
diversidad biológica) tenía poco interés en los tipos de preguntas que los
evaluadores hacían. La información relevante para su toma de decisiones no se
produjo y la evaluación fue ignorada en gran medida por la audiencia prevista.
Del mismo modo, en las primeras etapas del IPCC se observa un enfoque muy
pequeño sobre la legitimidad, en el que los países en desarrollo participantes
comenzaron a cuestionar la falta de científicos y perspectivas del tercer mundo
en el proceso de evaluación."
En este sentido el foco de atención pasa a la organización e
institucionalización para deliberar y llegar a consensos prácticos en un
proceso creíble prominente y legítimo de los distintos tipos de incertezas
(término general que acuño para referirme a los distintas tipos de incertidumbre:
el riesgo que es cuantificable, la incertidumbre que no es cuantificable, el indeterminismo
que presentan varias alternativas, la ignorancia en la que no sabemos ni tan
solo lo que sabemos o no sabemos o la ambigüedad que está asociada a los
valores, moralidad, estética no equivalente). Se plantea pues lo siguiente:
"¿Cuáles son los tipos de estructuras
y estrategias organizativas que ayudan efectivamente a administrar los límites
para vincular la ciencia y tecnología destacadas, creíbles y legítimas a la
toma de decisiones para el desarrollo sostenible?"
Todavía es pronto para saber si el siguiente informe, que se ha publicado
de forma preliminar, es creíble, prominente y legítimo o si tiene algunos
defectos importantes como los que se dieron en proyectos de este calibre en el
pasado, como apuntan Cash y otros en la cita de arriba sobre el IPCC y el Análisis
de Biodiversidad Global, pero la narrativa usada y el procedimiento creo que si
dan motivos para ser más optimistas. Las incertidumbres, como en el caso del
IPCC, se presentan de forma relativamente transparente, aunque estaría bien
utilizar alguna metodología específica como la que proporciona la ciencia
postnormal con su aproximación NUSAP. Además, el enfoque plantea soluciones
dado que la plataforma parte ya de un supuesto pragmático (mayor que el del
IPCC), si bien generales (como no podía ser de otra manera en un informe así),
parecen ser coherentes con la idea pragmática de inspiración basada en su uso
que plantea la Ciencia de la Sostenibilidad y la Ciencia Postnormal donde, no
me canso de repetirlo, donde los factores inciertos,
hay valores en disputa, los riesgos son altos y las decisiones
urgentes.
4. La Deflactación
o hinchazón de incertidumbres para forzar consensos
Una vez presentados
algunos ejemplos de incertidumbre en el apartado anterior y haber mostrado muy
brevemente sus tipos, me atreve a presentar tres maneras de gestionar la incertidumbre
y para eso quisiera que el lector se imaginara un globo, que uso como metáfora:
1) Deflactación: negándola para poder forzar tu punto de vista a un consenso que movilice
hacia una acción determinista y concreta, de axiomas bastante cerrados. El globo
se queda sin aire y el espacio de acción queda muy reducido.
2) Hinchazón: Amplificándola para generar dudas que desmovilicen. El globo se hincha
para generar divisiones y negar significaciones y propósitos a una escala para
que el status quo no sea cuestionado.
3) Homeostasis: reconocimiento de los distintos tipos de incertidumbres e ignorancia
asociado a los procesos de análisis científicos y de definición pre-analítica
de valores y propósitos en una sociedad muy compleja y de valores inciertos y
en conflicto como la nuestra.
El primer tipo de estrategia es a menudo usado por científicos del
paradigma reduccionista ilustrado-moderno, como es el caso del cambio climático
cuando se invoca un clima de urgencia para luego trasladar modelos inciertos a
análisis coste-beneficio que justifiquen ciertas intervenciones “urgentes” y
que suelen ir acompañadas de soluciones deterministas y tecnocráticas
compatibles con el actual status quo económico, político y científico (implementación
de un mix inequívoco de renovables a gran escala, geoingeniería a gran escala,
agricultura de precisión y OMG…). Este tipo de análisis ha llevado, como ya
expliqué en otro artículo, a que 111 de los 114 modelos predictivos del IPCC
fallaran y que después al trasladarse a análisis costo-beneficio economicistas estas
incertidumbres se multiplicaran todavía más al tratar de cuantificar daños en
términos monetarios (ver aquí).
Zora Kovacic explica esta visión
reduccionista de la ciencia predictiva moderna magníficamente en un artículo de su blog sobre la teoría de la complejidad y la
gobernanza de la ciencia. El reduccionismo científico (1) supone la presunción
de un conocimiento completo reducido a un mecanismo observado en un mundo
externo objetivo e independiente de la existencia humana done (2) los análisis
se hacen a partir de sus componentes y (3) basado en la noción de predicción y
control que habla “truth to power”
(la verdad al poder) como dicen en inglés, acerca de la realidad.
En el tema de la biodiversidad
que ocupa este articulo quisiera destacar y terminar con las declaraciones de una
de sus autoras principales del informe. Patricia Miroslavich. El reportero, de
France 24 horas en inglés, Delano D’Souza le pregunta que es lo fundamental
para poder llevar a cabo este cambio transformador a lo que lo que Patricia
contesta que debemos llevar a cabo las tres I’s: Integración, Innovación e Información
“El cambio transformador ya ha
empezado en muchos lugares y básicamente consiste en transformaciones profundas en la manera en que pensamos y hacemos
como sociedad. No es únicamente económica y políticamente sino de cada aspecto de nuestra sociedad y
para ello quisiera hablar de tres I’es.”
Estas tres I’s son: integración, innovación e
información:
- Información “Sabemos lo que sabemos porque hay
gente que ha estado monitorizando la biodiversidad tierra y lo océanos. La
única manera de obtener información es a través del monitoreo para entender y
poder informar a los managers y políticos para tomar decisiones informadas”
- Integrar: “a todos los actores relevantes (stakeholders
en inglés): ciudadanos, gobiernos, científicos, managers, la industria…
- Innovación: “tenemos mucho que aprender de
tecnologías pasadas, pero también de las nuevas tecnologías que sean más
sostenibles.”
Fijémonos en como a pesar
de empezar el discurso con el reconocimiento de existe la necesidad de cambiar
de manera de pensar y hacer, se acaban cayendo en tópicos reduccionistas que
analizaré con más detalle en el apartado 3. El discurso de Patricia se resume
de la siguiente maneta:
INFORMACIÓN à CONSENSO à INNOVACIÓN
O de forma más ampliada:
identificar el problema à análisis técnico à llegar a consensos inequívocos
donde todos los grupos de interés relevantes sean tomados en cuenta y haya una
integración a nivel de políticas à las
soluciones pasan por la tecnología innovadora
¿Y las líneas rojas? ¿Y si no
queremos ser integrados a cualquier precio y hay escenarios opuestos a nivel de
valores y de implementación tecnológica como en el caso de la agricultura o de
la regeneración de ecosistemas? ¿Reducimos la acción práctica a la tecnología o
ampliamos el debate a regulaciones, mandatos tecnológicos, innovaciones
sociales y culturales, cambios psicológicos e institucionales? ¿Nos falta
siempre información o debemos aprender a actuar bajo incertidumbres e información
incompleta de forma urgente?
Entiendo que el informe
es mucho más cauto que la autora, pero es de destacar que cuando se quieren lanzar
mensajes cortos y directos se tienda siempre a acudir a este tipo de ecuación, que
como explicaré en la segunda parte de este artículo, pudimos ver en el debate
Carlos de Castro/Pedro Pietro vs. Antonio García Olivares.
5. Conclusión: la edad de la rebelión, la regeneración
y de la remetabolización (y del
decrecimiento y del colapso de prácticas, instituciones y sectores nocivos).
Como ya introduje en un pasado artículo se requieren dos marcos de acción
transformadora del actual sistema insostenible global, (1) uno que trate de
salir de los lock-ins sistémicos (transición energética y en todos los sectores
en que esta es necesaria con un análisis integrado, por ejemplo) a través de un
proceso coordinado de remetabolización con varios principios generales que por
necesidad va a ser incierto y que abrirá distintos escenarios y por otro lado
uno de (2) regeneración ecosistémica y de la biosfera de forma más general que
nos pueda acercar a una organización más de acorde con la ecología (como propone
el bioregionalismo), mas sensible a identidades y prácticas locales (a distintas
escalas) y que además acepte la sabiduría y cosmovisión de ciertas tradiciones populares
e indígenas. Meta-informes como este parece ir en esa dirección y la “gran
tarea de nuestro tiempo”, parafraseando a John D. Liu debe ser la de ser capaces
de generar nuevos valores y prácticas que satisfagan nuestras necesidades y a la
vez que tengan una función ecológica clara (a diferencia del actual sistema),
como si de unas terminas que se coordinan para trabajar para el termitero, sin descuidar
su propia reproducción y necesidades particulares.
Creo que a final se han llegado a situaciones rocambolescas en sectores que
buscan forzar consensos y modelos, como la siguiente, afirmación de Santiago
Muiño (que para ser justos hay que decir que ha sido uno de los pocos que ha
hecho autocrítica dentro del colapsismo) que creo que se ve muy reflejada en
los análisis reduccionistas que dejaré para un próximo artículo de autores como
Carlos de Castro, que tienden a deflactar incertidumbres en base a análisis poco
creíbles (usando indicadores de la TRE como intento, a mi ver, de falsificación
general de una transición renovables que no lleve al colapso o a una situación de
descenso dramático imposible de operacionalizar a escalas espaciotemporales relevantes):
"El siglo XXI será un siglo marcado
por una dinámica ecosocial desgarradora: un
descenso obligatorio de nuestra capacidad de producir y consumir"
A la vez que se reconoce que:
"todavía nos movemos en un marco teórico deficiente a la hora de abordar la
enorme complejidad de las interacciones sociedad-ecosistemas"
Pero la sociedad avanza y no podemos esperar a tener marcos teóricos mejores (que los tendremos) sino que hay que actuar de alguna manera. ¿Cómo hacerlo? Esta es la gran dificultad. El informe sobre la biodiversidad creo que empieza a reconocer (aunque implícitamente) la importancia de reconocer como la ciencia está embedida en un proyecto político y moral mayor, la importancia de la creatividad e imaginación (giro postmoderno estético) y no al revés donde la ciencia, con una perspectiva realista, va "mostrando" la realidad y generando moralidad y técnica universales. Todo esto lleva a contradicciones irreconciliables en la ciencia moderna, como han apuntado autores como Kuhn y los post-kuhnianos de la ciencia postnormal, Feyerbard con su defensa de la imaginación caótica en el proceso científico o a los mismos pragmáticos (que siguen siendo desafortunadamente olvidados aunque cuyas raíces son visibles con los supuestos de "inspiración en el uso" de la Ciencia de la Sostenibilidad o del punto del informe de biodiversidad que habla de valores y acción).
Es en el reconocimiento de este tipo de contradicciones y de una epistemología y cosmovisión que aspire a trascender lo más negativo del actual sistema pero que no acabe siendo funcional a él (ni se defina en términos esencialmente antisistema como hacen ámbitos como la revista 15-15-15 o como hace fundamentalmente el decrecimiento, perdiendo demasiado tiempo en quedarse en luchas futiles a mi ver), es en los discursos y mediadas pragmáticas que se rebelan, que regeneran y que plantean escenarios de remetabolización incremental (y radical en situaciones de crisis profundas), donde algunos creemos que encontraremos un escenario transformador más deseable para todos y todas y no en el planteamiento de narrativas que, a través de la urgencia, intentan imponer unas prácticas políticas y unos valores de los que muchos vemos con recelo.
Es en el reconocimiento de este tipo de contradicciones y de una epistemología y cosmovisión que aspire a trascender lo más negativo del actual sistema pero que no acabe siendo funcional a él (ni se defina en términos esencialmente antisistema como hacen ámbitos como la revista 15-15-15 o como hace fundamentalmente el decrecimiento, perdiendo demasiado tiempo en quedarse en luchas futiles a mi ver), es en los discursos y mediadas pragmáticas que se rebelan, que regeneran y que plantean escenarios de remetabolización incremental (y radical en situaciones de crisis profundas), donde algunos creemos que encontraremos un escenario transformador más deseable para todos y todas y no en el planteamiento de narrativas que, a través de la urgencia, intentan imponer unas prácticas políticas y unos valores de los que muchos vemos con recelo.
Referencias
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Un texto muy interesante y sintetico. en la medida que realmente logremos esa regeneración ecosistemica podremos adaptar nuestras sociedades al cambio de paradigma que necesitamos para afrontar los cambios que urge emprender, a mi modo de ver y actuar esa es la clave de bóveda sobre la que se asentará todo el resto del edificio.
ResponderEliminarGracias por tu aportación y espero que sea fructífero el recorrido
Gracias Jorge... Pues en eso estamos. Hay que actuar en múltiples frentes. Grupos como extinción rebelión se rebelan y denuncian, grupos como el de Ecosystem Restoration Camps trabajan en el tema de la regeneración, con el proyecto del altiplano como pionero en el mundo... Nos falta institucionalizar mejor la ciencia, que gane en consistencia y además institucionalizar prácticas que conecten mejor científicos con agitadores-activistas, sector público y emprendedores/inovadores, y hacer las cosas desde la transparencia y el rigor.
EliminarVeo que tu y tu organización, AVIRUECO estais en la acción directa que podríamos llamar de regeneración pero parece que el blog ya no es activo. ¿Cómo va el proyecto?
La asociación está en una fase de transición, hay dos compañeros que se fueron por cuestiones laborales. Yo ando centrado con el desarrollo del proyecto agroforestal y divulgación presencial a escala local, no me da el tiempo para tener activo el blog.
ResponderEliminarSin duda que tenemos una o dos décadas por delante claves para frenar la dinámica de decadencia que arrastramos y ahí tenemos que estar trabajando en todos los frentes.
Qué sea provechosa la serie de posts, un saludo
He leído con interés esta entrada y espero poder leer las siguientes después del verano. Eso sí, me gustaría sabe el nombre el autor. Solo he encontrado Rcarles y con eso no es suficiente.
ResponderEliminarFélix Garcia Moriyón. felix.garciamoriyon@gmail.com