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lunes, 23 de febrero de 2015

Democracia deliberativa en la historia: el Concejo abierto


 Es habitual, cuando se habla de democracia, mencionar el sistema ateniense y el parlamentarismo moderno como ejemplos, únicos, de tal sistema de gobierno.

Esto, sin embargo, supone un olvido, por desconocimiento o deliberado, de otras formas de democracia que han existido en la historia y, entre ellas una muy destacada ,superior a la democracia ateniense y a la parlamentaria actual, que rompe con la visión ortodoxa sobre la Edad Media como época oscura, de represión y opresión feudal.

Se trata del Concejo abierto, asambleas de vecinos de las localidades que se autogobernaban en los reinos cristianos de la Alta Edad Media, época en la que apareció esta forma de democracia .Sus orígenes aún son confusos, para algunos procede de la Asamblea Pública de Vecinos visigoda, para otros es una creación específica que junta una visión cristiana revolucionaria, la del monacato cristiano revolucionario con la vida y formas de organización comunal de los pueblos del Norte de la Península, escasamente romanizados.

En estas Asambleas el vecindario decidía sobre el aprovechamiento comunal de prados, bosques, molinos, regadío, hornos… pero también englobaba funciones administrativas y judiciales e incluso militares, las milicias concejiles, que también se regían por principios democráticos y de rotatividad de cargos. Pero no sólo se trataba sobre los bienes materiales, que en su mayoría eran comunales, no privados-ni estatales, los ahora mal llamados públicos-, sino que en Concejos extraordinarios se intentaban solucionar los conflictos vecinales dialogando. El sistema de Concejo Abierto, por tanto, favorecía la hermandad, el afecto, la generosidad, el servicio mutuo. Es decir unía la satisfacción de las necesidades materiales con las inmateriales, algo que ha roto el mundo moderno y sus cosmovisiones triunfantes limitadas sólo a lo material, y a pedir a los mandantes bienes, servicios y derechos, lo cual explica mucho de nuestro fracaso.

Eran muy importantes, por tanto, en la cosmovisión concejil, los trabajos comunitarios o facenderas, labores de utilidad común como limpiar fuentes o caminos entre otros. Incluso la fiesta popular, en la que se era creador, en vez de mero espectador y consumidor, es una característica interesante que lo diferencia de la diversión en gran medida degradante de nuestras sociedades.

La comunidad concejil tenía una fuerte base ecológica, consistente en tener claro que no se podía sacar más de la naturaleza que su tasa de renovación, ni introducir más residuos que su capacidad para asimilarlos.

La regulación de la vida colectiva se hacía con un mínimo de normas y leyes, el derecho consuetudinario, que escrito son los famosos fueros, consagrando prerrogativas inalienables a la persona individual, con lo que el colectivismo económico no iba unido a una eliminación de las libertades individuales.

La aceptación de un poder real, que fue expandiendo su poder, y la falta de una visión global, que posibilitara una federación de comunidades concejiles, fueron, entre otros factores, causas de su decadencia hasta su casi definitiva eliminación actual. No obstante, su conocimiento y estudio puede servirnos, no de copia, pero sí de inspiración para un proyecto de transformación social.





lunes, 16 de febrero de 2015

El petróleo, la deuda y el cenit de la exergía


El precio del barril de petróleo Brent ha pasado desde mediados de junio de 2014 de 115 $ hasta menos 50 $ a finales de enero remontando hasta los 60$ durante el transcurso de febrero, lo que en términos porcentuales es un disminución de casi el 50% sobre los máximos. Es una caída muy significativa en un período relativamente corto de tiempo.


Han surgido múltiples interpretaciones sobre las causas de la caída. Las relacionadas con la geopolítica son las más populares en los medios de comunicación, donde los expertos desgranan los motivos porque tal país u organización ha trazado un plan o estrategia para perjudicar a otros. Una de las más socorridas es que la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) deseosa de acabar con la competencia de los llamados petróleos marginales como el tight oil o las arenas bituminosas del Canada, ante el aumento del volumen de producción no han reducido la suya para que el precio bajara por exceso de oferta ante una demanda relativamente estable. Ese precio, se supone debe perjudicar a los productores de los petróleos marginales ya que sus costes de producción son superiores. Además, los principales países exportadores, especialmente Arabia Saudí y Kuwait tienen unos profundos bolsillos que les permiten aguantar durante un largo período precios bajos, cosa que no ocurre con muchos de sus competidores. Está es sólo una de las interpretaciones, otras involucran a Irán o Rusia. No es mi intención hacer un recuento exhaustivo de las mismas, ya que creo que no tienen relación directa con el precio del petroleo.

Estas interpretaciones, tienen en común, la creencia de que Arabia Saudí tiene posibilidad de aumentar o disminuir su producción a voluntad, siendo la que con sus reservas y capacidad de producción tiene la llave para fijar el precio del mercado. Sin embargo, si ello hubiera sido cierto en algún momento, ahora no lo es. Arabia Saudí produce esencialmente dentro de su capacidad y, no tiene margen sustancial para aumentar la producción. Si que es cierto que puede disminuirla, pero eso supondría una pérdida de cuota de mercado que no parece dispuesta a permitir, al menos, no de forma importante. Las principales áreas de extracción de Arabia Saudí están en declive, principalmente el campo de Ghawar el mayor del mundo en explotación desde 1951, con una disminución anual a pesar de los métodos de recuperación aumentada, mediante inyección de gas (EOR), de más de un 5%.

El máximo de producción del petróleo convencional se produjo en algún momento de la década pasada, posiblemente entre 2005 y 2008. Pero lo cierto, es que la entrada de los petróleos no convencionales ha supuesto que el volumen total de extracción de petróleo no sólo no haya disminuido sino que haya aumentado, aunque a un ritmo más lento.



Llama la atención que el petróleo que es esencialmente una fuente de energía se mida en volumen ya que la energía tiene sus propias unidades en diferentes sistemas de medición, como el julio o el kilovatio hora. El volumen no nos informa de la energía, porqué además de diferentes tipos de crudos sumamos otras cosas para totalizarlas en el concepto “all liquids”. Esos otros líquidos difieren sustancialmente en su contenido energético. La medición en volumen es útil para manipular los datos y crear la ilusión de un aumento de la energía que se aporta al sistema económico. Para la economía lo decisivo es la capacidad de generar trabajo útil, la exergía sobre la que volveremos posteriormente. Precisar que también hay otros factores relativos a la versatilidad de las fuentes para obtener vectores para el consumo que son importantes, especialmente cuando hablamos del petróleo, la más versátil de todas las fuentes primarias.

Además, de las razones geopolíticas también se aducen razones con base económica a las que podemos agrupar en lo que denominaremos cenit de demanda virtuoso. El virtuosismo consiste en que la bajada del precio tiene como causa la progresiva sustitución del petróleo por otras fuentes de energía. En el cenit de demanda juega un papel esencial el progreso tecnológico que nos permite continuar con el crecimiento económico ya que aunque existen escaseces particulares, estas son temporales y el sistema de precios que nos proporciona el libre mercado realiza su magia. ¿En que consiste la magia?. En primer lugar, los precios elevados incentivan la investigación y el desarrollo de alternativas que con precios bajos no tenían sentido económico. En segundo lugar, una vez desarrolladas las alternativas y, a medida que se integran en la producción económica, la necesidad de petróleo disminuye por lo que el precio cae. El anterior relato es el que se ajusta al pensamiento económico dominante y, de ser cierto, constituiría un respaldo a sus tesis. Para el pensamiento económico dominante no hay limitaciones ni de recursos, en general, ni de sumideros para los residuos, cualquier preocupación al respecto es absurda. Respecto a los sumideros o los sistemas ecológicos que permiten el reciclaje, siempre es posible su sustitución por capital hecho por el hombre, además, cuanto más ricos seamos más fácil será abordar cualquier problema y solucionarlo mediante la tecnología. Esta visión naíf es desconocedora de la complejidad de los sistemas y fruto del reduccionismo de la economía neoclásica y, de su apego al método deductivo a partir de unas hipótesis incontrovertibles que no necesitan contraste con la realidad. Nuestro problema es que esta visión es la que conforma las políticas económicas, que en palabras de Herman Daly nos conducen al crecimiento antieconómico y nos sitúan paulatinamente en peor posición para afrontar los retos del futuro.

Es cierto, que el petróleo como fuente de energía ha sido sustituido especialmente en la generación de electricidad desde los años 70. No ha ocurrido de la misma forma en otras facetas, especialmente en el transporte, pero también en maquinaria pesada imprescindible para las explotaciones mineras y agrícolas o en usos industriales. En estos campos su sustitución parece mucho más difícil y, en donde se ha sustituido el reemplazo dominante ha sido otra energía fósil no renovable, el gas o el carbón. Este último, a pesar a de las apelaciones al desarrollo tecnológico es la energía primaria con mayor crecimiento durante el siglo XXI especialmente debido a su empleo en China para generar electricidad.

Por otra parte, aunque la anterior explicación del cenit de demanda sería la versión más ajustada al llamado BAU (Business as usual), ante la dificultad y la escala de la sustitución han surgido interpretaciones edificadas, como no podía ser de otra forma, sobre la piedra del progreso tecnológico que proclaman la desmaterialización de la economía o el desacomplamiento de la producción de la utilización de energía. Estas versiones del cenit de demanda se produce por lo que se denomina crecimiento sostenible sobre la base de una aumento de eficiencia en la utilización de la energía, hacer más con menos y, el nacimiento de la sociedad de los servicios y la información que requeriría mucha menos energía. En está interpretación, se muestra preocupación, no del todo articulada, respecto a los sumideros a donde van a parar los residuos de la producción, especialmente por el cambio climático, pero se mantiene la hipótesis de sustituibilidad entre capital natural y hecho por el hombre que es fundamental en la economía neoclásica.

Esta narrativa, es extraordinariamente atractiva, por esa razón es la más utilizada y propagada por medios de comunicación de masas y, ampliamente aceptada como una verdad revelada ante la cual deben ceder todas la barreras y, se deben hacer cuantos sacrificios sean necesarios. Por desgracia, aunque excede el ámbito de está entrada, la democracia o los ámbitos de decisión democráticos son los primeros que ceden ante esta nueva versión de la modernidad.

Como cualquier narrativa parece plausible observando los hechos, la eficiencia ha aumentado gracias a la tecnología si lo medimos por unidad de producto o servicio, pero hay tres factores que no se tienen en cuenta:

  1. El aumento de eficiencia tiene límites que imponen las leyes de la física.
  2. En un sistema BAU las ganancias de eficiencia significan aumento del consumo de recursos y no una disminución como observó William Stanley Jevons a finales del siglo XIX con el carbón.
  3. Existe una fe absolutamente infundada en que la tecnología siempre es positiva y nunca resta pero, muchos avances tienen iatrogenias, beneficios en el corto plazo pero extraordinarios perjuicios en el largo plazo que permanecen ocultos o minusvalorados. La energía nuclear de fisión es un ejemplo paradigmático. Aportes minúsculos o inexistentes de energía neta a la sociedad que se reparten de forma desigual a lo largo del tiempo de forma que las generaciones futuras que asumirán los costes no pueden intervenir en las decisiones que los afectarán. Este fallo de mercado, en lenguaje económico, es resuelto por la economía neoclásica mediante el algoritmo de la capitalización, eligiendo un tipo de descuento adecuado para minimizar el valor presente de los costes. El truco (tipo de descuento del 6%)  lo utiliza William Nordhaus para minimizar los efectos del cambio climático, pero carece de sentido ya que afecta a bienes o sistemas que no pueden ser sustituidos (son complementarios) y soportan la vida humana. Los tipos de descuento que debería ser aplicados son negativos lo que queda fuera del marco conceptual de la economía neoclásica.

Sin embargo, los datos no corroboran la desmaterialización, cualquier aumento del flujo de producción medido en términos de PIB se traduce en un rebote del consumo de energía. Gran parte de la desmaterialización en los países de la OCDE ha consistido en una deslocalización de actividades a causa de la globalización que han significado aumento de la energía requerida por unidad producida. Además, en muchos países se propugna una nueva narrativa para salir de la crisis que consiste en la reindustrialización lo que necesariamente requiere más energía y, esta proviene de fuentes no renovables a pesar de la percepción de que las renovables están ganando terreno.

Lo cierto es que a pesar de los cantos de sirena del virtuoso cenit de demanda, existe una correlación directa y comprobable entre energía y transformación. Utilizo el concepto transformación en lugar de producción, porqué la producción no es más que la transformación de recursos naturales en bienes y servicios para el hombre y residuos. Esa transformación requiere necesariamente potencia, trabajo útil por unidad de tiempo, y ese trabajo útil que utilizamos aunque tiene un componente tecnológico que nos permite ser más eficientes, es decir aprovechar mejor la energía, tiene unos límites físicos que no se pueden superar como antes explicábamos.

En una economía que persigue y necesita el crecimiento del flujo de transformación cualquier restricción en la potencia empleada tiene consecuencias inmediatas. Economistas y políticos insisten en la imperiosa necesidad de crecimiento del PIB que cual bálsamo de Fierabras nos curará de nuestros males. La economía se construye sobre las expectativas de futuro, pero que no siguen las leyes de la física, sino de las matemáticas (el tipo de interés compuesto), sin tener en cuenta ninguna limitación o coste de oportunidad. Eso se traduce en deuda, reclamaciones de bienes y servicios en el futuro que se supone estarán disponibles. ¿Por qué? La razón es que desde el punto de vista de la economía no hay coste de oportunidad en el crecimiento, pues nada se sacrifica en ese crecimiento. Esta visión pre-analítica puede ser una teoría efectiva cuando los límites están lejos de alcanzarse, pero en un sistema interrelacionado y complejo, una vez se alcanza algunos de ellos, los procesos que se liberan no son lineales y las consecuencias pueden ser catastróficas. La iatrogenia de nuestro sistema económico es de una magnitud tal, que amenaza la supervivencia de la biodiversidad que sustenta la vida, entre ellas la vida humana.

El éxito el capitalismo no ha sido el crecimiento del flujo sobre la base del extraordinario progreso tecnológico, nunca probado, porqué la supuesta prueba es el residuo de la función de producción que es aquello que no puede explicarse, sino la masiva utilización de exergía que no requería invertir mucha energía para obtenerse. Por eso, desde el punto de vista de valor el sector energético ha sido relativamente pequeño respecto al total del PIB. Esa tamaño no indica su relevancia, exactamente como ocurre con el peso de la agricultura, ya que ambos son pre-requistos para el resto. Algunos economistas neoclásicos confundiendo la vara de medir con lo que miden, ante el cambio climático y la posible afectación a la producción agrícola, han aducido que dado su peso en el PIB su impacto sería mínimo. Supongo que estos economistas como los flujos cerrados con los que describen la economía no tienen ni boca ni ano y, por lo tanto, pueden prescindir del alimento. La típica descripción de la economía como una maquina de movimiento perpetuo.



En cuanto al descenso del precio del petróleo, podemos intuir que ha tenido un impacto considerable sobre el tight oil, al menos, si observamos la medida indirecta que supone el recuento de pozos. La explotación de este tipo de petróleo necesita de una constante rotación de los pozos ya que la mayor parte de la extracción se realiza en los 3 primeros años. Eso se traduce en que el aumento o el mantenimiento del nivel de extracción requiere un esfuerzo creciente de medios que no se puede mantener sin un precio más elevado ya que primero se han explotado los mejores lugares (sweet spots) y, luego hay que ir a explotaciones más costosas, tanto en términos energéticos como monetarios. El precio para una rentabilidad razonable parece estar claramente por encima de los 90$/barril y eso contando con unos costes financieros contenidos gracias a las medidas de alivio cuantitativo (QE) de la Reserva Federal (Fed) que, por el momento, se han acabado, lo que genera ciertas expectativas de aumento de los tipos de interés y, en consecuencia, encarecimiento de esos costes financieros.

Por lo tanto, aunque se produzca una cierta recuperación del precio, si este no se sitúa por encima claramente de los 100$/barril para el West Texas Intermediate (WTI) que es la referencia en EEUU será difícil en este escenario que se cumpla el aumento esperado de la producción de tight oil prevista por EIA (Energy Information Administration de EEUU) y la AIE (Agencia Internacional de la Energía).

La razón es que cuando los límites físicos actúan en el sistema financiero construido sin ellos es muy probable que genere tensiones catastróficas. Lo que ahora mismo está en juego es el mercado de bonos basura, donde las empresas de fracking han obtenido financiación que deben retribuir con precios más bajos del producto que venden para generar cash-flow, pero que además dado los declives en los pozos de fracking deben mantener el ritmo de inversión en nuevos pozos en una “red queen race” que les hace vulnerables a las quiebras. Pero, además, existe un peligro mayor en los derivados donde las empresas se cubren de las variaciones de precios de las entregas futuras. Parece que si no hay una recuperación de los precios a los niveles del verano de 2014 las perdidas pueden ser monumentales. Tal vez, por esa causa, en diciembre se aprobó una enmienda en la nueva Ley que limita los rescates públicos de entidades privadas (bail out) que hace una excepción con los mercados de derivados, todo un presagio que muchos no han dudado en conectar directamente con las pérdidas que el vencimiento de los contratos sobre petróleo pueden suponer en los próximos meses.

A la espera de que se confirmen lo datos y la evolución de la producción en EEUU, la brecha entre demanda y oferta que ha causado la reciente bajada de precios, parece que se está cerrando con rapidez, aunque para una subida a niveles anteriores habrá que comprobar que papel juegan la importante acumulación de stocks que se ha producido en los últimos meses.

El crecimiento necesario del sector energético a medida que debemos dedicar más medios de producción para obtener la misma exergía se convierte en un juego de suma cero, el resto tiene menos, lo que inmediatamente impacta en el conjunto de la economía debilitando la demanda. En este punto, es normal que se inicien ciclos en el que los precios oscilen. El mantenimiento durante un período de 4-5 años de precios relativamente estables constituían un reto para la teoría del cenit del petroleo, que pronostica ciclos de destrucción de demanda seguidos de caídas de precios que hacen que se recupere parcialmente la misma hasta la siguiente recaída. En este mantenimiento de los precios ha jugado un papel decisivo las intervenciones de los bancos centrales, reduciendo al mínimo los costes de financiación y alentando la reordenación de las carteras de activos de los inversores hacia el negocio del fracking. Sin embargo, ya a finales de 2013 se vieron síntomas de agotamiento con la reducción de los CAPEX (capital expeditures) ya que para que nuevas inversiones fueran rentables el precio no sólo debía mostrarse estable sino que debía aumentar para proporcionar una rentabilidad suficiente, aun suponiendo que los gastos financieros iban a permanecer muy bajos durante un horizonte temporal suficiente, dado que son inversiones que tienen períodos de maduración entre las primeras inversiones y los resultados que abarcan varios años.

Los equilibrios o, mejor dicho, los desequilibrios en que se mueve el mercado del petróleo son delicados, un exceso de precio impacta en el resto de sectores de la economía y la capacidad para pagar las deudas, algo que no sería necesario a nivel agregado si se mantiene el crecimiento y, en consecuencia, las expectativas. Pero tal como está diseñado el capitalismo financiero es imprescindible, en primer lugar, que el volumen de la deuda crezca y, en segundo lugar, que lo haga de forma acelerada para mantener la demanda agregada. Por eso los esfuerzos desesperados de los bancos centrales para mantener el ritmo de aumento de la deuda con las expansiones de reservas que persiguen provocar la reactivación del crédito. El desendeudamiento del conjunto de la economía es un suicidio colectivo, ciertos sectores se pueden desapalancar, pero sólo si otros hacen los contrario y en mayor proporción. La carrera no sólo necesita un ritmo constante sino creciente, pues las deuda se gobiernan por la ley de los intereses compuestos.

Por eso, la restructuración o, si lo prefieren, el impago de las deudas son un corolario evidente a la imposibilidad de continuar el ritmo de transformación necesaria para su servicio. Se convierten en un tema de poder donde la primera sacrificada es la democracia, que se va desangrado lentamente ante el peso de esas reclamaciones abrumadoras de unos sobre otros. La pantomima del enfrentamiento entre países, oculta la verdadera realidad de una lucha de clases ahora encarnada por acreedores y deudores, y como ya dijo Frederick Soddy:

Orthodox economics has never yet been anything but the class economics of the owners of debts” (La economía ortodoxa, sin embargo, nunca ha sido otra cosa que la economía de la clase de los propietarios de las deudas)

Nuestra sociedad industrial se ha construido y, se sostiene en una aporte energético extraordinario de energía solar acumulada durante cientos de miles de años que está siendo liberada en cuestión de unas cuantas décadas. Este fenómeno, completamente excepcional ha supuesto crear una sociedad mucho más compleja e interconectada que, por tales motivos, es más frágil y vulnerable, especialmente por la aportación creciente de potencia que necesita. Esa aportación creciente y esperada de energía sostiene la deuda. El crecimiento económico se mide exclusivamente por el flujo de producción, no importan los recursos, no importan los sumideros, pero para que el sistema funcione requiere que las reclamaciones que la deuda hace respecto del flujo futuro sean confiables. La deuda y, su servicio, crecen con el tiempo de forma exponencial, por lo que el flujo real también lo debería hacer. Sin embargo, en la medida que ese flujo se alimenta esencialmente de recursos no renovables que tienen rendimientos decrecientes y que, además, afectan a los sistemas que sostiene la vida que a su vez son responsables del reciclaje de residuos cuya capacidad mengua cuando son saturados, la confianza puede vacilar, lo que tendría efectos catastróficos para el sistema. Pero el sistema no está inerme y tiene respuestas que pueden y, de hecho, funcionan a corto y medio plazo.

  • La primera respuesta es la generación de valor mediante burbujas que inciden marginalmente en el flujo pero de forma muy importante en la valoración de la riqueza, por el aumento del precio de los activos existentes. En realidad, esto sólo es un proceso de diferimiento de las reclamaciones, las burbujas tienden a estallar, no son más que esquemas Ponzi que conducen a posteriores deflaciones de los activos.
  • La segunda, reducir el servicio de la deuda reduciendo los intereses, esto reduce el ritmo de crecimiento de las reclamaciones, pero también es una medida de diferimiento para no afrontar la realidad, ya que continua con la quimera del crecimiento ilimitado. Patada a seguir.
  • La tercera, el estado como garante último de las deudas a través de los esquemas de protección y de la desmedida influencia que tienen los acreedores en sus decisiones. El problema consiste en que esos acreedores han debilitado a los estados a través de la globalización de tal manera que su menguada capacidad gravita sobre unas poblaciones cada vez más desprotegidas que proporcionan recursos menguantes. Esto es esencial, pues ante el cenit de exergía la capacidad de transformación se mantiene o tiende a menguar y, de esa capacidad depende la estabilidad de los propios Estados. No es extraño que se comience a abogar por impuestos sobre la riqueza nominal, que hace 30 años eran considerados una blasfemia. Los sistemas tributarios vigentes están edificados sobre impuestos sobre el flujo y, eso los condena al declive, pero poner la riqueza como principal eje de imposición, especialmente si es muy progresiva, sería obligar a pagar a los acreedores las deudas,en consecuencia, se produciría una confusión entre acreedor y deudor lo que se parecería bastante a un jubileo de deuda. Esto es una contradicción insuperable que puede generar conflictos de gran envergadura.

Mientras los precios de las materias primas, especialmente las energéticas y, fundamentalmente el petróleo, tengan recorrido al alza con una cierta estabilidad, esencialmente como el pasado lustro, las cosas pueden seguir funcionando. Ojo, funcionando en el actual esquema de aumento progresivo de las desigualdades y de la exclusión social. Es como el cuerpo que se congela y conserva el calor en los órganos vitales. Esos órganos son aquellos que poseen las reclamaciones de poder sobre los deudores, retirando el velo de la reclamación sobre los bienes y servicios. El problema puede surgir cuando la fabula de la sustitución mediante el precio se demuestre insuficiente para proporcionar nuevas fuentes de energía. Aún existe una cierta, aunque limitada, capacidad de sustitución del petróleo por otros combustibles fósiles, pero el tiempo que resta para el cenit, mucho me temo, este a la vuelta de la esquina.

No obstante, el cenit de la exergía que proviene del petroleo por si mismo es muy relevante, pues como hemos insistido es la fuente más versátil, lo que hace que su sustitución sea o parcial o más costosa, especialmente en relación a las infraestructuras, lo que añade complejidad y fragilidad al sistema. Por lo tanto, un precio relativamente bajo y estable del petróleo puede desencadenar una reacción en cadena difícil de controlar cuyo primer impacto será financiero. Muy posiblemente, aún existe alguna capacidad de alargar la "red queen race" un poco más pero, eso sólo supone hacernos más pobres por la destrucción de capital natural que supone el crecimiento antieconómico.




lunes, 9 de febrero de 2015

En busca de la democracia



Escribía José Ignacio Torreblanca (intelectual ligado a la fundación Juan March, y por tanto al PSOE) en El País, que Europa se está reconfigurando en torno a dos ejes, el del nacionalismo y el del europeísmo. Por supuesto, el nacionalismo es malo, atávico, antiguo, antediluviano. Dentro encontramos izquierdas (Podemos, Syriza), derechas (Frente Nacional, Pegida, Aurora Dorada) y liberales (UKIP). Por el contrario, Europa, al menos para países como España, es el cambio: lo moderno. Y lo moderno, ya sabemos, es sinónimo de bueno, incluso aunque sea sospechosamente poco democrático. Lo importante es modernizarse, la democracia es secundaria. Sin embargo, dicho artículo, que se limita a constatar un hecho, contribuye a oscurecer en lugar de aclarar la situación. Sí, que haya un eje de la soberanía enfrentado a un eje europeísta es un hecho, no en vano el nuevo gobierno griego de “izquierda radical” ha pactado con un partido escindido de Nueva Democracia (el partido que se ha alternado de forma periódica en el poder con los socialistas griegos, dentro de un sistema bipartidista similar al español), por considerar que el partido hegemónico de la derecha griega se plegaba demasiado a los intereses europeos. Lo que une a Syriza con este partido de derechas es evidente: la defensa de los intereses nacionales frente a la supeditación de la política nacional a los compromisos exteriores.

Según la narrativa de Torreblanca, el nacionalismo ¿por qué surge? No nos lo explica, cabría pensar que surge de forma natural de individuos malvados, cuyo objetivo es sembrar el odio, retrasar el progreso o dividir a los europeos. Nada más lejos de la realidad ¿acaso esta situación es imprevisible? No, es un tema del que se ha hablado largamente, por ejemplo el economista Dani Rodrick en su libro “La paradoja de la globalización”.

Rodrick nos cuenta que existe un trilema relacionado con la globalización: no podemos tener democracia, soberanía nacional e hiper-globalización al mismo tiempo, sólo podemos alcanzar dos de esos objetivos.


Si renunciamos a la democracia, lo que tenemos es una dictadura de mercado. Si por el contrario, renunciamos a la soberanía nacional, lo que tenemos es un federalismo global, es decir, el poder del estado nación se debe transferir a instituciones económicas globales. Esto es así porque los mercados necesitan instituciones públicas para funcionar, pero la competencia ilimitada internacional impone decisiones a los gobiernos, por ejemplo, la rebaja de impuestos a las transnacionales, o como en el caso del conocido TTIP que Europa está a punto de firmar con EEUU, renunciar a cualquier legislación que pueda hacer disminuir los beneficios de las inversiones de las transnacionales en Europa. Si esas decisiones no son refrendadas democráticamente, como está ocurriendo en Europa, lo que tenemos es una democracia de chirigota, sin soberanía. Rodrick nos muestra que históricamente esa situación suele conducir a una ruptura democrática, como ocurrió en Argentina durante la crisis que originó el corralito.

Recordemos que Argentina había abandonado de facto su política monetaria, para crear un marco de confianza respecto al cumplimiento de los compromisos externos. Finalmente, el pueblo no refrendó esos compromisos, lo que provocó el impago de la deuda, y cierto asilamiento de Argentina de la globalización, que quebró sus lazos comerciales y financieros con algunos países.

La solución que se podría aplicar a este problema, según la narrativa ortodoxa, son unas instituciones globales más fuertes, pero se nos presenta el problema de sus representatividad democrática, ya que una democracia global parece en estos momentos utópica.

Esto nos deja sólo una opción lógica, quedarnos con la democracia y la soberanía nacional y renunciar a la hiper-globalización. Se nos dice que esto no es moderno, que no podemos retornar a la autarquía, pero esto no es más que una caricatura de lo que se propone. La globalización limitada no es el retorno a la autarquía, sino refrendar el derecho de los países a defender sus propias regulaciones e instituciones, y a establecer acuerdos internacionales que regulen la interacción de las instituciones nacionales. Esto no es nuevo, también ha sido planteado antes, por ejemplo por el economista ecológico Herman Daly

La globalización, considerada por muchos como la ola inevitable del futuro, se confunde a menudo con internacionalización pero es, de hecho, algo totalmente diferente. La internacionalización se refiere al incremento de la importancia del comercio internacional, las relaciones internacionales, tratados, alianzas, etc. Inter-nacional, por supuesto, significa entre naciones. La unidad básica continúa siendo la nación, aun cuando las relaciones entre naciones sean cada vez más necesarias e importantes. La globalización se refiere a la integración económica global de muchas antiguas economías nacionales convertidas en una economía global, principalmente por el libre comercio y la libre circulación de capitales, pero también mediante una migración fácil o, incontrolada. Es la efectiva erosión de las fronteras nacionales por motivos económicos. Lo que era internacional deviene interregional. Lo que era gobernado por la ventaja comparativa ahora es dictado por la ventaja absoluta. Lo que era muchos se convierte en uno. La misma palabra “integración” deriva de “entero”, significa uno, completo o, todo. Integración es el acto de combinar en un todo. Debido a que debe haber un todo, una sola unidad con referencia a la cual las partes se integran, se sigue que la integración económica global implica lógicamente la desintegración económica nacional. Por des-integración no quiero decir que la dotación industrial de cada país es aniquilada, sino que sus partes son arrancadas de su contexto nacional (des-integradas), para ser re-integradas en un nuevo todo, la economía globalizada. Como dice el refrán, para hacer una tortilla tienes que romper algunos huevos. La desintegración del huevo nacional es necesaria para integrarlo en la tortilla global.

En Europa hemos olvidado esto, y no sólo eso, una vez machacadas las democracias nacionales por la dictadura de la troika y los tecnócratas como Mario Monti, anulado el referéndum que planteó Papandreu en Grecia sobre el rescate, todavía queremos profundizar en este camino, firmando un tratado de libre inversión con Estados Unidos, que reduce la soberanía nacional de los estados nacionales a un chiste.

Ni siquiera existe una justificación utilitarista para este hecho. Alguien podría pensar que bien se puede inmolar la democracia en el altar del desarrollo económico. Pero esto es falaz, dado que la historia muestra una y otra vez que precisamente la mayor prosperidad se alcanza mediante una integración en la economía mundial supeditada al cumplimiento de objetivos nacionales. Así nos lo cuenta Ha-Joon Chang en ¿Qué fue del buen samaritano? Naciones ricas, políticas pobres.

Para evitar que una mala interpretación de la historia de este simulacro del desarrollo —como define Rist a la globalización— la convierta en hoja de ruta para el progreso de los países subdesarrollados, Chang analiza la relación entre prosperidad y proteccionismo o libre cambio a la luz de la realidad económica histórica. Su conclusión es categórica: salvo excepciones, todos los países desarrollados aplicaron activamente políticas industriales, comerciales y tecnológicas.


Manda huevos, con perdón, que ahora venga gente como Torreblanca con su folclore intelectualoide a decirnos que la culpa es nuestra, de los ciudadanos, que no somos modernos ni competitivos, y votamos con el estómago a unos bárbaros nacionalistas. Que los ciudadanos voten a quién les ofrece recuperar algo de soberanía no debería extrañar a nadie, al fin y al cabo la democracia debería servir para decidir qué país queremos, y esto sólo se podrá lograr si la expresión de la voluntad popular puede ponerse en práctica a través del ejercicio de la soberanía nacional. No estamos hablando de profundizar en la democracia, a través del autogobierno comunal, un camino que merecería la pena comenzar a transitar en algún momento, tan sólo hablamos de recuperar lo que hasta ahora habíamos entendido de forma convencional por democracia.

lunes, 2 de febrero de 2015

La propiedad sobre todo


Nuestro sistema económico está basado en el establecimiento de derechos de propiedad, los cuales, hasta el momento presente siguen siendo objeto de una profunda controversia. Por poner un ejemplo histórico, tradicionalmente se ha considerado que el establecimiento de un moderno sistema de propiedad privada en la campiña inglesa propició un incremento sostenido de la productividad agrícola, sin embargo, tal y como nos explica el historiador español Carles Sirera, fueron una serie de innovaciones técnicas, como la máquina sembradora creada por Jethro Tull, o un nuevo sistema de rotación de cultivos (sistema Norfolk) que evitaba dejar la tierra en barbecho durante un año, sin agotar sus nutrientes. La expropiación o cercado de los bienes comunales, un proceso que a lo largo de varios siglos privó a los campesinos pobres de los medios para su sustento, y que culminó, en muchas ocasiones en insurrecciones populares, perdería así su justificación utilitaria. Sin embargo, este hecho sí que fue de importancia capital para la formación de mercado de trabajo, tal y como lo entendemos ahora.

La economía neoclásica aboga porque la asignación privada de los derechos de propiedad es la mejor manera de conseguir la asignación eficiente de los recursos. Pero, el debate no es sólo entre propiedad privada frente a la pública o comunal y, si tiene sentido reducirlo a términos de productividad, sino de dónde están los límites del concepto de propiedad. Hemos de tener en cuenta que la propiedad se define en términos negativos como la capacidad que tiene quien la detenta de impedir o controlar el acceso, lo que es mucho más sencillo de ejercer con bienes tangibles que con los intangibles como es el caso del conocimiento y, no se trata, como en el caso de la rivalidad de una propiedad inherente ya que debe ser establecida mediante instituciones. ¿Tiene sentido, en un mundo lleno, donde ya no existen fronteras abiertas ni siquiera en África, un derecho de propiedad absoluto, sin ninguna cortapisa, de forma que nazcan jóvenes en un mundo donde la tierra, los recursos y el conocimiento han sido completamente privatizados? Formalmente estos jóvenes seguirán teniendo la libertad negativa, la libertad de que nadie se oponga a (tener trabajo, propiedad, expresión, etc), pero será muy difícil convertirlo en libertad efectiva. La libertad negativa es la que Zygmunt Bauman define como la de aquel que es libre para salir del país, pero no tiene dinero para comprar el billete. En un mundo lleno, conseguir un billete es cada vez más difícil.

Pero, en este artículo no pretendemos analizar toda la problemática sobre la propiedad, sino centrarnos en la propiedad de un bien muy especial, el conocimiento. Según la teoría económica el conocimiento es un bien no rival, es decir, que yo adquiera todo el conocimiento del mundo (créeme, me gustaría) no exime a nadie de adquirir todo el conocimiento que pueda. Entonces ¿por qué restringirlo? Para dar incentivos a los creadores y por lo tanto fomentar la innovación, eso nos dicen ¿es cierto?. Para que el mercado pueda funcionar sin fallos los bienes han de ser rivales y, además, se deben poder asignar derechos de propiedad de forma que con la protección del estado pueda ejercer mis derechos ante el resto de la sociedad. Históricamente, el conocimiento o la información han sido libres, sin restricciones de acceso o, muy escasas, ya que no se les asignaba derechos de propiedad. La solución del capitalismo para este fallo de mercado ha consistido en conceder derechos de propiedad que permiten ejercer un monopolio sobre el conocimiento. La no rivalidad no tiene remedio y de ahí derivan los enormes conflictos que se desarrollan entorno de las patentes o derechos de propiedad intelectual. Sin embargo, la capacidad de excluir es lo que convierte a un bien en susceptible de intercambiado en un mercado. Esto genera una contradicción insuperable, puesto que aparentemente el capitalismo propugna la libertad de mercado, su ideal es la competencia perfecta y, en teoría, aborrece los monopolios que no permiten una asignación eficiente de los recursos, pero en este caso sin recurrir a ellos el mercado no es posible.

Veamos un caso concreto, el de la empresa Gilead, farmacéutica que ha comercializado Sovaldi desde el año 2014. Solvadi es un medicamento contra la Hepatitis C que contiene la molécula patentada Sofosbuvir como principio activo. La molécula no fue desarrollada por Gilead sino por Pharmasset, adquirida por Gilead en el 2011 por un precio de 11.000 millones de dólares.

Sovaldi presenta varias ventajas respecto a los medicamentos suministrados hasta ahora: Mayor eficacia, menor tiempo de tratamiento, menos efectos secundarios, y una barrera genética alta, es decir se necesita que se acumulen varias mutaciones para que se produzca resistencia del virus al medicamento.

El principal problema para su suministro es el precio, en EEUE el precio por tratamiento es 84.000 dólares, e inicialmente el precio en España se sitúo en 60.000 euros para el tratamiento completo, pero tras negociaciones se ha rebajado hasta los 25000 euros. En Egipto donde se estima de uno de cada diez egipcios entre 10 y 59 años está infectado (debido a una vacunación masiva, hace decenios, con jeringuillas no esterilizadas) el precio es de 990 dólares. En la India donde la población infectada ronda los 12 millones de personas (la suma de infectados de Estados Unido y Europa juntos) laboratorios indios han llegado a un acuerdo con Gilead para la fabricación del medicamento como genérico (a cambio de un canon por las ventas) que podrá venderse a un precio previsto de 700 euros no sólo en la India sino en otros países con rentas bajas.

El alto precio en Estados Unidos ha provocado la apertura de una investigación por el Senado, del documento donde requiere información a Solvadi se puede extraer:

- Que el coste de desarrollo durante los años 2009, 2010 y 2011 es de 62,4 millones de dólares.
- Que los costes de publicidad y promoción se han incrementado de 116,6 millones de dólares hasta los 216,3 millones de dólares en 2013 ¿de verdad hace falta publicitar un medicamento que es la única cura para una enfermedad grave?
- Que el precio previsto por Pharmasset para su lanzamiento en Estado Unidos era de 36000 dólares (para Europa el precio previsto era un 60-70% del precio previsto en US).

Los ingresos de Gilead para el tercer trimestre de 2014 se incrementaron un 117 %, desde los 2,78 mil millones en el tercer trimestre de 2013 a los 6,04 mil millones de dólares. Los ingresos netos para el tercer trimestre de 2014 (excluyendo los relacionados con: adquisiciones, reestructuración y opciones sobre acciones como gastos de compensación) fue de 3 mil millones de dólares para el tercer trimestre del 2014. Las ventas durante el tercer cuarto del 2014 se han incrementado un 120% en un año.

Desde la lógica del sistema actual, basado en deuda, donde Gilead ha de responder ante las expectativas de recuperar la inversión lo antes posible y generar cuanto más beneficios mejor a sus inversores, la comercialización del medicamento ha sido un éxito. La mayor parte de las acciones de la empresa, un 85%, está en manos de inversores que manejan los principales fondos de inversión, planes de pensiones,.. y en concreto de las cuatro mayores empresas de gestión de inversiones globales: Vanguard Group, Fidelity Investment, State Street Corporation y Capital Group, esta última a través de su división Capital Research Global Investors.

El control total de la patente ha permito a Gilead monopolizar la fabricación, ya que la patente es un título que reconoce el derecho de explotar en exclusiva la invención patentada, impidiendo a otros su fabricación, venta o utilización sin consentimiento del titular. Como contrapartida, la Patente se pone a disposición del público para general conocimiento.

El derecho otorgado por la patente de Pharmasset no es tanto el de la fabricación, el ofrecimiento en el mercado y la utilización del objeto de la patente, que siempre tiene y puede ejercitar el titular, sino, sobre todo y singularmente, "el derecho de excluir a otros" de la fabricación, utilización o introducción del producto o procedimiento patentado en el comercio. La patente puede referirse a un procedimiento nuevo, un aparato nuevo, un producto nuevo o un perfeccionamiento o mejora de los mismos. La duración de la patente es de veinte años a contar desde la fecha de presentación de la solicitud.

El objetivo por tanto de las patentes es proteger la innovación, pero en el caso de Gilead no ha habido innovación y desarrollo. Gilead se ha apoderado de la investigación de otros mediante la compra financiada por grandes operadores económicos que poco o nada tienen que ver con la investigación pero que buscan nichos donde puedan obtener mayores beneficios.

Uno de los efectos más inmediatos es la imposibilidad de acceder por parte de las clases con menos poder adquisitivo a este tipo de artículos de primera necesidad, es endeudarse para poder disponer de ellos.

En todo caso, también se ha de considerar que cualquier innovación científica se basa en otra anterior, nada surge de la nada. Para el desarrollo de una molécula como el Sofosbuvir que inhibe la reproducción del ARN del virus ha sido necesario amplios conocimientos a lo largo del tiempo de bioquímica, física, química, ingeniería, matemáticas, informática,...y en gran parte con investigación pública como por ejemplo el proyecto Genoma Humano. La paradoja es que la asignación de derechos de propiedad que se suponen un fomento a la innovación, se convierten en su mayor obstáculo, pues el conocimiento medra cuando se comparte. Es de la asociación y cooperación entre los científicos de donde surgen los mayores avances, como dijo Isaac Newton: “Si he visto más lejos ha sido porque estaba subido a hombros de gigantes”.

Sin ese conocimiento previo, que perfectamente puede suponer más del 99,99% del coste de investigación, no habría sido posible el desarrollo de este producto. Y aquí está la paradoja, como decíamos el conocimiento es un bien no rival, y economistas ortodoxos, es decir neoclásicos (no estamos hablando para nada de marxistas o revolucionarios, sino todo lo contrario), han editado un libro llamado Against Intellectual Monopoly, en el que cuestionan la narrativa sobre la innovación. Su argumentación, que sustentan en el estudio de un buen número de casos históricos como por ejemplo la máquina de vapor de James Watt, se basa en el hecho probado de que la innovación es un camino de pasos sucesivos, pequeñas innovaciones sobre algo ya existente. La patente, o la propiedad intelectual, lo que hace es detener ese proceso de innovaciones sobre el conocimiento pasado. Y aquí Gilead es un caso paradigmático, porque no sólo su producto se basa en una fuerte inversión pública anterior, sino que además ha comprado a base de crédito todo el resto de empresas investigadoras en el terreno de los antivirales. De esta forma ha construido monopolio sobre monopolio, y augura un futuro, mientras se mantenga este concepto de propiedad, negro para los enfermos de clases bajas y medias.


Pero el modelo de propiedad que existe en occidente no es el único, India tiene una legislación restrictiva al respecto, que reconoce como verdadera innovación sólo aquello que supone cambios sustanciales respecto a productos precedentes. Gracias a eso, muchos enfermos en países emergentes podrán tener acceso a este medicamento.