¡Ojo! Algunas payasadas son peligrosas |
En un momento en el que veo a gente
argumentando que parte de nuestros problemas sociales se deben a la cada vez
mayor escasez de recursos naturales, idea que a mi juicio, y
como ya he manifestado en otro artículo, no considero acertada, merece la
pena mirar al extremo opuesto, hacia los intelectuales que afirman que estamos
en la senda adecuada, y que esta no es sólo buena, sino excelente.
Creo que precisamente son estas las
ideas que deberíamos esforzarnos en refutar, en lugar de enzarzarnos en
disputas internas que no aportan demasiado. Si queremos que la sociedad cambie,
parece de sentido común mostrarles que vamos por mal camino, algo que yo creo
sinceramente, pero que la inmensa mayoría de la población no comparte conmigo.
Podemos culpar a los medios y a los poderes fácticos, pero en diversos foros de
internet en el que se tiene acceso a noticias y opiniones que se salen del
marco establecido por los grandes medios (incluyendo noticias sobre el declive
de los recursos y de los servicios de la biosfera), la mayoría de las personas no
comparte mis opiniones, ni mucho menos cree posible que estemos ya en caída
libre, como algunos se empeñan en sostener.
Habitamos un mundo simbólico, en el que
distintas narrativas pugnan por ser hegemónicas. Merece la pena echar un
vistazo a quién nos está dando una paliza, ver lo que cuenta, y si realmente
podemos refutar su visión de forma consistente ante una sociedad plural, compuesta
por individuos con muy diversas historias, experiencias y trayectorias vitales.
Uno de los epítomes del panglosianismo
es Steven Pinker, el cual acaba de sacar un libro que ha sido la mofa de
algunos académicos, y sin embargo ha sido bien recibido por el público. El
libro en cuestión es “En defensa de la ilustración”, es interesante leer como
se presenta el libro:
Si creías que el mundo estaba llegando a su fin, esto te interesa: vivimos más años y la salud nos acompaña, somos más libres y, en definitiva, más felices; y aunque los problemas a los que nos enfrentamos son extraordinarios, las soluciones residen en el ideal de la Ilustración: el uso de la razón y la ciencia. En esta elegante evaluación de la condición humana en el tercer milenio, el científico cognitivo e intelectual Steven Pinker nos insta a ver con otra perspectiva los titulares alarmistas y las profecías de la perdición que juegan con nuestros prejuicios psicológicos. En cambio, haciendo uso de datos empíricos, muestra que la vida, la salud, la prosperidad, la seguridad, la paz, el conocimiento y la felicidad van en aumento, no solo en Occidente, sino en todo el mundo. Este progreso no es el resultado de alguna fuerza cósmica. Es un regalo de la Ilustración: la convicción de que la razón y la ciencia pueden mejorar el florecimiento humano. Lejos de ser una esperanza ingenua, la Ilustración, ahora lo sabemos, ha funcionado. Pero hoy más que nunca necesita que la defendamos con vigor. Con profundidad intelectual y estilo literario, En defensa de la Ilustración defiende la razón, la ciencia y el humanismo: los ideales que necesitamos para enfrentar nuestros problemas y continuar nuestro progreso.
Es decir, el libro se presenta como una
refutación del “colapsismo”.
El
principal motivo por el que se han mofado del libro es que se trata de una
colección de gráficas, que muestran todas una senda de “progreso” ascendente,
lo cual Pinker relaciona con la ilustración, aun cuando evidentemente las
causas de esa senda ascendente son presumiblemente muy complejas, como por
ejemplo han mostrado historiadores como Carles Sirera o Sven Beckert, de
cuyo libro hizo una notable reseña mi compañero Jorge Llanos.
Si es por trazar gráficas cualquiera
puede trazar una y pretender relacionarla con cualquier suceso
Así por ejemplo, desde mi nacimiento el
PIB se ha multiplicado casi por 20, lo que demuestra mis transcendentales
aportaciones a la economía ¿o no?
Pinker tampoco se molesta en citar a
Voltaire, Turgot, Condorcet o a cualquier autor de la Ilustración, obviando el
hecho de que la ideología moderna, y de forma mucho más clara la filosofía de
los autores de la Ilustración que influenciaron de forma notable este
pensamiento moderno, es claramente autoritaria. Así, como
ya señale anteriormente, el término despotismo ilustrado no fue acuñado por
casualidad o negligencia. Los ilustrados no sólo pensaban en un poder central
fuerte para laminar a la iglesia y la aristocracia, debía también reprimir a la
masa, lo que Voltaire definía como:
masas innobles que sólo respetan la fuerza y nunca piensan
Los ilustrados cultivaron a autócratas
despóticos como Federico de Prusia y Catalina de Rusia, que hacían bien, según
Voltaire, en
predicar la tolerancia con la bayoneta calada en rifle
Esta cuestión es central, no es sólo que
Pinker se haya olvidado por completo del pensamiento real de la Ilustración, y
atribuido unos grandes logros a lo que él considera, erróneamente, que fue la
Ilustración, sintetizado en tres palabras: razón, ciencia y humanismo. Es que históricamente
“la razón” ha sido tradicionalmente una excusa para legitimarse ante otros.
Napoleón quiso imponer el derecho francés al resto de Europa, como Pinker
propugna una secularización forzada (afirmando hechos que no se pueden probar,
como que Dios no existe), al igual que Bolsonaro cree legítimo arrebatar las
tierras de las “manos improductivas” de los indígenas.
Para Pinker el humanismo puede definirse
como una ética sin base religiosa, el problema es que todos los intentos de
fundar una ética universal en la razón, desde Kant hasta Habermas, han
fracasado.
Tampoco la ciencia es como la describe
Pinker, que considera un peligro el movimiento “anti-científico” que denuncia
como esta se inmiscuye en el terreno de los valores. El problema, como ha
mostrado la epistemología moderna que comienza con los estudios históricos de
Thomas Khun, y como está poniendo de relieve la actual crisis de la ciencia, es
que debemos inexorablemente partir de axiomas que son normativos, lo cual
evidentemente tiene que ver con los valores de quien establece esos axiomas. No
hay por ello que renunciar a las pequeñas verdades que nos puede aportar la
ciencia, de inmenso valor, simplemente usar esa herramienta de la forma
adecuada, dentro de sus límites, evitando las narrativas sobre “las grandes
verdades”, que no son más que trucos para buscar el consentimiento del otro.
Narrativas como la que despliega Pinker en este libro.
Pinker pretende demostrar el éxito de la
Ilustración mostrando el “progreso” de la humanidad en esperanza de vida,
salud, hambre, riqueza, seguridad, calidad de vida, violencia, democracia,
igualdad de derechos y conocimiento. No es el propósito de este artículo
polemizar acerca de todas esas cuestiones, la mayor parte de las cuales son
discutibles (por ejemplo, habría que llegar a un consenso sobre lo que es la
riqueza, si incluyes los bienes fondo de la naturaleza la imagen puede cambiar
de forma notable). En el futuro escribiré sobre la desigualdad, de la que
Pinker dice erróneamente que no es un factor de bienestar y que se está
reduciendo, y sobre el hambre o déficit nutricional.
Me centraré en la tesis central del
libro, que versa sobre el movimiento ecologista, y yo diría que casi
expresamente sobre movimientos como el decrecimiento, lo cual, si nos atenemos
a lo que pensaba Gandhi, es una gran noticia
Sí, es cierto que Pinker cita varios “enemigos”
de la Ilustración, entre ellos algunos bastante irrelevantes hoy en día como la
religión, pero no resulta difícil observar hacia quién dirige la mayoría de sus
flechas.
Establece una distinción falsa entre
ecologismo humanista (ecomodernismo) y ecologismo a secas (greenism). Según él los
ecologistas quieren preservar una entidad transcendente llamada naturaleza por
encima del bienestar humano.
Ello evidentemente no es cierto (sí que
es cierto que habría que mirar muy bien cuáles son las prioridades dentro del
movimiento ecologista, para muchos el ecologismo es un simple vehículo del
anti-capitalismo, y no un fin en sí mismo), pero los ecologistas hemos
puntualizado algunas cuestiones de suma importancia que Pinker pasa por alto,
dado que ensombrecen de forma notable lsu narrativa:
- Todo el bienestar que según Pinker ha
conseguido la humanidad desde que se pusieran en práctica las ideas de la
Ilustración, está apalancado sobre una base de recursos no renovables y
finitos. La humanidad a día de hoy no dispone del conocimiento ni de la técnica
para mantener todo ese flujo de energía y materiales que Pinker llama riqueza
sobre recursos que sean renovables año a año.
- La humanidad ha creado la riqueza que
sustenta el bienestar que describe Pinker gracias a servicios medioambientales
que presta la naturaleza (y que no son considerados riqueza) que están
amenazados por la alteración de los ciclos de carbono, nutrientes y destrucción
de los ecosistemas silvestres. No es el “ecologismo”, sino
los científicos los que proponen mantener un porcentaje significativo de
ecosistemas silvestres, y lo hacen pensando en el bienestar de la
humanidad.
En este punto queda al descubierto el
sesgo de Pinker, afirma que la ciencia es el motor del progreso y el
florecimiento del bienestar humano, pero en lugar de aceptar el dictamen de la
ciencia adopta una postura anti-científica como el ecomodernismo, pero más
cercana a sus valores. En resumen, intenta pasar sus creencias particulares
como objetivas y libres de valores, cuando no lo son. Por cierto, no es
casualidad que Pinker defienda el ecomodernismo, porque es una postura que
encaja como un guante en el paradigma cultural moderno cuyos
axiomas yo esbocé a cuenta del campo de concentración de Auschwitz.
Una tercera cuestión clave que el
movimiento ecologista ha sacado a la luz no debe pasarse por alto:
- Antropólogos e historiadores han
puesto de manifiesto que no solo los ecosistemas, también las sociedades
humanas pueden colapsar si se sustentan en recursos no renovables, como la
sociedad global hace hoy en día. Hay muchos ejemplos de ello, y en
Autonomía y Bienvivir hemos visto los ejemplos de sociedades viviendo en
condiciones similares, algunas de las cuales han colapsado y otra no.
Ahora que se está llegando por
fin a un público cada vez más ámplio tenemos que hacer un esfuerzo por
explicarnos, y explicar por qué los argumentos que se enarbolan en nuestra
contra son erróneos. Pista: mucha
gente lleva un anti-capitalista dentro, porque nuestro sistema socioeconómico no
permite a la mayoría de la población la conexión con valores vitales, que es lo
que hace feliz al ser humano. A pesar de ello, se trata de hacer ver a la gente
que nuestras preocupaciones son legítimas, no una mera excusa.
Argumentas cada vez más binario. Pinker no tiene ni idea de qué va la ilustración. Es un ideo-ecléctico que saca de donde sea terminos y conceptos y los junta totalmente arbitrario sin conocerlos de fondo para vender sus conceptos polémicos. Que Jesús Nácher tampoco tiene idea de qué va la Ilustración aquí, como en el artículo de Auschwitz, queda demostrado. Para mi que llevas una batalla rencorosa cultural contra el norte igual como lo hizo la reconquista con el la reformación, y no te da vergüenza incluso usar Pinker de manera falsa-positiva para reforzar tu teoria que la ilustración tiene la culpa de todo lo malo de hoy. Ya te lo he explicado muchas veces que lo que tú entiendes de ilustración es un error de fondo que no te lleva a ningún sitio. Voltaire, Kant, Fichte, Habermas, Hegel y Locke no tienen nada que ver unos entre otros. Ni siquiera son todos de la ilustración. El común axioma racionalista que crees ver entre todos estos no existe. Has caída en la trampa de meras analogías aparentas coincidencias sin relación alguna en muchos casos. A Pinker se critica mejor que si te dedicas a desmontar su mentira y aparente afán a la ilustración que no puede ser cierto ya por una cosa muy evidente. Hable de experiencia personal y pretende inducir conocimiento sobre lo demás a base de ella. Esto justamente no es propio de la versión epistemológica de de la ilustración y comprueba así que Pinker no sabe de que hable. Jesús Nácher pero ignora este detalle y se hace cómplice de Pinker al hacerse el longui y no criticar la incompetencia general sobre el pensamiento filosófico occidental de este autor, no. Nácher saca jugo de Pinkers mentira para reforzar el propio argumento y refuerza así la aparente competencia de Pinker en hablar sobre lo que sea de relevancia para el humano. Pinker, Tolle, Hitler, Musk, Jobs, Torra, Abascal. Para mi todos estos tienen algo en común. No respetan la libertad y la dignidad del otro y pretenden promocionar un derecho natural que llega a un absurdo imposible. La autodestrucción del humano. No son sensatos con los criterios éticos de la misma manera con ellos que con otros y por tanto no se respetan a sí mismo como persona autonomía y libre. Crean lo que tenemos hoy: Un capital,so neoliberal que solo responde a sus propios sensibilidades y deseos que se desvincula de del deber a la comunidad de forma que dice “i pay to be moral”. Los Nazis hicieron algo muy parecido. Hacen servir un argumento subjetivo, el del pueblo y de su identidad histórica y antropológica, para abstraer un derecho que se basaba en mera voluntad. Esto con Ilustración no tiene nada que ver, es más bien todo el contrario. En la ilustración que yo conozco, limitar la libertad del otro con un deseo o una mera voluntad subjetiva no puede ser. Por tanto el comportamiento consumista de hoy, que tanta libertad priva a tanta gente al otro lado de la cadena, es profundamente anti ilustrativo y más la es esta frase de Pinker, de que todo lo malo que te pasa es culpa tuya. Somos entorno, conjunto y red interdependiente no solo objetivos a tratar. Somos sujetos que no se deben tratar como objetos mutuamente. Nos distingue de los animales que tenemos esto que se llama razón. Guste o no pero hay que atenderla porque es una facultad nuestra. Si no la usas y cultivas el consumismo no va parar porque el marketing sigue apuntando a nuestra realidad más inmediata no abstracta. Los emociones que nos generan objetos. De esto se trata de la ilustración. No es la superioridad de la razón, pero del apropiado uso de ella para poder respetarse como sujeto libre y digno. En la epistemología de la ilustración es la percepción sensual del humano lo primero que genera conocimiento. Después viene el examen razonable, pero en segundo lugar. Y esto siempre está sometido los criterios del reconocimiento del otro como sujeto digno, libre en un sentido positivo (lee libertad positiva) y autónomo. El Franco,Auschwitz, Pinker y Nestlé, Monsanto, BASF,jamas hubiesen ocurrido si alguien hubiese hecho caso a la ética de la ilustración.
ResponderEliminarHola Robert,
EliminarComenta con usuario por favor. Si no te dejo en spam.
un saludo, espero que estés bien
Hola, he leido algo en diagonal, pero pareces repetir lo que ya desmintió sobre Pinker NNTALEB y algún colaborador suyo y que sale publicado en el libro "Jugarse la Piel".
ResponderEliminarGracias por el aporte, Taleb sí es un referente para nosotros.
Eliminarsaludos,